347 Zenbakia 2006-05-12 / 2006-05-19

Gaiak

25 años de artesanía

AGUIRRE SORONDO, Antxon

¿De qué hablamos?

Antes de entrar en el tema de mi pequeña comunicación y puesto que soy el primer ponente, me parece oportuno definir de qué estamos hablando, de qué vamos a hablar en el día da hoy.

Artesano lo define el Diccionario de la Real Academia de Lengua Española como: “Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico. Modernamente se distingue con este nombre al que hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndole un sello personal, a diferencia del obrero fabril”.

Pero esta definición no es objetiva, sino subjetiva y así resulta que para cada persona la palabra artesano tiene un distinto concepto.

Yo me atrevería a clasificarlos así:

ARTESANO. Como dice el Diccionario: “Persona que ejercita un arte u oficio meramente mecánico”. En esta concepción amplia se incluyen un sin número de oficios tal y como lo indica la Orden n.º 213 de la Diputación Foral de Gipuzkoa del 26.12.1997. Así en la industria de la alimentación desde los conserveras, pasteros, sidreros y hasta los pastores. En la industria textil las bordadoras, planchadoras, etc. En la peletería los modistas, sastres, sombrereros, guanteros, etc. Marroquinería: alpargatería, curtidos, zapateros... y así podríamos ir clasificando hasta completar los 21 amplios capítulos.

Luego estarían los artesanos vascos que yo definiría a los que englobadas en el capitulo anterior, viven y desarrollan su trabajo en EuskaL Herria. El tercer grupo sería los artesanos tradicionales. El artesano que además produce elementos de la cultura material popular. Esto es, tomamos ahora la segunda definición del Diccionario de la Real Academia cuando decía que es la persona que “hace por su cuenta objetos de uso doméstico” de forma manual, a diferencia de los que los producen de forma industrial o fabril. Así puede ser el que produce un botijo, o una artesa.

Por último estaría el cuarto grupo, el artesano de productos tradicionales vascos. En este grupo yo incluiría al artesano que produce elementos de la cultura material del pueblo vasco.

Todos son artesanos, pero cada uno fabrica un producto, tiene una especialidad y hay que diferenciarlos, como se diferencia al estomatólogo del digestivo. Ambos son médicos, pero no se dedican a lo mismo. Repaso histórico

Las primeras huellas de artesanía vasca se remontan a tiempos prehistóricos. El hacha de Aitzabal en Alava, datada del Paleolítico Superior, es una de las manifestaciones más antiguas del trabajo del hombre en Euskal Herria. También se han hallado venablos, picas y porras del mismo período, diversificados durante el Paleolítico Medio en raspadores, buriles, puntas, mazas, raederas, punzones...

Así, el origen de la artesanía coincide con el comienzo de las actividades estrictamente humanas. Por decirlo de un modo plástico, el primer hombre fue un artesano cantero.

Poco a poco van creciendo las necesidades y las soluciones y van creándose nuevos oficios. Con la aparición de excedentes nace el comercio y paralelamente los artesanos, gentes especializadas en fabricar un producto por el que obtienen a cambio los demás bienes que necesitan para su subsistencia.

La aparición de los elementos mecánicos, primero de tracción animal, luego hidráulico, y luego eléctrico, va creando una nueva forma laboral que termina en lo que llamamos industria. En principio, industria artesanal. Son familiares. Los operarios se auxilian con alguna maquina para su trabajo. Es obligado citar aquí las publicaciones que sobre este tema han sacado a la luz Carmelo Urdangarín y José Mari Izaga, especialistas en este campo del artesano-industrial.

Según se van mejorando las técnicas y los equipos el operario va perdiendo el carácter artesanal, ya que es la maquina quien produce. Al final su labor será el controlarla. Estamos ya en el siglo XXI. Los últimos 25 años

Este cambio, o evolución no se ha efectuada de la noche a la mañana. Empezó en el mismo origen, en el Paleolítico Superior y continúa hoy, incluso transcendiéndonos a nosotros mismos.

Es labor de todos nosotros el que sepamos amoldarnos a los tiempos y nadar a favor en lugar de hacerlo en contra.

En 1979, en la primera feria que organizó Ereintza (aquella en que los nombres de los artesanos estaban pintados con rotulador en un cartón y clavados en una tabla) se pudieron ver artesanos haciendo yugos, kaikus, forja, talla en madera, cucharas de boj, cestos, alfareros, alpargateras, hilanderas y un artesano que trabajaba can el plástico. En 1980 además de los anteriores se incorporan el que hacía bastones, telares, vidrio, cerámica, bolillos, y redes, entre-otros. La de 1981 además de los citados se potencia la confitería. En 1982 indicaremos como curiosidad aparece un artesano que trabaja haciendo figuras con miga de pan. 1983 son nuevos los maquetistas, modelistas y mosaicos. 1984: Vemos a los de Cintruénigo (Navarra) con el alabastro. 1986: además tenemos los que hacen figuras de plomo, nudos marineros, arenas teñidas. 1987: árboles de metal, barcas en botellas de vidrio etc.

