153 Zenbakia 2002-02-01 / 2002-02-08

Gaiak

Procesos y riesgos naturales en la ordenación del territorio

GONZÁLEZ AMUCHASTEGUI, María José

Procesos y riesgos naturales en la ordenación del territorio Procesos y riesgos naturales en la ordenación del territorio Mª José González Amuchastegui Procesos y riesgos naturales en el País Vasco Procesos y riesgos naturales El medio natural presenta una dinámica caracterizada por la existencia de un conjunto de procesos erosivos, de transporte y de sedimentación. Estos pueden tener ritmos pausados propios de la actividad morfogenética, constituyendo entonces procesos geomorfológicos de alta frecuencia y baja intensidad, que pueden considerarse en equilibrio con el sistema natural. Sin embargo, en ocasiones estos procesos sufren aceleraciones, a veces inducidas por el hombre y otras por causas naturales, que dan lugar a roturas bruscas del equilibrio natural y al desencadenamiento de mecanismos de alta energía. Todo ello implica la puesta en marcha de procesos de baja frecuencia y alta intensidad capaces de generar rápidas acciones erosivas, de transporte o sedimentación que conllevan frecuentemente importantes pérdidas económicas e incluso humanas. Es entonces cuando estos procesos son considerados riesgos naturales, dado que impactan de modo brusco y violento en el sistema natural y socioeconómico. Los riesgos naturales derivados de los procesos morfogenéticos deben ser considerados acciones propias del sistema natural; si bien su aceleración, intensificación e impacto, deriva de la interacción entre el uso del territorio y los sistemas ambientales. Esto provoca la rotura del equilibrio del sistema natural y el desencadenamiento de una serie de procesos que llegan a revestir un carácter catastrófico, unas veces de tipo violento (avenidas, inundaciones, coladas...) y otras no (erosión de suelo, exportación de arenas en playas...), pero siempre con importantes consecuencias socio económicas. Procesos y riesgos en el País Vasco La divisoria de aguas cantábrico mediterránea, organiza el territorio del País Vasco en dos vertientes de diferenciado carácter ambientaly, por ello, con desigual incidencia de los riesgos naturales. Puede establecerse una especial repercusión de estos procesos en la vertiente cantábrica del País Vasco, ligada a un clima húmedo, puntualmente hiperhúmedo en zonas donde se superan los 2.000 mm. anuales, a una topografía intrincada de fuertes pendientes y a litologías vulnerables a los procesos geomorfológicos. Éstos presentan una potencialidad elevada, que se ha visto acelerada como consecuencia del sistema de ocupación y explotación de un territorio en el que la escasez de terrenos de baja pendiente, capaces de acoger la demanda de suelo para las actividades económicas y residenciales; ha traído consigo una intensa ocupación de los fondos de valle, la eliminación de importantes masas forestales autóctonas y su sustitución por especies más productivas. Las aguas de escorrentía laminares, concentradas o canalizadas en cauces, constituyen el factor desencadenante que induce a la puesta en marcha de procesos de alta energía que afectan a ríos, laderas y suelos, en todas las escalas. Estos procesos se concretan en los fenómenos de avenidas e inundaciones, así como en una dinámica de laderas en la que son frecuentes los movimientos en masa de tipo solifluidal, deslizamientos, reptaciones y pérdidas de suelo, que constituyen dada su intensidad y frecuencia, los riesgos geomorfológicos más importantes del País Vasco. Los riesgos y la ordenación del territorio Una buena gestión del medio natural implica necesariamente el conocimiento detallado de su dinámica. En ésta, los riesgos naturales pueden ser entendidos como la ruptura de un frágil equilibrio natural que se acelera e intensifica, como consecuencia de un uso del territorio ajeno a los valores ambientales, lo que trae consigo importantes implicaciones ambientales y socioeconómicas. La ordenación del territorio debe tener como objetivo una reducción de estos riesgos, que se obtendrá a partir del control y ordenación de las actividades directamente implicadasen el desencadenamiento de los procesos. Más en un territorio como el del País Vasco, cuyo medio físico presenta como uno de sus principales problemas la