306 Zenbakia 2005-06-24 / 2005-07-01

Gaiak

Los barrenadores: la recuperación de un deporte popular

SANTAMARIA, Jabier

Miembro de Meatzaldeko Harrizulatzaileak GARMENDIA IARTZA, Koro



En los últimos años, estamos asistiendo al auge de un deporte popular que a muchos les resultará nuevo: el de los barrenadores. Pero, ¿es realmente una práctica nueva? Se equivoca quien así lo crea, ya que se trata de un deporte popular creado por los barrenadores hace más de un siglo, práctica que hasta hace bien poco permanecía sumida en el olvido, pero que en los últimos años, gracias al tesón de varias personas, afortunadamente se ha visto recuperada.

En el presente artículo trataremos de volver la mirada hacia el pasado y facilitar algunos datos sobre el proceso de recuperación para, de tal modo, saber algo más sobre el deporte de los barrenadores. Prueba antigua de Urtuella, Plaza del Ayuntamiento (1917). El origen del juego

En Euskal Herria halla su origen en el trabajo, como sucede con prácticamente todos los deportes rurales. Los retos y apuestas que se realizaban a su alrededor lo fueron trasladando a las plazas, y poco tardó en convertirse en un deporte. Hacía finales del siglo XIX y principios del XX, el oficio de los barrenadores era bastante corriente en las explotaciones de canteras y minas donde, para realizar agujeros de gran profundidad, se introducían cartuchos de pólvora o dinamita en la roca para hacerla estallar, y de tal forma obtener la piedra o mineral que interesaba. En la zona minera de Bizkaia (Urtuella, Gallarta, Galdames, Trapagaran, Muskiz,...), extraían mineral de hierro, mientras que en otras zonas de Euskal Herria, y sobre todo entre Gipuzkoa y Bizkaia (Markina, Deba, Itziar, Eibar, Mendaro, Elgoibar,...), se obtenía piedra caliza para el sector de la construcción.

Los barrenadores empleaban en su trabajo largas barrenas de acero, con las que realizaban agujeros que muchas veces superaban los dos metros de profundidad. Era un oficio de especial dureza, en el que los trabajadores tenían que pasar el día cargando con una barrena de más de diez kilos. Quizás por este motivo, y porque realizaban una labor imprescindible, estos hombres eran muy apreciados. Su labor en las minas se consideraba de especialistas y ostentaban la categoría de trabajadores de primera, recibiendo por ello un salario mayor que cualquier otro obrero.

Era frecuente ver pruebas deportivas de barrenadores en las plazas de los pueblos. En las regiones antes mencionadas (las zonas mineras por una parte, y el límite entre Bizkaia y Gipuzkoa por otra), estas espectaculares actividades solían ser una de las principales bazas de las fiestas populares. Los municipios organizaban campeonatos de deporte rural de gran fama y entre ellos estaban las pruebas de barrenadores, como por ejemplo los que tenían lugar en Tolosa y Azpeitia. Por aquel entonces, las pugnas se realizaban individualmente. Los barrenadores competían ayudados por unos asistentes, al grito de “¡A que hago un agujero más profundo!” o “¡A que realizo más barrenos en dos minutos!”. En las diferentes pruebas variaba la profundidad de los agujeros y la duración de la misma. Barrenadores de principios de siglo en la Plaza de Justicia de Tolosa (1920)

Hay registradas muchas referencias bibliográficas en torno a estas pruebas. Un ejemplar del diario “El Pueblo Vasco” de 1910, por ejemplo, ensalza en un artículo la figura del barrenador Moncalvillo. Existe una fotografía realizada en un campeonato de Urtuella en 1917. El autor Vicente Blasco Ibáñez, por su parte, describe en su obra “El intruso”, de 1904, una prueba de barrenadores que bien merece ser destacada. El certamen se desarrolla en el municipio de Azpeitia, y narra la pugna entre un barrenador local y otro natural de Gallarta.

No obstante, en torno al año 1930, antes de la Guerra Civil, los campeonatos de barrenadores desaparecieron. Con la llegada de los martillos hidráulicos y otra serie de máquinas, la perforación manual dejó de ser necesaria en las canteras y minas. Se diría que, al desaparecer el oficio de los barrenadores, también lo hizo el deporte. La recuperación

Tuvieron que pasar muchos años hasta poder ver recuperado este patrimonio histórico-cultural. Nosotros hemos recogido el testimonio de varios intentos; por ejemplo, el realizado en mayo de 1978 en la romería de la Trinidad en Mendaro, o el del barrio Arretxinaga de Markina-Xemein, en septiembre de aquel mismo año. En ambos casos, varios ancianos que en su juventud trabajaron como barrenadores se pusieron a explicar los pormenores de esta actividad que combinaba trabajo y deporte.

Veinte años más tarde, el 3 de octubre de 1998, con motivo de las Euskal Jaiak de Urtuella, la asociación Autrigoiak Euskara Elkartea de la citada localidad organizó un campeonato de barrenadores, con el fin de recuperar este patrimonio histórico y fomentar el uso del euskara; es decir, de avanzar en la recuperación y normalización de estos dos bienes como son el euskara y las pruebas de barrenadores. El euskara había empezado hace varios años ya a dar sus primeros pasos en este sentido, e iba siendo hora de que también los barrenadores, de la mano del euskara, recuperaran el protagonismo que se merecían en la vida popular del pueblo. Fiesta Vasca de Urtuella, 1998. Primera prueba después de 80 años

En aquella memorable jornada compitieron tres grupos. La mayoría de los barrenadores procedían de Urtuella, pero había también deportistas de Trapagaran y Abanto. Resultaría vencedor el grupo que en 30 minutos más agujeros de 10 centímetros de profundidad realizara. Los ganadores de esta primera prueba en la nueva etapa fueron Iñaki Arana, Jorge Mateo y Jabier Santamaria, con una marca de 4 agujeros, o, dicho de otro modo, 40 centímetros.

Al igual que sucediera en Markina-Xemein y en Mendaro, también en la localidad de Urtuella se vivieron momentos de gran alegría al poder volver a presenciar una prueba de barrenadores. Para Urtuella, municipio creado oficialmente en el año 1901, la recuperación de este deporte fue un hecho especialmente importante, ya que además de rescatar patrimonio histórico-cultural suyo, recuperaba una costumbre más antigua que la propia villa. Pese a que las minas han dejado de explotarse, el hierro y los barrenadores son en la actualidad los símbolos que mejor identifican el pueblo, y es que los barrenadores cumplieron un destacado papel en la fundación del municipio, y hoy, en el siglo XXI, siguen siendo también protagonistas. Campeonatos modernos

Reconociendo al deporte de los barrenadores el lugar que le correspondía, y a raíz de la primera prueba organizada en Urtuella, en el año 1999 se empezaron a celebrar pruebas oficiales y campeonatos.

Los campeonatos actuales tienen una duración de 30 minutos, y los agujeros deben tener 10 cm de profundidad. La victoria se adjudica al equipo que más agujeros perfore en dicho tiempo. Si el último de los agujeros queda sin perforar, se miden también sus centímetros.

Los barrenadores compiten de tres en tres, de dos en dos o individualmente, teniendo en estos últimos casos las pruebas 20 minutos de duración. Cada grupo suele estar asistido por un botellero que desempeña una doble función: por una parte, introduce agua en los agujeros, tanto para extraer las pequeñas piedras que quedan dentro como para, en la medida de lo posible, evitar que la barrena se caliente en exceso; y, por otra parte, se hace cargo de organizar los turnos entre los barrenadores. Cuando el botellero considera que el agujero está ya completado, llama al juez para que proceda a su medición, y si comprueba que tiene una profundidad de 10 centímetros, da su visto bueno y anota un tanto para el grupo.

La I Liga de Barrenadores celebrada en 1999 se atuvo a este mismo formato. Resultó vencedor el grupo de Arboleda, con una marca media a lo largo de la liga de 6 agujeros y 4 centímetros. Los restantes competidores procedían de Gallarta, Urtuella y Abanto.

Desde entonces, todos los años se ha venido celebrando la liga, en la que han participado diversos grupos. En esta tabla recogemos los equipos de barrenadores y el número de participaciones en la liga: Año de creación Grupo Participación en la liga 1998 Urtuella 7 1999 Abanto 2 1999 Arboleda 6 1999 Gallarta 7 2000 Galdames 5 2000 Kotorrio 1 2002 Trapagaran 4 2004 Aldai-alde 2 2004 Txorierri 2 2005 Sanfuentes 1 2005 Errekatxo 1 2005 Sondika 1

Les ofrecemos los datos de las ligas hasta ahora celebradas: Liga Vencedor Marca media Pruebas realizadas 1999 Arboleda 64 cm 3 2000 Gallarta 76 cm 5 2001 Arboleda 115 cm 5 2002 Arboleda 110 cm 6 2003 Trapagaran 93 cm 8 2004 Trapagaran 115 cm 11

