375 Zenbakia 2006-12-22 / 2007-01-05
Los persas adoraban a Mitra, dios solar, y celebraban su nacimiento el 25 de diciembre. Su culto pasó a Roma. Recordar que en la Biblia se llama a Cristo “sol de justicia” y “luz del mundo”.
Los romanos celebraban el ciclo de Navidad con las Saturnales, en honor de Saturno (Cronos para los griegos), dios agrícola, con fiestas y regalos. Se repartían entre patricios, plebeyos y esclavos porciones de tortas en las que se introducía un haba seca. Durante un corto espacio de tiempo, el afortunado era nombrado “rey de reyes”, con el privilegio de ejercer a su voluntad. Se celebraban entre el 17 y el 23 de diciembre.
Julio César en el 47 a.C., en base a las mediciones realizadas por Erastótenes (275-194 a.C.), afirmó que el año solar duraba 365 días, que la circunferencia de la tierra medía 39.375 Km (hoy se admite es de 40.008 Km) y que el solsticio de invierno era el 25 de diciembre, fecha del nacimiento del sol, ya que a partir de esa fecha va creciendo la duración del día.
San Epifanio (310-403) decía que los habitantes de Alejandría celebraban el 6 de enero el alumbramiento del dios Eone de la virgen Kore y efectivamente los semitas llamaron a ésta la Virgen Celeste.
No hay ninguna duda de que la iglesia católica, al igual que lo han realizado todas las confesiones a lo largo de la historia, efectuó una labor de sincretismo, adaptando viejas creencias y ritos al bagaje de su propia doctrina.
Se sabe que de mano de San Juan Crisóstomo se estableció en el 345 que el 25 de diciembre se celebrara la fiesta de la Navidad del Señor en occidente, mientras en oriente se conmemoraba el 6 de enero, fiesta de la Epifanía o Teofanía, fecha de las manifestaciones de Cristo (nacimiento, adoración de los Reyes Magos, y bautizo). San Juan Crisóstomo, patriarca de Alejandría y San Gregorio Nacianceno, teólogo, consiguieron que también la iglesia de oriente celebrara la Navidad el 25 de diciembre.
Estudiemos ahora el tema de la fecha del nacimiento de Jesús.
La fundación de Roma, que según la tradición fue realizada por Rómulo y Remo, se data en el 21 de abril de 753 a.C. De acuerdo a este dato y dado que Jesús nació en tiempo del rey Herodes el Grande, científicamente parece que Jesús nació entre el 749 y el 750 del calendario romano, resultando que ello se produjo unos 6 años antes de nuestra era, error que se atribuye al monje Dionisio el Exiguo quien estudió este tema por orden del Papa Juan I en el 526 d.C. y que estableció que el nacimiento de Jesús ocurrió en el año 754.
Desde 1582 de la mano de Gregorio XIII, al establecerse el calendario llamado “gregoriano”, el año empieza el 1º de enero. Hasta entonces lo fue en otras fechas: el 1 de marzo, el 25 de marzo, o el 25 de diciembre.
Sea como fuere, el caso es que universalmente está aceptada una fecha para la era y otra para el nacimiento de Jesús.
Epifanía significa en griego “manifestación”. En efecto, en esta fiesta se celebra la manifestación pública del Niño Jesús a los hombres (a través de los tres Reyes Magos de Oriente). Se les llama “magos” no porque fueran duchos en artes mágicas, sino porque en Oriente esta consideración era prueba de sabiduría: los escribas de la cultura hebrea, los profetas egipcios, los filósofos griegos, o los sabios latinos se equiparaban con los “magos” orientales.
Se ignora dónde tenían sus reinos Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque todo parece indicar que eran originarios de lo que en esa época se conocía como “La Arabia Feliz”, actual Yemen.
La determinación de que el número de Reyes Magos fueran tres y su procedencia oriental se forjó en la Alta Edad Media y el que el tercer rey fuera negro en el siglo XV. En una arqueta que se encuentra en la catedral de Colonia (Alemania), se guardan los restos de lo que según la tradición fueron los tres Reyes Magos.
La fiesta de la Epifanía o de los Reyes Magos, como popularmente se le ha llamado, tiene un origen rigurosamente religioso.
En nuestra zona, antes de que arraigara la celebración de los Reyes Magos, la gran fiesta de los obsequios para los chavales se efectuaba el día de San Nicolás, a semejanza de como sigue sucediendo en los países del norte de Europa. Tan profundamente caló esta tradición entre nosotros, que todavía hoy se celebra con pujanza la postulación del “obispillo” en muchas localidades, especialmente de Navarra. Ritual que merece la pena conocer, como maravilloso ejemplo que es de nuestras más vetustas tradiciones invernales. Además de compartir la alegría y regocijo de los niños, comprobaremos qué escasos eran los dispendios navideños en tiempos de nuestros mayores: unas castañas, unas golosinas, unos frutos secos, unas galletas...
En el Mediterráneo la figura de San Nicolás sustituyó al Poseidón de la mitología clásica, y en los países del norte derivó a papá Noel. Su fiesta se celebra el 6 de diciembre. Santa Claus
La figura de Santa Claus se populariza en el norte de Europa en 1822 gracias a la pluma del reverendo Clement Clarke Moore y las primeras ilustraciones de Papá Noel aparecen entre 1860 y 1880 de manos del dibujante Thomas Nast, en una serie de dibujos para la revista Harpe´s, quien cambia el caballo que lleva Santa Claus por un trineo tirado por renos voladores. Posteriormente es la empresa Coca-Cola quien cambia el vestido verde por uno rojo, su color corporativo, realizando una fuerte campaña publicitaria apoyándose en esta figura, transformando un obispo Santa Claus en un Papá Noe, viejillo gordito y bonachón. Olentzero
Con el nombre de Olentzero y sus diversas variantes (Olantzaro, Onenzaro, Orentzaro...) se define a un personaje simbólico y las más de las veces grotesco que anuncia en nuestra zona el solsticio de invierno, el fin de un ciclo y el inicio de otro. La caracterización misma del Olentzero informa claramente de los elementos rituales de este período del año, que son tres: la postulación y la posterior ingestión de los alimentos recaudados, el fuego que se consume de diversos modos y, unido a éste, las ceremonias de protección. Pero no parece que la figura concreta del carbonero borrachín fuese antaño común al resto del país.
Sabemos que, al menos desde el siglo XVI, el día de Nochebuena niños y adolescentes salían en postulación por nuestras casas y calles. Excepcionalmente, el 24 de diciembre se permitía también postular a los “pobres de solemnidad” y a los pastores asalariados por el concejo, es decir a los encargados de cuidar los rebaños comunales. Todos ellos cosechaban vituallas, pero no dinero puesto que su introducción en las colectas data de tiempos muy recientes.
La primera mención al nombre de “Onenzaro” aparece en un escrito del siglo XVII del que es autor el historiador lezotarra Martínez de Isasti, que designaba por entonces a la Nochebuena con el significado de “sazón de los buenos”.
Ya a comienzos del siglo, José Miguel de Barandiarán consignó que el muñecote era típico de algunos pueblos de la franja guipuzcoano-navarra como Oiartzun, Lesaka y Arakil, y que la personificación del Olentzero en un chaval disfrazado se daba en Oiartzun, Bera, Pasaia, Andoain y Elduaien. Con lo que este personaje parece situarse en origen en una zona concreta de nuestra geografía que abarca desde Elduaien hasta Lesaka y Arakil. Olentzaro en Eluaien (Gipuzkoa), el 24 de diciembre. Foto: Iñaki Linazasoro
Fue Manuel de Lecuona quien en 1922 describió el rito tal como hoy lo conocemos: la víspera de Navidad, en su tierra natal de Oiartzun, comparsas de niños postulaban de casa en casa, llevando un monigote fabricado de trapos y paja sentado sobre andas adornadas con ramos de laurel. Al anochecer eran los mozos quienes repetían la operación, portando a hombros un muñeco, o un Olentzero de carne y hueso, con cara tiznada, pipa en la boca y un farol en la mano. Componían el séquito cuatro anderos, un bolsero y un koplari. Curiosamente, en muchos lugares se denomina “oles-oles” al hecho mismo de postular.
