347 Zenbakia 2006-05-12 / 2006-05-19

Gaiak

Hablar de artesanía

VIDAL, Bernat

Presidente de la Asociación ARBASO de artesanos



A la hora de plantearme escribir sobre artesanía para los lectores de Euskonews con motivo de la ficha 100 de la sección ARTISAUTZA, más que escribir mi tesis particular sobre la artesanía, me gustaría aportar datos, lo más objetivos posibles y lo más oficiales y contrastables posibles de cara a que el propio lector tenga herramientas con las que sustentar un criterio propio sobre nuestra artesanía. (Yo en muchos apartados de la artesanía ya tengo mi propio criterio, pero prefiero no mediatizar a nadie con él; algo que también será difícil; ya que a uno le salen los ramalazos). Por eso, mi artículo está dividido en temas aparentemente inconexos.

Hablar de artesanía es sumamente complejo. Aunque a priori parezca que todas y todos sabemos de qué hablamos. Las definiciones del termino artesanía son tan variopintas y tan poco homogéneas que no existe una definición valida para casi nadie.

Hablar de artesanía, es hablar de muchas cosas en una sola palabra. Es hablar de oficio (ogibidea, ogi-bidea) (El camino para conseguir el pan), la profesión… Dentro de la riqueza de nuestro idioma artesanía es también hablar de las manos (eskulangintza, esku-langintza, esku-lana), importantísima herramienta; imprescindible diría yo para ejercer la artesanía, y para casi todo en esta vida; tanto, que el filosofo griego Anaxagoras (500-428 a.C) afirmaba que “el hombre piensa por que tiene manos”.

Hablar de artesanía es también hablar, en algunos casos, de “una forma de vida”, algunos artesanos lo prefieren aún hoy, y mantienen esta teoría.

Hablar de artesanía, es hablar de la cultura de un pueblo (aunque algunos, los más innovadores no lo quieran entender así).

Hablar de artesanía es hablar de etnográfica. También hablar de tecnología. Incluso de turismo.

Hablar de artesanía, es también en la actualidad hablar de autoempleo (estos términos ya sí que le parecerán más actuales a algunos lectores).

Pero hablar de artesanía, es también hablar de trabajos residuales, ejercidos en muchos casos como una segunda ocupación, como un complemento a las tareas agrícolas del caserío, de trabajos desarrollados al margen de la legalidad imperante en asuntos fiscales. Artesanía Arte y Manualidades, la ceremonia de la confusión

Al hablar de artesanía a veces también desdibujamos la fina línea que se dibuja entre estos tres términos, el arte (o lo que también se llamo en otro tiempo los oficios artísticos), la artesanía y las manualidades, entendidas estas últimas más como un “trabajo” no profesional, poco profesional u ocasional.

A nivel lingüístico, en euskera, paulatinamente se han ido dando cambios en cuanto al uso de la palabra artesanía en sí misma. Hace un par de décadas todo el mundo utilizaba el termino eskulangintza o eskulana, para hacer referencia a la artesanía, bien como evento, Eskulangintza Azoka (Feria de Artesanía), o bien como materia eskulana (artesanía), paulatinamente este termino a dejado paso al termino artisautza, tal vez más frio, para los que entienden de gramática vasca y de sus significados (más de traducción literal del castellano) o tal vez por reflexiones hechas al hilo de traducciones literales y poco profundas del idioma. Eskulangintza puede ser traducido por “manualidades” fácilmente y sencillamente, sin más matices.

Hablar de artesanía, para mucha gente de la calle es hablar de paciencia. Definen a las y los artesanos como personas pacientes, que desarrollan trabajos a sus ojos muy laboriosos y complejos. Todos los artesanos hemos oído en las ferias eso de: “hace falta mucha paciencia para hacer esto, ¿no?”, “qué suerte tienes que trabajas en lo que te gusta, en esto tan bonito”. Cuando se hacen estas afirmaciones se desconoce generalmente de qué se habla, y sobre todo, no se valoran aspectos como la pericia, el saber hacer, la trayectoria, cosas ligadas entre sí, y algo muy importante, la profesionalidad. Se da más importancia a las sensaciones externas que provoca el desconocimiento profundo del tema, nunca se tiende a mirar la parte pecuniaria del oficio, como si los artesanos tuvieran un arbolito del maná en su casa y se alimentaran de él. Esos son síntomas inequívocos de que se esta confundiendo el término artesanía por el de manualidades, o incluso por el de creación artística, otro termino que tienen que sufrir también el malentendimiento de todas esas personas que piensan que si no te levantas todos los días a las seis y vas al fabrica no trabajas; “lo tuyo es suerte por hacer lo que te gusta”, y no se cuestionan que tú o ella podáis vivir de ese trabajo, ya que para ellas y ellos esa posibilidad es una cuestión muy lejana en sus propias experiencias vitales.

