479 Zenbakia 2009-03-27 / 2009-04-03

Gaiak

Vídeo: Ángel de Apraiz

MURO ARRIET, Koro



Con este vídeo de Ángel de Apraiz queremos abrir un nuevo camino que consiste en la elaboración de biografías sobre personajes que han sido relevantes para Eusko ikaskuntza – Sociedad de Estudios Vascos. Apraiz, fue el primer secretario general de la sociedad.

Para preparar el vídeo hemos entrevistado a varias personas conocedoras de la vida de Ángel de Apraiz: Begoña Apraiz, hija; José Antonio Apraiz, sobrino; Joseba Agirreazkuenaga, doctor en Historia y Lucía Lahoz profesora de la Universidad de Salamanca.

El 25 de julio de 1885, Vitoria vio nacer a uno de sus más ilustres y poco conocidos hijos, Ángel de Apraiz y Buesa. Creció siendo el mayor de una acomodada familia de nueve hermanos, bajo la atenta mirada de sus padres, Odón de Apraiz y Sáenz de Elburgo y Julia Buesa Martínez del Campo.

Tras sus primeros estudios en el Colegio de los Padres Marianistas, abandona el domicilio paterno y se traslada al Colegio Universitario de Deusto para realizar sus estudios superiores. Así, en 1900 logra licenciarse en Salamanca en la Facultad de Filosofía y Letras. Cinco años más tarde, en Madrid, presenta su tesis doctoral sobre Doña Inés de Castro, obteniendo la más alta calificación. Ese mismo año, además, se licencia en Derecho por la misma Universidad.

Con la obtención en 1911 de la cátedra de Teoría de la Literatura y de las Artes mediante oposición libre, comenzó su brillante carrera en la Universidad de Salamanca, en la que permaneció por espacio de ocho años. Por entonces era rector de dicha Universidad Don Miguel de Unamuno con el que enseguida trabó una gran amistad.



Su interés por otras culturas y otros países le hizo acreedor, en 1914, de una beca de seis meses de duración concedida por la Junta de Ampliación de Estudios, con la que viajó, en vísperas de la Primera Guerra Mundial, por Europa y los Estados Unidos de América.

La reflexión sobre lo visto y vivido a lo largo de su viaje por las universidades extranjeras, será el objeto de la conferencia pronunciada en los salones de la Filarmónica de Bilbao el 5 de enero de 1918, en la que abogaba por la necesidad de crear una Universidad Vasca.

Esta conferencia tuvo una enorme repercusión, en un ambiente influenciado por los acontecimientos europeos y el bullir del nacionalismo vasco. Así, días más tarde, se aprueba una moción, proponiendo la organización, en septiembre de aquel mismo año, de un Congreso de Estudios Vascos que se celebraría en Oñati y constituiría el germen de Eusko Ikaskuntza.

Por aquel entonces, Odón padre, en vísperas de su fallecimiento, pide a Ángel que se interese por sus hermanos Odón, Ricardo y Emilio, en vista de lo cual cambia la Universidad de Salamanca por la de Barcelona en 1919.

En aquella ciudad vivirá mientras se encarga de la secretaría general de Eusko Ikaskuntza - Sociedad de Estudios Vascos, mediante frecuentes viajes a San Sebastián y la diaria correspondencia que mantuvo tanto con la Sociedad como con sus amigos, colegas y la que sería su esposa, Mari Cruz de Landeta.

Ángel de Apraiz.

Efectivamente, el 6 de septiembre de 1926 Ángel de Apraiz contrae matrimonio con Mari Cruz, hija del bilbaíno Eduardo Landeta y Carmen Beascoechea. La familia Landeta era una de las de la alta burguesía de Bilbao, emparentada cercanamente con la de los Sota, de ideas nacionalistas, culta y de actitud inquieta. Mari Cruz, nacida el 17 de diciembre de 1897, fue la mayor de ocho hermanos y recibió desde muy pequeña una refinada educación.

Poco después, el 29 de marzo de 1928, nacía el primogénito del matrimonio al que pusieron de nombre Javier. No tardó demasiado Begoña, su hermana, en nacer ya que vino al mundo el 25 de noviembre de 1930.

El verano de 1933 Ángel de Apraiz junto con otros profesores y un grupo de alumnos, emprenden un crucero por el Mediterráneo a fin de conocer las ciudades y el arte de sus diferentes pueblos y culturas. El viaje, que les llevaría mes y medio, se fue convirtiendo en un acontecimiento diplomático. Fue la primera y única expedición universitaria española por el Mediterráneo de estas características, a pesar de que la intención de los organizadores fuera la de que a este crucero le siguieran otros similares.

Pero estalla la Guerra Civil y, pese a no estar afiliado a ningún partido político, sus ideas provocan que sea suspendido de empleo y sueldo, y sea objeto de un expediente de depuración que no se resolverá hasta 1939. La terrible situación no dejaba lugar a dudas: por la seguridad propia y la de su familia, se hacía inevitable el exilio.

La familia se traslada al completo a la casa que Marie Therese de Urkia tiene en Bidart, tras una primera etapa de tres meses en Burdeos, a donde llegó la familia en el Habana procedente de Santurce. Ángel, mientras, inquieto como siempre, escribe artículos para la prensa francesa sobre las peregrinaciones y el arte vasco, asiste a conferencias y, sobre todo, trata por todos los medios de solucionar el asunto del expediente de depuración por el que ha sido suspendido.

Tras arduos y penosos trámites, consigue ser rehabilitado en su cargo pero con la condición de volver forzosamente a la Universidad de la cual procedía el traslado en 1919. Así pues, en 1941 regresa a Salamanca, se reencuentra con la vieja Universidad, con el Colegio Mayor, los antiguos compañeros y nuevos colaboradores y amigos.

No tardará demasiado, sin embargo, en abandonar de nuevo Salamanca. En 1945, se desdobla la cátedra de Historia del Arte y Arqueología y Ángel solicita el traslado, esta vez por el procedimiento ordinario, a la Universidad de Valladolid.

Allí, en la Universidad de Valladolid, transcurrirán sus últimos diez años de carrera académica. Se convirtió así en el primer catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid. En este contexto y gracias al aprecio que se le tenía en los círculos universitarios, el profesor comienza a ocupar cargos de mayor responsabilidad, siendo nombrado primero vicedecano de la Facultad y posteriormente Decano.

En 1955 llega el momento de la jubilación, del fin de su carrera académica. Prueba de la honda huella que dejó su paso por las aulas de aquella Universidad, es el homenaje que le hicieron en el momento de su última lección.

Es fácil suponer, sin embargo, que un espíritu inquieto, dinámico y activo como el suyo, no entendería la jubilación más que como una nueva etapa en la que poder ahondar en temas de investigación ya iniciados, o comenzar otros nuevos. Si ya anteriormente su producción de artículos y su presencia en conferencias fue siempre prolífica, ahora lo es, si cabe, más.

Además, una vez jubilado, se solicitaba su presencia para presidir multitud de actos académicos, culturales y sociales. Precisamente, en junio de 1956, se requirió su presencia para presidir los exámenes de bachillerato en La Coruña. Allí se trasladó sin dilación, como era costumbre en él, pero, una vez en la ciudad, una afección pulmonar le llevó al hospital. Enseguida se comunicó con su esposa, Mari Cruz, quien presintió la gravedad de la enfermedad al oírle decir que ese mismo día había dejado de fumar. Desgraciadamente fueron ciertos sus temores, ya que al día siguiente, el día 22, moría en La Coruña Ángel de Apraiz y Buesa.