499 Zenbakia 2009-09-11 / 2009-09-18

Gaiak

Ría de Lea

ADEVE



Revista Euskal Herriko Natura n.º 36

La cuenca del río Lea está se encuentra al noroeste del territorio. Tiene 62 km de largo y una superficie de 81,18 km2.

Nace en la falda norte del monte Oiz, avanza en dirección norte atravesando Munitibar, Aulesti y Gizaburuaga y desemboca en la ría de Lekeitio. Al principio de su recorrido al río Lea se le conoce como Oiz y no se le otorga su nombre definitivo hasta que recoge las aguas del río Nabarniz, junto a Aulesti. En este término municipal, entre los abrevaderos Beko-Errota y Errotabarri, hay un coto para la pesca de trucha, así como un abundante coto de salmón.

El recorrido del río Lea no es en absoluto uniforme. En los primeros kilómetros, desde la cumbre del Oiz, baja por pronunciadas pendientes hasta el fondo del valle, superando un desnivel de 800 metros en una distancia muy corta. A partir de ahí, buena parte del río transcurre a lo largo de un ancho valle, pero el cauce se vuelve a estrechar. Tras recorrer unos kilómetros, según se acerca a la ría de Lekeitio, vuelve a ancharse. La Ría de Lea

El espacio incluye la ría del río Lea, que llega al mar en Lekeitio, así como las marismas. Además, también incluye el cerro de Lumentxa, situado entre la margen izquierda de la ría y Lekeitio.

Las características del paisaje de esta pequeña ría son las de un cauce meandriforme y variable, según el ritmo de la marea. Por lo tanto, el nivel del agua presenta grandes altibajos. El valle es muy pequeño y en él se mezcla la vegetación de las praderas con la de las marismas.

El cerro de Lumentxa (116 m), que se alza al pie del valle, contrasta con la parte mucho menos accidentada de la margen derecha de la ría. A pesar de ser un espacio pequeño, tiene un gran valor paisajístico. Si tenemos en cuenta el aspecto geológico, el suelo del valle (la ría) está compuesto de depósitos aluviales del Cuaternario. El suelo del cerro, en cambio, está compuesto por piedra caliza arrecifal que ha soportado los fenómenos kársticos típicos de ese tipo de sustrato.

Una parte de las márgenes de la ría se ha transformado y se aprovecha para pastos y cultivos. En la parte inferior de la margen izquierda se han llevado a cabo trabajos de contención y drenaje del agua, pero la influencia del agua ha provocado que la vegetación de los humedales vuelva a colonizar la tierra. Las zonas accidentadas de las márgenes se dedican a la actividad forestal. En el cerro de Lumentxa hay que añadir la función de ocio para las habitantes de Lekeitio (paseos, etc.). Dado que las caras norte y este de la colina colindan con el municipio, la urbanización se extiende hasta la misma y ha llegado a afectarla. Vegetación de especial interés

En la ría se recogen elementos claros de las comunidades características y exclusivas de este tipo de entorno, empezando por los que tienen una salobridad muy variable y se mezclan con los hábitats de agua dulce (carrizales) hasta los que se dan solamente en agua y tierra salada. Entre las especies características de estos entornos podemos citar las siguientes: Juncus maritimus, Juncus gerardi, Scirpus maritimus, Tamarix gallica (abundante en el islote de la parte de atrás de la ría), Elymus pincnanthus, Aster tri polium, Atriplex hastata, Carex extensa, Inula crithmoides, Triglochin maritima, Halimione portulacoides, Puccinellia fasciculata, Spergularia maritima, Frankenia laevis, Glaux maritima, Limonium vulgare, Salicornia ramosissima, etc.

También hay plantas raras que hay que proteger tanto por su escasez como por su fragilidad; entre ellas destaca la Salicornia obscura, planta que solo se encuentra en este estuario y en Txingudi (Gipuzkoa) en el País Vasco.

Al igual que en otras marismas del Golfo de Vizcaya, existe la amenaza de que la planta Baccharis halimifolia se adueñe del río Lea, ya que pone en peligro a las sub-halófilas autóctonas. En el cerro de Lumentxa se puede encontrar una muestra perfecta de encina cantábrica; la encina también se encuentra en algunas partes de la margen izquierda de la ría, mezclada con bosque plantado. Fauna de especial interés

Esta pequeña ría, como todas las que conservan parte del hábitat original, es un lugar de descanso para numerosas aves migratorias relacionadas de alguna manera con el entorno acuático y, en el caso de algunas, también es el lugar en el que pasan el invierno: anátidos, garza (Ardea cinerea), garceta común (utiliza las zonas de difícil acceso del encinar para refugiarse y descansar), limícolas (corremolinos común, chorlitejo, archibebe, zarapito, etc.). También hay que mencionar al carricero común (Acrocephalus scirpaeus), que seguramente hace allí su nido.

Además, en los estuarios también se ven varias especies de aves marinas. Algunas, como la gaviota argéntea, son muy comunes; otras en cambio, vienen en invierno en grandes bandadas, como la gaviota reidora. Muchas de esas aves viven gracias a los peces y a los muchos grupos de invertebrados que viven en el agua y en los sedimentos. El río Lea

La vegetación que encontramos en la cuenca cambia de la parte superior a la inferior del recorrido; por ejemplo, en la primera parte veremos que el bosque se ha extendido por las orillas del río Lea. El resto de la vegetación que hay al principio del recorrido del río está compuesta por coníferas transplantadas, aunque entre medias se encuentran campos y huertos con pasto y forraje. Cuanto más cerca del mar, menor es la riqueza vegetal de las orillas.

El fondo del valle por el que pasa el Lea está dedicado a cultivos, pastos y, en menor medida, reforestación. En muchas ocasiones, los alisos parecen dibujar la frontera de los árboles y las funciones que hemos mencionado del fondo del valle llegan hasta el cauce.

En las partes altas se conserva mejor la vegetación de las orillas, en las que crecen alisos negros, robles, fresnos comunes y avellanos.

Lo poco accidentado del cauce sin duda ayuda mucho a que el visón europeo se encuentra a gusto. Además, la buena calidad del agua también contribuye, ya que sólo se puede eutrofizar en la zona próxima al estuario, o si no, en el estiaje, debido a los vertidos de las ciudades y a los fosfatos de de los abonos para los cultivos.

El valle del río Lea está formado por piedra arenisca y tierra arcillosa en la parte alta y por piedra caliza en gran parte del recorrido. El cauce del río tiene muchas piedras hasta su desembocadura. Allí predominan la arena y el lodo creando una pequeña marisma. A lo largo del río hay muchas presas pequeñas que impiden el desplazamiento de la ictiofauna, pero por otra parte impulsan la diversidad de hábitats del río, ya que hacen aparecer pequeñas charcas de aguas mansas entremezcladas con tramos de aguas rápidas.

El hecho de que haya visones europeos en el río Lea le otorga al mismo un interés comunitario; de hecho, la supervivencia de esta especie está muy amenazada a nivel internacional. Estas criaturas son muy escasas en el País Vasco y están muy dispersas. Es muy importante proteger todos los lugares en los que se encuentran.

El visón no tendría porqué tener problemas para alimentarse en este río, ya que posee una fauna muy rica a lo largo de todo su recorrido. La buena calidad del agua salta a la vista debido a la abundancia de invertebrados de todo tipo, así como de otros indicadores de la calidad del agua: truchas, piscardos, angulas… y también salmones que llegan hasta el pueblo de Oleta.