404 Zenbakia 2007-07-20 / 2007-07-27
Entidad vasco-argentina creada el 20 de julio de 1943 en el domicilio del historiador Enrique de Gandía por diversas personalidades vascas u oriundas del País Vasco. Emite, desde junio de 1950, un Boletín (BIAEV) con las colaboraciones de sus miembros y bajo el lema Ustea ez da Jakitea (la opinión no es la ciencia). Firmaron el acta fundacional Enrique de Gandía, Justo Gárate, Andrés M. de Irujo, Elpidio R. Lasarte, Pbro. Gabino Garriga, Padres Bonifacio de Ataun y Miguel de Alzo, capuchinos; Padre Francisco de Madina, canónigo regular lateranense; doctores Isaac López Mendizábal, Félix Loizaga, Leo Goti, Pedro de Basaldúa, ingeniero Carlos Cucullu, doctores Eulogio Ayanz, Ildefonso Gurruchaga; nombres a los que luego se agregaron los del Excmo. Sr. Obispo de Viedma, Mons. Nicolás Esandi (q.e.g.e.), doctor Santiago Cunchillos, don Pedro Echeverría, doctores Rómulo Zabala (q.e.g.e.), Francisco Basterrechea, Vicente Amezaga y don Juan León Cruzalegui. Aprobado en la segunda sesión -19 de agosto siguiente- el Estatuto social, cuya redacción estuvo a cargo de los doctores Gandía, Ayanz, Irujo y Lasarte, la vida de la entidad inició su desenvolvimiento. El artículo segundo del Estatuto da idea cabal de sus altos propósitos. “El Instituto tiene por fines fundamentales -dice- unir a los amantes del País Vasco, especializados en algún aspecto de su prehistoria, historia, antropología, folklore, lengua, literatura, derecho, economía, arte y demás ciencias, e intensificar estos estudios, profundizándolos y divulgándolos”.
Urgía organizar la entidad con la elección de sus autoridades, y así una semana después, el 25 de agosto, fueron elegidos Mons. Nicolás Esandi, presidente; Elpidio R. Lasarte, vicepresidente primero; Justo Gárate, vicepresidente segundo, y Andrés María de Irujo, secretario de actas. Para los cargos de secretario general, tesorero y vicetesorero quedaron elegidos en definitiva, los señores Santiago Cunchillos Manterola Carlos Cucullu y Juan León Cruzalegui. Como los socios fundadores ascendían a veintidós, y el Instituto debía constar por disposición estatutaria, de cuarenta miembros numerarios, vitalicios, con voz y voto, se hicieron las presentaciones debidas, y fueron elegidos sucesivamente, como tales, por mayoría de votos, el doctor Juan José Guaresti, hijo, los ingenieros Juan José Esperne, presidente del Centro Vasco-Francés, y José Urbano de Aguirre, los doctores Esteban Ochoa, presidente del Centro Vasco-Argentino Gure Echea, Salvador Oría, Guillermo Leguizamón (q.e.g.e.) y Antonio Sagarna (q.e.g.e.), don Michel Iriart, ingeniero agrónomo, Saturnino Zemborain, doctor Adolfo Bioy, ingeniero Diego Joaquín Ibarbia, arquitecto Martín Noel Iribas, ingeniero Pedro Mendiondo, general José María Sarobe (q.e.g.e.), doctor Félix E. Etchegoyen, don Ramón Mendizábal, almirante José Guisasola, doctor Carlos Alberto Erro, ingeniero Antonio Lascurain y don Isidoro Fagoaga. El presidente electo, Mons. Nicolás Esandi, tomó posesión de su cargo el 5 de septiembre de 1943, en la sesión celebrada en el colegio salesiano de San Carlos.
En la del mes de agosto de 1945 se acordó elegir el centro Gure Etxea como sede de funcionamiento de la secretaría del Instituto y lugar de sus reuniones. El 29 de agosto de 1948, falleció en su diócesis de Viedma, Monseñor Esandi. En la sesión del 20 de julio de 1949 fue elegido para sucederle el doctor Antonio Sagarna; pero murió al poco tiempo, sin poder tomar posesión del cargo. Y el 29 de noviembre de 1949 el Instituto eligió al arquitecto Martín Noel Iribas. En cumplimiento del artículo 3.° que estatuye como medio para lograr el fin institucional la celebración de conferencias, jornadas y congresos de estudios, la edición de obras y toda clase de publicaciones, no menos que la fundación de bibliotecas, tuviéronse desde las primeras asambleas, breves disertaciones sobre variedad de temas. Sostuvo la primera Mons. Esandi en la sesión del 5 de septiembre de 1943, que versó acerca de “algunas influencias de la lengua vasca en el latín y sus derivados”, desarrollada con la competencia de quien posee a fondo ambos idiomas. En la sesión pública del 25 de junio de 1945, tenida en el Gure Etxea, disertó sobre los “nombres geográficos de Andalucía explicados por el vascuence”. En la de 21 de octubre de 1945, el vicepresidente primero, Dr. Lasarte, leyó un “panorama de lo que pudiera hacer el Instituto Americano de Estudios Vascos”, en el que expuso brillantemente como objetivo del mismo “aprovechar con finalidades prácticas” el conocimiento del pueblo vasco para una “mayor y más amistosa aproximación artística, económica, social y emigratoria entre los pueblos, instituciones y gobiernos de América y pueblos, instituciones y gobiernos del País Vasco, en la noble y muy leal intención del bien común”. Siguióle en el uso de la palabra el Dr. Basterrechea, quien explicó neta y condensadamente la utilidad que reportaría el Instituto, de imitar en la distribución del trabajo investigador las normas que seguía en Europa la gloriosa Sociedad de Estudios Vascos, que estaba dividida en secciones diversificadas por materias, al frente de cada una de las cuales se hallaba un miembro de los integrantes de su Junta Permanente. El Instituto puso entre los propósitos de su fundación el de “la edición de obras y toda clase de publicaciones”. Y trató de cumplirlo desde las primeras jornadas. El título de la obra sería: “Historia del pueblo vasco y su influencia en la historia universal”. Dentro de esta tesitura publicó más de una docena de títulos esbozando lo que desde 1942 sería la “Colección Ekin” iniciada por el benemérito Isaac López Mendizábal.