434 Zenbakia 2008-04-04 / 2008-04-11
A lo largo del proceso histórico Bilbao fue propulsor de migración hacia la región que ahora se analiza, Buenos Aires, pero ello no fue excluyente para que esos pobladores se asentaran también en todo el resto del territorio rioplatense. De hecho, estas circunstancias no fueron novedad en el siglo XVIII, ya que el traspaso humano desde el punto de vista de los mismos protagonistas, constituyó una realidad que se dio desde épocas imbricadas entre los siglos XV al XVII, en momentos de ejecución de la conquista y posterior colonización de América.
Aproximadamente ya desde mediados del siglo XVII, las ventajas del sistema comercial de registros sueltos favorecieron la partida de varios vascos hacia América, consubstanciados con el proceso económico favorable:
“... pues en 1646 el Consulado de la Ciudad de Bilbao envió a Guernica a dos representantes con la misión de solicitar autorización para el despacho de dos navíos mercantes desde el puerto bilbaíno al de Buenos Aires. En agosto de ese año la Junta General concedió el permiso requerido con la única condición de hacerlo extensivo a todos los habitantes de las Encartaciones y del Señorío de Vizcaya”1.
En estas y demás circunstancias, Bilbao y las regiones circundantes próximas a la ría del Nervión, tuvieron un éxodo de la población a las plazas comerciales de otros territorios de la Península, Europa y la América española2.
En su traslado a tierras americanas3, ellos tendieron a reproducir en su nueva residencia toda la red de relaciones con parientes, amigos y paisanos, tanto en su vida personal cotidiana como en sus actividades productivas. En Buenos Aires —en la ciudad comercial y en su entorno agropecuario—, una parte de ellos mantuvieron relación entre sí y con otros vizcaínos, se conocieron y trataron, se ayudaron en la desgracia y colaboraron en el desarrollo de inversiones comunes, la mayoría de las cuales estaban dedicadas al comercio. Fue notable, en este sentido, observar de qué manera los marcos teóricos que explican la reproducción de los espacios culturales hizo impacto en la ciudad porteña, asimilando y aprovechando los elementos telúricos, pero siempre incorporando lo propio.
Largo sería enumerar los apellidos que en el siglo XVIII acapararon el giro mercantil y el comercio en el Río de la Plata extendiendo sus lazos de influencia a otros puntos como Chile, Bolivia, Uruguay en Sudamérica y especialmente Cádiz en el sur de España4. Cierto es que, junto con ellos, también hubo vascos que llegaban para otros oficios y actividades, actuando como enlaces de otros que ya tenían mayor permanencia. En este sentido, la migración bilbaína estuvo relacionada con el mundo del gran comercio al por mayor.
En la actualidad, con motivo de las nuevas tecnologías disponibles puestas a consulta en Internet puede comprobarse varios nacimientos y ascendencias de los que arribaron a Buenos Aires que fueron bautizados en determinadas Iglesias de aquella plaza que están en las fuentes de sus archivos parroquiales. De una manera veloz puede calcularse lo que hasta hace pocos años atrás llevaba un tiempo indeterminado de investigación, pudiendo corroborarse así para algunos, la unión de la sangre en dos continentes.
Así, pudo descubrirse que en la antigua Iglesia de los Santos Juanes en Bilbao, aparece la partida de bautismo de Francisco Antonio de Ocaranza Cerendienta, bautizado el 24 de enero de 1673. Fueron sus padres Martín Ocaranza [Salazar] Presa y Da. Magdalena Cerendienta Barua5, quienes habían contraído matrimonio en la Iglesia de Señor Santiago, el 30 de marzo de 16726.
Francisco de Ocaranza figura registrado más tarde en Buenos Aires, luego de arribar en la leva de Retana en 1691, hospedándose en la casa de su tío Iñigo de Urueta.
Cabe destacar que el señalado Iñigo Santiago de Urueta, tal su nombre y grafía correcta, bilbaíno de nacimiento, fue descendiente legítimo de Antonio Urueta Barua y de Da. María Cruz Barua Irazaval7, bautizado el de 10 de marzo de 1656 en San Antonio Abad.