degradación de sus sistemas naturales y la consiguiente aparición de procesos de riesgo (erosión, deslizamientos, incendios...), resultado de una concepción de las actividades desligada del medio físico. Uno de los objetivos de la ordenación del medio físico es establecer la capacidad de acogida del territorio con el fin de asignar usos acordes con ella, definiendo un modelo equilibrado y respetuoso con el medio ambiente. En este sentido, las Directrices de Ordenación del Territorio de la C.A.P.V., marco general de referencia para la formulación de los instrumentos de ordenación territorial, otorgan al medio físico una atención especial. Desde un planteamiento que defiende la necesidad de asumir una postura activa y comprometida con el medio natural, las DOT establecen un conjunto de categorías de ordenación conformes con la capacidad de acogida del territorio y que constituyen una zonificación en sectores homogéneos. A la vez, las DOT recogen una serie de preocupaciones sobre los procesos ambientales, esto es los riesgos, en cuya base se encuentra la incidencia negativa de diversas actividades sobre la dinámica del medio físico. Con este objetivo, se establece como primer paso la necesidad de desarrollar el planeamiento sectorial P.T.S. de márgenes y arroyos, litoral, agroforestal y del medio natural , con el fin de establecer la magnitud de los procesos, los criterios de regulación de las actividades potencialmente impactantes y definir cartográficamente aquellas áreas que presentan problemas de riesgos; estos criterios y áreas deben ser asumidos por el planeamiento territorial. Los riesgos naturales, desde los documentos de ordenación, son pues tratados como procesos ambientales que deben limitar el modo en el que determinadas actividades pueden desarrollarse sobre los ámbitos afectados. Las DOT establecen paraello la figura de los Condicionantes Superpuestos, que como su nombre indica, constituyen condicionantes que deben superponerse a las categorías de ordenación definidas para el medio físico y que servirán para acotar o limitar la forma en que se pueden desarrollar sobre ellas determinadas actividades, en función del tipo de riesgo que se presente en cada caso. Del conjunto de condicionantes definidos por las DOT, son dos los más directamente vinculados con los riesgos ambientales de carácter geomorfológico hidrológico: los condicionantes relativos a las áreas con riesgos de erosión sobre las que se proponen medidas tendentes al mantenimiento o recuperación de la cubierta forestal; y el condicionante de áreas inundables. referido a la necesidad de control de las inundaciones, mediante acciones preventivas de limitación de usos y recuperación de riberas. Un tercer condicionante interesante desde esta perspectiva es el relativo a las áreas vulnerables a la contaminación de acuíferos: es el criterio de fragilidad de las áreas de recarga de los acuíferos el que subyace a este condicionante, a partir del cual debe regularse la localización de actividades potencialmente contaminantes. La aplicación, en distintos documentos de planeamiento, de este conjunto de condicionantes se ha llevado a cabo no sin cierta dificultad. Esta se refiere tanto a los criterios de definición de los condicionantes (metodologías empleadas, umbrales...), como a una traslación territorial nunca ausente de conflictos, dado que los condicionantes superpuestos constituyen, como se ha dicho, instrumentos limitantes y reguladores de usos y prácticas, en ocasiones muy asentadas, que influyen en la frecuencia e intensidad de los riesgos, como pueden ser determinados manejos selvícolas, ganaderos, las talas indiscriminadas... Todo ello, en un territorio sometido a una fuerte presión demográfica así como a importantes tensiones por el uso intrincada topografía, elevada demanda de suelo ; es por lo que laordenación debe plantear una dinámica de desarrollo acorde con los valores y dinámicas ambientales; más si tal y como plantean las DOT ,el medio físico se concibe como un factor clave para el bienestar, desarrollo económico y calidad de vida. Mª José González Amuchastegui, Dpto. de Geografía. Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea Fotografías: Euskonews & Media 153.zbk (2002/2/1 8) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria