350 Zenbakia 2006-06-02 / 2006-06-09

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Reseña. Eduardo Chillida Belzunce: Etxean/En Casa 1969/2004

Egileak: Varios Argitaletxea: San Telmo Museoa Orrialde kopurua: 135 Ezaugarriak: Pintor de interiores, Eduardo Chillida Belzunce crea incansablemente espacios infinitos que atrapan la mirada. Una y otra vez, sus cuadros reflejan su mundo, su entorno, su intimidad, su alma. Su pintura es obsesivamente subjetiva, y su obra la escenografía teatral de su vida. Eduardo la construye a su antojo y, de manera desinhibida, altera perspectivas y objetos para conseguir reflejar simultáneamente todo lo que el espacio le pide. Pintor sin reglas, libre de teorías y procesos largos, Eduardo se permite desdeñar todas las normas tradicionales de la composición gracias en gran parte a su manejo del color. Rompiendo los cánones y las perspectivas, quiebra una unidad que restablece de manera equilibrada mediante su maestría en el uso del color. Discípulo de los pintores venecianos del Cinquecento, en especial de Tiziano, Eduardo no dibuja aisladamente las cosas sino que considera la naturaleza, los objetos, la luz y el aire como un conjunto. Así, las diversas tonalidades y gradaciones entre luz y sombra generan una mayor sensación de volumen y solidez, y la refracción de la luz sobre diversos elementos otorga viveza y dinamismo a los colores de las partes sin iluminar. Desde la luz blanca del Mediterráneo hasta la grisácea del Norte de Inglaterra, la luz es siempre determinante en cada cuadro, nos sitúa en un espacio, un sueño, un lugar. Lugares fríos o cálidos, luminosos o tristes, todo sin necesidad de mostrar el cielo. En los cuadros de Eduardo la luz entra por las ventanas “porque viene del sol”. Pero no sólo entra por las ventanas del espacio representado, sino también por las que aparecen dibujadas en los cuadros pintados dentro de los cuadros. Así se diversifican los focos de luz, y le dan peso a diferentes partes del cuadro, compensando de este modo las alteraciones en la composición.