276 Zenbakia 2004-11-12 / 2004-11-19
“La labor realizada por Lacoza y por los vascos en general en la gesta del Descubrimiento fue más eficaz que llamativa, más útil que bullidora y más silenciosa y modesta que lucrativa”, consigna Xamurre en su obra Colonizadores de la Epopeya Americana, editada por Ekin a fines de los años 60, como si se estuviera en realidad refiriendo a nuestra forma característica de proceder en todas las circunstancias de acuerdo con nuestro carácter peculiar.
Delacoza. Juan Vizcaíno de Lacoza, geógrafo, cartógrafo y marino, según algunos de sus biógrafos nació en Santoña, lugar que antes perteneció a Vizcaya, aunque otros lo consideran de Portugalete, de Orduña, de Castro (que también perteneció a Vizcaya), de Laredo y hasta del puerto de Santa María, en Andalucía, suposición esta última sin fundamento alguno, en 1460 y murió el 28 de febrero de 1510 cerca de Cartagena de Indias, atravesado por 20 flechas envenenadas durante una incursión de Alonso de Ojeda que, por cierto, Lacoza desaconsejaba desde el principio.
Escribir una biografía de Lacoza y de la trascendencia de su intervención completa en el Descubrimiento, sus posteriores exploraciones como la que dio por resultado el descubrimiento del paso del Atlántico al Pacífico y otras hazañas nos llevaría mucho espacio y sólo trataremos aquí sobre la importancia de su participación y la de otros vascos, como Juan Sebastián Elcano, quienes actuaron siempre sin reclamar méritos para sí ni dolerse del reconocimiento a otros menos merecedores de ellos.
Juan de Lacoza abandonó sus propios negocios por acompañar a Colón desde su primer viaje y luego en el segundo, como piloto de la carabela Santa María, de la que era propietario. En esta embarcación, de 135 metros de eslora y desplazamiento de 200 toneladas, el doble de La Pinta y La Niña, y que antes tenía por nombre La Gallega, por haber sido construida en el astillero de A. Moureira, en Pontevedra, según el padre Sarmiento, uno de los más reconocidos biógrafos de Lacoza, viajaron en la expedición y, por tanto participaron en el Descubrimiento, como ayudantes de Lacoza, los marinos vascos Juan Ustobia, Pedro Bilbao, Juan Lequeitio y su hermano Chomin.
Juan de la Cosa, según retrato conservado en el Arch. Gral. de Indias en Sevilla. Para el segundo viaje, que se inició a sólo tres meses del regreso del primero, ya estaba lista la flota, preparada en Bermeo e integrada por una carraca grande, de mil 259 toneladas, cuatro navíos de 150 a 500 toneladas y una carabela de 190 toneladas. El comandante en jefe de esta segunda expedición lo fue el general de Marina Iñigo de Artieta, de Lekeitio; como capitanes de las seis naves el mismo Artieta, Sancho Ugarte, Antonio Pérez de Alzola, Juan Ruiz de Loyola, Martín Pagaza y Juan P. de Amezqueta; entre los tripulantes figuraron Antonio Larzola (Olaizola), Esteban Corta (Alcorta), Juan Rentería, Esteban Estola (Artola), Domingo Darana (De Arana), Pedro Saportegui (Arostegui), Juan de Quijo (Guecho), Miguel Larriaga (Arriaga), Sebastián Olano, receptor de la Armada; Lope Olano y Martín Zamudio, ambos pilotos, parientes entre sí; Fernando Guevara, Luis Arteaga, Bartolomé Salcedo, Miguel Muncharaz y Francisco Garay, quien además llevaba 40 familias vascas (iban a ser 400 pero sólo se lograron reunir estas 40) para colonizar Santo Domingo.
