425 Zenbakia 2008-01-25 / 2008-02-01
Al hilo de las recuperaciones arquitectónicas y de las profundas transformaciones que se están produciendo en los últimos tiempos, en las jornadas In Memoriam celebradas en Vitoria en febrero de 2007 en homenaje a la historiadora Micaela Portilla, mencioné dos edificios como testimonio de la evolución sufrida por Bilbao, debida en gran parte a los procesos de renovación impulsados en la segunda parte del siglo XX. Tanto el uno como el otro, son realmente representativos de la historia moderna de la arquitectura del País Vasco: por un lado, el viejo taller llamado “El Pontón”, una fábrica neoclásica del siglo XVIII, y por otro, la escuela pública Luis Briñas, construida por el arquitecto Pedro Ispizua Susunaga en 1933. Debido a problemas de tiempo, en la presentación me centré únicamente en al primero de los dos casos. En esta ocasión, por lo tanto, me gustaría resaltar el segundo, porque fue uno de los ejemplos de la arquitectura racionalista que llegó poco a poco procedente de las vanguardias europeas en el primer tercio del siglo XX, un edificio que aún cumple hoy en día, tras su reforma, la función que tuvo originariamente asignada. Vistas del edificio tras su recuperación.
(?NDICE) 2) Ejemplo de arquitectura racionalista en Bilbao: Escuela pública Luis Briñas
Aunque el centro Luis Briñas nunca ha dejado de ser una escuela, era evidente que estaba bastante deteriorado en la última década del siglo XX. Además, el edificio (1), conocido en el Estado español y en Europa, reunía las condiciones para su conservación del PGOU (“Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao”), con el grado de protección ‘B’. Por eso, las reformas (2) llevadas a cabo por los arquitectos Eduardo Eskauriaza y Rafael Olabarri en 1996, respetando la edificación anterior, merecieron una mención especial (3) en los premios del Colegio Oficial de Arquitectos del País Vasco de 1999 (3). La entrada principal y el atrio en la plaza Basarrate.
Para la construcción de la escuela se siguieron en su día los principios racionalistas como método de composición arquitectónica. Sin embargo, no podemos negar que adquirió una forma monumental más espectacular que la de los ejemplos racionales funcionales ortodoxos que existían en Europa, como era normal en el País Vasco (4). La fachada más importante sería precisamente la que tiene la forma monumental más espectacular, en la parte de atrás hay líneas de ventanas amplias y largas, los mejores testigos de la tecnología de la época, muy alabadas por la arquitectura vanguardista del racionalismo. La forma monumental de la que hablamos se consigue gracias a la torre, bien visible desde la fachada principal, sobre la entrada. En la parte de atrás, la presencia simbólica de la torre queda algo escondida, sobre todo debido a la diferencia con la cota del suelo. Aunque la organización volumétrica y funcional está bastante fraccionada, Ispizua consiguió una buena unión de las distintas partes, con el lenguaje que le proporcionaba el racionalismo. Sabemos que en esos años P. Ispizua ocupaba el puesto de Arquitecto Responsable de Edificios Civiles y, por lo tanto, no es de extrañar que participara más de una vez en construcciones públicas (hay que recordar la formación puramente “Beaux-Arts” que recibió este arquitecto para sus tendencias estilísticas). Como era normal en otras construcciones racionalistas, en esta también fueron muy aprovechables los espacios internos, tanto horizontalmente como en comodidad para la comunicación vertical. En la planta del sótano disponía de amplias aulas para educación física y una piscina, además de un museo, siguiendo las ideas progresistas para la educación de niños y jóvenes aprobadas por la República antes de la Guerra Civil. Perspectiva vista desde la calle de atrás, totalmente distinta y más sencilla.
