639 Zenbakia 2012-09-21 / 2012-09-28

Gaiak

Diagnóstico tardío de la infección por VIH: un problema en aumento

SARRÍA URIGÜEN, Lourdes

Profesora Titular. Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología. Facultad de Medicina y Odontología. Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea



Desde la aparición en 1981 de un grupo de casos de neumonía por Pneumocystis carinii (actualmente denominado Pneumocystis jiroveci) y sarcoma de Kaposi en hombres homosexuales, se han sucedido importantes avances en la comprensión del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Tras la identificación del virus en 1983, el desarrollo del primer test serológico para la detección de VIH en 1985 sirvió de base para la puesta en marcha de nuevas metodologías diagnósticas.

Pero fue la introducción de fármacos antirretrovirales en 1987 con la aprobación del uso de la Zidovudina como monoterapia y más aún desde 1996 con las terapias de combinaciones conocida como Tratamiento Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) lo que marco un antes y un después en la historia de la infección por este virus.Historia natural de la infección por VIH

La infección por VIH se desarrolla en etapas, identificadas por una serie de síntomas y signos clínicos y tiene una evolución crónica. El virus se replica constantemente e infecta los linfocitos T-CD4, que constituyen una parte esencial del sistema inmunológico en los seres humanos. En ausencia de tratamiento, la mayoría de los portadores del virus desarrollan el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en un plazo de 5 a 10 años, ya que a medida que el virus sigue multiplicándose de manera constante (aumenta la carga viral), disminuye la capacidad de recuperación del sistema inmune.

Al comienzo de la infección los síntomas son muy inespecíficos y a menudo pasan desapercibidos, por lo que en muchos casos el diagnóstico se realiza cuando la persona afectada ya ha sufrido un deterioro importante de la inmunidad, o incluso ha desarrollado sida.

“Al comienzo de la infección los síntomas son muy inespecíficos y a menudo pasan desapercibidos.”

Foto: CC BY - kanijoman.

Para conocer el estado inmunológico de un paciente se utiliza como marcador el nivel de células CD4 y se recomienda comenzar el tratamiento cuando la cantidad es inferior a 350 células/?l.

También se utiliza este parámetro para definir el diagnóstico tardío de forma que cuando la cifra de CD4 es inferior a 200 células/?l en el momento del diagnóstico se habla de enfermedad avanzada. Desconocimiento de la infección

Hay un porcentaje importante de personas que desconocen que están infectadas por VIH (lo que se denomina “la epidemia oculta”) y esto constituye un problema de salud pública por diversos motivos.

En primer lugar, porque al no beneficiarse del tratamiento antirretroviral, su probabilidad de desarrollar sida aumenta de forma importante respecto a los pacientes diagnosticados y tratados en fases iniciales. En segundo lugar, porque estas personas pueden transmitir la infección sin saberlo. Y finalmente, porque el coste del tratamiento y cuidado de los enfermos con diagnóstico tardío es mucho mayor (casi el doble) que si se les hubiera diagnosticado tempranamente.

En el contexto europeo la información sobre el porcentaje de pacientes no diagnosticados de infección es escasa. En un estudio publicado en 2008, se estimaba en un 30% las personas infectadas que desconocen su estado serológico (desde el 12% - 20% en Suecia, hasta más del 50% en Polonia).

En Euskadi, como en el estado español, se estima en torno al 30% las personas infectadas con VIH desconocen que son portadores.Nuevas infecciones: diagnostico tardío

El VIH se ha convertido en una epidemia de dimensiones mundiales.

Según el ultimo informe de Onusida a finales de 2010, aproximadamente 34 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo, un 17% más que en 2001. Esto refleja, por un lado, el desarrollo de nuevas infecciones (2,7 millones en 2010) y por otro, un mayor acceso al tratamiento antirretroviral, que ha ayudado a reducir las muertes relacionadas con el sida en los últimos años.

En Euskadi, en 2010 se notificaron 179 nuevos diagnósticos de VIH, lo que supone una tasa de 84,8/millón de habitantes (ligeramente superior a la registrada a nivel estatal). El 75,8% de las nuevas infecciones corresponde a hombres, con una edad media de 40 años. Aproximadamente el 40% de estos diagnósticos fue en personas inmigrantes, principalmente latinoamericanos y africanos.

