327 Zenbakia 2005-12-16 / 2005-12-23
La prepotencia de los grandes señores, el abuso del poder fue una constante de la sociedad medieval. La lejanía de los monarcas y las dificultades en las comunicaciones, hacía muy difícil que la justicia atendiera los reclamos de la gente común. Por otra parte los reyes no estaban siempre dispuestos a ejercerla en perjuicio de los grandes nobles, sus pares.
Es por lo dicho que los episodios en que el pueblo logra enfrentar a los nobles, tienen un valor y significado especial. Sucedió en Agurain-Salvatierra hace casi cinco siglos y la proximidad de las celebraciones del 750° aniversario de los fueros de la villa es oportuna para su recuerdo. De las manos del Rey, a la de los Ayala
Blasón de los Ayala. Salvatierra había perdido su condición de realenga para convertirse en señorío en 1382, según disposición del rey Juan I en favor de su Canciller, Pedro López de Ayala, con derecho para éste de fundar mayorazgo.
Esto no fue un hecho aislado, sino que se inscribe en un proceso,1 en el cual buena parte del territorio alavés pasó a jurisdicción señorial entre los siglos XIV y XV. Esto fue producto de un decidido protagonismo de ricos hombres alaveses o de ese origen, los Ayala, Mendoza y Guevara quienes sirvieron a la corona castellana, apoyando a uno u otro monarca, primero a Alfonso XI; luego a su sucesor Pedro I frente al pretendiente bastardo, Enrique de Trastámara.
Cambiaron de bando y sirvieron a quien luego fue conocido como Enrique II. El apoyo y respaldo fue recompensado de diversas formas, cargos, títulos, honores, creando una nueva nobleza, que también recibió señoríos sobre territorios antes bajo jurisdicción real.
Esto permitía recaudar a los señores toda una serie de tributos que les posibilitó, mantener o incluso acrecentar sus ingresos, superando las distintas crisis económicas y demográficas, que les había aquejado desde inicios del siglo XIV. Otro elemento que contribuye al poder de los señores es la institución del2 mayorazgo. Esto es la posibilidad de transmitir el patrimonio a uno de los herederos, generalmente la opción es por el hijo mayor, y varón. El mayorazgo al impedir la división de las propiedades permitía mantener y acrecentar los bienes del linaje representados por un solo heredero. La práctica del mayorazgo se fue extendiendo en el siglo XV al resto de la clase señorial alavesa. El conde de Salvatierra y la Villa
Iniciado el siglo XVI podemos suponer que el animo feudal del que hace gala Pedro López de Ayala, primer señor del linaje de Ayala en usufructuar el título de conde concedido por los Reyes Católicos en 1491, se constituye en un nuevo acicate para que lo enfrente toda la villa.
El primer conde de Salvatierra tuvo repetidos altercados con las autoridades de las Hermandades de Álava. Así, en el año 15063 las Hermandades debieron enviar más de doscientos hombres armados para liberar un escribano detenido por orden del conde.
En 1507 los vecinos apelaron a la corona ante su demanda por cincuenta mil maravedíes, por el concepto de alcabalas; los impuestos a las ventas de la época. El conde no aceptó pacíficamente la apelación, amedrentando con amenazas a los pobladores de Agurain, hecho que obligó a Juana I, en junio de ese año4 a ordenarle expresamente que no maltrate a los vecinos de la villa. Aunque en 1508 Fernando El Católico ratificó el pago de los cincuenta mil maravedíes al señor, no cesó el hostigamiento de éste a los vecinos, obligando a que en marzo de 1509, Juana I, indique expresamente al noble que los habitantes de Salvatierra no podían ser apresados, heridos o embargados injustamente. En 1518 la villa hizo suyo el pleito frente al señor de Ayala por la demanda de pago de once mil doscientos maravedíes cada año por los conceptos de señorío, servicio de gallinas, capones y vino blanco. La guerra de las Comunidades Iglesia de Santa Maria – frente a ella estuvo ubicado el Palacio del Conde. Fotografía: Alicia Maria Abayian
El enfrentamiento de las Comunidades merece una consideración particular al analizar la evolución de la villa en el siglo XVI. En un principio hay un hecho que ayuda a explicarlo en forma más o menos satisfactoria. Salvatierra era un centro de intermediación y distribución en la región a la vez que lugar de transito de mercaderías que se desplazan introduciéndose en la Península o saliendo fuera de ella para mercados exteriores. En esa óptica es comprensible que la urbe se alineara naturalmente al lado de la periferia exportadora frente al centro manufacturero.5
Hay otro factor no obstante que a nuestro entender es decisivo para la postura que asumiera la villa en el conflicto; el erigirse el conde de Salvatierra como jefe comunero en Álava.
La defensa de Salvatierra exigió sin duda la solidez de las murallas y fortificaciones, pero más que eso, obligó a la solidaridad y concurso de todos sus moradores para rechazar a Don Pedro López de Ayala. Inútilmente este demandó6 de sus súbditos de Salvatierra el envío de trescientos hombres para auxiliarlo.