Como se puede ver es complejo abordar el tema, ya que puede tener muchos enfoques, algunos más que los enfoques simplistas que habitualmente se suelen dar en los medios de comunicación o en la sociedad en general.

La palabra artesanía es una palabra manida que puede decir más cosas de las que a priori nos pueda parecer, y una palabra muy fácil de manipular. Legislación actual sobre artesanía

La artesanía en la C.A.P.V, Navarra y los territorios de ultrapuertos dependen de las diferentes legislaciones territoriales de cada Territorio Histórico. No tienen conexión entre si, y se pueden dar paradojas muy importantes, cuando no contradicciones.

Es muy básico redactar un marco de definición, tanto, que ninguna Norma Foral o Decreto Foral definen claramente qué es y qué no es artesanía.

Esta estructura Institucional generalmente mantiene un Registro de Artesanos, y otorga mediante Decreto ayudas económicas para el Sector Artesanal, en algunos casos cuenta también la figura del Consejo de la Artesanía, órgano consultivo, pero no vinculante, al que tan sólo lleva para su estudio cuestiones nimias a nivel domestico. Artesanía en blanco y negro

Permítanme que haga este juego de palabras, que como artesanía puede tener muchas lecturas, pero si no les gustan las pueden cambiar por Legal e ilegal o (ahora más de moda por aquello de hablar siempre en positivo y políticamente correcto) el termino alegal. En el desarrollo profesional de la artesanía, son las dos divisiones imperantes, incluso me atrevería a decir que impera más la segunda que la primera.

La artesanía se regula (en muy pocos de sus aspectos) desde las instituciones provinciales que son las que tienen competencia en la materia.

Para estas instituciones es necesario que el artesano que se quiera registrar como tal, aporte una licencia fiscal en un epígrafe catalogado como oficio artesano en el organigrama de oficios de esa institución (no hay unificación de criterios en los diferentes territorios, por lo que a veces se da el caso de que un oficio es reconocido en un territorio como artesano y en otro no lo es). Y justifique su alta en la seguridad social. Así funciona en los territorios históricos de Araba (el más reciente en aplicar esta norma) Bizkaia y Nafarroa, (los mas antiguo en aplicar esta norma) Gipuzkoa desde 1996 (este territorio curiosamente también tienen un registro oficial de artesanos alégales). La artesanía en cifras

Las cifras en la artesanía, solo disponemos de ellas desde el punto de vista del numero de artesanos que se encuentran registrados (acto este totalmente voluntario) que nos lleva a afirmar que no están todos los que son ni son todos los que están. Una inmensa mayoría de posibles artesanos que desarrollan sus actividades legalmente no están registrados, (por lo que no existen, no están reflejado en las cifras oficiales).

Desde el punto de vista de las cifras oficiales el numero de artesano existentes es para echarse a temblar. Araba cuenta con una treintena, Bizkaia cuenta con un centenar Gipuzkoa cuenta con unos ciento y muy pocos, (curiosamente la última vez que tuve noticias de la cifras reales del Registro, los artesanos legales y los alégales eran idéntica cantidad. Nafarroa cuenta con 49 artesanos. Iparralde cuenta con un número muy indeterminado, pero se da la circunstancia que en estos territorios la fiscalidad es un hecho real, y son muy pocos los artesanos que no cumplen este requisito.

Algunas otras cifras que yo les podría aportar son que en Araba sólo queda un cestero que trabaje el mimbre. En Bizkaia tan solo quedan registrados dos cesteros de cestería de castaño. En Gipuzkoa tan sólo queda un elaborador de makilak, en Nafarroa no hay registrado ya ningún kaikugile, a pesar de que son dos o tres los que aún quedan, ya que estos desarrollan su actividad de modo complementario a otras actividades, que son su verdadero ogibidea, etc. Tradición o innovación

