590 Zenbakia 2011-09-02 / 2011-09-09
Esta casa torre, sita en el municipio de Zumarraga, es un claro ejemplo de las manifestaciones de arquitectura civil gótica guipuzcoana, y está relacionada con la lucha de bandos entre gamboínos y oñacinos1 sucedida durante la Baja Edad Media.
Estas pequeñas fortalezas fueron las protagonistas materiales de la historia del País Vasco desde el siglo XIII hasta el XV; esto es, hasta el momento en el que Enrique IV decidió apoyar a las hermandades en su lucha contra los nobles. También es importante su situación estratégica, ya que estas edificaciones se construían para ennoblecer al linaje, pero también como fortalezas de carácter defensivo, y como núcleo residencial.
El primer linaje que habitó este inmueble fue el de los Legazpi, una de las familias más influyentes tanto en la vida sociopolítica como eclesiástica del municipio. Cabe destacar que el primer personaje documentado de dicho linaje, Pedro de Legazpi, tomó parte activa en la lucha de bandos, como pariente de los Lazcano. Uno de sus descendientes, y señor de la casa-torre, fue Juan Martínez de Legazpi Aguirre, siendo el posterior sucesor de la casa Pedro López de Legazpi, su hijo. Por otro lado, su hermano, el conocido Miguel López de Legazpi, destinó su vida a la realización de varias expediciones.2
Francisca de Legazpi Gauna contrajo matrimonio con Amador López de Arriarán, sucediendo a su padre como dueña del solar. Joan, el hijo de ambos, se hizo llamar Juan Martínez de Arriaran Gauna para heredar de su tío abuelo el Señorío de Araya, por lo que prescindió de su segundo apellido Legazpi.3
Casa-torre Legazpi, Zumarraga.
Según varios autores4 la casa-torre fue construida entre los siglos XIII y XIV, incluso se ha comentado que fue erigida por el Señor Balda, de Azkoitia, pero teniendo en cuenta que las primeras referencias documentales sobre Zumarraga son de mediados del siglo XIV no es difícil concluir, visto que Pedro luchó en el bando oñacino y que fue desterrado a mediados del siglo XV, que esta casa ya estaba construida en el momento de dicho destierro.
Según señala Irizar5 y se asevera, analizando el documento, es que la torre Legazpi sufrió la orden de desmoche de Enrique IV. Después, cuando Pedro de Legazpi volvió de su destierro reconstruyó su casa-torre utilizando ladrillo. Asimismo, hay que apuntar que la moda de utilizar el estilo mudéjar, en el valle del Urola, fue introducido por la familia Loyola hacia 1465, lo que demuestra que la cercanía geográfica de Azpeitia pudo influir directamente en el Alto valle del Urola y, concretamente, en esta casa. Por otro lado, cabe destacar que este foco mudéjar guipuzcoano hay que entenderlo como una anécdota y que, normalmente, este tipo de material era más utilizado en Castilla, Andalucía6 y en Aragón.
Así se concluye que la casa fue derribada, en parte, y reconstruida a la vuelta de Pedro del destierro, esto es; hacia finales del siglo XV o principios del XVI.
Cuando los linajes de los Legazpi y Arriaran dejaron de habitar la casa, el Palacio Jáuregui Legazpi quedó en manos de la familia Yarza, momento en el que el edificio pasó a ser un palacio de corte residencia. Finalmente, a mediados del siglo XVIII acabó siendo una simple casería.
En el siglo XIX hubo problemas entorno a la conservación del edificio, ya que el proyecto original del ferrocarril Madrid-Irun disponía las vías sobre el solar de la casa Legazpi, pero gracias a Nicolás de Soraluce7 no se derribó.
En 1945 fue declarada Monumento Histórico-Artístico y en 1946 fue cedida a la Comisión Provincial de Monumentos de Gipuzkoa. Años después, concretamente 1953, fue cedida a la Diputación Foral de Gipuzkoa, que se encargó de la obra de restauración y de su conservación. Desde el año 1964 hasta el año 1991, la construcción acogió el Museo Legazpi, en honor del ya citado conquistador de Filipinas. Por último, en 1992 fue rehabilitada por el Departamento de Urbanismo y Arquitectura de la Diputación Foral de Gipuzkoa.
El actual edificio es de planta rectangular y con cubierta a dos aguas. En la parte sur, y a modo de entrada, el edificio cuenta con una puerta apuntada confeccionada por medio de grandes dovelas. Encima de la puerta se sitúa el escudo de la familia Arriaran, compuesto por una banda engolada en cabezas de dragones acompañada en lo alto de una ave, con las alas abiertas, en lo bajo, de dos llaves en sotuer y unidas con un cordón; sobre el cordón dos aves afrontadas y con las alas abiertas.