Para su tercer viaje, Colón, a quien ya no acompañaba Lacoza, llevaba cuatro capitanes vizcaínos de los seis que eran en total, y otros vascos como Lope de Olano, quien ya había ido en el segundo viaje; Pedro de Arana, cuñado de Colón y hermano de Diego Arana, Pedro Ledesma como piloto mayor; Martín de Arriaran y Fernando Ibarra, secretario de Colón, quien se distinguió por su cultura y fue una personalidad en las letras, además de los marinos Diego de Portugalete, Martín Arrieta, Domingo Vizcaíno, Gonzalo Salazar, Diego de Mendoza, Pablo Ledesma, Gregorio Zaldua, Pascual Luzuriaga, Machin Vizcaíno, Martín Fuenterrabía y los del segundo viaje Domingo de Arana, Miguel Larriaga y Juan de Quijo.
Monumento Juan Cosa, Cádiz. Siete viajes en total hizo Lacoza a las recién descubiertas tierras, en todos los cuales efectuó muchas exploraciones e investigaciones así como importantes descubrimientos. En el último de estos viajes murió el intrépido marino vasco el 28 de febrero de 1503 en Cartagena de Indias, como ya hemos dicho, atravesado por más de 20 flechas envenenadas disparadas por los aborígenes de ese lugar luego de que entró a apoyar a Alonso de Ojeda, provocador de la pelea con los indígenas y quien en cuanto pudo huyó del lugar dejando solo a Lacoza.
Resultado de los viajes de este marino excepcional fue su famosa carta mapamundi, que elaboró después de su tercer viaje en compañía de Alonso de Ojeda, en Santa María, en octubre del año 1500 y que es el primer documento cartográfico sobre América y el más importante de la época. Francisco de Garay
Garay acompañó a Lacoza en el segundo viaje de Colón a América y al desembarcar en Jamaica se quedó en esta isla, de la que fue nombrado Adelantado y se dedicó a la minería.
En la Corte tenía buenos amigos, como el señor Gaztelu, testamentario del emperador y su secretario, el señor Idiáquez, ambos vascos y con cuya intervención logró que otro vasco, Luis Arrieta, ajustara las capitulaciones necesarias para llevar a las Indias las 400 familias vascas de las que hablamos al principio, para trabajar el campo, pero sólo se lograron reunir 40, como ya también dijimos, que al asentarse en Santo Domingo constituyeron la primera colonia vasca en América.
Mapamundi de Juan de la Costa (Museo Naval, Madrid). Garay amasó una enorme fortuna en 30 años de trabajo intenso en labores agrícolas, mineras y ganaderas, en las que dio ejemplo de actividad personal y de trato humano y bondadoso con los nativos que trabajaban para él en sus propiedades, a los que pagaba bien y les repartía parte de los bienes que se obtenían.
También tenía estancias en Santo Domingo y Puerto Rico y negocios hasta con los reyes pero quiso meterse a descubridor y en 1518 equipó y armó por su cuenta una flota compuesta de cuatro navíos para buscar el nuevo mar, que se suponía que se hallaba hacia la recién descubierta Florida.
Recorrió y exploró toda la costa del Golfo de México, lo que lo llevó a descubrir el río Mississipi, veinte años que Hernando de Soto, a quien se le atribuye tal hazaña.
Durante sus correrías por esos lugares, sus hombres hicieron contacto con los de Hernán Cortés, quien lo invitó a pasar con él las Navidades en la ciudad de México, entonces capital de la Nueva España, y al parecer, envenenó a Garay por considerarlo un posible competidor en sus conquistas.
Garay murió en la ruina por tantos gastos que tuvo que hacer sin recibir nada y sus hijos tampoco recibieron compensación alguna, igual a como sucedió en su momento con otros exploradores y colonizadores de aquellos tiempos. Bibliografía:
. Colonizadores de la epopeya americana, por Xamurre. Editorial vasca Ekin, Buenos Aires, Argentina, 1968.
. Nueva Enciclopedia Temática. Tomo 12, Editorial Richards, Panamá, 1063. . Diccionario Pequeño Larousse. Ed. 1993., Editorial Océano.