Personalmente creo que ambas cosa son compatibles y necesarias y que además sin la una no es posible la otra. Me viene a la memoria un eslogan del Departamento de Turismo del Gobierno Vasco que decía: “Gusto por la tradición, gusto por la innovación”, un gran lema. Frente a él, los cantos apocalípticos de sirena de algunos otros políticos que faltos de ideas para relanzar el sector de la artesanía solo saben decir que “es que hay que innovar”, innovar e innovar (pues se lo podían aplicar aunque sólo fuera a la hora de redactar sus Decretos, con los que supuestamente regulan el sector artesanal; a los que la única innovación que tienen un año tras otro es el recorte en porcentajes destinados a subvenciones, o el recorte de actividades subvencionables… aún falta una vez, para que se les ocurra o pongan en marcha una sola iniciativa real de apoyo a nuestra artesanía). Falta de implicación real en la artesanía

La falta de implicación de las instituciones es algo más que palpable desde el punto de vista de apoyo técnico y operativo a la promoción de nuestra artesanía. ¿Ha visto, querido lector, alguna campaña de promoción de nuestra artesanía en algún medio de comunicación?, ¿a que no?. ¿sabe usted de muchas instituciones vascas que cuando tienen que realizar regalos institucionales regalen artesanía?, “algunas ahilas…” Ahora me viene a la memoria cómo en una ocasión en pleno Consejo de la Artesanía Gipuzkoana, en el que como presidente de mi asociación tomaba parte, un conocido de todos nosotros, Antxon Aguirre Sorondo, le dijo muy cortésmente al Sr. Guillermo Echenique a la sazón Diputado por aquel entonces del Departamento de Economía y Turismo (del que depende la artesanía gipuzkoana): “el coñac francés está muy bueno, es cierto, pero seria mejor que esta Diputación regalara artesanía de Gipuzkoa ”. Y también es bueno recordar que aquella amable afrenta tubo su fruto y el Sr. Echenique nos obsequió a los miembros del consejo, cuando tubo ocasión, con un pin con el escudo de Gipuzkoa realizado artesanalmente en damasquinado de Eibar.

A nuestra artesanía se la tomaba hasta hace poco, que fue necesario cambiarle la etiqueta, como algo superfluo, no excesivamente necesario, pero cuando fallaron otros nichos de mercado laboral, alguien pensó que se podría hacer de ella una forma de autoempleo y por hay se orientaron los tiros… y pasó de ser algo oculto a ser una pequeña herramienta del sistema, una herramienta muy cómoda para algunos, al dejar toda la responsabilidad en el tejado de los artesanos que como auto empleados son los responsables de que el negocio funcione, ¿es que las instituciones no tienen nada que decir ni aportar?, pues va a ser que al menos en los últimos 20 años no lo han hecho.

¿Alguien evalúa los planes de artesanía? ahora que esta palabra está tan de moda. Si lo hace, lo debe hacer tan mal como para no darse cuenta de que esto no funciona. Falta de una política clara y decidida de apoyo al sector artesanal

La ignorancia y el desconocimiento real del sector hace que las políticas actuales sean políticas de parcheo, copiadas de otros lugares donde ya se ha puesto en practica con anterioridad, y fracasado, pero aún así en algunos casos se copian incluso los errores.

La falta de técnicos institucionales comprometidos en este área lleva a generar unos Decretos de ayudas que a veces no reflejan la realidad de las necesidades del sector, generando un diálogo de sordos (los funcionarios) y de mudos (los artesanos) que suelen sobrellevar los cambios en las normativas con una paciencia estoica y sin rechistar. Los Artesanos, diosecillos del Olimpo de la artesanía

El artesano es un elemento individualista (no sé si abría que añadir la coletilla de por naturaleza). No siempre fue así, las corporaciones de gremios en la Edad Media hablan de grupos mucho más homogéneos, que imponían sus criterios, muchas veces a sangre y fuego, para avalar sus intereses mercantiles, pero fueron otros tiempos…

En la actualidad nuestros artesanos, trabajan en solitario en sus pequeños talleres, muchos de ellos, intentan sobrevivir y mantener un taller (tecnológicamente obsoleto para algunos) y una cultura (sobre esto, me gustaría que también se atrevieran a decir que obsoleta, para que todas y todos tengamos claro que es lo que piensan y hacia donde nos llevan).

Y no deseo liarles más con mis cosas sobre nuestra artesanía. Sólo espero no haberles liado demasiado, o sea, más de lo que estaban ya. La artesanía vasca pasa en estos momentos por un bache; el que quiera que ayude, y el que no, que siga su camino y la deje en paz.