740 Zenbakia 2019-06-19 / 2019-07-17

Gaiak

Pabellón nº 6: factoría creativa y espíritu de autogestión

BILBAO LARRONDO, Luis

Tras leer la bibliografía en torno a Pabellón nº 6, -templo de las artes escénicas ubicado en Zorrotzaurre, Bilbao-, y al escuchar de viva voz a tres de los pilares de esta institución, como son Ramón Barea, Itziar Lazkano y Felipe Loza, y constatar cuál ha sido la historia de esta factoría creativa hasta hoy, se concitan en mí, de manera inmediata, hasta tres pensamientos, que encuentro análogos con las ideas sostenidas por tres personajes que considero eternos.

La primera de esas ideas, fue la del director Peter Brook, al hablar del teatro popular y que este, cómo es capaz de salvar una época, a lo que añadió que, no siempre un hermoso local es capaz de originar una explosión de vida, mientras que un local fortuito puede convertirse en una tremenda fuerza capaz de aglutinar a público e intérpretes. Ese es el misterio del teatro. La segunda, la del poeta Robert Lee Frost, quien, sostuvo, que el valor es la virtud humana que más cuenta, el valor de obrar con un limitado conocimiento y una insuficiente evidencia. Eso es todo lo que poseemos, así que tenemos que tener el valor de seguir adelante y de obrar por corazonadas. Y la tercera, la de la gran Ariane Mnouchkinne, cuando nos manifestó que un teatro es un taller para encontrarse y compartir, un templo de reflexión, de conocimiento, de sensibilidad, una casa en donde debemos sentirnos bien. A lo que añadió que el teatro debe dar placer, pero también tiene una función ética y pedagógica.

Cuando en Agosto del 2011, inició su andadura Pabellón nº 6 en un local fortuito, como lo fueron unos pabellones industriales, ubicados en el nº 47 de la calle Ribera de Deusto, pocos se podían imaginar lo que iban a ser capaces de conseguir en el mundo de las artes escénicas.

Pabellón nº6 laboratorio artes escénicas en Zorrozaurre. 2011. Fotografía cedida por Pabellón nº 6.

Si la Cartoucherie de Paris de Ariane Mnouchkinne, había sido capaz de convertirse en todo un hito del teatro internacional -con Le Théâtre du Soleil- bajo un sistema cooperativista, gestionado por los propios actores, en una antaño fábrica de cartuchos militares, en el bosque de Vincennes, en las afueras de Paris, ¿porque no podían hacerlo ellos en unos antiguos pabellones vinculados a la industria maderera en una zona periférica e industrial junto a la ría y alejada del centro de Bilbao?, se cuestionaba Ramón Barea. 

Siguiendo ese criterio, -sostenía Ramón Barea-, esta no fue sino la respuesta a la necesidad de un sitio de trabajo gestionado por los propios actores en Bilbao, y con la peculiaridad, de que ellos no son un grupo de teatro sino ciento y la madre. Es cierto que tuvo unos inicios llenos de incertidumbre, pero que lo que parecía inamovible fue cambiando con el tiempo y la gente empezó a venir masivamente a Zorrotzaurre, a pesar de la notoria lejanía. También lo describió de ser un lugar de entrenamiento, de probar cosas, en el que no habían dado aún con la fórmula mágica. Al principio y equivocadamente, creyeron que el camino a seguir era fomentar lo cuantitativo, de ahí que adquirieron ese complejo de supermercado chino, con cantidad de cosas y de hacerlo además trabajando para otros. Sin embargo, vieron que ese no era el camino. La práctica les fue modificando. Lo que si fueron conformando fue un punto de encuentro, una fábrica de creatividad. Hoy, tratan de consolidar lo que funciona, sin perder el espíritu de la autogestión, como con la compañía joven de teatro, el teatro breve, los talleres, la unión de lo clásico con lo contemporáneo, trabajando para que las producciones propias generen un interés. Al oír a Ramón Barea no puedo evitar recordar las palabras de Ariane Mnouchkinne: “porque un actor, una actriz, en el soleil es, en todo caso, una compleja mezcla de actor, marinero, de inventor, de enfermera, de acróbata, de mecánico, de constructor y de sereno. De cantante, de informática, de Perú, de Canadá, y de espera, como Patricia, y de aprendices como Pauline, Alexandre, Marie-Louise, Virginie y Marie”. Ese mismo espíritu también está más que presente en P6. 

