La tesis doctoral Reivindicación y acción colectiva feminista: las protestas feministas en la fotografía de la prensa digital entre los años 2013 y 2014 (Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea) ha sido una fusión entre los movimientos sociales, el feminismo y los medios de comunicación. Así pues, la investigación surgió en un empeño de casar dichos temas. A continuación, se sintetiza la relación de interdependencia entre los movimientos sociales y los medios de comunicación.
En las sociedades occidentales contemporáneas las nuevas tecnologías moldean nuestras realidades tanto a nivel individual como colectivo. Entre las nuevas modalidades tecnológicas destacan las llamadas tecnologías de la información y comunicación, siendo los medios de comunicación de masas uno de los aspectos centrales de dichas tecnologías.
Los medios de comunicación, entendidos como herramientas que producen y difunden mensajes cuyo significado es variable a lo largo del tiempo, son agentes de socialización que proporcionan información con la que los seres humanos construimos ideas sobre lo que nos rodea (Bernárdez, 2015: 56) y sobre nosotros/as mismos/as. Lo que los medios venden como realidad, no es otra cosa que una construcción hecha con unos recursos técnicos concretos y con unos intereses determinados.
Los medios de comunicación tienen funciones muy dispares; sin embargo, en este caso se resalta aquella que se centra en formar consenso acerca de una problemática social. Es decir, aquella que pretende lograr un acuerdo o aceptación social de temas conflictivos, o los denominados problemas sociales, siguiendo a Javaloy, Rodríguez y Espelt (2001: 16). Debe tenerse en cuenta que toda sociedad implica normas y valores que resultan más beneficiosas para unas personas que para otras (Javaloy, Rodríguez y Espelt, 2001: 16). Concretamente, para que una sociedad defina una opresión histórica hacia un colectivo determinado (por ejemplo, las mujeres, las personas de otras etnias, las personas homosexuales...) como un problema social precisa, entre otros muchos factores, de los medios de comunicación. Éstos crean sus propias definiciones de los problemas sociales y, como consecuencia, influyen en las actitudes de las personas ya que son creadores de opinión pública. En este sentido, los medios de comunicación pueden ayudar en la resolución de un problema social, de la misma manera que pueden dificultarlo.
Desde los inicios de los movimientos sociales, éstos ya necesitaban a los medios. Los movimientos sociales tal y como los conocemos hoy en día aparecieron en el siglo XVIII, antes de la industrialización generalizada, debido a cambios estructurales asociados con el capitalismo (Tarrow, 1997: 93). Los cambios principales fueron el desarrollo de los medios impresos comerciales y los nuevos modelos de asociación y socialización (Tarrow, 1997: 93). Y es que, cada vez con mayor frecuencia, los periódicos de la época comenzaban a hacerse eco de reivindicaciones de la gente del pueblo. Por ejemplo, en el Estado español a partir de 1840 comenzaron a crearse periódicos como La Revolución y El Eco de la Clase Obrera (Martínez, 2001: 57) de la mano del movimiento obrero. En lo que al primero se refiere, fue el primer periódico madrileño que reivindicó el sufragio universal y la resistencia a la monarquía (Martínez, 2001: 57). Respecto al segundo, El Eco de la Clase Obrera, considerado el primer periódico obrero español, sirvió para explicar, de forma moderada, problemas, plantear reivindicaciones y establecer contactos (Martínez, 2001: 57). En aquel momento, las reivindicaciones fueron básicas, por ejemplo, derecho a la libre asociación, jornadas laborales más cortas y mejoras salariales (Martínez, 2001: 57).
En el País Vasco, el ascenso de los medios de comunicación pudo apreciarse cuando el naciente nacionalismo vasco quedó reflejado en los periódicos gracias a Sabino Arana, la figura más emblemática de la época. A finales del siglo XIX, Arana emprendió la edición de varias publicaciones nacionalistas como Bizkaitarra (1893-1903), su primera publicación, y El Correo Vasco, entre otras (1899) (Martínez, 2001: 65). En ellas reflejó sus ideas respecto a la necesidad de desarrollar una conciencia nacional vizcaína y vasca.
Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información y, en concreto, los medios de comunicación pueden ser de gran ayuda para enardecer las distintas reivindicaciones de un movimiento social.
