399 Zenbakia 2007-06-15 / 2007-06-22
El origen del periodismo vasco se sitúa en el siglo XIX; ya con las primeras publicaciones, también el humor comienza a hacer acto de presencia en la prensa. Sin embargo, se puede decir que es en el siglo XX cuando llegan a su madurez tanto el humor escrito como el gráfico, cuando aparecen los primeros cómics en euskara, de la mano de la prensa escrita.
Asimismo, junto con los comentarios políticos y las noticias que aparecen en las revistas vascas del siglo anterior, también es posible encontrar diversos rasgos humorísticas, como el que se muestra a continuación, siempre puntualmente:
En otros tiempos, únicamente los jabalíes cruzaban por la parte de Aranzazu hacia Álava y, gracias a este nuevo camino, ambas provincias, Álava y Gipuzkoa, se dan ahora la mano.
Mucha gente que habita los pequeños pueblos de Barrundia y Asparrena viven de los negocios que proliferan gracias a este camino. Fíjense en el tipo de negocios que hacen: Cogen una yegua y un burro y, poniendo una alforja llena de pan a cada lado del burro, se dirigen a Oñati, donde venden los panes, compran huevos o aves y se encaminan a Vitoria. Mucha gente vive de este tipo de compraventa.
En cierta ocasión, una joven tratante se dirigía a Vitoria con su burro y con las alforjas bien repletas de huevos. “¿Qué llevas en esas alforjas?” le preguntó uno que pasaba por ahí. “Si se cae el burro, nada”, le respondió la muchacha, y siguió para adelante, decidida a ganar cuatro o cinco duros.
Eta astoa ipursaltoca
Asitzenda eta makilla
Bere jabeac artzendu, baño
Arrautzac dira tortilla.
Geyago arrantza billa
Ez du jun nai nescatillac.
Aspertudala diyo aitari
Eta bere jundedilla.
(Y en esto el burro empieza a dar brincos y, para cuando su dueña empuña el bastón, los huevos ya se han hecho tortilla. La muchacha, que no quiere ir a por más huevos, le dice a su padre que está aburrida y que vaya él)
(Gure Izarra, Paris, 30 de octubre de 1888, pág. 1 y 2)
Por otra parte, cabe mencionar también a varios donostiarras, como Marcelino Soroa, que ejercitó su pluma en varias publicaciones de la época y, sobre todo, Serafín Baroja, padre de Pío Baroja y miembro de la familia de impresores del mismo nombre. Es autor de varias óperas en euskara y trabajó también en prensa. Publicó dos revistas satíricas, denominadas Bai, Jauna, bai (Sí, Señor, sí), así como dos calendarios para el año 1879: Santo Tomasco Feriya (Feria de Santo Tomás) y Almanaque bilingüe (en castellano y en euskara). De este último hemos extraído este poema:
MERCURIO
Cillar bicia eusqueraz,
azogue en buen castellano,
da metal bat, denetan,
el más importante y raro.
Ura becela izanic,
sin embargo es más pesado
beruna ta zinc baño
y que el hierro y el estaño.
Au da Mercurio bada,
un dios en tiempos pasados,
gaur metal esan dana,
que se saca del cinabrio,
ta eguzquiaren giran
el planeta más cercano...
Batzuec an ta gu emen
el Romance se ha acabado.
Parece que se trata de una ironía acerca del bersolarismo de aquella época: según se dice, la mayoría de la población no hablaba más que euskara, pero siendo el idioma “culto” el castellano, introducían constantemente palabras en este idioma. Baroja, urbano y liberal, se burlaba de esa especie de bilingüismo.
Tal vez sea esa la clave para entender el humor -así como otras manifestaciones- hecho en euskara: la rivalidad entre el pueblo y la ciudad. O, mejor dicho, el tipo de cultura que se presentaba asociada al euskara, en la que resaltaba, por un lado, todo lo relacionado con la sociedad rural (el binomio euskaldun-fededun o vasco-creyente), que se manifiesta en Peru Abarka; y, por otro lado, lo que se desarrolla en la ciudad y para la ciudad. En aquella sociedad moderna se desarrollaron tanto el periodismo como los cómics publicados en prensa. El humor, ¿un género para los campesinos o para la burguesía urbana? En la primera imagen (una caricatura de Jon Zabalo), una pareja de donostiarras leyendo Argia; en la segunda, un niño lee el citado semanario en el caserío a su familia.
Esas aparentes contradicciones, así como el humor dominante en la época, quedan de manifiesto en los ejemplos que presentamos en el anexo. Todos ellos están extraídos de la revista Argia. La sombra de la Iglesia es omnipresente pero, al mismo tiempo, puede observarse la presencia incipiente de un humor laico, sobre todo de la mano de un periodista medio olvidado y a punto de ser recuperado: Gregorio Mujika.
