322 Zenbakia 2005-11-11 / 2005-11-18

Gaiak

El puerto de Bilbao a través de la historia

AUTORIDAD PORTUARIA DE BILBAO



Es imposible desligar la historia de Bilbao de la historia de su Puerto que, si bien en un principio estaba ubicado en la zona alta de la Ría, con el paso de los años se ha ido desplazando hacia su desembocadura. Hoy en día, aunque conserva instalaciones en nueve municipios vizcaínos, la mayor parte de la superficie portuaria se encuentra en los municipios de Santurtzi y Zierbena. Bilbao. Puente de San Antón.

No se sabe con exactitud el origen de este enclave portuario, aunque a finales del siglo XIII debió de tener gran importancia, ya que en el núcleo urbano, cerca del Puente de San Antón, centro de navegación y comercio, Don Diego López de Haro fundó Bilbao. En el archivo histórico municipal se conserva la Carta Puebla y en ella se dice que la villa tomó su nombre de un lugar denominado “el puerto de Bilbao” ya existente en la parte interior de la ría que forma el Nervión al desembocar en el Cantábrico. En concreto se lee:“Con placer de todos los Vizcaínos fago en Bilbao de parte de Begoña nuevamente población e Villa que le dicen Puerto de Bilbao”. Además, para fomentar el asentamiento de población otorgó a Bilbao la total jurisdicción sobre la ría, que se convertiría en puerto toda ella, desde el puente de San Antón hasta la desembocadura en el Abra.

Cuenta la historia que, en 1301, el rey Fernando IV otorgó a los bilbaínos la exención de portazgos en todo el Reino de Castilla, menos en Toledo, Sevilla y Murcia. De esta forma, no sólo les daba la exclusividad de la ría sino libertad de movimientos por todos los caminos de Castilla. Años más tarde, en 1323, Portugalete recibió su carta Puebla y junto a Bilbao comercia con los puertos europeos de la fachada atlántica durante los siglos XIV y XV. Durante esos años, hubo gran rivalidad entre los puertos cantábricos, fomentada por el Consulado de Burgos que controlaba la lana, una mercancía básica en los intercambios con Europa. Bilbao. Grabado de 1441.

Por privilegio de la reina Doña Juana, en 1511 se creó el Consulado de Bilbao. Durante el periodo de vigencia del Consulado se llevaron a cabo trabajos que tuvieron como objetivo la mejora y encauzamiento de la ría, que comenzaron por el muelle de Portugalete, siguieron con el de Las Arenas y Mojijoncra, y continuaron a lo largo de toda la ría. También en 1654 para paliar las consecuencias de inundaciones se abre un curso nuevo a la ría frente al Paseo del Campo de Volantín, creando la pequeña isla de Uribitarte. No fue hasta 1844 cuando el Puerto pasó a depender de la Dirección de Obras Públicas del Ministerio de Fomento.

Se puede decir que hasta mediados del siglo XIX, el movimiento portuario de Bilbao refleja las características de la actividad tradicional que realizaba el Puerto en siglos anteriores, como centro importador de productos primarios y exportador de artículos que provenían de las regiones circundantes. El Siglo XIX. Despegue de la actividad industrial y minera

A mediados de la década de los 60 del siglo XIX aparece un nuevo elemento en la actividad económica de la zona: la explotación de mineral de hierro, provocada por una fuerte demanda procedente del extranjero. La infraestructura de transporte comienza a adaptarse a la nueva actividad, instalándose los ferrocarriles mineros que acercaban el mineral de hierro a los muelles. La Diputación construyó el primero, que unía las minas de Triano con el Puerto. Las instalaciones portuarias no estaban preparadas para esta actividad, por lo que las compañías que tenían ferrocarril construyeron asimismo los cargaderos necesarios para realizar la carga del mineral a los buques.

Altos Hornos de Vizcaya. En paralelo, comienza a despegar la producción de acero, creándose en 1902, al amparo de la ría, Altos Hornos de Vizcaya, por la unión de Altos Hornos de Bilbao, La Vizcaya y La Iberia. La economía vizcaína comenzó a expandirse. La introducción del lingote para acero Bessemer en Vizcaya provocó un cambio en la naturaleza de las manufacturas de hierro que eran vendidas al exterior. Los hornos de coque provocaron el despegue de la industria química de abonos y alquitranes. El transporte minero y de mercancías, tanto por tierra (ferrocarriles, tranvías aéreos, planos inclinados, cadenas sin fin...) como por mar (embarcaciones) demandó talleres de mecánica, astilleros para reparaciones, industria metalúrgica (tornillería, herramientas), etc.