Itziar Lazkano añadió, que otra de las características que mejor les define, es que también son un punto de referencia para la profesión, para la gente joven de casa, a los que generan trabajo. Es más, no son vistos como competencia sino como un lugar de interés para la profesión. Y es que lo que se les ofrece a los actores no es fácil de encontrar porque Pabellón nº6 hace más funciones y de mayor duración que otras compañías. Asimismo, los actores van mejorando con la misma obra, notan el proceso del personaje que evoluciona un montón en dos meses o más, según el éxito de la obra. Esto, en sí, es algo muy atractivo para los actores, por lo que tienen mucha simpatía entre la profesión y es que intentan dar cabida a todo el mundo de la profesión, sea profesional o amateur.

La Casa de Bernarda Alba.

Felipe Loza define a P6, tal y como lo hizo Ariane Mnouchkinne sobre “le Théâtre du Soleil de Paris”, de ser “un reino de los sueños”. Hoy, empero, todavía están aún reorientando el proyecto. En aquellos inicios, debía de cumplir con toda una serie de premisas, como ser un lugar expositivo de trabajos, que estos trabajos fuesen de calidad y que no tuviesen su sitio en los teatros convencionales, a la vez, que trataban de llamar la atención del público, con un espectáculo nuevo cada fin de semana. No obstante, pasó en poco tiempo a algo mucho más profundo, al concepto de laboratorio de las artes escénicas: la investigación, con actores de casa, producciones propias, largas temporadas, teatro musical, trabajando por impulsos y a corazonadas. Ese concepto, les mostró cuál era el verdadero camino, que poco a poco, fue tornándose en el acertado, al empezar a llegar el público masivamente hasta Zorrotzaurre.

Otro de los aspectos que más destacó, fue la heterogeneidad del público y cómo ha cambiado el perfil del público con el tiempo, porque viene mucho joven, pero viene también el público del Arriaga, así como el público entendido, además, está de moda en los pueblos de Bizkaia, casi toda Ondarroa, por ejemplo, ha pasado por Pabellón nº 6. 

Es a tener en cuenta, -nos decía Felipe Loza-, que incluso se ha convertido en ese sitio moderno, chic, cochambroso, en donde los jóvenes de la compañía joven atraen a más jóvenes y viene el público de relación familiar o de amistades. Cada espectáculo, de todas formas, tiene su propio público. Al pensar distinto, eso les trae un público distinto. También viene el espectador no teatrero, al que le gusta, tanto la música como la fiesta.

Cabaret.

Pabellón nº 6 es un proyecto romántico, y como dicen ellos, hay que estar atentos a leer al público y es que es el público, el que, en última instancia, les ha orientado hacia donde deben de ir. P6 también es ese sitio en donde, te recibe una actriz de la categoría de Itziar Lazkano, y además de ver una obra, puedes tomarte una cerveza o cenar y poder hablar con los actores tras la función, porque tiene ese carácter de proximidad y de cercanía. Para ellos es obvio que la inversión principal es invertir en espectadores. Según Felipe Loza, la cabeza de Ramón Barea es muy importante en todo este proyecto, porque Ramón ya está pensando en el Pabellón nº 6 que ha de venir. Los sueños de Ramón Barea y su grupo, insospechadamente se han hecho realidad, porque tienen ese sitio en el que poder enseñar lo suyo, con esa idea de resistencia en tiempos muy chungos. La cultura off ha encontrado su lugar, su circuito y su público. La realidad, sin embargo, creen que les acabará por sorprender, para concluir, sosteniendo, que el proyecto, a saber, en qué acabará convirtiéndose. 

Todos estos años, -sostenían los tres-, había supuesto un proceso de aprendizaje, de lo que representaba ser una asociación sin ánimo de lucro, de comprender cuál era su papel desde el punto de vista del teatro en la ciudad y de hacer entender a las instituciones cuál era su funcionamiento.

Qué mejor final, que sean las propias palabras de Ramón Barea las que concluyan este artículo, “invito a que se observe cómo crece este proyecto… esa parte romántica que es parte de mí…que nos permite hacer cosas que no haríamos de otra manera…” Ramón hoy, es feliz, con la credibilidad y el respeto que ha adquirido Pabellón nº 6[1].


[1] Para una mayor profundización sobre Pabellón nº 6 consultar BILBAO LARRONDO, Luis, “Pabellón nº 6: laboratorio de artes escénicas en Zorrotzaurre”. En, VIVAS ZIARRUSTA, Isusko, LEKERIKABEAZKOA GAZTAÑAGA, Amaia, La ribera de Deusto y Zorrotzaurre en la ría de Bilbao. Análisis urbano, sociocultural y estético del espacio marítimo. Bilbao: Museo Marítimo Ría de Bilbao, 2018. pp. 151-184.


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