362 Zenbakia 2006-09-22 / 2006-09-29
Nacido en Paris, Francia, en 1949 e hijo de emigrantes españoles, la familia se radica primero en Santiago, Chile y poco después en Caracas, Venezuela.
Mostrando inclinación temprana por la pintura tiene la suerte de ser guiado de la mano de ese gran pintor; Celedonio Otaño con el cual pasa largas horas pintando y afirmando el gusto por el estilo impresionista.
En el año 1968 viaja a México para seguir la carrera de Ingeniero pero paralelamente toma cursos libres de pintura en la escuela de Bellas Artes de México, la fuerza y el color de los muralistas Mexicanos, enriquecen una paleta que recoge la influencia de la pintura Latinoamericana. Jaime describe en sus propias palabras esta transición:
“Aunque mi carrera académica de ingeniería y administración de empresas ha sido mi profesión de vida, mi pasión de adolescencia por la pintura no ha mermado con los años. Tomé clases específicas de pintura impresionista en Barcelona, España, Taos, Nuevo México y realicé algunas exhibiciones privadas.
Mi pintura está claramente marcada por dos periodos, el primero el estilo Impresionista, durante el cual, y para estudiar a fondo este estilo, copié obras de Monet, pintor con el cual me identifico plenamente. Mi segundo periodo, y actual, ha sido un paso gradual al Fovismo, estilo que me permite un trazo más libre, más intenso, y en donde el color y la luz toman protagonismo ante la definición de las formas.
La naturaleza es mi gran inspiración, pero no es esta una naturaleza pasiva. Trato de capturar la emotividad que me produce un paisaje determinado y lo transformo en un paraje en donde el observador encuentra paz y descanso, tanto visual como emotivo.
Mi objetivo es lograr que el observador desee transportarse a la pintura misma, y formar parte del paisaje“. L a obra de este autor es muy colorista, pero sin olvidar el gusto por el dibujo de temas perfectamente reconocibles en la naturaleza, y en su versión un poco más domada: los jardines y los sembrados.
Desde un estupendo primer plano de un olivo a un paisaje de interior en el que se ve una colina junto a la que pasa un río cuya vera está flanqueada por álamos.
Muy colorido.
Y un cuadro que calma al hombre más afligido, con 2 ovejas en un primer plano, y altos picos al fondo, en el momento del crepúsculo.
En esta época del fin del verano alegra este cuadro con velero en una bahia , con calidades luminosas mediterráneas , y muchos frutales.Primer plano de prado, con haya y monte al fondo.
Y tras lo natural los jardines alegran a quien no puede acercarse a la visión más primigenia de la naturaleza.
Un jardin con jazmines como de la Costa Azul, muy colorido, y en torno a una alameda.
Árboles entre sembrados.
Y veleros en un lago junto a una casa roja. Las velas de aquellos se reflejan en las plácidas aguas.
Los cuadros demuestran gran amor a la naturaleza, por elegir sus temas, y por usar colores primarios, y sin usar apenas el negro.
Dibujos bien perfilados, y sin excesos realistas pero de motivos perfectamente reconocibles; claramente pedagógicos para hacer amar la pintura.
Ramuntcho Robles Quevedo