12 Zenbakia 1998-11-27 / 1998-12-04

Elkarrizketa

Felix González Petite: "Que el teatro se llene es morirse de emoción"

ARTARAZ, Iratxe

Elkarrizketa Felix González Petite, Festival Internacional de Teatro de Vitoria Gasteiz "Que el teatro se llene es morirse de emoción" Iratxe Artaraz Félix González Petite nació en Vitoria Gasteiz en 1941 y a sus 57 años es, probablemente, una de las personas con más conocimientos teatrales en no solamente en la capital alavesa sino también en el País Vasco. Dedicado por completo a este arte desde 1967, ha interpretado, dirigido, producido y programado varias escenificaciones. Creó una escuela de teatro en su ciudad. Ha dirigido las obra La Farándula y La Fura dels Baus, entre otras, y ha colaborado en varios medios de comunicación con críticas teatrales. Ha trabajado con el Gobierno Vasco el mundo del teatro y actualmente es la persona encargada de programar el Festival Internacional de Teatro de Vitoria Gasteiz, organizado por el departamento de Cultura del Ayuntamiento vitoriano. ¿Cuándo se creó el Festival Internacional de Teatro de Vitoria? En el año 1975. Nació con el objetivo de reunir a los grupos que tuvieran inquietudes teatrales. Se hacía teatro en los barrios, iglesias y en unos lugares inhóspitos, debido a la situación política que se vivía. Por aquel entonces había muy pocas interpretaciones y el festival duraba únicamente una semana. Era de alguna forma un teatro de subsistencia que se vivía de forma clandestina. En esta época tampoco era tan internacional, a lo mejor acudía algún grupo extranjero, pero muy pocos. ¿Ha aumentado el número de espectadores desde entonces? A pesar de que el festival ya goza de un nombre y de que en vez de una semana se prolonga durante tres meses, casi doscientos días, no ha aumentado el número de espectadores por espectáculo, porque la oferta está más repartida. También ahora cuenta con un presupuesto de 75 millones de pesetas. Además, el público no es homogéneo y a cada grupo de espectadores le atrae más un tipo de obras, porque todos tenemos nuestras preferencias. Al realizar la programación, a veces piensas que unaobra no va a llenar el teatro y sin embargo lo consigues. En realidad, cuando llenas el teatro significa morirse de la emoción. ¿Qué tipo de grupos teatrales se acogen en este festival? Como se suele decir, tratamos de escoger una de cal y otra de arena. En el estado español hay muchísimos grupos, cerca de 800, y de alguna manera hay que tratar de dar cabida a los máximos posibles. Sin embargo, siempre hay que contar con algún nombre que ya goce de fama, porque esto supone que el teatro se va llenar seguro, no se puede evitar que el teatro tenga cierta rentabilidad económica. Por ejemplo cualquier obra de Larrañaga llena el teatro con antelación, aunque se desconozca si él va a salir al escenario o si va a poder acudir. A su vez, hay grupos pequeños que llevan años trabajando y en un momento determinado realizan una obra que les lanza a la fama. Esto es lo que ha ocurrido con el Florido Pensil, o los grupos Ttanttaka y Hur. ¿En qué medida está presente el euskera en el festival? Hay muy pocos grupos que trabajen en euskera porque de alguna forma tienen limitada su trascendencia. Por otra parte, el festival cuenta con grupos en euskera cuando realmente se ofrece una obra de calidad, porque no se trata de contar con grupos únicamente porque realicen sus obras en euskera. Si lo hiciéramos así, sólo conseguiríamos desprestigiar el idioma. Desde el Ayuntamiento tenemos la obligación de fomentar las obras que se realicen en euskera, siempre y cuando tengan una garantía. Pero ahora en Vitoria hay muchos niños que saben euskera y por eso en las obras de teatro infantiles hay muchas obras que se interpretan en este idioma. ¿Qué destacarías del festival de este año? Al igual que de alguna forma se intenta cubrir las necesidades de todos los gustos, yo no puedo afirmar que haya unos grupos mejores que otros. Lo que sí es cierto es que a veces te asombras con los resultados. En una obra que para tu gusto es excepcional, resulta que el público no responde de la forma que teesperabas. Esto ocurre porque muchas veces prevalecen las obras más comerciales. De todas las maneras, yo este año destacaría la obra de un francés, Robert Lepage. ¿Qué problemas presenta organizar un festival de este tipo? Por ejemplo, que un día la sala esté completa y que la gente proteste porque no ha tenido entradas. Pero el Teatro Principal tiene un límite y si no entra más gente, yo soy el que más lo siento. También es a veces un problema seleccionar los grupos que van a participar, porque son muchos días y no es fácil acertar y ofrecer obras del gusto de todos los públicos. ¿Es cierto que el teatro se encuentra débil frente a la gran máquina del cine? No creo que el teatro esté en decadencia, como muchas veces se comenta, sino más bien todo lo contrario, este arte mueve a mucha gente y millones de pesetas. Lo que pasa es que la gente se ha acostumbrado a la televisión y a las grandes producciones cinematográficas, en la que los personajes se mueven por muy diversos ambientes y en cada momento están en un lugar diferente. El teatro es muy diferente y tiene unas limitaciones de las que carecen el cine ni la televisión. Sin embargo, el teatro tiene algo de magia, ¿no es así? Efectivamente, el teatro está vivo. Los personajes interpretan determinada obra según se encuentren ese día; puede que no estén en perfectas condiciones y necesariamente tienen que estar en el escenario al 100%. Yo nunca he visto una obra que, interpretada por los mismos personajes haya sido igual a la anterior. El teatro es el momento, es la improvisación. Hay que estar con los cinco sentidos para saber que todo está funcionando, cual es la situación de la obra en cada momento. En cambio en el cine todo está muy retocado, carece de espontaneidad y además tampoco se puede ver a los personajes, ahí frente a tus ojos. Es un producto que no está enlatado, ni preparado con antelación. ¿Es difícil dedicarse al teatro? Muy difícil, no sólo para los grupos que no son famosos sino para losactores y las actrices que ya tienen un nombre. Evidentemente hay algunos que viven muy cómodamente, pero son realmente los menos. Tanto es así, que muchas personas abandonan el teatro tras haber estado muchos años trabajando en él, porque tienen miedo a arruinarse y no me extraña. Yo, por mi parte, estoy muy contento de haberme podido dedicar personal y profesionalmente a lo que me gusta, el teatro. Copyright © Eusko Ikaskuntza