En aquella sociedad de masas también surgieron movimientos políticos. Uno de ellos fue el nacionalismo. El partido creado por Sabino Arana también utilizó, de alguna manera, el humor y los cómics -no el mismo Sabino, dicho sea de paso, ya que la utilización del humor en las revistas peneuvistas fue posterior a la muerte de Arana-. Se siguieron principalmente dos caminos: por un lado, la traducción de cómics tomados de otros idiomas y otras culturas; por otro, la creación de cómics originales. Veamos algunos ejemplos. El primero está tomado de Euzko Deya, de Bilbao, en 1916. Dicha revista estaba publicada en euskara por el entorno de Euzko Gaztedi y algunos de los que escribían en ella habían estudiado en la cátedra de euskara creada por la Diputación Foral de Bizkaia. Euzko Deya, 1916.
Como puede verse, el modelo era, sobre todo, el de un cuento ilustrado. En aquella época, muchos de los personajes de cómics hablaban mediante “globos”. También existía otro modelo, más conservador: el de los denominados aleluyas, que consistía en una serie de dibujos enmarcados dentro de unos cuadros del mismo tamaño y, bajo los dibujos, un breve texto explicaba lo que se veía. Normalmente, ese modelo era bastante moralista.
Ese mismo modelo fue el que se siguió en la primera revista de cómics de Euskal Herria. Merece la pena contar su historia, aunque sea brevemente. La revista Argia se creó en 1921, en Donostia. Tenía formato de periódico y el propósito de llegar a serlo. Tuvo su éxito y fue seguramente la mejor revista en euskara de su época. Fue la que abrió el camino para la elaboración, en 1927-1928, de un cómic escrito íntegramente en euskara. La idea nació de unos estudiantes vascos de arquitectura en Madrid, y el proyecto maduró de la mano del vascófilo alavés Abdon Alaiza. Consiguieron publicar unos cuantos ejemplares de la revista llamada Txistu. Por lo que sabemos, no se ha conservado ni uno de ellos. Sin embargo, sí conocemos un ejemplo publicado en la misma revista Argia. Es el siguiente: Txistu, 1927.
De nuevo utilizaban el mismo recurso, el de la didascalia, para contar un cuento moralista. En aquella época, los cómics eran algo dirigido a los más pequeños y, sobre todo, eran un buen instrumento para educar a los niños. Lo mismo ocurría con los cómics publicados en las revistas eclesiásticas. Lo más destacable eran las secciones para niños que aparecían en la mayoría de los números de la revista Zeruko Argia, publicada en Pamplona (también los capuchinos de Navarra propusieron a la recién creada Euskaltzaindia la publicación de una revista para niños). He aquí un ejemplo, cuyo protagonista es un personaje llamado “Martin Potzolo”. “Martin Potzolo”. Zeruko Argia, 1919-1936.
Parecidos recursos fueron utilizados en los cómics publicados en las revistas peneuvistas. Estaban dirigidas a los niños y también se utilizaban didascalias (en la década de los 30) con un objetivo político. Aparecían, al menos, algunos de los símbolos de la vida moderna, como los deportes, en este caso el boxeo y el fútbol, o los aviones, como se observa en el siguiente ejemplo. Está recogido de la sección de cómics de la revista publicada en los años 30 en Bizkaia por el Partido Nacionalista Vasco, Euzko. También aparecen símbolos políticos, como por ejemplo, el lauburu en el avión. “Gastetxu”, cómic publicado en la revista Euzko.
Las cosas empezaron a cambiar lentamente en la década de los 30. Los nacionalistas publicaron otras revistas, la mayoría de ellas bilingües, es decir, la mayor parte en castellano y alguna página en euskara. No resultaba extraño que una de esas partes publicadas en euskara fuese un cómic. Aunque su objetivo fuera propagandista, se empezaron a utilizar, al menos, los globos. Uno de los cómics publicados en dicha revista, “Peru Malluki”, estaba dirigido a los adultos. Se trataba de un aldeano, un campesino vasco, simple y campechano. Es decir, un estereotipo:
Los recursos más modernos en cuanto a cómics fueron utilizados en una revista en euskara de aquella década: Poxpolin, de Tolosa. Estaba apoyada por EAJ-PNV y seguía el modelo del TBO que se publicaba en España: Poxpolin, cómic de Isaac López Mendizabal.
