570 Zenbakia 2011-03-11 / 2011-03-18

Gaiak

Una aplicación de la grafología como auxiliar del estudio histórico

COPPÉ, Brigitte SCANDELLA, Luigi

SOLADANA CARRO, Amaro



No queremos entrar aquí en la controversia: ¿es necesario creer o no en la grafología y, con mayor razón, en la grafología aplicada a fuentes históricas? ¿Creer? Sería una cuestión casi de fe, de la misma manera que, en la actualidad, hay quien cree en el calentamiento global y quien no.

Querría recordar aquí algunos principios básicos respecto a la grafología.

La grafología es una ciencia humana, un método de enfoque de la personalidad. Estudia la escritura del escritor o, más concretamente, las deformaciones del escritor respecto a la escritura escolar que se le enseñó.

Es necesario, pues, conocer el modelo enseñado para poder juzgar lo que el escritor ha cambiado. ¿Enseña la escuela una escritura vertical o inclinada? En función de eso, una escritura inclinada sería una señal más o menos reveladora.

Conviene recordar que es necesario conocer el sexo, la edad, el grado de instrucción, situar al escritor en su contexto histórico y geográfico.

Foto: FAMILIA SANZ.

Que la escritura cambia en función del tiempo y del espacio es cierto. Albert de Rochetal hizo en 1947 un rápido análisis de distintas escrituras nacionales e indicó, por ejemplo, que la escritura americana es más bien de grado vertical frente a la escritura española, que es más bien inclinada.1

Lo ideal sería basarse en los escritos originales. A falta de éstos, es necesario tener muy buenas fotocopias, aunque, aún así, el análisis será mucho menos fino e interesante en aspectos como la presión, el movimiento o el trazo, por ejemplo.

Es también necesario tener una firma del escritor, además del texto. La firma, a menudo, se ve como el elemento esencial ya que “es la voz expresiva del yo, en su identificación profunda, y representativa del yo social, de la imagen de sí mismo que el escritor pretende, más o menos conscientemente, dar”.2 De ahí, el interés que ofrece una firma.

En Bruselas, por ejemplo, la firma de Hergé, el creador de Tintin, adorna el vestíbulo de la estación de Mediodía.

El museo de Berlín “The Story of Berlin” presenta a la entrada una serie las firmas de Hitler, guardadas de manera cronológica. Uno no puede dejar de sentirse impresionado por la evolución de las mismas. La última cae literalmente. A propósito de este museo ver y para las propias firmas.

Foto: FAMILIA SANZ.

En nuestro tiempo se escribe cada vez menos y eso podría impulsarnos a volver hacia las fuentes históricas que distan mucho de haber revelado todos sus secretos.

La más antigua observación gráfica llegada hasta nosotros es de Suetonio, el historiador de Vida de doce Césares. Dice de la escritura del Emperador Augusto: “En sus manuscritos, observé, sobre todo, que no separaba las palabras, y que, en vez de llevar a la línea siguiente las palabras que excedían, las colocaba bajo la última palabra, rodeándolas con un trazo”. (Notaui et in chirographo eius illa praecipue: non diuidit uerba nec ab extrema parte uersuum abundantis litteras in alterum transfert, sed ibidem statim subicit circumducitque). Suetonio, Vida de Doce Césares, Augusto 87.3 Eso indicaría que Augusto no abandona nunca una idea y llega hasta el final de lo que emprende, lo que puede comprobarse fácilmente en su vida.

Así pues, podemos, con certeza, concluir que hay un vínculo entre la escritura y la personalidad del escritor. El sentido común nos lo dice y la grafología, aplicada correctamente, nos ofrece resultados positivos, aunque no infalibles. Sería una lástima privarse de tal instrumento cuando se tiene esa posibilidad. En el estudio de un diario íntimo, ignorar las características de la escritura sería simplemente lamentable: hay emociones que las grafías expresan más claramente que los conceptos utilizados. Estudio grafológico de María Ana Sanz

María Ana Sanz nació en 1868 en Pamplona. Madre de 10 hijos, desempeñó un papel social y pedagógico importante en su región. Trabajó toda su vida para mejorar la educación de las mujeres y de los niños desfavorecidos. Análisis grafológico:

Documentos de referencia: Cuatro fotocopias de buena calidad y, más concretamente: dos firmas que datan de 1915 y de 1926 dos textos de 1923 y 1925.