En relación a la práctica de riesgo, la transmisión entre varones homosexuales es casi igual a la transmisión a través de relaciones heterosexuales (41% frente a 43%).

Uno de los datos más relevantes es el que se refiere al momento de la infección: el 44% de los nuevos casos diagnosticados se confirman cuando el paciente presentaba menos de 350 CD4/ul, es decir, su sistema inmune está ya muy alterado y precisa tratamiento antirretroviral.

En todos los países desarrollados se observa un porcentaje mayor de diagnostico tardío en hombres que en mujeres lo que se atribuye al hecho de que a las mujeres embarazadas se les oferta sistemáticamente la prueba del VIH. Esto destaca la importancia de normalizar la realización de la prueba del VIH para detectar la infección desde sus fases más tempranas.

“En Euskadi, en 2010 se notificaron 179 nuevos diagnósticos de VIH, lo que supone una tasa de 84,8/millón de habitantes.”

Foto: CC BY - olga.palma.Campañas publicitarias para la concienciación

Existe un acuerdo generalizado de que la educación y el conocimiento sobre el SIDA son unas de las mejores formas de evitar la propagación de la enfermedad. Están disponibles una gran variedad de programas para que tanto de forma individual como colectiva se participe en actividades para fortalecer la consciencia sobre el SIDA. Desde hace años se llevan a cabo campañas informativas sobre la prevención y el tratamiento de las personas con VIH y sida.

Pero estos mensajes no siempre consiguen su objetivo. Algunos colectivos tienen especial dificultad, como es el caso de los inmigrantes. El difícil acceso al sistema sanitario, el miedo a la exclusión social o las dificultades económicas o con el idioma son sus principales barreras. Asimismo, los adolescentes, con su innata sensación de inmunidad e impunidad, son otro de los grupos que ofrece más dificultades a la hora del abordaje de esta enfermedad.Acceso al tratamiento

En el estado español, el tratamiento de la infección por VIH es totalmente gratuito —de momento— para toda la población y además se realiza de forma confidencial.

Una de las mejores medidas que se han adoptado para controlar la transmisión del virus ha sido el acceso al tratamiento. El principal objetivo es disminuir la cantidad de virus en sangre (la carga viral), ya que a menor carga viral menor será también la capacidad de transmisión.

El tratamiento antirretroviral ha permitido que la enfermedad se cronifique hasta el punto de que ser seropositivo ya no tiene por qué ser mortal. Sin embargo, la falta de concienciación y prevención están extendiendo el VIH a un ritmo alarmante. El desconocimiento es el principal motor de expansión del VIH.

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad estima que la tasa de transmisión es 3,5 veces mayor entre los que desconocen su estado serológico que entre los ya diagnosticados. Sin diagnóstico, no hay acceso al tratamiento y la transmisión de la infección es mayor.Futuro incierto

Las recientes medidas restrictivas anunciadas por el gobierno en la asistencia sanitaria para hacer frente a la crisis parece que pueden repercutir muy negativamente en los pacientes con VIH. El recorte en los servicios de salud a las personas sin tarjeta sanitaria probablemente implique consecuencias epidemiológicas que repercutan en toda la población.

Recordando los datos anteriormente citados, el 40% de los nuevos diagnósticos de VIH en Euskadi (similares a los de otras poblaciones) corresponden a inmigrantes latinoamericanos y africanos. ¿Qué puede suceder si se limitan los servicios sanitarios a estas personas? Y no solo en lo que se refiere al diagnostico sino también en la accesibilidad al tratamiento.

La falta de acceso al tratamiento antirretroviral —o en su caso la interrupción del mismo por falta de financiación— no traería solo consecuencias para el propio paciente sino también para el resto de la población. Aumentaría el porcentaje de virus resistentes al tratamiento (dificultando asimismo los tratamientos en curso), y en definitiva se cambiaria la situación epidemiológica, echando por tierra muchos de los logros conseguidos en los últimos años (algo similar a lo que ha pasado a nivel mundial con la tuberculosis multirresistente).