451 Zenbakia 2008-08-29 / 2008-09-08

Gaiak

La construcción del tiempo y búsqueda de la introyección en el Tai Chi Chuan

ROMARATEZABALA ALDASORO, Estibaliz

Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (EHU-UPV) BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA



El Tai Chi Chuan, es una práctica de procedencia oriental perteneciente a un campo poco conocido y arraigado dentro de la educación física europea, las actividades introyectivas. Para conocer estas actividades motoras es imprescindible sumergirse en la práctica, requiere vivir en primera persona la experiencia de su práctica. Para ello nos sumergimos en un grupo de Tai chi de la escuela Bushï Te Shoreï de Legazpi (Gipuzkoa) y procedimos a valorar las vivencias y sensaciones internas, ya que éste es el verdadero objetivo de estas técnicas. 1. La sesión de Tai chi: a la conquista del tiempo interior

Lo primero que impresiona al observar una sesión de Tai chi, es el estado de trance en el que se encuentran sumidos los participantes: los ojos mirando al infinito, la respiración tranquila y profunda y los miembros colgando. Parece como si el virus de la tranquilidad les hubiera contagiado a todos, el tiempo se ha detenido; prevalece un universo individual. De repente todo termina y la mujer que como una garza paseaba por encima del estanque, se convierte en madre de dos niños. Pero antes de que eso ocurra, los miembros de ese colectivo secreto intentan describir con sus palabras los efectos de la sesión: surgen miradas, comparten vivencias. ¿Qué ha pasado? ¿En qué clase de sueño se han sumergido? ¿Qué clase de mecanismos se aprenden al hacer tai chi para vivir una y otra vez esta situación? Polideportivo de Legazpia. 2007.

El secreto está en la construcción del tiempo, en su medida. El tiempo coordina las actividades de los humanos, el reloj funciona como una brújula. En el mundo moderno, cada cita tiene un objetivo, una causa; el tiempo lineal, causal, guía las actividades de la vida diaria. El Tai chi, en cambio, sumerge a quienes lo practican en otra realidad, en un tiempo propio, haciendo que las vivencias del momento sean importantes, olvidando las demás. No se mide ni se compara, nadie gana. El tiempo no tiene memoria. Esta situación es posible porque el tai chi no tiene ningún sistema de puntuación. La lógica interna, sus normas y hábitos, defienden la idea de no medirse entre ellos, sino unirse en el sueño que recoge la naturaleza y la experiencia mística. La contemplación se sitúa en los mecanismos del tiempo de la lógica interna, lo más importante es vivir ese cosmos, compartir el trance de la realidad oriental. 2. Duración y ritmo de la sesión: trabajar la respiración

La ausencia de medida en el Tai chi, como elemento que impide la comparación de rendimiento de los participantes, no quita que haya unidades temporales propias; así, la unidad de tiempo mínima es un ciclo completo de respiración: inspiración, apnea y espiración.

El ritmo de la sesión lo marca la frecuencia y velocidad de la respiración y la relación innegable que existe con el movimiento corporal. Hacer un movimiento rápido, implica una respiración acelerada y, de la misma manera, una ejecución lenta implica una respiración tranquila. La respiración es abdominal, profunda y lenta, consciente en gran medida; la respiración del tai chi se aprende, es el eje del lenguaje motor de la introyección motriz. La respiración es el camino para unir la parte consciente e inconsciente de los humanos, el paso necesario para la meditación.

El aprendizaje de las técnicas corporales del Tai chi es un proceso guiado por el maestro, quien organiza las unidades temporales para dirigir las vivencias internas. El profesor, para facilitar la comprensión de la relación entre los ciclos de respiración y de movimiento, combina dos rasgos a la hora de organizar esas unidades temporales: la duración de la secuencia y la fijación del ritmo de gesto-respiración. El objetivo no es otro que el de desarrollar la autonomía del discípulo, es decir, otorgarle capacidad de decisión temporal.

Distinguimos distintas secuencias temporales en relación a la toma de decisiones del participante, tanto sobre el ritmo como en la duración del ejercicio. 2.1. Dependencia temporal absoluta

En estos sistemas es el maestro quien fija y guía el ritmo y la velocidad del gesto-respiración. El grupo funciona como una sola unidad, ya que todos respiran a la vez. Se distinguen dos unidades de tiempo: contabilidad por imitación y la numérica. Polideportivo de Legazpia. 2007.

En la contabilidad por imitación, hay que repetir el modelo dado por el maestro. Cuando el maestro empieza a moverse, los discípulos lo imitan. La velocidad de la respiración fijará la velocidad del movimiento. Según este sistema, la atención del alumno está centrada en lo que pasa fuera del cuerpo y lo aleja del verdadero objetivo del tai chi, deja de lado el trabajo introyectivo, impide la búsqueda de la mirada interna.

En la contabilidad numérica, el maestro lleva a cabo la cuenta de los ejercicios realizados, se cuenta cada gesto-respiración. Los números dan al discípulo información sobre el periodo que hay que realizar; al oír “dos” estará preparado para empezar un nuevo ciclo de gesto-respiración. 2.2. Control compartido del tiempo

Decimos que existe un control compartido del tiempo, cuando el maestro establece la duración de la secuencia y deja el control del ritmo de la respiración en manos del alumno. Al utilizar este método, se pierde la unión del grupo y cada uno es dueño de sus acciones. El grupo está formado por participantes individuales, ya que cada uno lleva su ritmo. El maestro delega dos unidades de control del ritmo en manos de los alumnos: número de respiraciones y el tiempo fijo.