Por último, en este recorrido a través del humor en los medios de comunicación, hablaremos del caso de la radio. Obviamente, es lo más difícil de conocer, ya que no se conservan grabaciones ni guiones de aquella época. Sin embargo, sí sabemos que en Radio San Sebastián, creada en 1925, el euskara tenía su pequeño lugar, así como el humor vasco. La mayoría de los programas en euskara estaban realizados por Joseba Zubimendi y Ande Antzeluz, ambos muy relacionados con la revista Argia. Y sabemos que, de vez en cuando, otro nombre conocido emitía programas de humor: Pepe Artola.
Ya tenemos, por tanto, un punto de partida para este tema. Ese ha sido nuestro único objetivo: presentar algunas pistas e insinuar unos temas. Anexos:
Hombres bicéfalos
El principal tema de conversación de esta semana ha sido el suceso asombroso acaecido en Tolosa. Por supuesto, ya habrán oído hablar del caso, pero no está de más mencionarlo aquí, para que las generaciones presentes y futuras conozcan este hecho.
En la fábrica de boinas Elosegi de Tolosa, donde son ávidos lectores de ARGIA, estaban los jefes leyendo el último número, cuando le dijo uno al otro:
-¡Coño! Parece que ha nacido un ternero de dos cabezas en San Sebastián... Mira las dos cabezas... [en el número anterior, del 1 de febrero, aparece en la segunda página la fotografía de un ternero de dos cabezas, con el siguiente texto: “La doble cabeza del becerro que dijimos el domingo pasado que había nacido en el caserío ‘Marikotxetegi’ de San Sebastián”].
-Vaya, vaya... -dijeron todos al unísono. Estaban mirando atentamente, cuando de repente dice uno...
-A, por las barbas de Satanás! Si en vez de nacer terneros de dos cabezas nacieran hombres de dos cabezas, ¡vaya chollo para nosotros!...
-¿Por qué?
-Porque cada uno llevaría dos boinas.
-Pues sí....
Y hablando del tema, decidieron hacer algo para conseguir que tal milagro sucediera. Después de deliberar la forma de hacerlo, se dirigieron a la ermita de San Blas y, poniéndose de rodillas, con la cabeza agachada, rogaron a San Blas que les concediera su deseo:
-Buen San Blas, de ahora en adelante, haz que cada hombre nazca con dos cabezas...
-Y, ¡lo más asombroso!... San Blas levantó la cabeza primero, movió los ojos seguidamente y a continuación comenzó a hablar...
-¿Dos cabezas? ¿Para qué? -dijo San Blas suavemente.
Una vez que se les pasó el susto que les había dado al oír hablar a San Blas, le dijeron lo siguiente los Elosegi:
-Porque cada uno necesitará dos boinas...
-¿Y os parece bonito todo el perjuicio que acarrearía al hombre tener dos cabezas, solo para que vosotros vendáis más boinas?
-¿Qué perjuicio?
-¿Qué perjuicio? Pues que tendría que comprar dos boinas.
-Mejor.
-Para vosotros sí, pero no para él. Además, cada mes tendría que cortarse el pelo de dos cabezas y el corte de pelo está cada vez más caro. ¿Y el afeitado? Si para afeitarse la barba de una cara tenemos que andar ahí fastidiados, ¿todavía nos queréis dar el trabajo de afeitarnos dos? ¿Y para qué sirven cuatro ojos? Si con dos ya es suficiente para ver tantas porquerías. Y cuatro orejas... Y dos bocas... para fumar dos pitillos a la vez.... No, no... una sola cabeza es suficiente...
-Pero también tiene su lado positivo. Con dos cabezas, cada hombre trabajaría más...
-¿Más? Mejor sería que cada uno hiciera todo el trabajo que se puede hacer con una... Los que no trabajan todo lo que se puede con una sola cabeza, no necesitan otra, y los que trabajan todo lo que se puede con una sola cabeza, si tuvieran otra, se matarían a trabajar... Mira si el pobre “Jeme” tuviera dos cabezas... [Jeme era el seudónimo utilizado por Gregorio Mujika en Argia].
-Ya sacaría sus propias conclusiones...
-Las saco yo en su lugar y estáis perdiendo el tiempo, no nacerán hombres de dos cabezas.
-San Blas de nuestro corazón... muchas gracias en nombre de todos los que vivimos de la cabeza. Dale dos cabezas al ternero. Al hombre... no y no!