Urueta fue Caballero de la Orden de Calatrava, cruzado que en el Río de la Plata tuvo en este hábito pocas designaciones8. Su admisión a la orden de Calatrava demostró que había presentado la documentación que lo acreditaba en la llamada limpieza de sangre. Vivió en la ciudad bonaerense aproximadamente desde 1677. Casó en 1682 con Da. Inés de Astudillo, nativa del lugar, bautizada en 1663; hija del capitán Fernando de Astudillo de Utrera y de Da. María Enríquez de Hinojosa, de la misma región9. Fue un hombre rico, dueño de varios esclavos y casa en la ciudad porteña, frente de la Iglesia de San Francisco, en las actuales calles de Alsina y Defensa. La propiedad era destacable, para lo que era la vida en la ciudad principal de la margen occidental del Río de la Plata, que se encontraba en ese entonces distante unos 600 metros del río del mismo nombre. Su vivienda contaba con dos salas, seis aposentos, cocina, techo de tejas e, inclusive, cerco de tapias. Al frente Iglesia-Basílica de San Francisco en Buenos Aires, construida en S. XVIII. A la izquierda, Capilla de San Roque. Autora: Nora Siegrist
Urueta poseía el grado de capitán, según declaraciones que existen en 1683, pero se conoce que incursionó permanentemente en las actividades comerciales, ya que al año siguiente le fue concedida la administración de una de las cuatro pulperías que tenía la ciudad. En 1686 fue conocido como mercader; en 1687, se desempeñó como cajero de las naves de Francisco de Retana, en una de las cuales había arribado Ocaranza; en 1688 vendió mercaderías de Castilla y, poco tiempo después, sus vínculos de negocios se encontraban extendidos a otros puntos del territorio hispanoamericano. Consta que otorgó poder para ser representado en el giro de los negocios en Mendoza y San Juan. Por 1692, compró 300 mulas ampliando inclusive, para esta época, los horizontes en donde incursionó. En 1688 fue nombrado tesorero y juez oficial de la Real Hacienda. Se ha dicho que en tal carácter puede encontrárselo en 1688,
“... realizando, junto con el contador don Miguel Castellanos, las visitas a lanchas y buques en el puerto del Riachuelo”10.
Este vecino de Buenos Aires junto con otros vascos del período y de los siglos sucesivos, estuvo relacionado con la Orden Tercera de San Francisco, hermandad que sesionaba en el lugar emplazado frente justo de la casa de su morada.
Un hijo del matrimonio de Urueta con Astudillo, de los varios que tuvo esta unión, fue José de Urueta, que fue bautizado en 1684, actuando como padrinos Miguel Castellanos también seglar franciscano y Da. Francisca Enríquez de Lara. Fue fraile franciscano, licenciado; llegó a poseer el cargo de Ministro de la misma institución religiosa citada, en 172011, a la vez que también tuvo intervención en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Sus otros hijos fueron: Francisca, quien recibió los óleos sagrados en 1693; como padrino aparece el conocido Francisco de Retana. Instituyó en su testamento como herederos en 1732 a su sobrina Da. María Josefa de Urueta12 y a Luis Aurelio de Zabala, cabildante, hijo del que fue Capitán general y gobernador de Buenos Aires, el vizcaíno de Durango Bruno Mauricio de Zabala, Caballero de la Orden de Calatrava13, todos igualmente de la Orden Franciscana Seglar porteña14, lo que nuevamente aproxima al hecho de una común red de adherencias sociales, económicas, políticas y religiosas, dentro del ámbito porteño además de compartir su cruzamiento en la señalada institución de Calatrava. Su tercer hijo fue Isidoro [o Isidro], bautizado en 1693 con su padrino: Diego Retana; Ignacia, que recibió el sacramento del bautismo en 1697: padrinos, Fernando de Armaza y Da. Juana Gutiérrez; Juan, oleado en 1701; padrinos: Cap. Justo de Ramila y Da. Isabel de Aguirre, su mujer, ambos de la tercera Orden franciscana, fraile franciscano15.
Iñigo de Urueta, dio poder a varios comerciantes de la época para que lo representaran; actuó asimismo como fiador; y fue apoderado y testigo de matrimonio de varios contemporáneos también vascos, la mayoría hermanos civiles terciarios. En 1687, salió como testigo del casamiento del alférez Gregorio Díaz con Da. Leonor de Astudillo, pariente de su mujer; tuvo igual designación en 1692, en la boda de Roque Rodríguez y Dª. María Rosa de Ahumada; más tarde, en igual año, en el casamiento de Jerónimo Bartolomé y Da. María de Ribera16.
Viajó a Madrid en donde permaneció por el término de cinco años, para luego fallecer, tal vez por 1698, dejando una serie de bienes en esta ciudad17. Antes de su partida dejó encargado a su sobrino Francisco de Ocaranza citado, una serie de asuntos comerciales, entre ellos, géneros por el alto valor de 24.000 pesos resultado del giro de sus negocios. Correspondió al Cura Rector de la Compañía de Jesús de ese año, llevar y entregar a su esposa en Buenos Aires, las pertenencias del difunto.
