111 Zenbakia 2001-02-16 / 2001-02-23

Berrikusketak

Las artes industriales en el País Vasco. Decoración de la madera, la cerámica, los hierros y las artes textiles

ARTIÑANO, Pedro M. de

Berrikusketak: Jose Miguel de Barandiaran Pedro M. de Artiñano "Las artes industriales en el País Vasco. Decoración de la madera, la cerámica, los hierros y las artes textiles" Título de la publicación: V Congreso de Estudios Vascos: recopilación de trabajos de dicho Congreso, celebrado en Bergara del 31 de agosto al 8 de septiembre de 1930 acerca de temas de arte popular vasco. Año de la publicación: 1983 Páginas del artículo: 101 105 Resumen: En Euskadi las artes industriales son una evolución de los elementos tradicionales. Se estudia la industria de la madera, cerámica, hierro y textil. La ferrería de Abadiano (Vizcaya), reproducida en la exposición de Vergara, bajo la dirección del señor Larrea. (Fot. G. García.) Las artes industriales en el País Vasco Decoración de la madera, la cerámica, los hierros y las artes textiles por D. Pedro M. de Artiñano Catedrático de la Escuela Central de Ingenieros industriales y Vice director del Instituto de Valencia de Don Juan Dió el señor Artiñano su anunciada conferencia explicación acerca de los objetos de diferentes artes aplicadas que se exhiben en la exposición de Arte Popular Vasco; y a falta de un texto original, y fallecido desgraciadamente el autor al ultimarse la edición de este libro, tratamos de dar el reflejo más completo posible de su disertación, basándolo en las reseñas de Prensa e ilustrándolo con fotografías obtenidas en la exposición y conotras que presentó el mismo señor Artiñano. En el País Vasco comenzó diciendo el señor Artiñano , las artes industriales ofrecen características que acusan una notoria diferencia con las de otros países, incluso con las del resto de España. Mientras en el País Vasco las artes industriales son la evolución de sus elementos tradicionales adaptados a las condiciones locales, en otros países son, generalmente, adaptación a unas modas exóticas impuestas por los elementos poderosos e intelectuales del País. Así, por ejemplo, en la madera, los elementos geométricos, que constituyenuna de las bases fundamentales de la decoración de sus muebles, presentan detalles o características en absoluto distintas a la del arte mudéjar o al arte gótico, en cuyo contacto se desarrollan. Los motivos geométricos vascos se establecen siempre a base de un estudio de conjunto de la superficie que se trata de decorar, distribuyéndolos por masas compensadas y simétricas que, aún cuando rellenen la superficie, dan una sensación de orden y de simetría opuesta la de confusión y multiplicidad de motivos que caracteriza el arte mudéjar. Esto no quiere decir que la industria de la madera se desarrolle en las Vascongadas con independencia completa de los gustos y las tendencias de los países que se hallan en contacto con ellas. Así, por ejemplo, en los finales del siglo XVII, que debieron ser un momento de gran apogeo económico en el país, trabaja sus muebles labrando grandes casetones de hojarasca y motivos florales, distribuidos simétricamente, pero acusando toda la moda y la ampulosidad del reinado de Carlos II el Hechizado. Son notables, también, los ejemplares en los que el labrador redondea todos los ángulos en decoraciones que interpretan elementos naturalistas, consiguiendo dar de este modo a los conjuntos un aspecto de plasticidad muy distinto a la rudeza de los trabajos geométricos con aristas, que constituyen los motivos clásicos. Los problemas de la cerámica en el País Vasco no están estudiados con el detalle y minuciosidad que exige un problema tan importante. Se ha reunido un número considerable de elementos adquiridos en Navarra y que parecen fabricados en talleres que funcionaron en Pamplona y en Tudela. Muy especialmente en Pamplona donde parece ser que el Hospital contaba como elementos para su sostenimiento los ingresos de una fábrica llamada «La Talavera». Esta misma denominación nos indica que la fábrica trabajaba queriendo imitar los productos de la manufactura toledana; pero los ejemplares que se han reunido, en alguno de los cuales figura como elementodecorativo principal un pájaro amarillo, demuestran una franca influencia mediterránea, es decir, que están interpretados en forma parecida a como trabajaban las fábricas de Valencia y Alicante durante el reinado de Isabel II. Al mismo tiempo que estas fábricas locales de productos relativamente modestos, se establece la fábrica de Busturia, donde se pretende hacer piezas del mayor interés técnico y artístico. De la documentación recogida por los herederos de sus antiguos propietarios, parece ser que esta fábrica comienza a trabajar poco antes de la muerte de Fernando VII y termina hacia 1855; pero se encuentran ejemplares que indiscutiblemente pertenecen a su fabricación y que están trabajados y decorados con elementos que sólo pudieron hacerse en los últimos tiempos de Carlos IV, y, por lo tanto, parece ser que la fábrica debió empezar a trabajar en una época anterior. En ella se hacían todos los géneros que estaban de moda en Europa en aquellos días: las decoraciones románticas, a base de calcomanías; los elementos florales en azul, que dieron fama a la fábrica holandesa de Delf; e incluso los trabajos heredados de la fábrica de Alcora, en estatuas hechas en blanco, recordando los famosos retratos del conde de Aranda. También la Casa de Misericordia de Bilbao tuvo una fábrica de loza, en la que a veces se imitaban modelos extranjeros y otras se hacían piezas de cerámica popular, con decoraciones en cobres pálidos y transparentando, algunos, el rojo de la pasta. Los hierros constituyen en las Vascongadas una industria clásica, que es de la más remota antigüedad. Las ferrerías vascongadas se diferencian de las forjas catalanas en la forma de proporcionar el aire, que en aquéllas es por trompa y aquí suele ser por bombas de émbolo, accionadas también por motor hidráulico independiente. Los trabajos más interesantes en hierro son los obtenidos por forja, que muchas veces se terminan a cincel, haciendo de cada balaustrada un ejemplar artístico de un valor inestimable.En cambio, los objetos que deben tener un punto de vista alejado, se trabajan en hierro de sección cuadrada, pero dispuesto en forma plana y no en ángulo, como suele hacerse en el resto de España, para obtener una sensación de claroobscuro, que en estos ejemplares (veletas y otros análogos) resulta innecesaria. Aguamanil de la Veleta conservada fábrica de loza en una casa del «Bilbao Misericordia», Roncal. (Fot. A. del Museo Arqueológico de Apraiz.). y Etnográfico de Bilbao. (Fot. proporcionada por el señor Artiñano.) Por último, se ocupó del arte textil en el País Vasco, marcando las diferencias que existen con el de otras regiones. Las decoraciones suelen ser monocromáticas y, casi siempre, en azul, en fajas de una densidad del color muy acentuada, que con frecuencia deja la decoración por reserva, es decir, por línea blanca que no ha sido macizada en el tejido. Este suele estar constituído por una doble tela formada por un tafetán, encargado de dar toda la consistencia al ejemplar, y sobre el cual se labra la decoración por tramas de color azul de largas pasadas. El bordado suele desarrollarse de una manera parecida, en general, estableciendo dibujos geométricos muy sencillos, a base de dos ejes perpendiculares entre sí,labrando la decoración a punto de cruz y dejando líneas blancas sin macizar, para constituir el motivo ornamental. Salas dedicadas a tejidos, bordados y encajes vascos, Instaladas por el señor Aguirre, en la exposición de Vergara. (Fot. G. García.) Euskonews & Media 111.zbk (2001 / 2 / 16 23) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria