299 Zenbakia 2005-05-06 / 2005-05-13

Gaiak

Besaide, monumento a los montañeros que nos han dejado

GARCÍA URIBE, Iñaki



Besaide es el lugar en el que el 30 de octubre de 1955 se bendijo un monumento dedicado a los montañeros muertos, celebrándose desde entonces anualmente y en el mes de septiembre la misa y romería del “Día del recuerdo”, todo ello con objeto de honrar la memoria de los que fallecieron en la montaña.

El lugar que eligieron es un “Irumugarrieta” simbólico, un mojón de tres límites que se convierte en referente de la unión de varias provincias vascas, limitando con Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, entre los montes de Anboto y Udalaitz, allá por el Duranguesado.

El histórico montañero Angel Sopeña visitaba con frecuencia las obras del monumento. 1955. Como bien citan en un volumen de la colección “Guías de Montaña” de ETOR OSTOA - SENDOA, “La metáfora del mojón en Besaide es punto de confluencia territorial, desborda significación y se convierte en emblema de la hermandad montañera de toda Euskal Herria”.

En el mismo documento impreso, Gerardo López de Guereñu Iholdi escribe una descripción que me parece interesante contárosla, dice así: “En el monumento de Besaide y desde la amplia plataforma, sobre la que se levanta un campanil, se admiraba una magnífica vista, tanto del cercano Udalaitz, como de toda la línea de cumbres que, empezando en el Anboto que nos muestra su más bravía cara, pasando por la alargada crestería del Alluitz y la aislada mole del Unzillaitz, hasta la, desde aquí, impresionante silueta del Mugarra, ya en la sierra de Aramotz. Decíamos, se admiraba, pues hoy la gran masa de pinos que comenzó, hace tiempo, en las partes más bajas de la sierra, ha ido trepando hasta alcanzar estas alturas, acercándose tanto al monumento, que parecen querer ahogarlo entre el verde agrio de sus ramas y, la magnífica prespectiva, que servía de reposo a los vivos que recordaban a sus hermanos muertos, se limita ahora a contemplar el perenne verdor de los pinares”.

Sigue Gerardo López de Guereñu, con su hábil pluma que ha descrito todas nuestras montañas, “delimitar el comienzo y fin de una sierra es muy difícil, pues encontramos opiniones muy dispares, limitándola alguno a la crestaría que desde Anboto termina en Unzillaitz, con la garganta de Atxarte entre ellos; otros la alargan, por el Norte, hasta Mugarra, y otros, de los que formo parte, consideramos que las peñas de Echagüen y Udalaitz deben quedar insertas en el común denominador: Duranguesado”.

Los promotores del monumento fueron Angel Sopeña, Jose Luis Sopelana y un limitado grupo de amigos. La idea surgió debido a la conmoción causada por el fallecimiento de cinco montañeros vascos en la cumbre Europea por excelencia, el Mont Blanc, rondaba el año de 1953. 30 de octubre de 1955, inauguración del primer monumento en Besaide.

Aquel suceso afectó mucho a la familia mendizale y, buscaron la manera de recordar a las 46 personas que desde la fundación de la Federación Vasca de Montaña, habían muerto en accidente.

Para ello se localizó una zona anexa a la mayoría de las regiones vascas, que fuera lugar hermoso y al mismo tiempo que su acceso sería fácil, nunca incómodo. Besaide cumplía todos los requisitos indicados. Su acceso más usual es por Elorrio (Bizkaia).

Llevaron los ideólogos del monumento la propuesta a la XII Asamblea de Montaña que se celebró en Donostia, en diciembre de 1954, allí acordaron su realización. Llegado el capítulo de orden económico se solicitó colaboración a las instituciones y, de cara a los montañeros, se pusieron en circulación aportaciones voluntarias de cinco pesetas, a lo que también llamábamos un duro. Actualmente en el s XXI se dice 0,03 euros. El presupuesto inicial fue de 65.000.- pts. Curiosa coincidencia e idéntica cantidad que el costo proyectado para la gigantesca primera Cruz de Gorbea 53 años antes construída.

Tras costosa negociación con los propietarios de los terrenos, permiso de utilización de la pista y chavola (propiedad de Daniel Ania), todo ello con un proyecto gratuito realizado por el arquitecto Luis Pueyo y los duros trabajos de los hombres del contratista Pedro Gerediaga, se hizo realidad el domingo día 30 de octubre de 1955 un monumento construído con piedra de Mañaria, piedra vecina.

El monumento consistía en un círculo de 15 m coronado por una torre de 9,5 m, símbolos de la unidad y la elevación, acompañados por el clamor de la campana, elemento sonoro donado por el Ayuntamiento de Durango.

Al pie del montículo de Besaide se construyó una fuente y un banco para solaz de los montañeros, así el monumento quedaba sólo para el recuerdo y la contemplación. Misa en el 25 aniversario del monumento de Besaide en septiembre de 1980.

Se ha difundido la idea en diversos sectores montañeros en Euskal Herria que el costo de este monumento se realizó con el dinero sobrante de los gastos de repatriación de aquellos fatídicos cinco muertos del Mont Blanc, pero la realidad es que aquella repatriación la abonaron sus propios familiares. El dinero sobrante del pago de otros gastos fue de 6.542.- pts. Con esta irrisoria cantidad, más 16.366.- pts llegadas de las aportaciones de montañeros y las 70.750.- pts de subvenciones de instituciones y empresas, se pudo pagar el costo total de 87.884.- pts quedando además un remanente de 6.242.- pts para su conservación futura. 25 Aniversario del monumento de Besaide

Para conmemorar el 25 aniversario del monumento y en la celebración anual correspondiente del “Día del recuerdo” de 1980, se realizó una exposición de paneles informativos, a todos los asistentes se les regaló un humilde separador de libro alusivo al evento, dicha separata rectangular llevaba un dibujo del recientemente fallecido José Ramón Tellería y la traducción al euskera la realizó el euskaltzale Xabier Peña, quien falleció 10 días después. Este trabajo del 25 aniversario corrió a cargo del entonces Presidente de la Federación Vasca de Montaña, Antón García Albizu, del ex-Presidente de la Bizkaina, Jesús de la Fuente y de un montañero importante, por lo menos para mi, mi aita, Javier García Rodrigo.

Hoy día tenemos agencias de publicidad y derivados en comunicación que hacen cualesquiera trabajo con rapidez, profesionalidad y finura. Hace 30 años no era tan fácil, vamos, tenía que hacerlo uno en casa y las manualidades son, sobre todo, sencillas. Pero dignas, faltaría más.

Primeramente fueron los organizadores a casa de Jose Luis Sopelana en Durango y al margen de darles todas las explicaciones que uno pueda imaginarse, les dejó el libro memoria de la construcción del monumento. Dicho libro lo cogió aita y lo fotografió entero para tirar infinidad de copias en blanco y negro desde el pequeño laboratorio que teníamos en casa, en la calle Udiarraga de la villa de Ugao-Miravalles (Bizkaia). Allí mismo se colocaron las fotos ampliadas en los paneles de madera y se cubrieron con plástico para protegerlos de las inclemencias meteorólogicas.

Se subió en coche el material hasta Besaide, aún habiéndose anunciado que iba a exponerse en Elorrio debido al mal tiempo que acechaba, finalmente no fue así, pues allí estaba la salsa (cita textual de mi informante, Jesús de la Fuente, montañero documentalista sobre cualquier aspecto que rodee a la montaña vasca). Exposición de la construcción del monumento expuesta el día del 25 aniversario.

Una anécdota fue que la campana no tenía cuerda y estaba además agrietada, se arregló lo que se pudo y se le instaló una cuerda y con ella se tocó a misa. El histórico Angel Sopeña, contando ya 89 años, no subió, y no lo hizo, muy a su pesar, dado que su mujer se lo prohibió, tenía miedo de que se cayera y le pasara algo. Murió año y medio después.

Mi confidente, Jesús, contó 1154 personas en misa, cifra nada despreciable. Se colocó como recuerdo una sencilla placa metálica y siguiendo el estilo austero de gestión en la Federación por parte del entonces Presidente, no hubo comida oficial.

Los montañeros de Arrasate (Gipuzkoa) se encargaron de subir los micrófonos, el cura y los utensilios para oficiar misa, como lo vienen haciendo hasta hoy día. Muchos presentes llegaban a Besaide con flores.

El 29 de septiembre de 1991 se inauguró otro monumento en Besaide, siendo Presidente de la vasca Paco Iriondo, ayudado por Alvaro Arregi, quien realizó un libro y una exposición. Recurrieron estos a Jesús para documentarse de lo que éste sabía en torno al monumento, antes de construir el otro, Jesús les pidió que, por favor, repusieran agua a la fuente, que llevaba dos años sin gotear nada de su caño, y que arreglaran el suelo del viejo monumento que estaba un poco hundido. Todo se hizo. El citado Alvaro Arregi reprodujo el monumento en polvo de mármol prensado, entregándola como recuerdo a los clubs de montaña. Actualmente acuden al “Día del recuerdo” unas 300 personas a misa, la mayoría de los montañeros se quedan en el segundo monumento, algo más bajo en altitud que el originario, pero ambos muy cerca uno de otro, en el nuevo se instalan txoznas y es donde se realiza la romería.