En la primera, el maestro establece una duración aproximada para cada fase de la sesión concretando el número de respiraciones a realizar. Lógicamente, a pesar de empezar todos a la vez, no respirarán al unísono por lo que la duración del ejercicio variará de un discípulo a otro, pero no el número de respiraciones que es constante. En este sistema, aunque hay que contar el número de respiraciones que hay que hacer, los sentidos se dirigen hacia el interior de la persona, hacia el trabajo introyectivo. Para conseguir una introspección profunda, hay que dirigir la atención hacia el vacío, dejando al margen los movimientos que hay que realizar.

Cuando el tiempo es fijo, el maestro establece la duración del ejercicio dada en minutos y deja en manos del discípulo el ritmo de gesto-respiración. El objetivo del maestro es que cada uno realice su trabajo, que avance en el aprendizaje del proceso interno. Este sistema ofrece al alumno la posibilidad de gozar de sus vivencias, conseguir un trabajo introyectivo casi completo; que se ve limitada por aquellos momentos en los que debe volver de su particular universo para mirar el reloj y ver el tiempo de trabajo que le resta. 2.3. Autonomía temporal

En este sistema, el alumno controla y establece tanto la duración como el ritmo de gesto-respiración. Ha conseguido una autonomía con respecto al maestro y al grupo, cada uno se mueve según su propio ritmo. Aquí aparece una única unidad de tiempo, sin límite de tiempo o de aguante máximo.

En este sistema, la duración del trabajo y el ritmo cambiarán según la autonomía y la maestría del alumno. Queda a la vista la capacidad para la meditación y la experiencia mística, aislando al alumno del mundo de alrededor mediante su propia independencia. El alumno se centra en la respiración, en cómo se mueve la energía de una parte del cuerpo a otra, en la relajación del cuerpo y de la mente... la sensación de relajación y paz interior es total. Se sumerge en un punto entre la consciencia y la inconsciencia, los pensamientos van y vienen, sin detenerse en nada concreto. Sistemas de contabilidad temporal Control del ritmo respiración-gesto Control de la duración de la secuencia Modalidades de autonomía Contabilidad por imitación MAESTRO MAESTRO Dependencia temporal absoluta Contabilidad numérica MAESTRO MAESTRO Número de respiraciones DISCÍPULO MAESTRO Control compartido del tiempo Tiempo fijo DISCÍPULO MAESTRO Sin límite, aguante máximo DISCÍPULO DISCÍPULO Autonomía temporal Resumen de las distintas secuencias temporales teniendo en cuenta las posibilidades de decisión del participante, tanto sobre el ritmo como en la duración de los ejercicios. 3. La construcción del tiempo: el camino de la meditación

El tai chi identifica el tiempo como un estado, en el que nada se mueve, ni se cuenta, ni se mide. Las unidades temporales que impulsan estas técnicas corporales impulsan una noción temporal cíclica. El tai chi busca la autonomía individual, el desarrollo personal en tanto que persona capaz de conectar con la naturaleza y la armonía interior: la construcción del tiempo es un puntal de este aprendizaje. Para conseguirlo, quienes lo practican deben olvidar las nociones de resultado y comparación y dirigirse hacia la meditación.

Todos los sistemas utilizados en las sesiones llevan una ausencia de memoria de resultados. Las vivencias individuales y del momento son las que tienen importancia, la “realidad” se construye sobre el ciclo de la respiración en un entorno sin comparaciones. La actividad se dirige hacia un trabajo introyectivo, hacia la búsqueda del equilibrio interno, hacia la conquista del tiempo interior, hacia la frontera entre la autonomía y el control de la respiración que nos guía en el camino de la meditación, hacia el recorrido que une la consciencia y la inconsciencia de los humanos. El maestro guía al discípulo desde una dependencia temporal absoluta hacia una autonomía temporal; le guía en la búsqueda de la profundidad de la propiocepción y de la conciencia corporal;para buscar lo que los orientales denominan el vínculo con la naturaleza.

En la cultura oriental, la respiración no es sólo un mero intercambio de gases, sino que se trata fundamentaldmente de introducir en el cuerpo la energía vital presente en la naturaleza; se conoce como “QI”. Este Qi se basa en el “cuerpo invisible”, está afincado en un cuerpo que la ciencia moderna no acepta, que no se puede probar científicamente. Este cuerpo está formado por distintos canales llamados meridianos; por ellos se transporta la energía a todas las partes del cuerpo. La interpretación oriental del cuerpo como una unidad energética unida al cosmos, a la naturaleza, es una auténtica guía en la vida cotidiana de los asiáticos aunque resulta extraña en la sociedad occidental dualista, donde el cuerpo es una máquina al servicio del alma. La práctica continuada del tai chi consigue un cambio interno de la persona, que acarrea un sentimiento de bienestar en el equilibrio, un hormigueo que calienta cada rincón del ser: la idea de que otro cuerpo es posible.