474 Zenbakia 2009-02-20 / 2009-02-27
La crisis no parece haber afectado demasiado a ARCO, o al menos a los grandes artistas (o a los más cotizados), ya que entre los artistas en general, y los artistas vascos en particular, había de todo y para todos los gustos en este ARCO 2009. Sin embargo, ha habido cosas buenas y cosas malas en esta edición de ARCO que acaba de celebrarse en Madrid.
Entre las buenas es de destacar el hecho de que la Galería Altxerri haya regresado a ARCO, tras su inasistencia en la edición de 2008, y eso en una Galería que llevaba 15 años seguidos asistiendo a la feria madrileña es de agradecer.
Entre las cosas no tan buenas podemos destacar la mala planificación, o las apuestas arriesgadas. Galerías que no estuvieron presentes el año pasado ahora han regresado. Pero lo malo no es eso, sino ¿por qué cambian los criterios? Si interesan criterios elitistas hay que seguirlos hasta las últimas consecuencias. De lo contrario la directiva parece como una vela desarbolada, al albur de lo que digan el vendaval económico o las mareas del mercado. Y aunque eso siempre sea importante, no lo es menos el enfatizar en criterios pedagógicos y de adhesión a los que no sean profesionales, para en un futuro ampliar el gusto por el Arte en general.
Sin hacer demasiado hincapié en conjeturas, es mejor ir a lo práctico, como es reseñar el contenido de una serie de galerías vascas, o no vascas, con el fin de encontrar a artistas vascos en ellas.
Recent family plot, 1992, obra de Txomin Badiola. Galerías y artistas:
- Distrito 4 (Madrid): Naia del Castillo y sus sugestivas imágenes de sí misma y sus circunstancias a cual más singular.
- Espacio mínimo (Madrid): Miguel Ángel Gaueca y sus muy poco convencionales autorretratos fotografiado en distintos entornos, actitudes e indumentarias.
- Pepe Cobo (Madrid): Cristina Iglesias, Premio Nacional de Artes Plásticas 1999, y coronada como la reina de ARCO 2009 por la AECA (Asociación Española de Críticos de Arte). Iglesias es natural de Donostia, viuda de Juan Muñoz, y procedente de una generación de artistas, siempre ha descollado por aunar lo sólido con lo vegetal, caso de las puertas de la ampliación del Museo del Prado hecha por Moneo.
- Vanguardia (Bilbao): Txaro Arrazola y sus coloridos juegos con prendas, Alfonso Subyaga y su aprovechamiento de las imágenes que aporta todo ser humano distraído, Patxi Cobo y sus fotografías de museos, Mabi Revuelta y las imágenes de sí misma en amplios e íntimos espacios naturales.
- Trayecto (Vitoria-Gasteiz): J. L. Moraza y su cabalística utilización de formas artísticas sin quedarse en el chiste fácil sino en el más balzaquiano de los buenos humores, Aitor Lajarin con su abstraccionismo en la pintura y Joserra Melguizo, quien no quiere ser globalizado como artista, sino quedarse más en lo particular, en todo substrato de la Tierra.
- Windsor kulturgintza (Bilbao): Dario Urzay, con ayuda de las nuevas técnicas fotográficas y la estética bioquímica, particulariza su pintura en algo muy diferente a lo acostumbrado, como un Kandinsky de mayor definición. Iñaki de la Fuente complejo colorista con ecos de la primera pintura abstracta, Iratxe Larrea y sus trabajos siempre tan delicados y femeninos. Oteiza, el Fundador de la escultura abstracta vasca, Alberto Peral y su sentido del humor, J.R. Amondarain y sus homenajes, Alejandro Garmendia, Lazkano y su figurativismo tan detallado, Sonia Rueda y su ímproba e ilimitada capacidad de llegar hasta el origen de todo disturbio social.
- Sergio Prego y su estética kamikaze en fotografías autorretratado. Ibon Aranberri como escenificador de espacios inhabitados, Jon Mikel Euba y su capacidad de insuflar vida a cualquier tipo de elemento, desde un coche a una nueva versión de un cuadro de Velázquez.
- Carreras Múgica (Bilbao): Chillida, el escultor abstracto tras conocer al difunto Pablo Palazuelo. Juan Pérez Aguirregoikoa y su arte léxicocaligráfico, Peio Irazu con sus esculturas y sus excelentes pinturas, Itziar Okariz, la irrintzilari postmoderna aficionada a la danza y a hacer de sí misma un medio artístico o cuando menos tomarse a sí misma como referente estético. Xabier Salaberria y sus muebles antiguos sin usar o Asier Mendizabal y su escultura en hierro de ambición urbanística.
- Silio (Santander): Carlos Irijalba.
- Galería Moises Pérez de Albeniz (Pamplona): Txomin Badiola con sus personajes bailando o disfrutando de sí mismos o Peio Irazu, una apuesta segura y versátil tanto en pintura como en escultura.
Los coleccionistas Maistierravalbuena expusieron la obra de Karmelo Bermejo, un sutil mixtificador de técnicas artísticas.
Y el “work in progress” de Ruiz de Infante en la galería Elba Benítez de Madrid.
Y el arquitecto Martín Lejarraga Azcarreta y sus fotos de proyectos arquitectónicos en la galería Rafael Ortiz. En las galerías Estiarte, Tomás March y T20 se pudo disfrutar de la obra de José Ramón Amondarain (Profesor en el Kunsthall de Irún) y al mismo tiempo recuperar los hitos de la Historia del arte que reinterpreta por sí mismo, y teóricamente animado por el esteta Javier San Martín, profesor muy amigo del postmodernismo en el arte en general y de la descontextualización en particular.
Autorretrato. Esther Ferrer.
El Gran protagonismo de Esther Ferrer (Premio Nacional de Artes Plásticas 2008): Galerias Altxerri, Alejandro Garmendia (y su abstraccionismo), Carlos Irijalba.
Y Carlos Irijalba también estuvo presente con la Galería Juan Silio de Santander, pero en este caso con un vídeo (él es licenciado en Bellas Artes y Comunicación Audiovisual) sobre su proyecto “Twilight” (Un disparo en la oscuridad). El proyecto, presentado en enero en la Fundación Marcelino Botín de Santander, que le becó con 16000 euros para la consecución de este proyecto, estriba en la descontextualización de un foco del estadio de fútbol. Por una parte hay fotos en el estadio de El Sardinero de Santander sin uno de sus 4 focos. Y en otro momento del vídeo se asiste a la instalación de un foco de esas características en la Selva de Iratí (más concretamente en la comarca del Baztán), una de las últimas selvas vírgenes de Europa (un área con un nulo o escasísimo índice de contaminación luminosa, que posibilita la gran visibilidad de estrellas), usado así de otra manera a la habitual.
Y el resultado es que se consiguen fotos que no vieron los asistentes a la instalación, y que chocan dentro del hayedo más grande de Europa, creando una atmósfera espectral que aleja todo atisbo de tranquilidad. Convirtiéndose así en un grito ecológico en la oscuridad.
El Project room de la Galería Moises Pérez de Albeniz (Pamplona-Iruña) con el documental de Iñaki Garmendia sobre un concierto de músicos taiwaneses tocando rock radical vasco de los años ochenta: Kortatu, Hertzainak, etc.
Pero todo es bueno si lleva a buen fin, que es que la gente conozca el valor estético de las cosas sea en pintura, video, escultura, performance, fotografía, o cualquier otro medio estético.