Los de Lesaka afirman que fue en dicha villa en donde primero nació el Olentzero.
En Arrasate-Mondragón hacia 1942 y de la mano de don José María Arizmendiarrieta salieron por sus calles unos 70 a 80 jóvenes de Acción Católica vestidos con sus buzos portando el citado muñeco del Olentzero y cantando sus coplas: Olentzero joan zaigu
mendira lanera
intentzioarekin
ikatz egitera
Aditu duanian,
Jesus jaio dala
laisterka etorri da,
berri ematea.
Horra, horra,
gure Olentzero
pipa hortzetan dula
eserita dago
kapoiak ere baitu
arrautzatxuakin
bihar meriendatzeko
botila arduakin.
Olentzero guria
ezin degu ase
bakarrik jan dizkigu
hamar txerri gazte
saieski ta solomo
majina bat heste
Jesus jaio da eta
kontsola zaitezte
Horra, horra,
gure Olentzero
pipa hortzetan dula
eserita dago
kapoiak ere baitu
arrautzatxuakin
bihar meriendatzeko
botila arduakin.
Hoy en el último día lectivo en muchas guardarías y colegios de infantes suele presentarse un hombre disfrazado de Olentzero que tras hablar a los niños y hacerles cantar reparte entre ellos golosinas y chucherías.
En la tarde del 24 de diciembre por las calles de muchos pueblos sale una cabalgata de Olentzero, que será tanto más suntuosa cuanto mayor sea la población, en definitiva de sus medios económicos. Así en algunos lugares sale en carroza y suelen acompañarle grupos de danzas, hacheros, coros, incluso pequeños rebaños de ovejas o cabras. Olentzaro, según dibujo de Montes Iturrioz
En muchas casas al levantarse el 25 de diciembre los niños encuentran los regalos bajo el arbolito. Se los ha traído el Olentzero.
Suele ser muy usual que los padres jóvenes entreguen a sus hijos los regalos diciéndoles que se los ha traído el Olentzero, y las “amoñas”, las abuelas, se los hagan en enero con motivo de los Reyes Magos. Resumen
Resumiendo todo lo dicho hasta aquí, tenemos que ya los persas adoraban y celebraban una fiesta en honor a Mitra, su dios solar, que decían nació el 25 de diciembre y cuyo culto pasó a Roma.
Los romanos asimismo celebraban unas fiestas o saturnales, entre el 17 al 23 de diciembre en honor al dios Saturno.
Fue en el siglo IV, de la mano de San Juan Crisóstomo quien estableció la fiesta de Navidad el 25 de diciembre.
Sabemos que en nuestra zona, por lo menos en el siglo XVI se celebraba una cuestación por Navidad, fecha a la que en el XVII se le llamaba “onenzaro” y que en la zona del Bidasoa había una leyenda de un personaje mitológico.
¿Pero, cuándo se le aplica al personaje el nombre de Onentzaro, Olentzaro y Olentzero? No lo sabemos, posiblemente entre el siglo XVIII a XIX, pero no tenemos constancia exacta.
José Miguel de Barandiarán Y es que el mito, la figura y la tradición, como elementos vivos que son nacen en un momento determinado, se adaptan al tiempo y siguen evolucionando. Incluso se da el caso por ejemplo, de que ahora en Villabona (Gipuzkoa) el Olentzero sale con su mujer Mari Domingi.
Nos parece oportuno terminar este trabajo dando la palabra a don José Miguel de Barandiarán cuando decía: “Las prácticas relativas a Olentzaro —época, personaje, tronco de Nochebuena y fogatas— se asemejan a las de san Juan o solsticio de verano y reproducen las formas, un tanto cristianizadas, de varios ritos y ceremonias simbólicas o mágicas muy usuales en las religiones indoeuropeas”.