Además del citado campeonato de liga, hay también otras ligas oficiales de barrenadores. Una de ellas se asemeja a una copa, puesto que para poder llegar hasta la final hay que ir superando las eliminatorias. En este caso, todas las pruebas tienen un mismo formato: 30 minutos y agujeros de 10 centímetros. Otro campeonato a su vez, es individual -los barrenadores compiten personalmente entre sí-, y dada la especial dureza que entraña, es un tipo de campeonato que ciertamente merece ser destacado. Estas sacrificadas pruebas individuales se acercan mucho más a los campeonatos de antaño. La prueba tiene 20 minutos de duración, y los agujeros son de 10 centímetros. En la siguiente tabla podemos observar los resultados de estos campeonatos:

Año Campeonato de individual Copa 2000 ---------- --- Larrañeta 93 cm 2001 Fertxi Garcia (Trapagaran) 37 cm Arboleda 116 cm 2002 Mikel Zeanuri (Trapagaran) 39 cm Trapagaran 113 cm 2003 Fertxi Garcia (Trapagaran) 44 cm Trapagaran 116 cm 2004 Iñigo Aurrekoetxea (Txorierri) 44 cm Galdames 114 cm

Además de los campeonatos, se suelen celebrar también exhibiciones de barrenadores, con el objeto de promocionar y dar a conocer esta modalidad deportiva. Desde 1998 hasta hoy, se han organizado más de cien en Euskal Herria. La gente se suele quedar boquiabierta al presenciar un deporte tan duro y, al mismo tiempo, tan espectacular. Muchos se alegran de la recuperación de esta tradición que sólo los más mayores han llegado a conocer. Nos extenderíamos demasiado informando sobre todas las exhibiciones que se han llevado a cabo, por lo que, a título ilustrativo, nos atendremos a citar las primeras que se han realizado fuera de la cuenca minera de Bizkaia: 1999: Ondarroa 2000: Aulesti, Getxo, Markina-Xemein, Güeñes, Sestao y Bilbao 2001: Arrigorriaga, Mutriku, Portugalete, Balmaseda y Tolosa 2002: Sondika, Erandio, Ugao y Santurtzi 2003: Garai, Arrankudiaga, Zalla, Sopuerta y Leioa 2004: Pamplona, Uharte-Arakil, Mungia, Aramaio, Barakaldo, Derio, Trutzios, Forua, Etxebarria, Gatika, Zeberio, Errespalditza, Arrasate y Nabarniz Las pruebas de barrenadores, un espectáculo asegurado

Lo primero que llama la atención al presenciar una prueba de barrenadores es su espectacularidad, que aumenta cuantos más sean los grupos participantes. Ver a los barrenadores golpear una y otra vez el barreno contra la piedra, escucharlos jadear y emitir pequeños gritos que a veces se les escapan, chorros de agua que brotan al golpear la roca, pequeñas piedras sueltas que saltan de un lado para otro... son factores que lo hacen sumamente atractivo.

Los barrenadores tienen que hacer un gran esfuerzo, por lo que los ánimos del público resultan muy alentadores para poder mantener la intensidad a lo largo de la prueba. Para asegurar este aspecto y darle un poco más de emoción, normalmente se realizan algunas pequeñas apuestas que consisten en responder a tres preguntas: quién ganará la prueba, cuántos agujeros perforará el grupo vencedor, y de cuántos centímetros tendrá el último agujero que quede incompleto. La persona que acierte todas las respuestas, o la que más se aproxime sin pasarse, se llevará como premio todo el dinero recaudado. En los deportes populares siempre ha habido apuestas de por medio, y el caso de los barrenadores no es, ni ha sido, una excepción. De todos modos, no se juegan sumas muy elevadas: teniendo en cuenta que cada apuesta cuesta un euro, el premio en metálico suele ser más bien testimonial. Prueba de Trapagaran (2002)

No es fácil perforar la piedra, y mucho menos hacerlo durante treinta minutos. En un principio, se diría que con tener fuerza basta, pero no es así. Tanto la resistencia física como la técnica son aspectos fundamentales.

La técnica perforadora se adquiere en los entrenamientos previos a la celebración de la prueba. En cada golpe hay que girar levemente la barrena con el fin de realizar un agujero redondo; de lo contrario, no se podría profundizar, ya que la barrena quedaría atascada en el agujero, sin poder moverse.

La barrena hay que alzarla todo lo posible, ya que, cuanta más distancia haya entre ésta y la roca, con más rapidez se asestará el golpe. El tener brazos largos permite coger más altura. Algunos incluso se ponen de puntillas, o dan un pequeño salto. Se debe mantener la espalda erguida, bajar la barrena rectamente y golpear. El momento más importante es precisamente éste. La barrena debe estar bien sujeta en el momento en el que golpea la roca. De controlar bien este último momento, de gran violencia, se sacará más provecho al esfuerzo realizado, pudiendo así realizar el agujero en menos tiempo y asestando menos golpes. Sin olvidar que el ritmo y la fuerza deben mantenerse durante todos los minutos que dure la prueba.