(Argia, 8 de febrero de 1925)
En estos dos artículos se observa el método utilizado por Bittor Garitaonandia Garbi y los que escribían en Argia: en primer lugar, se planteaba el asunto utilizando un ejemplo concreto, un cuento o una historia, y a continuación se aclaraba el meollo de la cuestión; por último, igual que en el ejemplo mencionado, hacían una petición o daban la solución que les parecía mejor. Al fin y al cabo, es el mismo sistema utilizado con frecuencia en el Nuevo Testamento y en los sermones. La tradición es de antiguo: el mismo Axular también planteaba de la misma manera muchos de los capítulos de su Gero -al igual que otros muchos autores en otros idiomas, sobre todo los eclesiásticos o los educados en las Universidades de la Iglesia-, mencionando en primer lugar los ejemplos recogidos por ahí y divulgando, a continuación, el mensaje. Por otra parte, creemos que, además de Iztueta, las Erakusaldiak (Demostraciones) de Juan Bautista Agirre también fueron un modelo a seguir para los que escribían en guipuzcoano.
Podríamos decir que los vascos se encuentran por todas partes. En vuestros viajes, cuando andáis por cualquier rincón del mundo, por si acaso que no se os ocurra contar secretos en euskara, confiando en que no os van a entender. ¿Sabéis lo que le ocurrió a un guipuzcoano en Inglaterra? He aquí. Sucedió en la última guerra. Ese guipuzcoano se encontraba en Londres: necesitaba un pasaporte y se fue al consulado con un amigo (este también vasco). El consulado estaba lleno de gente: había muchas personas trabajando, pero hacían falta muchas horas para cumplimentar los trámites de toda aquella gente. Nuestro guipuzcoano, que no se manejaba bien en inglés, se quedó bastante por detrás de los demás y, aburrido de estar allí, empezó a murmurar en euskara y a criticar y a hablar mal de los ingleses. Un hombretón de largas patillas andaba por ahí de un sitio para otro, con aspecto de mandar mucho, y cuando pasó por delante del guipuzcoano, este le comentó a su amigo en euskara:
-Si estuviera en Tolosa ese grandullón patilludo...
-Antes de que el guipuzcoano terminara de hablar, de repente el hombre de las patillas se da la vuelta y, acercándose, les dice en perfecto euskara:
-¿Qué?...
Los dos vascos, apurados, pálidos como la nieve, no sabían qué responder. El de las patillas, sonriendo, les dijo:
-¿Sois vascos?
-Sí señor.
-¿De dónde?
-De Tolosa.
-Yo soy de Errezil.
¡Ay va! Perdone usted.
-¿Por qué no habéis hablado en euskara desde el principio?
-Porque no sabíamos que hubiese vascos aquí.
-No hay lugar en el mundo donde no haya vascos.
Les perdonó de buen agrado y enseguida les resolvió todo lo que necesitaban.
Otro tanto podría ocurrir en cualquier lugar, por lo tanto, actuad siempre tal y como el de las patillas de Errezil les dijo a los dos guipuzcoanos: primero hablad en euskara, aunque el que tenéis delante sea un africano.
La semana pasada comentábamos que en cualquier parte se encuentra uno con vascos, y así es. De los cuatros puntos cardinales del mundo nos llegan escritos de vascos que leen ARGIA con sumo placer. El otro día nos llegó un escrito procedente de Venezuela, en América. Era un anuncio de un gran colegio de Caracas.
-¿Ahí también tenemos amigos?
-Y no pocos. Abrimos y lo primero que nos encontramos son las fotografías de los profesores del colegio. Tal y como revelan sus caras, vascos de pura cepa.
-¿Quienes serán?
-No tenemos más que leer los nombres que aparecen bajo las fotografías: Zumalabe, Ipiñazar, Errasti, Remondegi, Aristu, Hita (vasco de Navarra), Puig (este también vasco, de Hernani), Gastaminza, Agirre, Markiaga, Oñaederra, Otaño.
-Alguno de ellos ha escrito en ARGIA más de una vez, y allá donde él esté, nuestro amado euskara no estará nunca arrinconado.
¿Cuántos vascos estarán viviendo fuera de su pueblo? Estaría bien saberlo. Hay miles en Argentina, Uruguay, México, Cuba, California, Filipinas, etc. Pero no sabemos con exactitud cuántos hay fuera de Euskal Herria. Pero no es imposible de saber, por supuesto. Ese trabajo debería ser asumido por Eusko Ikaskuntza. Hoy en día tenemos muchos trabajadores vascos diligentes y despiertos que, convenientemente retribuidos, enseguida se pondrían a investigar, de tal manera que antes de dos años sabríamos cuántos vascos hay hoy en día repartidos por el mundo. ¿Responderá Eusko Ikaskuntza aceptando esta idea? Nos alegraría que así fuera.
(Bittor Garitaonandia, Argia, 25 de febrero y 4 de marzo de 1923)