413 Zenbakia 2007-10-26 / 2007-11-02

Gaiak

Consideraciones sobre la innovación tecnológica creativa

FUENTES, Manuel

Vice-Presidente Ejecutivo del Patronato del CEIT



La innovación tecnológica, en su sentido más general, no requiere de la investigación por lo que cualquier empresa puede innovar asimilando tecnologías de otras empresas. En este contexto, procede distinguir entre la innovación creativa -que intenta poner en marcha nuevos productos y procesos- y la innovación por asimilación, que requiere comprender y absorber los resultados de la investigación realizadas por otros, una estrategia que llevó a cabo, por citar un caso paradigmático, Japón en los años 50 y 60 del pasado siglo, asimilando la tecnología americana. Los rasgos, potencialidades y requisitos que caracterizan la innovación tecnológica creativa confieren una identidad propia a este tipo de innovación, lo que justifica un tratamiento diferenciado.

En el mundo actual pueden señalarse, según la disciplina a la que pertenecen, dos tipos de innovaciones:

I) Uno recogería las innovaciones que provienen de la aplicación directa de una tecnología embrionaria.

II) El otro, agruparía aquellas que combinan o modifican un gran número de estas tecnologías embrionarias que se van acumulando a lo largo del tiempo, y que, consiguientemente, requieren un mayor período de maduración.

Se ha constatado que la aplicación de los grandes descubrimientos científicos -alumbrados en universidades y centros de investigación- tienen mayor alcance que los que se realizan en laboratorios de investigación corporativa y en unidades de I+D empresariales. Y no sólo por lo que se refiere a su mayor impacto, cuando se implementan, sino porque además se mantienen vigentes durante un tiempo mucho más largo.

Alcanzar logros significativos en la investigación básica es sin duda el mejor sistema, tanto para irrumpir en los mercados de alta tecnología como para desarrollar mercados incipientes. Consiguientemente, la generación de innovaciones con una fuerte carga científica -que sienten las bases para el desarrollo y subsiguiente comercialización de nuevos productos, procesos y servicios- y la obligada protección de la propiedad intelectual, son cuestiones de capital importancia.

El primer tema -la generación de innovaciones- entraña la adopción de investigaciones de mayor amplitud, riesgo y valor añadido que las que comúnmente se han acometido hasta ahora, para lo que se precisa el decidido apoyo del ámbito empresarial y de las administraciones (de nivel autonómico, estatal o comunitario europeo), comprometidas en el desarrollo de proyectos de investigación a medio y, preferentemente, largo plazo, que surgiendo con frecuencia de la curiosidad humana son el cimiento donde se asienta hoy la pirámide del conocimiento.

La segunda cuestión afecta a la protección de la propiedad intelectual, un tema que está cobrando creciente interés, no sólo en el ámbito tecnológico sino también en el académico. Este énfasis en el registro de patentes de innovación va en cierta medida en detrimento de la información anticipada, publicada o divulgada, de resultados en artículos científicos, evaluados por especialistas consagrados -“revisados por pares”- en revistas internacionales, recogidas en el SCI (Science Citation Index), de tal forma que aunque se mantiene el principio de que no hay conocimiento sin difusión se atenúa el valor de las publicaciones en favor del registro de patentes de innovación.

La actual apertura hacia la investigación interdisciplinar -en detrimento de la multidisciplinar- y a la colaboración entre especialistas cualificados son dos factores claves en la innovación creativa.

La complejidad de los actuales desafíos exige un tratamiento que trasciende la mera superposición de disciplinas, característico de la investigación multidisciplinar. Hoy se requiere integrar el conocimiento de las distintas disciplinas que inciden en la solución del problema objeto de estudio.

La apertura a la colaboración entre especialistas altamente cualificados propugnada por la Europa Comunitaria -en aras a crear un Espacio Europeo en el que circulen libremente por todos los países que la integran no sólo los investigadores sino también los conocimientos científicos- se extiende hoy en día al ámbito internacional, transoceánico, fortaleciendo los vínculos científicos con otros países y el intercambio intelectual, uniendo fuerzas en aras del conocimiento, tomando como referencia el caso norteamericano, que con tanto éxito ha atraído, y sigue atrayendo, jóvenes investigadores bien cualificados de todos los rincones del mundo a las universidades de Estados Unidos.

Es así como se ha creado una atmósfera propicia para generar “espacios seguros” donde poder plantear ideas arriesgadas, promovidas por equipos humanos muy creativos, capacitados para hacer frente al reto de formular grandes preguntas- enunciadas de forma precisa y sistemática- para alcanzar soluciones. Es este un planteamiento que supera la tradicional y, hasta cierto punto, artificial distinción entre investigación básica e investigación orientada a la aplicación con una intencionalidad comercial (investigación traslacional), planteamiento que está siendo secundado por todos los países- v.gr. los países del Sudeste Asiático- económicamente florecientes.

La importancia de la colaboración como concepto dominante fue ya formulada por James Dewey Watson -Premio Nóbel, junto a Francis Harry Compton Crick, por su descubrimiento de la molécula del doble hélice de ADN- en los términos: “nada nuevo realmente interesante puede lograrse sin colaboración”, y es ciertamente en la investigación interdisciplinar, que integra los diversos enfoques y puntos de vista de investigadores procedentes de campos distintos, donde subyace con mayor plenitud el espíritu de esta afirmación.

Porque no sólo garantiza una mayor eficacia que un enfoque individualista, sino que propicia, además, el logro de metas compartidas, optimizando los logros personales de cada investigador, y favorece la especialización de jóvenes valores destacados en instituciones y universidades de primer orden, que a su regreso al lugar de origen aportan:

1) La experiencia adquirida en temas de vanguardia.

2) El dominio de un idioma extranjero.

Y lo que es más importante en un mundo globalizado:

3) Estrechos contactos con personalidades del ámbito científico. Estas consideraciones subyacen en las políticas científicas de los países mas avanzados y deberán inspirar también las políticas de nuestras Administraciones si se quiere jugar un papel relevante en la nueva Sociedad del Conocimiento, y más específicamente en la generación de innovaciones tecnológicas de alto valor añadido, promoviendo la colaboración entre todos los agentes tecnológicos, dinamizando, por su trascendental importancia, el papel de la universidad.