Los barrenadores deben dosificar su esfuerzo para conservar el ritmo y no bajar de intensidad. De eso se hace cargo el botellero. Es él quien organiza el grupo. Al comienzo de la prueba, exige a uno de los barrenadores más que a los demás, alargando su turno y obligándole a asestar más golpes. A medida que la prueba avanza, concede el turno a otro deportista. Pero siempre reserva a un barrenador, para que al final de la competición pueda actuar con frescura. Con frecuencia, el grupo suele concretar estos turnos antes de dar comienzo a la prueba. Los nuevos retos

Barrenadores de Urtuella en la Prueba de La Arboleda (1999) A pesar de que se pueda asegurar que el deporte de los barrenadores está ya recuperado, quedan todavía varios aspectos que mejorar y fortalecer.

En cuanto al primero de los retos no hay la más mínima duda: se trata de difundir la práctica deportiva de los barrenadores a otros territorios, puesto que prácticamente todos los grupos existentes pertenecen a Bizkaia (en Gipuzkoa hay uno que empezará a actuar este mismo año), y, además, la mayoría de las pruebas que se realizan tienen lugar en esta misma provincia. La aparición de nuevos grupos sería, sin duda, una buena señal, y mucho más si se produjera en zonas donde hasta ahora no se ha practicado esta actividad, ya que favorecería su expansión.

El segundo reto consiste en normalizar y reglamentar el deporte oficialmente, cometido que se encuentra especialmente en manos de las Federaciones de Deporte Popular de cada territorio y, sobre todo, en la de Bizkaia, al corresponderles regular y registrar las pruebas que se realizan en este recuperado deporte popular. Esta labor deberían realizarla los jueces federados, que es lo que se hace en todos los deportes populares, relevando a los colaboradores que anónima y voluntariamente, y haciendo un gran sacrificio, han venido prestando su ayuda. Pero no es ésta la única tarea que las Federaciones debieran asumir; tendrían, además, que hacerse cargo de promocionar y difundir esta práctica. Hasta ahora, las Federaciones, aparte de facilitar invitaciones para participar en varias exhibiciones, no han hecho gran cosa por fomentar el deporte popular de los barrenadores.

El tercer objetivo a alcanzar para que este deporte tenga su futuro asegurado y siga avanzando en el buen sentido, consiste en captar nuevos barrenadores entre los jóvenes. La solidez de un deporte no sólo depende del número de fichas; también hay que prestar atención a la media de edad de los deportistas. En nuestro caso, los barrenadores actuales son ya adultos, por lo que consideramos necesario atraer a gente más joven.

Tal y como hemos podido comprobar a lo largo de este artículo, se ha recorrido un largo camino para recuperar el olvidado deporte popular de los barrenadores. La lista de personas que han participado en este proceso de recuperación es muy larga. Puede que los principales protagonistas, y, al mismo tiempo, quienes más han tenido que sufrir para alcanzar este objetivo, hayan sido los barrenadores, pero, como en cualquier otro ámbito, hay muchas personas que, desde el anonimato, han realizado una gran labor: botelleros, jueces, organizadores, colaboradores, seguidores... Su aportación ha sido fundamental. Tampoco podemos olvidar a los patrocinadores y entidades locales, en especial a los Consistorios de Abanto, Trapagaran y Urtuella. Sin su ayuda hubiera sido imposible que la situación descrita en este artículo fuera real. A todos ellos, ¡gracias de corazón! Bibliografía:

“Juegos y deportes vascos”. Rafael Aguirre Franco. Enciclopedia general ilustrada del País Vasco. Edit. Auñamendi.

“El intruso”. Vicente Blasco Ibañéz. Ediciones de Librería San Antonio. Barakaldo, 1999.

“Valle de Trapaga. Apuntes de su historia hasta 1900”. Larrañeta Alpino Club, 1993

“Concejo de Ortuella. Crónicas de su evolución hasta 1937”. Luis Manuel Maqueda Mata, Juan Ignacio Rodriguéz Camarero, Jose Rodriguéz Andrés eta Maire Rodriguéz Quintana. Ed. Ayuntamiento de Ortuella y Departamento de Transportes de la Diputación Foral de Bizkaia. Bilbao, 1995 Diario “El Pueblo Vasco”. 1910. Correctores de la versión en euskera: Iratxe Aramburu, Mikel Kaltxakorta y Estepan Plazaola.