Un dato destacable descubre que en diciembre de 1714 los hijos otorgaron poder para cobrar la herencia de su abuela en la Villa de Bilbao18, desenlace que no ha sido posible comprobar.
Al morir Urueta, Ocaranza perdió el apoyo espiritual y económico que este le prestaba. En estas circunstancias, nombró heredero a instituir luego de su muerte, a Miguel de Riglos, hermano terciario civil, uno de los hombres de mayor poder económico y político de la colonia y a Da. Inés de Astudillo, esposa de aquel Iñigo de Urueta19. No obstante haber afirmado falta de bienes, ha quedado documentado en otros papeles que Francisco Ocarranza (sic), dejó 14.000 ducados en ropas para su padre en Bilbao20, según su testamento del 12 de enero de 1697.
Fue mencionada la Iglesia de Santos Juanes en donde fueron bautizados algunos de los hasta aquí mencionados. La misma fue construida en el siglo XVII (1622), conocida en sus inicios como la iglesia de Juan Real. Formaba un conjunto con un edificio posterior de la calle María Muñoz, el que en la actualidad forma parte del Museo Histórico Vasco. Su construcción se realizó a principios del siglo XVII por los Jesuitas. Fue Colegio hasta su expulsión decretada por Carlos III en 1767. En el año 1770 se cortó la comunicación entre el Colegio y la Iglesia. Se ha dicho que luego el primero se dedicó a Santa Casa de Misericordia y colegio pupilaje de maestros. Por su lado, la Iglesia se convirtió en parroquia con el nombre de los Santos Juanes21, la que se ha visto, fue cuna del baustismo de varios bilbaínos en Buenos Aires. Otras fuentes en archivos: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. ARGENTINA, Cabildo de Buenos Aires, División Colonia. Índice de Nombres: 1589-1821. Catálogo manuscrito, s/f. ARCHIVO DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA DE SAN FRANCISCO. SAN ROQUE DE MONTPELLIDER. Buenos Aires, Argentina, Libro de Hermanos y Hermanas profesos (varios años). Nora Siegrist. Conicet. Argentina. 1 María Jesús Arazola Corvera, Hombres, barcos y comercio de la ruta Cádiz Buenos Aires (1737-1757), Sevilla, Diputación de Sevilla, 1998, p. 84. 2 Montserrat Gárate Ojanguren, La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1990, entre otras, pp. 9-12; José María Marilúz Urquijo, Bilbao y Buenos Aires. Proyectos dieciochescos de Compañías de Comercio, Buenos Aires, 1981, p. 36 y pp. 45-50. Con posterioridad, el mismo autor amplió sus investigaciones en el título “Aspiraciones y realidades en torno a la conexión Bilbao-Río de la Plata”, en I. Arana Pérez (Ed.); Los Vascos y América, Madrid, 1990, pp. 164-174; también ver: Nora Siegrist de Gentile Óscar Álvarez Gila, De la Ría del Nervión al Río de la Plata. Estudio de un proceso migratorio 1750-1850, Ayuntamiento de Portugalete, 1998, Vizcaya, p. 14. 3 Sobre el contingente de bilbaínos en Buenos Aires, cfr.: Nora Siegrist, “Asentamientos de bilbaínos en Buenos Aires y en otros territorios rioplatenses: sus relaciones con la sociedad, la política, el comercio y los aspectos religiosos: siglos XVII-XX”, en Revista de Humanidades y Ciencias Sociales de Bilbao, Bidebarrieta (Dir. Joseba Aguirreazkuenaga) N° XI-Bilbao, 2002, pp. 215-272. 4 Susan Socolow; Los mercaderes del Buenos Aires virreinal: familia y comercio, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1991; e Idem, “La burguesía comerciante de Buenos Aires en el siglo XVIII”, Desarrollo Económico No. 70, Buenos Aires, julio-septiembre de 1970, pp. 205-215. 5 Archivos Diocesanos. 01.02.01.081 / Fondos Parroquiales / Archivos Parroquiales / Bilbao / Santos Juanes; Hugo Fernández de Burzaco, Aportes Biogenealógicos para un Padrón de Habitantes del Río de la Plata, Buenos Aires, 1990, vol. V, p. 51, trae escasos datos. 6 Archivos Diocesanos. 01.02.01.080 / Fondos Parroquiales / Archivos Parroquiales / Bilbao / Señor Santiago. 