Como consecuencia de este desarrollo económico, en las márgenes de la ría se asentó una creciente población demandante de bienes de equipo y de consumo, y aumentó la necesidad de viviendas que exigían madera, cemento, petróleo para iluminación, etc.

Al desarrollo de la industria siderúrgica se sumó la modernización de otros sectores tradicionales: se consolidaron los modernos astilleros, la industria metalúrgica, la papelera, la cementera, la textil, fábricas de electricidad, de abonos, de jabón, harinas, conservas, vidrio, ladrillos y baldosas, talleres de madera, mecánicos..., que aportarían a Vizcaya la imagen de una región industrial moderna.

En paralelo al desarrollo económico, el Puerto fue adaptándose a las necesidades demandadas por la actividad industrial. Así, en las condiciones en las que se encontraba el Puerto a comienzos de los 70 del pasado siglo, la carga y descarga de los buques de mineral sufría numerosas demoras por la dificultad para entrar y salir del Puerto, además del tiempo de espera para la carga en condiciones precarias y sin fondeaderos. Vista de Bilbao según un grabado de 1850.

En 1872, comerciantes, mineros, navieros e industriales se unieron para formar la Junta de Obras del Puerto y Ría de Bilbao, con el objetivo común de poner fin a la situación de bloqueo en que se encontraba el Puerto. Gracias al importante volumen de mineral que se expedía a través del Puerto, la Junta contó con los medios económicos suficientes para iniciar las obras inmediatamente.

En 1887, Evaristo de Churruca, personaje clave en la historia de Bilbao, culmina la primera gran obra portuaria, la construcción del Muelle de Hierro de Portugalete, que elimina definitivamente los problemas de acceso a la ría para el tráfico de buques, al sortear la temida barra de Portugalete. La Reina María Cristina fue la encargada de inaugurar las obras.

Años después, en 1902, hace ahora exactamente cien años, su hijo, el Rey Alfonso XIII, inaugura otra obra fundamental para el desarrollo futuro de la actividad portuaria: el Puerto Exterior, una gran lámina de agua al abrigo del dique de Santurtzi y el contramuelle de Algorta, que convierten al Puerto de Bilbao en el mejor y más seguro del Golfo de Vizcaya. Portugalete (Bizkaia). Muelle de Hierro, de 820 m. de longitud, en construcción, y la playa. Foto de 1882. Esta obra, acometida por Evaristo Churruca entre 1881 y 1887, puso fin a la barra que dificultaba la navegación.

La Junta de Obras consiguió en pocos años dotar a Bilbao de un Puerto con las condiciones necesarias para que pudieran atracar, en sus casi 18 km. de muelles, buques de alto porte. El Puerto tomó entonces una configuración en tres zonas diferenciadas, con funciones económicas bien determinadas y delimitadas en el espacio portuario:

- El Puerto comercial estaba ubicado en la mitad superior de la ría, y en sus márgenes, debidamente encauzadas, se fueron instalando los grandes almacenes de maderas, vinos, bacalao, etc.

- El Puerto industrial se asentó en la mitad inferior de la ría, hasta su desembocadura. En esta parte se construyeron los cargaderos de mineral y se establecieron las industrias siderúrgicas, químicas, astilleros, etc.

- El Puerto Exterior, El Abra, fue habilitado para cumplir ambas funciones y se construyeron muelles de atraque de grandes buques y almacenes de depósito para las mercancías, tanto las producidas y demandadas por las industrias vizcaínas como las que generadas por la actividad mercantil, con lo que se favorecieron las escalas internacionales. El Siglo XX. Consolidación y crisis del sector industrial.

En el último cuarto del siglo XIX se consolidan en torno a la ría del Nervión los dos soportes básicos del desarrollo económico alcanzado por Vizcaya a lo largo del presente siglo: por una parte, un tejido industrial sólidamente asentado aunque concentrado en actividades de transformación básica, y una infraestructura portuaria que, en el caso del Puerto Exterior, ha permitido completar su aprovechamiento hasta fecha muy reciente (1994).

Este esquema de industria básica y actividad portuaria como soportes del desarrollo económico de la zona se mantiene a lo largo del siglo XX con una evolución sostenida, que conoce su máxima expresión en los años 60 y 70, época en la que se realizaron obras tan importantes para la descongestión del tráfico bilbaíno, como las de apertura del Canal de Deusto, que entró en servicio en 1968. Zona industrial de Deusto y Zorroza. A la izquierda y la derecha el canal de Deusto.

Durante estos años, se alcanzan las máximas cotas de capacidad productiva en las empresas de siderurgia integral, construcción naval, sector petroquímico e industrias de bienes de equipo instaladas en las inmediaciones de la Ría.