Por otra parte, en esa década de 1930 y en el entorno en el que se construyó la escuela Briñas, sorprendería mucho esa arquitectura racional moderna tan aparente. Asimismo, los tres o cuatro caseríos y huertas que había en el lugar enseguida tuvieron que hacer sitio a las viviendas que poco a poco se iban haciendo con el terreno, en la medida en que la ciudad se iba extendiendo por las laderas del monte. Así y todo, la población era muy escasa, porque todavía estaban por construirse las casas de los trabajadores de “Unión Begoñesa”, tan conocidas en la Plaza Basarrate, de Santutxu. Las luces nocturnas incrementan la esencia monumental que muestra el edificio. (?NDICE) 3) Restauración del edificio: Recuperación de una escuela del siglo XX para el siglo XXI
Por encargo del Departamento de Educación, Universidad e Investigación del Gobierno Vasco, los arquitectos Eduardo Eskauriatza y Rafael Olabarri, en 1996 (participando en un concurso restringido), optaron por la réplica del edificio a la hora de renovarlo (con la asesoría de INGESA y la colaboración del catedrático Domingo Pellicer Daviña). Los técnicos y peritos aseguraban que su estado preocupante era debido a los años que tenía y al hormigón armado pobre de la época (5). De todas formas, si no tenía otras alteraciones, se podía recuperar. Debido a las características del Programa de Educación, se reorganizaron los espacios interiores y se acondicionaron las aulas, para conseguir la practicidad necesaria en una escuela del siglo XXI. Vaciaron completamente el edificio manteniendo las fachadas. En los espacios sobrantes dispusieron los baños y demás servicios. El peso del hormigón y del cristal en la reforma del interior también nos muestra que eran conscientes del compromiso de conservación, aceptando que el edificio era un elemento protegido por el Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao. La protección incluye tanto el exterior como el interior (incluyendo la estructura, la decoración y/o el mobiliario), evitando el derribo total o parcial. En caso de que se dé un deterioro total del edificio, legaliza el derecho a reconstruirlo exactamente tal como era. Las obras que se pueden proponer para estos edificios, en teoría, tienen que adecuarse obligatoriamente a las normas de “reconstrucción conservadora” o “protectora” (Decreto 189/90 del Gobierno Vasco). En esta ocasión se ha tratado de respetar la arquitectura anterior. La distribución original, en cambio, había sufrido remodelaciones en intervenciones anteriores. Cuando se plantean renovaciones arquitectónicas en edificios históricos hay que tener en cuenta más de lo habitual el valor de trabajar de forma casi anónima y fijándonos en lo que había antes. En el caso de la escuela Briñas no se preveían nuevas funciones, sino solamente arreglarla para que estuviera en buen estado. En otros casos se podría permitir la transformación o modificación de la estructura o los elementos de construcción, siempre que se haga en su justa medida y que no sea por capricho del arquitecto. La importancia de la distribución interior y de la iluminación natural junto a la relevancia de las sombras.
Habría que añadir que, a principios del siglo XXI, uno de los problemas de la escuela Briñas es precisamente el lugar en el que se encuentra, teniendo en cuenta las escalas de la ciudad. La horizontalidad de este edificio (a pesar de que la verticalidad de la torre rompa un poco la horizontalidad continua) supone una gran ruptura de escala con el entorno, en comparación con las altas torres de viviendas de alrededor. De hecho, la altura de las casas de las décadas de los sesenta y setenta muestran enseguida cuál ha sido la densidad de la población del barrio Santutxu de Bilbao y el crecimiento urbanístico descontrolado, antes de que el Gobierno Vasco recibiera las competencias sobre planificación urbana y suelo. Hoy en día el edificio apenas destaca en el trazo urbano completamente repleto, adueñándose de una gran superficie de suelo.
Para terminar y a modo de síntesis, es posible que el ejemplo mencionado no esté entre los monumentos más representativos de Bilbao. Asimismo, puede que no muestre el encanto de los edificios eclécticos y modernistas de Bilbao pero, en cambio, nos sitúa en los años de la Segunda República y el duro ambiente anterior a la Guerra Civil. Por otra parte, muestra bien a las claras cómo una escuela del siglo XXI tiene un lugar en la arquitectura racionalista. (?NDICE) 4) Referencias bibliográficas
1. BALDELLOU, M. A.; CAPITEL, A. Arquitectura española del siglo XX, Madrid, Espasa Calpe, 1995, podemos destacar este libro. Ver; PALIZA MONDUATE, Maite. Eskola-arkitektura publikoa Euskadiko Autonomia Erkidegoan 1840-2005/ Arquitectura escolar pública en la Comunidad Autónoma de Euskadi 1840-2005, Gobierno Vasco. Vitoria-Gasteiz, Departamento de Educación, Universidad e Investigación, 2005, págs. 101-102.
2. ESKAURIATZA, Eduardo; OLABARRI, Rafael. “Proyecto de obras de remodelación de la escuela pública Luis Briñas”, Bilbao, Departamento de Educación, Universidad e Investigación del Gobierno Vasco, julio de 1996 (Memoria General del proyecto: sin editar).
3. VARIOS AUTORES. EHAEO Arkitektura Sariak/Premios COAVN de Arquitectura/ Prix COAVN d’Architecture, Gobierno Vasco, Colegio Oficial de Arquitectos del País Vasco, Gobierno de Navarra, 1999.
4. En caso de que el lector desee más información sobre la arquitectura vasca de la época, puede consultar la siguiente bibliografía:
- VARIOS AUTORES. 30 urtearen hamarkadako euskal artea eta artistak/ Arte y artistas vascos de los años 30, Donostia-San Sebastián, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1986 (Algunos arquitectos de los años 30 y en especial la escuela pública Briñas: págs. 82-83.).
- ONDARE 23. 1875-1939 bitarteko Euskal Artearen Berrikusketa/ Revisión del Arte Vasco entre 1875-1939/ Révision de l’Art Basque entre 1875 et 1939, Donostia-San Sebastián, Eusko Ikaskuntza, 2004. 5. Según algunos informes: informe de evaluación estructural de LABEIN (código 950611/06-23-MC-10-1), investigación de SAITEK sobre la degradación del hormigón armado, fichas de descripción de LKS. (?NDICE) Agradecimientos:
Muchas gracias a los responsables de la escuela Briñas por brindarme la oportunidad de fotografiar el interior del edificio. Gracias también a las personas que me han facilitado la búsqueda de material original en el Ayuntamiento de Bilbao.