7 Se amplían ahora las filiaciones con los nombres completos de los padres, situación que anteriormente no podía ser constatada. Ver: Susana R. Frías, “Los Vascos en Buenos Aires: 1580-1713”, en Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, Investigación sobre asentamientos vascos en el territorio argentino –siglos XVI a XIX, Buenos Aires, 1999, T° IV, pp. 182-183. Tampoco los cita H. Fernández de Burzaco, Aportes Biogenealógicos..., cit., T° V, p, 90. La filiación surge de los Archivos Diocesanos (Irargi net). 01.02.01.078 / Fondos Parroquiales / Archivos Parroquiales / Bilbao / San Antonio Abad. 8 En Pares: Portal de Archivos Españoles Caballeros Calatrava, Exp.187. Se encuentra el pedido de ingreso a la Orden de Calatrava de: Orueta y Barva Salcedo e Irazábal, Íñigo de" (sic). Año 1696; también, Guillermo Lohmann Villena, Los americanos en las Ordenes Nobiliarias (1529-1900), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, MCMXLVII, pp. IX-XI. 9 Hugo Fernández de Burzaco, Aportes biogenealógicos para un padrón de habitantes del Río de la Plata, Buenos Aires, R.J. Pellegrini e hijos, 1986, Tª. I, p. 180. 10 Susana R. Frías, “Los vascos...”, cit., p. 183. 11 José de Urueta salió de testigo del matrimonio del capitán don José Gutiérrrez, que había profesado en 1747 en la VOT, quien casó en 1715 con Da. Ana [Martínez] de Aberasturi, también hermana de la Orden Tercera de San Francisco; hijo legítimo de José Martínez de Aberasturi, Ministro de la misma hermandad en 1697, de Alava; y de Da. Antonia de Azócar y San Martín [descendiente por ambas ramas de vascos]. 12 Lucrecia Martinicorena de Vizakis, en “Los Vascos en la ciudad de Buenos Aires, 1713-1810”, en Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, Investigación sobre asentamientos vascos en el territorio argentino –Siglos XVI a XIX, Buenos Aires, 2001, Tª V, p. 155, dice que posiblemente Da. María Josefa Orueta [Urueta] y Luis Aurelio de Zabala fueron padres de una hija natural, Da. Josefa Antonia, quien casó el 3 de abril de 1763 con el Capitán navarro Pedro José de la Cuadra, nacido en Alava, del que se conoce que también fue terciario franciscano en Buenos Aires. 13 En Pares: Portal de Archivos Españoles se encuentra la siguiente información: “Bruno Mauricio de Zabala 1717-02-07- Expediente de información y licencia de pasajero a indias del Brigadier Bruno Mauricio de Zabala, gobernador y capitán general de la ciudad y puerto de Buenos Aires, a Buenos Aires, con los siguientes criados: Matías de Goicobria, natural de Durango, hijo de Matías de Goicobria y de Magdalena de Elorriaga; Adrian de Ureta, natural de Durango, hijo de Fernando de Ureta y de Agueda de Zabala; Manuel de Zubero, natural de Durango, hijo de Manuel Zubero y de; Teresa de Aspe; Martín de Zabala, natural de Durango, hijo de Domingo de Zabala y de Luisa de Zabala. D. Bruno Mauricio de Zabala, murió soltero. Tuvo tres hijos; dos de ellos vivieron en la región del Río de la Plata. Una hija, que vivió en un monasterio en Durango: cfr.: R.A. Molina, Diccionario..., pp. 795-796. 14 Bruno Mauricio de Zabala, Caballero de la Orden de Calatrava. Mariscal de Campo. Gobernador de Buenos Aires. Solicitó ingreso a la VOT de San Francisco en 1727 y fue aceptado el 10-8 del mismo año. Falleció el 31-1-1736 frente a Santa Fe y en julio de 1737 fue enterrado en la Iglesia Catedral con los honores correspondientes a su jerarquía. En la solicitud de ingreso se declaró hijo legítimo de D. Nicolás de Zabala, Caballero de Calatrava y de Da.Catalina de Gortazar, de la villa de Durango. Luis Aurelio Zabala casó con Da. Pascuala Josefa de la Torre, descendiente del terciario de la VOT Juan de la Torre. 15 R. A. Molina, Diccionario biográfico colonial, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 2000, p. 747. 16 S. R. Frías, “Los vascos...”, cit., p. 183. 17 R. A. Molina, Diccionario..., cit., p. 747. 18 S. R. Frías, “Los vascos...”, cit., p. 183. 19 Idem, p. 180. 20 R. A. Molina, Diccionario..., cit., p. 528. 21 Cfr.: Wikipedia