Es palpable que aunque en su origen la mayoría eran los que llamaríamos artesanos de productos artesanales vascos, los de Ereintza siempre han dado espacio a los otros artesanos, fueran los dedicados a los alimentos o los que producen nuevos elementos modernos, distintos de clásico “apero tradicional vasco”.

Y es que hay que considerar que hay productos en clara decadencia de uso, y por ello no tienen demanda cosas hoy sin apenas uso: ladrillos de adobe, kopetas para bueyes, yugos, redes para pesca en ríos (técnica hoy prohibida), rosarios, carros o gurdis, etc. Son artesanos que por falta de demanda, por edad y, desgraciadamente, otros por fallecimiento van desapareciendo. Si hace 25 años ya estaban condenados a desaparecer, hoy prácticamente son historia.

Subsiste con mérito otro grupo de artesanos que aunque producen elementos de escasa demanda, por adaptación, en unos casos, y por auténtica resistencia a su desapadción perduran. Así son los alpargateros, albarqueros, cencerreros, los artesanos que hacen hachas, los guarnicioneros, fabricantes de kaikus, etc.

Han crecido, tienen más demanda y son más numerosos los que fabrican artículos relacionados más con el arte que con la artesanía: los que hacen elementos de bisutería, las joyeros, restauradores, vidrieras, etc. Su presencia en ferias y mercados lo atestigua.

Luego estaría el grupo de la artesanía actual, generalmente gente joven, o con elementos provenientes de otras culturas (sin descartar a muchos jubilados o personas que alternan la artesanía con otras profesiones), con inquietudes artesanales que producen elementos que aunque no sean de los llamados de “tradición vasca” no por ello dejan de ser trabajos artesanales: árboles de metal, figuras can migas de pan, papel maché, fabricantes de marionetas, etc.

Caso aparte, como no podía ser de otra forma en un país en el que la mesa se convierte en altar; en el que el comer es uno de los elementos más sacrificados de nuestro acervo cultural, los artesanos dedicados al mundo de la alimentación son cada día más numerosos y mejor considerados. Desde los productores de los humildes talos, hasta los confiteros o reposteros, los chacineros, los fabricantes de aguardientes, licores, txakolis, vinos y sidras, y un lago etcétera.

En estos 25 últimos años se ha dado una disminución progresiva en la vida artesanal de los “artesanos tradicionales”, y se está dando una mayor presencia de los que hemos llamado “artesanos actuales” (y no digamos de los artesanos de la alimentación).

Pero también en estos últimos 25 años hay lugar para la esperanza. Empezamos por el hito que hoy nos une los 25 años de la feria de Errenteria organizada por Ereintza. ¿Quién les iba a decir en 1979 que celebrarían las 25 años? Tras los 16 artesanos de 1979 han pasado por Errenteria 447 más.

Después nacieron otras ferias. Algunas importantes como las de Getxo, Durango, o Tolosa y cientos de menor entidad pero que dan oportunidad a los artesanos a vender sus productos.

Por parte de algunas instituciones se han creado créditos blandos para la adquisición de elementos y equipos artesanales.

Se imparten clases y cursillos de artesanía, no tantos como nos gustaría, bien es cierto.

Se han creada sociedades de artesanos para ayudarse y defender su sector.

Se publican libros, artículos e investigaciones sobre los artesanos, tanto en soporte papel como en Internet.

Ya se que hay problemas, pero creo que sinceramente hay que confesar que estamos mejor que hace 25 años y ello, en parte, gracias a muchos de los presentes.

Quiero terminar mi intervención haciendo algunas reflexiones finales.

Hoy se da una mayor concienciación en la sociedad por la artesanía. Pero también hay un peligro encubierto ¿cuáles son los intereses de los que defienden a los artesanos?

No cabe duda de que el artesano como “elemento cultural” da prestigio. Por ello no es raro ver que tal o cual entidad organiza uno “premios al artesano”, u otorga “diplomas de artesano” pero la pregunta sincera es: ¿Lo hace para auto prestigiarse o, de verdad, para ayudar al hombre-artesano? ¿Aparte del diploma, en que le ayuda?

La misma reflexión la podemos hacer con los ayuntamientos. Sea en un “día de la sidra”, del txakoli, o del verdel, nunca faltará la publicidad de que veremos un grupo de artesanas trabajando. Y es que tienen un valor etnografía-cultural que vende imagen. Es bueno para el artesano al que le da una ocasión para vender sus productos, pero ¿lo hace por la artesanía o para llenar el programa?

Y nosotros los visitantes cuando vamos a una feria, pocos compramos, pero podemos admirar al artesano trabajando tras la mesita, como se ve a las monitos del Zoo. Es algo novedoso.

También tendremos que hablar del propio artesano que nunca está contento, y que muchas veces pretende se le de todo hecho.

Para terminar, tenemos que darnos cuenta de que el artesano es un ser irrepetible, único y no es igual que nos guste (defendamos) al artesano, o lo que este produce y que no nos importe su persona. Que aceptemos un artículo bastándonos que lleve simplemente una etiqueta con “made in Euskadi” por el simple hecho de ser más barato. Estamos aquí para defender al artesano, la artesanía y lo que ello significa, a pesar de todos (incluso a veces de los mismos artesanos). Conferencia inédita con motivo de los 25 años de la Feria de Artesanía de Errenteria