2 Zenbakia 1998-09-18 / 1998-09-25

Kultur Iritziak

Los 10 días de glamour, privilegios y placer de un periodista

FIESTRAS, Ioseba

Los 10 días de glamour, privilegios y placer de un periodista Los 10 días de glamour, privilegios y placer de un periodista Joseba Fiestras Una vez tramitado el asunto de las acreditaciones, cuestión espinosa debido a la aglomeración de periodistas y medios que requieren tal formalidad, el comunicador tiene ante sí el difícil reto de informar sobre un festival de cine que se ha convertido, con el paso de los años, en uno de los más prestigiosos de todo el mundo. La acción comienza días antes del inicio del certamen. Las noticias acerca de los nombres que van a acudir a San Sebastián invaden la mente del aguerrido reportero, que ya se imagina los empujones que va a recibir al intentar conseguir el retrato de Antonio Banderas o las primeras palabras de Anthony Hopkins. Y es que somos muchos, y todos buscamos lo mismo. Son ya varios años los que he tenido el placer de cubrir el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. La experiencia abre puertas, no cabe duda. Recuerdo que el primer año ni siquiera sabía que tenía a mi disposición un casillero en el que, además de las informaciones y fotografías de todas las películas que se proyectan, podía recibir mensajes concretos de la dirección del festival, concertar entrevistas, etc. Uno hace muchos amigos en Donostia. Conoce a colegas con los que luego coincide en otras celebraciones, a actores que pueden parecer inaccesibles y luego resulta que son tíos encantadores, a cinéfilos que se pasan el día en las salas viendo largometrajes de todos los estilos... Amistades que se recuperan y amplían en cada nueva edición. Anécdotas varias se suceden año tras año en esta ciudad bañada por el Cantábrico. Alex Angulo, actor vasco que aumenta su prestigio cada vez que aparece en escena, buscaba el año pasado como loco una entrada para poder presenciar el estreno mundial de Perdita Durango. El largometraje de su tocayo Alex de la Iglesia levantó tal expectación que era difícil conseguir acceso al enorme pabellón deportivo en el quese iba a proyectar. Angulo recurrió entonces a los periodistas. Nosotros teníamos la oportunidad de ver la película unas horas antes en el marco del Teatro Victoria Eugenia, en un pase reservado a la prensa. Junto a los reporteros, y algún que otro curioso, el actor vio esta cinta. La imagen de la estrella se desmitifica al verla de cerca. Mel Gibson es más bajito de lo que parece. Keanu Reeves pierde mucho al natural. Catherine Deneuve conserva su glamour y elitismo, aunque su carácter, un tanto endiosado, dejó mal sabor de boca sobre todo entre los fotógrafos a los que tan sólo concedió un escaso minuto para que realizasen su trabajo. Diego Galán, director actual del Festival, no tiene reparo en aceptar que la visita de Mickey Rooney fue un tanto pesada. El ex niño prodigio norteamericano es un gamberrete de cuidado y, a veces, se excede en su simpatía con bromitas mayúsculas. La que asombró a todos con su forma de ser abierta, cordial y de alegría contagiosa fue Emma Thompson. La actriz es una de las personas más agradables que se han dejado ver en San Sebastián. Y Susan Sarandon "tiene una magia que no tienen las demás", según palabras del propio Galán. Naturalmente, el cine vasco tiene reservado un hueco importante en el certamen donostiarra. Homenajes como el propiciado en 1996 a Eloy de la Iglesia dejan constancia de una preocupación por nuestra cinematografía. Preocupación que se ve compensada por los muchos actos, publicaciones y películas nuestras que se ven en Donostia. El realizador vasco, alejado del panorama cinematográfico durante varios años por sus problemas físicos, recogió la fuerza necesaria para regresar al cine en San Sebastián. El apoyo, los ánimos y las buenas palabras de sus compañeros y amigos reafirmaron la decisión de Eloy de la Iglesia de regresar a su mundo, para beneficio de todo cinéfilo que se precie. Y es que el cine vasco ha sufrido altibajos importantes, pero en los últimos años se ha consolidado y de él han surgido decenas de nombresmuy reclamados por todos. Imanol Uribe, por ejemplo, logró la Concha de Oro con cintas tan dispares como Días contados o Bwana. El realizador vasco tiene un cariño especial hacia el certamen donostiarra. Es una persona accesible y comunicativa, una delicia para los periodistas acostumbrados a capear con toros bastante más bravos que él. Recuerdo que coincidí con Uribe en la sierra navarra, en el rodaje de Secretos del corazón largometraje del cual era productor . Allí, comentaba su relación con San Sebastián. "Me halagó mucho que Días contados triunfara, significa mucho para mí. Imagino que este año, con Bwana, no tendré tanta suerte", comentaba el director. Tal era su creencia que Uribe abandonó la capital guipuzcoana unas horas antes de que el premio se diera a conocer. El cineasta se enteró de su triunfo por la radio, mientras viajaba hacia Madrid. Media vuelta y marcha atrás. Regresó a Donostia con una amplia sonrisa en la boca y un gesto de auténtica incredulidad en el rostro. "Aún no puedo creer que me hayan dado el premio un año más, me parece algo increíble. Estoy muy orgulloso", balbuceaba Imanol a los muchos periodistas que le esperaban a las puertas del Hotel María Cristina. Precísamente el conocido hotel guipuzcoano es el auténtico cuartel de batalla de los reporteros. El María Cristina es el centro de atención en el que se mueven actores, directores, productores, periodistas, curiosos, cazadores de autógrafos, etc. Salvo las salas de proyección, en donde se difunden los muchos filmes que pasan por Donostia, el hotel con nombre de reina es el auténtico centro del Festival. A sus lujosos salones sólo se accede con acreditación, son muchos los listillos que intentan colarse en busca de un autógrafo o una simple mirada del actor de turno, pero la seguridad del hotel se lo impide. Allí pasamos mañanas y tardes esperando conseguir una entrevista con la estrella más destacada. Horas y horas paseando por el hall, ojeando en busca de la noticia, de los rumoresy los comentarios. Muchos titulares salen directamente de esos salones. Un año más toca acudir a Donostia, capital del cine durante estos días. En esta ocasión ya sabemos, por ejemplo, que conseguir una cita con Anthony Hopkins será prácticamente imposible. El veterano actor vendrá con el tiempo justo de recoger su Premio Donostia y regresar a su mansión hollywoodiense. Con Banderas será más fácil, aunque también pelín complicado. Pero Antonio es legal, accesible hasta cierto punto por la figura en que se ha convertido, pero amigable y cordial con los periodistas. Ya me imagino los empujones. Los pisotones, pegas, dilemas, problemas... Pero sabemos a lo que vamos, y lo que es mejor, pese a tanto trabajo, yo me lo paso pipa en San Sebastián. Si fuera a diario, me hartaría; pero siendo una vez al año...siempre estoy deseando que llegue el mes de septiembre. Joseba Fiestras es periodista de El periódico de Álava