La primera planta se estructura mediante mampostería con esquineras de sillería y una saetera en la parte izquierda de la puerta. Sobre esta planta se disponen otros dos pisos que constituyen el entramado de ladrillo y madera. Las fachadas este y oeste, están constituidas, en su totalidad, por mampuesto, esquinales de sillería y la parte superior de ladrillo. Por último, la fachada norte consta de tres filas de modillones que son prueba de la existencia de un cadahalso.8
Concluyendo, la casa-torre Legazpi es un edificio solido, robusto y austero, que transporta al observador, en cierta medida, a la época de la lucha de bandos, demostrando el poder del que gozaba el mayorazgo, de carácter rural, que la habitó. Por último señalar, que la utilización del ladrillo en este edificio influyó posteriormente, de manera notable, en otras construcciones de carácter señorial de la comarca del Alto Valle del Urola, como en la casa-torre de Olaetxe y en el palacio Bikuña, de Legazpi.
1 Aunque “la llamada lucha de bandos resulta ser algo más complejo que aquel enfrentamiento bilateral entre Oñacinos y Gamboínos”, en realidad fueron “un conjunto de enfrentamientos sociales que se suceden en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, durante la Baja Edad Media en el marco de la ofensiva señorial, desatada entre otras razones por el descenso de sus rentas, y de la reacción antiseñorial protagonizada por los campesinos, por los pequeños hidalgos y las gentes de las villas” En: VV.AA. La Lucha de Bandos en el País Vasco: de los Parientes Mayores a la Hidalguía Universal: Guipúzcoa, de los bandos a la Provincia (siglos XIV a XVI). Bilbao: Universidad del País Vasco, 1998; 41 p.
2 Más información a este respecto en VV.AA. Actas del Congreso Internacional España y el Pacífico. Legazpi. Tomo I y Tomo II. Madrid: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2004.
3 AYERZA, Ramón; JAKA LEGORBURU, Ángel Cruz. El solar de los Legazpi: restauración y rehabilitación de la casa de Miguel López de Legazpi. San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1992; 52 p. ; VV.AA. Casas Torre y Palacios de Gipuzkoa. [S.l.]: Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Gipuzkoa, 1996; 378 p.
4 VV.AA. Casas Torre y Palacios de Gipuzkoa. op.cit; pp. 378-379.; ADABALDETRECU, Roque. Casas Solares de Guipúzcoa. San Sebastián: Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa, 1979; 362 p.; GUERRA, Juan Carlos. Ensayo de un padrón histórico de Guipúzcoa: según orden de sus familias pobladoras. San Sebastián: Joaquín Muñoz Baroja, 1928; 340 p.
5 “En el año de mil e cuatrocientos e cincuenta e seis se lebantaron ( las Hermandades) contra todos los parientes mayores, no catando Oñez ni Gamboa, porque facian, e cometian muchos robos e maleficios en la tierra, e en los caminos, e derribaronles todas las casas fuertes, que una sola no dejaron en toda la provincia que fueran estas; las de Lazcano, e de Yarza, e de Amezqueta, e de Ugarte, e de Alzaga, e de Murguia, de Cegama, e de Sant Milian, e de Asteasu, e de Zumarraga, e de Loyola, e de Balda, e de Emparan e de Zarauz, e de Achega, e de Iraeta, e de Elgueta, e de Vergara, e otras muchas, que no dejaron ninguna sin derribar, e quemar, sino solamente la de Olaso, e la de Unzueta; e quitaronles todos los parientes e las treguas de los solares que les quedo uno solo; e ficieronse todos comunidades; e echaron desterrados a los dichos Parientes mayores por cierto tiempo de la Provincia toda” En :YRIZAR, Joaquín. Las casas Vascas: torres, palacios, caseríos, chalets, mobiliario. San Sebastián: Librería Internacional, 1929; pp. 13-14.
6 LÁMPEREZ Y ROMEA, Vicente. Arquitectura civil española de los siglos I al XVIII. Madrid: Giner, 1993; 225 p.; VV.AA. Arquitectura señorial en el Norte de España. Oviedo: Universidad de Oviedo, 1993; 191 p.
7 JAKA LEGURBURU, Ángel Cruz. Don Nicolás de Soraluce y su tiempo: 1786-1885. Zumarraga: Ayuntamiento de Zumarraga, 1984; 53 p.
8 “Eran construcciones voladas, de madera, para el ataque y defensa que se armaban y ponían solamente en los momentos de peligro”. En: LÁMPEREZ Y ROMEA, Vicente. Arquitectura civil española de los siglos I al XVIII. Op.cit..220 p.