Fotografía: CC BY - Roni
Así comenzó a desarrollarse la función social de los medios de comunicación. Actualmente, las demandas de la ciudadanía han evolucionado en la medida en que lo ha hecho también la sociedad; sin embargo, los medios de comunicación continúan siendo una de las plataformas principales para presentar y hacer llegar dichas demandas a la población. La razón es sencilla: “(...) utilizando tanto las redes de comunicación horizontales como los medios mayoritarios para difundir mensajes e imágenes, [los movimientos sociales] aumentan sus posibilidades de promover el cambio político y cultural aunque empiecen en una posición subordinada dentro del poder institucional, los recursos financieros o la legitimidad simbólica” (Castells, 2009: 397). Y a eso es precisamente a lo que aspiran los movimientos sociales: al cambio político y cultural de los problemas sociales, o cambio de valores.
Un ejemplo, convertido en paradigmático por su repercusión mediática, es el Movimiento 15Mo el movimiento de los indignados. Este movimiento ciudadano surgió a partir de una manifestación convocada por varios colectivos el 15 de mayo de 2011. Tras la manifestación, varias decenas de personas decidieron acampar en la Puerta del Sol de Madrid de forma espontánea; como forma de solidaridad y apoyo, otras personas hicieron lo mismo en otras ciudades del Estado español. Las manifestaciones multitudinarias se repitieron a lo largo de varios días y fueron retransmitidas por medios de comunicación, nacionales e internacionales. En consecuencia, las nuevas tecnologías de la comunicación sirvieron como catalizador para que sectores muy diferentes de la población mostraran su hastío movilizándose en la calle en una coyuntura de crisis económica (Casquete, 2011: 20).
Así pues, las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información y, en concreto, los medios de comunicación pueden ser de gran ayuda para enardecer las distintas reivindicaciones de un movimiento social. En la investigación doctoral llevada a cabo se ha concluido que los medios de comunicación digitales analizados (El País, ABC, El Correo y Deia) utilizan principalmente análisis realizados por los propios medios para reivindicar cuestiones que tienen que ver con los derechos de las mujeres y de otros colectivos tradicionalmente oprimidos (personas de otras etnias, personas homosexuales...). En primer lugar, en un 21,8% de las informaciones estudiadas, es el medio de comunicación en cuestión el que analiza, ampliamente, un hecho que considera desigualitario e injusto. En este sentido, el medio no se hace eco de lo ocurrido en una manifestación; por el contrario, toma un suceso que considera problemático socialmente y lo analiza para influir en la opinión de la persona lectora.
En segundo lugar, en un 21,2% de las informaciones examinadas, el medio de comunicación difunde un testimonio individual o colectivo con el objetivo de reflejar las palabras depersonasque hayan vivido la situación que se pretende denunciar. El objetivo es conocer de primera mano lo que supone vivir esa situación.
Los medios de comunicación tienen un importante papel en la consecución de un mundo menos desigual y más justo para todas las personas. Su función a la hora de difundir mensajes y crear opinión pública es esencial; sin embargo, no debe olvidarse que responden a una ideología e intereses determinados, por lo que también pueden dificultar e invisibilizar la resolución de un problema social. Es por esto por lo que es imprescindible analizar lo que aparece en los medios de comunicación desde una perspectiva crítica y sin perder de vista el objetivo final: lograr un cambio de valores para que los problemas sociales no tengan cabida.
BIBLIOGRAFÍA:
Bernárdez, Asunción (2015): Mujeres en medio(s). Propuestas para analizar la comunicación masiva con perspectiva de género. Madrid, Editorial Fundamentos.
Casquete, Jesús (2011): “Símbolos en movimiento: calendario y vampirismo simbólico en el nacionalismo vasco radical”, en Funes, Mª Jesús (edra.). (2011): A propósito de Tilly: conflicto, poder y acción colectiva. Madrid, Centro de Investigaciones Sociológicas, pp. 199-222.
Castells, Manuel (2009): Comunicación y poder. Madrid, Alianza Editorial.
Javaloy, Federico; Rodríguez, Álvaro y Espelt, Esteve (2001): Comportamiento colectivo y movimientos sociales: un enfoque psicosocial. Madrid, Prentice Hall.
Martínez, Ascensión (2001): “El reinado de los periódicos. La prensa española hasta la crisis de la Restauración (1833-1898)”, en Pizarroso, A.; Martínez, A.; Almuiña, C.; Montes, F.J. y otros (2001): Periodismo y periodistas. De las gazetas a la Red. Barcelona, Sociedad Estatal España Nuevo Milenio y Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, pp. 55-69.
Tarrow, Sidney (1997): El poder en movimiento. Lo movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Madrid, Alianza Editorial.