328 Zenbakia 2005-12-23 / 2006-01-06
Como es conocida, la relación del Perú con el Ingenioso Hidalgo Don Quijote, se inicia casi en forma inmediata a la salida de la imprenta de Juan de la Cuesta de la edición príncipe. Es así que en octubre o noviembre de1607, a sólo 2 años de publicada la obra y al año de la llegada a Lima, de los primeros 72 ejemplares de la obra cervantina, en el lejano e inaccesible, en ese momento, pueblo de Pausa (Ayacucho), se realizó la primera representación en suelo americano de los principales personajes del libro. De acuerdo con los documentos publicados en 1911 por el ilustre cervantista Francisco Rodríguez Marín, sabemos que con el fin de celebrar el nombramiento del Marqués de Montesclaros como Virrey del Perú, el corregidor de Parinacochas, Francisco de Alava y Norueña organizó una “fiesta de sortija”, en la que, se presentó el “cavallero de la Triste Figura don Quixotte de la Mancha, tan al natural y propio de cómo le pintan en su libro, que dio grandissimo gusto berle. Benía cavallero en un cavallo flaco muy parecido a su Rocinante, con unas calcitas del año de uno, y una cota muy mohoza, morrión con mucha plumería de gallos, cuello del dozabo, y la máscara muy a propósito de lo que representaba”, le acompañaban el cura, el barbero y la infanta Micomicona, y por supuesto el fiel Sancho Panza “graciosamente bestido, cavallero en su asno albardado y con alforjas bien proveydas y el yelmo de Manbrino”. El cordobés Luis de Gálvez, quien representó al Quijote, compitiendo con otros personajes, obtuvo el premio a la mejor interpretación. 400 años después un grupo de estudiantes iberoamericanos, como parte de la Ruta Quetzal, rindieron su homenaje a Cervantes en el mismo escenario. Un Obispo cervantista
Entre 1779 y 1784 fue obispo del Cusco, el arequipeño don Juan Manuel Moscoso y Peralta, quien en un primer momento fue consejero de Túpac Amaru y alentó sus planes de rebelión, sin embargo luego mostró su disconformidad con las acciones de éste, por lo que fue expatriado a España para explicar su conducta, donde luego asumió el arzobispado de Granada y es en esta posición cuando, en 1795, manda edificar un palacio en la localidad de Víznar. Nada tendría de extraordinario, si es que no estuviese ornamentada con 12 pinturas murales con escenas del Quijote a escala natural, lo cual nos muestra la gran afición que el arzobispo tenía por este libro y que ya se podía notar en su estadía en el Cusco. Entre las pinturas se encuentran las escenas donde el Quijote pierde el juicio por sus innumerables lecturas, las aventuras del Yelmo de Mambrino, de los Yangüeses, de la cueva de Montesinos, la batalla con los odres de vino y por supuesto la de los molinos de viento. Las reproducciones se tomaron de la edición preparada en 1778 por le Real Academia. Este palacio ha sido declarado Monumento Histórico-artístico por España y hoy es conocido como el “Palacio del Cusco”. Autores peruanos y el Quijote
Desde esa época, mucha agua ha corrido bajo los puentes del Rímac, y muchos han sido los autores peruanos que se han ocupado, desde diversos ángulos, de la figura quijotesca. Así desde la perspectiva literaria, podemos citar a Ricardo Palma y su tradición sobre el primer ejemplar del Quijote en Lima, Raúl Porras Barrenechea, el cusqueño José Gabriel Cosio, José de la Riva Agüero, Javier Prado, Oscar Miró Quesada y Aurelio Miró Quesada, quien en 1947 con motivo del cuarto centenario del nacimiento de Cervantes publicó una serie de artículos sobre la relación de Cervantes y el Perú y por supuesto de la mencionada fiesta de Pausa. Ese mismo año la Universidad de San Marcos, organizó una semana celebratoria de la que luego se publicaron las ponencias de Luis Alberto Sánchez, José Jiménez Borja, Augusto Tamayo, Manuel Beltroy y José Gabriel. También en ese año y siguiendo con el homenaje a Cervantes, Emilio Costilla Larrea publica un libro en el que trató de demostrar que la obra de Nietzsche fue inspirada en la de Cervantes. Además tenemos ensayos sobre Cervantes y diversos aspectos de su obra realizados por Alberto Tauro, el maestro Luis Jaime Cisneros, el poeta Marco Martos y el crítico Carlos García Bedoya.
El Quijote también inspiró a algunos autores, quienes tomándolo como personaje crearon o fabularon nuevas historias, así podemos mencionar a Juan Manuel Polar, autor de “Don Quijote en Yanquilandia”, publicado en 1925, a José Félix de la Puente con su novela “Herencia del Quijote” (1934), a Juan Rios y su obra teatral “Don Quijote” y, en tiempos recientes, a Luis Enrique Tord con “Cide Hamete Benengeli, coautor del Quijote”.
Desde la óptica del derecho, ilustres juristas han analizado a Don Quijote, así tenemos al Dr. José León Barandiarán, al abogado trujillano José Montenegro Baca, quien en un libro con dos ediciones realiza una singular exégesis desde el punto de vista del derecho del trabajo. El Dr. Jorge Eugenio Castañeda, lo hace desde la opción del Derecho Civil, repasando las diferentes instituciones jurídicas contenidas en el libro y por su parte el Dr. Roberto Mac Lean, en un ensayo reciente nos presenta la justicia como ilusión en Don Quijote.
Otros autores que se han ocupado del hidalgo manchego son el siquiatra Segisfredo Luza, quien pregunta si es un enfermo mental, un místico desesperado o un héroe, mientras que Edmundo León y León nos ilustra sobre el sentido de la paz en la mentalidad de la época.
El arte no ha sido ajeno a esta magna obra y el pintor, Fernando de Szyzslo, realizó algunas ilustraciones para la primera edición peruana, mientras que Félix Oliva, ilustró completamente con motivos contemporáneos una edición facsimilar a la de 1735. El arte popular ha tomado las figuras de el Quijote y Sancho como motivo de sus obras, las que se presentan en trabajos de madera, metal y arcilla y las que se pueden encontrar en plazas y ferias.
En este año de aniversario, el Perú no podía estar ausente y, sumándose a los múltiples homenajes, el diario El Comercio logró que el Quijote sea traducido al Quechua, obra que realizó Demetrio Túpac Yupanqui y cuenta con las ilustraciones de los pintores populares de Sarhua. Por otra parte, el Dr. Bernardo Alborhn Alvarado nos muestra su actualidad en el libro titulado “El Quijote para empresarios”, donde aplicando las diversas teorías de la administración moderna nos presenta a un Quijote dando consejos a los responsables del manejo de las empresas. Esa misma actualidad es puesta de manifiesto por el ilustre novelista Mario Vargas Llosa, quien fue escogido por la Real Academia de la Lengua Española, para prologar la edición conmemorativa del cuarto centenario de su publicación, ahí señala que el Quijote “es un canto a la libertad” y que su modernidad “está en el espíritu rebelde, justiciero, que lleva el personaje a asumir como su responsabilidad personal cambiar el mundo para mejor”. Hasta donde tenemos conocimiento, las obras de Montenegro Baca y la de Ahlborn Alvarado, son las primeras que en su género se realizan, enriqueciendo así la voluminosa bibliografía que sobre esta magna obra se han hecho y como Don Quijote y Sancho, seguirán recorriendo los caminos del mundo en busca de deshacer entuertos, defendiendo mozuelos débiles, delicadas damas y haciendo sonreír a caballeros distraídos.