Así pues, tenemos documentos relativos a edades diferentes: 47, 55 y 57 años.

Hay una dificultad sin embargo. ¿Cómo reconciliar las dos escrituras de 1923 y de 1925 teniendo en cuenta las dos firmas de 1915 y 1926? La escritura de 1923 es, en efecto, muy diferente a la de 1925 y de las dos firmas, sobre todo desde el punto de vista del tamaño y la anchura de las grafías. Afortunadamente, la nieta de María Ana Sanz ha podido precisarnos que el texto de 1923 se escribió para una conferencia leída. Y por ello, para facilitar la lectura, se exageró la altura y la anchura de la escritura. Este texto de 1923 no se tendrá, pues, en cuenta.

Foto: FAMILLE SANZ. Acción

Lo que llama la atención, en primer lugar, es el dinamismo, el espíritu emprendedor, la apertura al cambio, el compromiso. La eficacia, la rapidez, el gusto por el trabajo bien hecho y la perseverancia le permiten realizar los objetivos fijados.

La actividad es, sobre todo, de naturaleza psíquica e intelectual y en línea con la escala de los valores de la escritora. Al mismo tiempo ambiciosa y realista, se adapta, improvisa y toma las decisiones que se imponen sin perder tiempo y sin detenerse en los detalles.

Responsable, valiente y autónoma, respeta sus compromisos y soluciona las dificultades con diplomacia, encanto y firmeza. Sabe distanciarse de la realidad y conceptualizarla. Se advierte, a veces, sin embargo, la impaciencia ante la lentitud o las incomprensiones que encuentra. Sociabilidad

La escritora es, a la vez, auténtica, autónoma y reservada. Deja lugar a los otros siendo consciente de sus valores. Siente la necesidad de ser reconocida y de desempeñar un papel en la sociedad.

Su comunicación social es buena, en particular cuando es ella quien dirige las operaciones. Tiene una autoridad natural. Inteligencia

Foto: FAMILIA SANZ.

La escritora tiene, sobre todo, una inteligencia racional, lo que no excluye la intuición.

La reflexión precede a la acción. Dotada de una gran capacidad de concentración, tiene el sentido de las prioridades.

El ritmo es rápido y el pensamiento perspicaz y personal. Apertura de espíritu, flexibilidad y sentido crítico caracterizan esta inteligencia fuera del común.

Vela por permanecer siendo objetiva. Sus juicios son ponderados y sus ideas claras, precisas y bien ordenadas.

Está interesada menos por el pasado que por el futuro, en el que ella quiere dejar su impronta. Sus objetivos, que son claros y precisos para ella, no los pone en cuestión El yo íntimo

La escritora tiene una personalidad rica y compleja. Libera sus emociones por la acción. Se afirma en su actividad social. Como se sabe sensible, racionaliza para controlar sus emociones.

Es fiel a sus principios, a su educación y a los valores tradicionales que guían su acción dirigida hacia el futuro. Su interés por el mundo exterior y su necesidad de contactar con los otros, le permiten realizarse en la vida en sociedad, cuyo apoyo, por otra parte, espera a su vez. Su confianza en sí misma es buena: es consciente de sus capacidades y es ardiente para convencer a otros con el fin de alcanzar sus objetivos.

María Ana llegó a una gran madurez que le hizo tomar conciencia de que no es fácil reconciliar aspiraciones y realidad. Convencida de que tiene un papel que jugar en la sociedad, cumple su misión con fuerza, valor y flexibilidad. Conclusión

Este análisis grafológico confirma lo que la historia nos revela: María Ana Sanz es una mujer con un destino excepcional. Se realiza en su misión que consiste en dar más oportunidades a las mujeres y a los niños desfavorecidos. Supo explotar lo mejor posible sus capacidades sacando el mejor partido posible de las circunstancias y de los otros. Su escritura muestra todo esto de manera ejemplificadora.

1 A. de Rochetal, La grafología puesta al alcance de todos, Flammarion 1947, p.321-324.

2 J. Peugeot, A. Lombard y Sr. de Noblens, Manual de grafología, Masson, 1986, p.249

3 http://bcs.fltr.ucl.ac.be/suet/AUG/87.htm