515 Zenbakia 2010-01-08 / 2010-01-15
Desde la década de los años 60 del siglo XX, e impulsada por el contexto político que se vivía, tanto en el País Vasco como en otras comunidades autónomas del Estado español surgió una nueva forma de cantar. El movimiento conocido como Nova Cançó en Cataluña se llamó Euskal Kantagintza Berria (Nueva Canción Vasca) en el País Vasco y si el colectivo surgido en Cataluña fue Els Setze Jutges, en el País Vasco se convirtió en el movimiento cultural Ez dok amairu. Así, a través de la nueva canción surgió una nueva forma de comunicarse y expresarse, haciendo frente a los mensajes, sanciones y censura difundidos por el régimen y sus medios de comunicación afines. De esta manera, la canción constituiría un medio para lanzar mensajes nuevos. Sobre el escenario, y con la ayuda de la guitarra, se cantaba a la esperanza, a una nueva vida, a actuar contra la contaminación padecida por la sociedad, a la libertad, a la justicia, a la paz y a la solidaridad. Se trató de crear una nueva identidad, denunciar las injusticias, expresar la necesidad de crear una conciencia de pueblo, transmitir esperanza y acercar la literatura al pueblo. Como la canción era el medio para difundir el mensaje, los festivales se convirtieron en pretexto para que la gente se juntara; los festivales, además de impulsar el carácter colectivo, en algunos casos se convirtieron incluso en actos políticos. Así se expresaban Antton Valverde y Xabier Lete en torno a esa intricada cuestión en una entrevista concedida al diario Deia en 1977:
Antton Valverde.
- Antton Valverde: La politización de los cantautores vascos es innegable. (...) Se produce en todos aquellos que se dedican a la “canción popular”. (...) Vivimos en un entorno político y somos testigos de ese entorno. Los festivales de los últimos meses han sido puros mítines (...)
- Xabier Lete: También hay que aclarar el sentido de la política. Hasta ahora ha sido sobre todo la reivindicación-lucha fundamental de una nación. Y todos los cantautores hemos participado, en mayor o menor medida, en esa política. Pero no nos ha hecho la política, (...)1
El movimiento cultural vasco en general, y los cantautores en particular, tuvieron un objetivo específico, “la labor de los cantautores era recuperar la conciencia lingüística y nacionalista,(...)”2, llenar el vacío cultural que estaba surgiendo como consecuencia de la situación política franquista, impulsar un renacimiento cultural basado en la cultura vasca, el euskera y la identidad nacional. En consecuencia, el primer paso del movimiento cultural ez dok amairu fue recuperar la lengua, el euskera y el carácter nacionalista.
Pero no podemos hablar sobre el movimiento cultural vasco desarrollado entre 1964 y 1965 sin hacer referencia a dos pioneros de la canción vasca, el sacerdote Nemesio Etxaniz y el político Michel Labeguerie. Ambos trabajaron en pro de una nueva canción. El primero, Etxaniz, deseaba crear una nueva canción para hacer frente a las melodías llegadas del extranjero y, al efecto, su objetivo fue adaptar canciones tradicionales a los gustos de la época y traducir al euskera canciones foráneas. Mixel Labeguerie, por su parte, guitarra en mano y a través del nuevo estilo, compuso canciones sobre la identidad vasca con el objeto de resucitar la conciencia vasca.
Si el primer paso dado por el movimiento cultural ez dok amairu estuvo ligado a los pioneros recién mencionados, el segundo paso dado por el grupo estuvo relacionado con los planteamientos estéticos de Jorge Oteiza. En el año 1970 ez dok amairu presentó, con el espectáculo denominado baga biga higa sentikaria, una propuesta que supondría un cambio significativo, tanto estética como musicalmente, en la nueva canción vasca. Se ampliaron los objetivos del movimiento y además de recuperar el euskera y el nacionalismo, se pretendió mostrar a la gente las canciones tradicionales de los cancioneros, sacar a la luz poesías a través de la musicalización de las obras de poetas contemporáneos, abrir la puerta a vías experimentales y recuperar y difundir instrumentos en riesgo de desaparición. Pero esta vez, en el espectáculo, los miembros del colectivo se presentaron ante el público como un grupo y fusionando distintas expresiones artísticas. Por lo tanto, ofrecieron un espectáculo colectivo en su conjunto, porque la situación social lo exigía así ya que los problemas sociales existentes no eran individuales sino colectivos.
Michel Labéguerie.
A pesar de presentar el espectáculo en dos mitades separadas por un descanso, al comienzo y al final los miembros del grupo aparecían sobre el escenario bailando Baztango dantza. Así, además de dar unidad al espectáculo, se mostraba un sentido circular, infinito, cíclico. Entre otras, ofrecían “Xoxoak galtzen du mokoa” (canción tradicional), sonido de txalaparta, “O! Pello, Pello” (canción tradicional), sonido de tobera, recitado de los poetas del colectivo o se cantaban canciones como “Txori txikia” (poesía de J.A. Artze). En la segunda parte, en la misma línea de la anterior, además de escuchar el sonido de la guimbarda, interpretarían obras como “Txoria Txori” (poesía de J.A. Artze), la poesía “Gizona lana eta makina” (J.A. Artze) o “baga biga higa” (canción tradicional).
En consecuencia, el movimiento cultural ez dok amairu ofrecía un espectáculo que fusionaba tradición y modernidad y llenaba de sentimiento los objetivos planteados.
La nueva canción, además de fortalecer la identidad cultural con la recuperación del canto tradicional, redefinirá el repertorio tradicional adaptando las canciones al gusto contemporáneo. Asimismo, junto con el uso del euskera aparecerá la idea de la autenticidad, se mira hacia el pasado para así, a través de las canciones tradicionales, defender la identidad. A través de la recuperación de un repertorio que de lo contrario estaba abocado a su desaparición aparecen ideas de recuperación, conservación y reinvención.
Al unir modernidad y tradición el movimiento llamado Nueva Canción Vasca cumplió una función en la sociedad vasca, se implicó en aspectos estéticos, ofreció respuestas a interrogantes sobre la identidad, puso en relación las vidas privada y pública del individuo y puso un momento histórico a las experiencias, abordando el repertorio popular actual. Ejemplo de todo ello es la canción “Txoria txori”, compuesta por Mikel Laboa en 1969 sobre la base de la poesía de Jose Anton Artze. Siendo una canción de la década de los 70, la presencia y relevancia que tiene en la sociedad vasca ponen de manifiesto la fuerza que tuvo para el colectivo de aquella época y su conexión con las experiencias que vivieron. Por eso actualmente, 39 años después, colectivos muy diversos siguen cantándola como canción popular.
Ez dok amairu consiguió romper el maleficio padecido por la cultura vasca y la canción vasca, una cultura silenciada y reprimida tras la guerra. Por lo tanto, el nuevo movimiento cultural surgido a mediados de la década de los 60 abrió nuevos caminos en la canción vasca, incluso para generaciones posteriores.
1 L.A.A. Euskal gizartea aldatzen den neurrian aldatu beharko du. Fragmento extraído de noticia publicada en Deia el 01-09-1977.
2 Jakin . “Euskal kanta berria” Número 4. Octubre-noviembre de 1977.