419 Zenbakia 2007-12-07 / 2007-12-14
Este segundo archivo fotográfico que analizaremos pertenece a otra familia de emigrantes vascos: la familia Lutegui. Las fotografías con las que contaremos nos fueron, de hecho, proporcionadas por Rodolfo Lutegui, nieto de Pedro María Lutegui nacido en Urdax (Navarra) el 9 de septiembre de 1866, quién emigró a Uruguay y precisamente a Sarandí del Yí en 1885. Este archivo a pesar de que esté compuesto por un número limitado de fotografías -cuenta con tan sólo 15 imágenes conservadas en una simple carpeta de cartón- se ha revelado muy interesante porque es un archivo que cuenta con documentos fotográficos del siglo XIX.
Los documentos que acabamos de poner se refieren a los primeros años de vida en Uruguay. En la foto de izquierda vemos a dos de los hermanos Lutegui -y precisamente: a la izquierda Pedro y a la Derecha Bautista Lutegui Salaberri- quienes -según la tradición de la época- se sacaron esta foto en Montevideo en el año 1885, con motivo de la llegada de Pedro al Uruguay, siendo recibido por Bautista (quien era primer miembro de la familia a haber emigrado a Uruguay). En la segunda fotografía vemos, en cambio, a Pedro Lutegui con su esposa Elisa Fernández y su hijo mayor Pedro Lutegui Fernández. Esta foto fue realizada dos años después de la anterior, es decir en el año 1887. Junto a las dos imágenes hemos adjunto también el retro de la segunda fotografía dónde aparecían los nombres de los miembros de la familia de Pedro Lutegui en Montevideo.
La antigüedad de los documentos fotográficos no constituye pero el único elemento de interés de este conjunto documental. El grupo de imágenes más llamativo del archivo Lutegui está, de hecho, constituido por tres postales que fueron enviadas desde Urdax. La primera postal que ponemos fue enviada por un amigo del señor Pedro Lutegui, en el retro podemos de hecho leer: “aquí le envío este pequeño recuerdo, su amigo -firma- Marzo 26 de 1907”.
La segunda postal, en cambio, fue enviada por la hermana de Pedro: ésta se llamaba María y se había quedado en Euskal Herria. Esta fotografía muestra el Barrio Tejería de Urdax, donde aparece en primer plano sobre la curva la casa Zelaiternea, que fue comprada por el otro hermano de Pedro llamado Martín que volvió desde Argentina. Allí vivieron los padres de Pedro y sus tres hermanos (Martín, Juan José y María) hasta sus muertes. En esta postal María escribe -con mucha dificultad- que la “casa de doble balcón” es donde ellos viven, ya que cuando Pedro se fue a Uruguay, sus familiares eran arrendatarios de otra casa. Por lo tanto a través de la foto Pedro pudo ver dónde vivían sus padres y hermanos.
En fin, la última postal fue enviada por una cuñada que se llamaba María.
¿Por qué estás fotografías nos han resultado las más interesantes de entre las que componen el archivo Lutegui? En primer lugar, porque nos confirman que la fotografía desarrolló un importante papel en el mantenimiento de los lazos entre emigrantes y familiares que se habían quedado en Euskal Herria. En segundo lugar, porque basándose en estas foto Rodolfo Lutegui, durante su luna de miel en 1987, pudo identificar la casa de su familia.
Durante nuestro breve encuentro Rodolfo Lutegui me dijo:“Con esta foto yo fui a Urdax en 1987, y hablando con el cura párroco, Justino Taberna, me indicó dónde quedaba, y recordaba que siendo Juan José y María muy viejos en la década de 1950 él les llevaba la comunión”. Tras haber identificado la casa y la parroquia Rodolfo se hizo sacar dos fotografías en las que aparece él con los edificios.
Pero para dejar constancia de su descubrimiento no se conformó con estos retratos sino que, envió también a sus tías Valentina y Elisa Lutegui (quines eran hijas de Pedro) la postal de Urdax que ponemos en seguida.
En el retro de la postal podemos leer: “Queridas tías ayer estuve en Urdax, y me acordé todo el tiempo de ustedes... estuve en la casa en que nació el abuelo y en la que vivieron Juan, María y Martín. Aun vive la señora que los cuidó hasta el último momento ya les mostraremos las fotos. Estamos pasando muy bien, un beso para ustedes, y saludos a todos, las queremos mucho”.
En fin, este archivo nos da un importante testimonio de cómo unos documentos fotográficos, más allá de los propósitos iniciales que motivaron su creación, hayan desempeñado funciones diferentes a lo largo del tiempo. En este caso, si por un lado las postales que fueron a enviadas a Pedro le sirvieron para ponerse al tanto de lo que estaba pasando en su pueblo tras haberse emigrado a Uruguay, por el otro lado, estas mismas fotos sirvieron a Rodolfo para la búsqueda de sus orígenes. Conclusiones
Los vascos que emigraron a Uruguay -independientemente de sus intenciones y sus suertes- tuvieron la necesidad de recurrir a la fotografía para registrar los acontecimientos más importantes y dejar constancia de sus vidas.
En cierta medida, es de suponer que durante el desarrollo de los fenómenos migratorios contemporáneos es precisamente la ruptura -a menudo traumática- del legado familiar y comunitario lo que ha hecho que la fotografía -como también la escritura- adquirieran usos y valores completamente nuevos. Para la mayoría de la gente que emigró durante el siglo XIX la práctica fotográfica constituía de hecho algo excepcional, pero esta misma práctica, de poco a poco, se convertiría en cambio en algo consuetudinario o incluso en un verdadero ritual.
Fue así que las clases populares no sólo crearon sus propios documentos fotográficos sino que empezaron a conservarlos y a guardarlos celosamente a lo largo del tiempo con una clara voluntad de construir su memoria reflejo -como se ha visto- de una mentalidad organizativa y meticulosa. Es por ello también que, junto a los millones de hombres y mujeres corrientes que cruzaron el océano desde mediados del siglo XIX hasta la década de los años 60 del siglo XX -año en que tuvo lugar la última oleada migratoria ultramarina- fueron también millones las fotografías, los álbumes, y un sin fin de tarjetas postales los que cruzaron el Atlántico. Todos estos artefactos fotográficos -en sus múltiples manifestaciones y tipologías- vinieron a cumplir unas funciones determinadas entre las que predominan la necesidad de mantener al unión y la identidad del grupo familiar y la cultura de procedencia en la distancia; y la voluntad de registrar y transmitir informaciones esenciales, no sólo de tipo personal sino también concernientes a las condiciones de vida y de trabajo o de grandes acontecimientos históricos. El estudio de los artefactos fotográficos que hemos llevado a cabo nos ha permitido, por lo tanto comprender, la variedad de los usos y de las funciones que la práctica fotográfica adquirió durante el desarrollo de los flujos emigratorios contemporáneos. Volver la mirada hacia los protagonistas de estos fenómenos y emplear como fuentes aquellas producidas por ellos mismos lleva, de hecho, el historiador a contemplar la emigración desde una perspectiva nueva y fundamental y, a la vez, a comprender, en suma, que estos documentos no sólo nos hablan de la experiencia de los hombres y de las mujeres que emigraron, sino que son el producto, o mejor dicho, la consecuencia directa de los procesos migratorios. :: Fotografía, cultura visual y memoria familiar de los emigrantes vascos en Uruguay. Siglos XIX y XX (I/II)