El Puerto de Bilbao es en esos años un claro ejemplo de puerto industrial, con un gran peso específico en sus tráficos de productos como el crudo de petróleo y los refinados petrolíferos, así como materias primas -mineral de hierro, carbón y chatarras- destinadas a la siderurgia integral.

El desarrollo industrial alcanzado en la década de los 60 y primeros años 70 conoce su punto de inflexión en 1973, en que la crisis económica internacional afecta con gran intensidad al tejido industrial vasco, y con especial virulencia a las industrias básicas asentadas en el Bilbao Metropolitano.

Paralelamente al proceso de desindustrialización, la evolución de la economía vasca durante los últimos años 80 y principios de los 90 manifiesta un cierto desarrollo del sector servicios y una incipiente diversificación industrial hacia sectores con mayor potencial de crecimiento. Última gran ampliación del puerto

En 1992 la Autoridad Portuaria de Bilbao inicia una ambiciosa ampliación en el Abra Exterior, que resultaba clave para el desarrollo del puerto y que era equiparable en importancia a lo que supuso la creación del puerto exterior.

La Primera fase de esta ampliación concluyó en diciembre de 1998. En ella invirtió más de 240 millones de euros y las obras garantizan el crecimiento del Puerto durante otros cien años. Las obras, realizadas por la empresa Agromán, consistieron básicamente en la creación de una gran dársena abrigada de más de 5 km2 de superficie. Para ello, fue necesaria la construcción de un dique de 3.150 metros, quebrado en tres alineaciones, que parte desde Zierbena; y de un contradique recto que arranca del extremo del rompeolas de Santurtzi. Vista general del Puerto de Bilbao en el Abra exterior. En ella se puede apreciar los dos nuevos muelles que está construyendo la Autoridad Portuaria de Bilbao.

Además de estas obras de abrigo, en el interior de la dársena se construyó un muelle de 850 metros de longitud, perpendicular al contradique, con un calado de 21 metros y una superficie de 425.000 m2. En este muelle se habilitó una nueva terminal para una de las mercancías con mayor proyección internacional, los contenedores, y una terminal de vehículos. También se habilitó de una franja de terreno de 65 metros de fondo medio, entre el Dique de Zierbena y el rompeolas de Santurtzi. En conjunto, se consiguió ganar al mar 1,5 km2 de nuevas superficies.

Los recursos humanos y materiales que se emplearon en las obras de ampliación del Puerto proporcionan una idea bastante ajustada de la dimensión del proyecto. En el Abra Exterior trabajaron diariamente un total de 400 personas, que operaban a tres turnos en los trabajos de carga y transporte de materiales, y a dos turnos en el resto de las operaciones. Otros indicadores de las dimensiones de la obra se refieren a los materiales utilizados: 50 millones de toneladas de material de cantera; 2 millones de m3 de volumen dragado; 691.000 toneladas de cemento, 9.000 toneladas de acero y 160.510 bloques de hormigón (de 8, 25, 50 y 100 Toneladas).

Los trabajos que la Autoridad Portuaria de Bilbao desarrolló para la corrección del impacto ambiental de las obras del Abra Exterior supusieron una inversión cercana a los 18 millones de euros, más de un 7% del presupuesto completo de la ampliación. Nuevos muelles y nuevos proyectos

Inmediatamente después, y en algunos casos antes de que estas obras concluyeran, se pusieron en marcha los procedimientos administrativos para la puesta en explotación de los nuevos espacios. No obstante, y a la vista de que la ocupación de estos terrenos se encontraban comprometidos en su práctica totalidad, la Autoridad Portuaria emprendió la construcción de nuevos muelles que están aportando nuevas superficies donde se están ubicando otros proyectos, para continuar, de este modo, seguir siendo el termómetro de la actividad económica del propio Bilbao y de su zona de influencia. Desde que se iniciaron las obras de ampliación, son ya cuatro los muelles construidos y hay un quinto cuyas obras finalizarán en 2006. Los dos nuevos muelles del Puerto de Bilbao en el Abra Exterior. Además, el desplazamiento de la actividad portuaria hacia el Abra Exterior volverá a generar beneficios a Bilbao y, por extensión, a toda Bizkaia. Así, si los muelles de Uribitarte, una vez exentos de actividad portuaria, fueron utilizados para la construcción del, hoy por hoy, principal reclamo turístico bilbaíno, el Museo Guggenheim, muy pronto los muelles de Deusto permitirán también el desarrollo de nuevos proyectos que contribuirán a este despertar turístico, cultural, arquitectónico y, en definitiva, económico de esta ciudad que, como nos recordó su fundador, fue Puerto antes que Villa.