De la súplica pasó a la orden y de ésta a la amenaza. Finalmente Pedro López de Ayala puso sitio a la ciudad, ocupando sus arrabales. El alcalde, Martín Martínez de Oquerruri se constituyó en el capitán de los defensores que rechazaron a los atacantes y en represalia saquearon y destruyeron buena parte del palacio y castillo del conde intramuros.
Fue para los salvaterranos el momento de ajustar las cuentas con el omnipotente señor y lo hicieron cumplidamente.
Este hecho de armas fue recompensado el mismo año por el Emperador concediéndole a Salvatierra el título de muy noble y leal, al tiempo que la restituía a la órbita de la corona. Victoria y después
En forma paradójica los burgueses y pequeños nobles rurales – caballeros e hidalgos – que apoyaron a los defensores, derrotan a un gran señor feudal defendiendo los intereses de señores feudales aún mayores representados por Carlos V.
El triunfo sobre el conde sacudió el yugo de este sobre la villa; fueron picados sus escudos en todos los lugares públicos en que figuraban. Sin duda que sus pobladores lo consideraron un hecho decisivo para el futuro de Salvatierra. Se respira alegría y confianza con respecto a un devenir que testimonian los orgullosos blasones familiares que proliferan en residencias y capillas, y los numerosos que con las armas imperiales ostentan la fervorosa adhesión de la ciudad al monarca.7
Pese a la alegría y optimismo de los victoriosos salvaterranos, el conflicto con el conde de Salvatierra y el costo del litigio entre sus descendientes y la ciudad significaron una pesada carga a las finanzas de la ciudad y por consecuencia a la economía de sus habitantes por décadas y décadas.
El hijo del conde, Atanasio de Ayala, luego que su padre falleciera en prisión demandó la devolución del señorío sobre la villa aunque luego se contentó con demandar una indemnización. El pleito fue sumamente largo y costoso.
Finalmente en 1569, cuarenta y un años después de iniciado el pleito se expidió un juicio definitivo favorable a Salvatierra. Fue pregonado en la villa el veinticinco de julio, con bandera desplegada a son de clarines y con variados festejos organizados al efecto. Tiempo después, el nieto del conde, también llamado Pedro de Ayala, efectuó nuevos reclamos: parte de su dote. Entre una y otras demandas, la sangría económica que supuso para Salvatierra los litigios y las compensaciones a los Ayala demandaron casi setenta años de sacrificios. BIBLIOGRAFÍA
AJAMIL, Clara; ARANA, Gurutze, BEGOÑA, Ana de; MASEDO, María Mar; “Salvatierra - Guía para una visita”; Diputación Foral de Álava, Servicio de Publicaciones, 1985.
DIAZ DE DURANA ORTIZ DE URBINA, José Ramón “Álava en la Baja Edad Media” (Crisis, recuperación y transformaciones socioeconómicas c.1250 - 1525). Diputación Foral de Álava. Servicio de Publicaciones, 1986.
GOICOLEA JULIAN, Francisco Javier, “Fuentes documentales medievales del País Vasco” – Archivo Municipal de Salvatierra-Agurain, Tomo III, (1451-1500).
GRANDES, Fortunato, “Cosas de Salvatierra”, Imprenta del Asilo Provincial, Vitoria, 1939.
Ibídem. “Apuntes históricos de Salvatierra” Diputación Foral de Álava, Vitoria-Gasteiz, 1982.
MARTINEZ DE ILARDUYA, María Jesús; RESANO, María José; VALLEJOS, María Dolores, con la Dirección de Ma. Camino URDIAIN MARTINEZ, Jefe del Servicio de Archivos de la Diputación Foral de Álava y Félix LOPEZ – LOPEZ DE ULIBARRI, Técnico de Archivos. Archivo Municipal de Salvatierra – “Documentación medieval (1256-1549)” Diputación Foral de Álava. Servicio de Publicaciones, Vitoria – Gasteiz, 1986. PASTOR DIAZ DE GARAYO, Ernesto “Salvatierra y la Llanada oriental alavesa (siglos XIII-XV)”, Diputación Foral de Álava - Servicio de Publicaciones, Vitoria-Gasteiz, 1986. 1 DIAZ DE DURANA, José Ramón, “Álava en la Baja Edad Media” pp. 322 a 333; PASTOR, Ernesto, “Salvatierra y la Llanada oriental alavesa (siglos XIII-XV)”, pp. 176 y 177. 2 DIAZ DE DURANA, José Ramón Ob. Cit., pp. 331 y 332. 3 GRANDES, Fortunato, “Apuntes históricos de Salvatierra” p. 20. 4 MARTINEZ DE ILARDUYA, Ma. y otros, Archivo Municipal de Salvatierra tomo 1 p. 103. 5 CHAUNU, Pierre, “La España de Carlos V”, t. 1, pp. 62 a 65. 6 GRANDES, Fortunato, Ob. Cit. p. 17. 7 PORTILLA, Micaela “Por las calles de Salvatierra”, en “La Voz de España”, 20.11.1974.