578 Zenbakia 2011-05-13 / 2011-05-20

KOSMOpolita

Temporalidades de la Diáspora: Un tiempo global Vasco

OIARZABAL, Pedro J.



Años nuevos, festividades religiosas, y días festivos en la diáspora inculcan la memoria del país de origen, amplifican la diferencia temporal entre la sociedad y la comunidad étnica, intensifican las relaciones transnacionales, maximizan los ingresos de la economía diaspórica... aumentan la conciencia pública sobre la presencia del grupo entre ellos, inducen a cambios en la comunidad diaspórica, y facilitan la reproducción del grupo como una entidad transglobal.

(Michel S. Laguerre, 2003: 5)

Las comunidades vascas de la diáspora comparten con Euskal Herria conmemoraciones temporales de gran calado simbólico y emocional, a las que Laguerre define como “temporalidades diaspóricas”. Estas celebraciones cíclicas unen a vascos de todas las provincias, a la vez que a vascos de la diáspora, materializando sus aspiraciones bajo el lema de Zortziak Bat. Diferentes conmemoraciones temporales, ya sean religiosas, culturales, deportivas, políticas o una mezcla de todas ellas, son a día de hoy celebradas por vascos a lo largo y ancho del planeta, con diferentes grados de intensidad. Ciertamente, es difícil discernir las fronteras que separan la naturaleza de dichas conmemoraciones. Por ejemplo, celebraciones religiosas como la de San Ignacio de Loyola han sido interpretadas como eventos nacionalistas, mientras que acontecimientos políticos como el Aberri Eguna (Día de la Patria) conllevan un fuerte simbolismo religioso.

Teniendo en cuenta el calendario Católico, las comunidades de la diáspora vasca celebran múltiples festividades y tradiciones religiosas como Navidad, Semana Santa o fiestas patronales: desde San Sebastián, el 20 de enero —pasando por San Prudencio (Patrón de Araba), San Juan, San Fermín, San Ignacio, Nuestra Señora de Begoña, Nuestra Señora de Arantzazu o San Francisco Javier— hasta Santo Tomás, el 21 de diciembre.

San Sebastián, Tamborrada Txiki 2010, Hogar Vasco-Euskal Etxea Madrid.

A pesar del contenido obviamente religioso de estas festividades, Ascunce y Nieva (2004) argumentan que, por ejemplo, San Francisco Javier, Patrón de Nafarroa, y San Ignacio de Loyola, Patrón de Bizkaia y Gipuzkoa, no han sido considerados únicamente como símbolos religiosos sino también políticos. Los autores evidencian como el Gobierno Vasco en el exilio promocionaba la celebración de ambos santos como claros emblemas de unidad nacional vasca.

Una de las fechas que mayor consenso político y social ha suscitado entre Euskal Herria y su diáspora ha sido el 26 de Abril de 1937, fecha del trágico bombardeo aéreo de Gernika por parte de la Alemania Nazi. El Aberri Eguna, coincide, intencionadamente, con la festividad de Domingo de Resurrección, como metáfora de la resurrección de la nación vasca. Según comenta Vazquez (1998: 358), el Día de la Patria se convirtió en “la fecha simbólica más importante de la resistencia vasca durante el régimen de Franco” y ha sido, y es, conmemorada ampliamente por la diáspora. Por ejemplo, durante la celebración del Aberri Eguna de 2005 el Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Nueva York, Josu Iriondo manifestó, en el Club Vasco de Nueva York, sentirse feliz por el hecho de que en la “Ciudad de los Rascacielos” se conmemorase tan señalado día “con el mismo espíritu que animo, por primera vez, a aquellos el 25 de Marzo de 1932, a juntarse en Bilbao para promover la cultura y la religión. El Domingo de Resurrección marca el día de la resurrección de la nación que se une para gobernar su propio destino”. Si bien es cierto que el Partido Socialista Obrero Español celebró el Día de la Patria entre 1936 y 1976, hoy en día solamente los partidos nacionalistas vascos lo celebran, aunque cada uno por separado. Sin embargo desde el 2005, ha habido ciertos intentos en la diáspora vasca de Argentina por aunar las diferentes expresiones del nacionalismo vasco y celebrar el Aberri Eguna conjuntamente.

Aberri Eguna 2011, Buenos Aires.

Entre las celebraciones culturales más importantes se encuentran aquellas que se refieren a la defensa y promoción del euskera. El Día Internacional del Euskera, Euskararen Eguna, fue instituido por Eusko Ikaskuntza en 1948, en el día de San Francisco Javier, el 3 de Diciembre, y ha sido, y es, celebrado en muchos países de la diáspora. Más aun, la carrera bianual a favor del euskera, Korrika, es otra manifestación popular que recibe una muy buena acogida por numerosas comunidades vascas del exterior.

Korrika 2011, Euskal Etxea Barcelona Centre Cultural.

En el Congreso Mundial de la Colectividades Vascas de 2003, los representantes institucionales de la diáspora vasca recomendaron la creación del “Día de la Diáspora” para su celebración tanto en Euskal Herria como en el exterior con el objetivo de lograr un reconocimiento oficial, tanto social como institucional, en su añorado país de origen. Desafortunadamente, la diáspora continua sin contar con un día especifico en el calendario vasco. ¿Cómo es posible que no exista un Día de la Diáspora, teniendo en cuenta que Euskal Herria ha sido durante cientos de años un país de emigrantes? Sin ninguna duda existe una sincronización entre la diáspora y Euskal Herria que se vería exponencialmente impulsada sí ésta fuera bidireccional. El hecho de poder contar con un día de celebración y reconocimiento oficial de la diáspora vasca en su propio país reduciría en gran medida el desconocimiento que existe sobre la historia de la emigración vasca, sirviendo, a su vez, de puente intercultural con las nuevas comunidades de inmigrantes asentadas recientemente en Euskal Herria.

Aunque el fenómeno de la emigración implica el abandono, forzado o voluntario, del país de origen, emigrantes vascos y sus descendientes han sentido el deseo y la necesidad de unirse con sus compatriotas en fechas determinadas a través del tiempo. Estas temporalidades han facilitado a miembros de la diáspora la renovación de sus compromisos con Euskal Herria, sus culturas e identidades y les ha facilitado imaginarse como una comunidad global vasca en tiempo real, a pesar de la distancia física. En sí la diáspora vasca ha tejido una compleja red de lazos psicológicos tanto con Euskal Herria como entre las diversas comunidades que la conforman, convirtiéndose en una verdadera comunidad emocional transnacional. Referencias:

Ascunce, José Ángel y Nieva, Marién. (2004). Mítica y Cultura del Exilio Vasco: Ignacio de Loyola y Francisco Javier. Bilbao: Universidad de Deusto.

Laguerre, Michel S. (2003). Urban Multiculturalism and Globalization in New York City: An Analysis of Diasporic Temporalities. Basingstoke: Palgrave Macmillan.

Vazquez, Roland. “The PNV: The Social and Cultural Life of a Basque Nationalist Party.” 2 Vols. Tesis Doctoral. Department of Anthropology. New Brunswick, New Jersey, Rutgers University (Mayo 1998).