371 Zenbakia 2006-11-24 / 2006-12-01
La situación geográfica de Euskadi y de Aquitania en el corazón del Arco Atlántico es un condicionante importante para sus desarrollos económicos respectivos. El actual proceso de ampliación de la UE desplaza el centro europeo hacia el este y en consecuencia, la lejanía con respecto al Arco Atlántico se acentúa y disminuye la accesibilidad de la economía vasco-aquitana a los mercados más importantes. Este fenómeno de todas maneras no afecta sólo a la economía vasco-aquitana, sino a todos los territorios de lo conocido como Arco Atlántico que afectado por la pérdida de la centralidad deberá de tratar de contrarrestar esa tendencia a la periferización estableciendo políticas conjuntas de desarrollo territorial para no quedar desenclavado de los centros de desarrollo económico. Un desarrollo territorial que incide de manera importante en la actividad económica propia, y ahí, el desarrollo de los ejes de comunicación transeuropeos resulta clave para reducir las distancias en términos de tiempo y coste, compensando así la distancia física a los diferentes mercados. Además, el tamaño relativamente reducido de la economías vasco-aquitana exige su integración en espacios económicos superiores que alcancen la masa crítica suficiente para el desarrollo de determinadas actividades. Por lo tanto, no es ajeno formar parte de la UE ni que ésta vaya aumentando progresivamente en número de países hasta alcanzar los 27 miembros y los ya casi 500 millones de habitantes.
Ello nos afecta, responsables de logística de las empresas toman buena nota de las características de los nuevos miembros, economistas polemizarán sobre el grado de influencia que tendrá la ampliación sobre la periferización del Arco Atlántico, responsables políticos mirarán con lupa sobre los nuevos riesgos de posibles deslocalizaciones de empresas hacia territorios donde los gastos de producción son menores.
Es cierto que Euskadi y Aquitania gozan de una ubicación geográfica estratégica en el centro del Arco Atlántico que les confiere una ventaja natural para los tráficos entre los mercados europeos y el resto de la Península Ibérica. Es más, teniendo en cuenta el desarrollo de la logística en términos globales, la Eurorregión vasca-aquitana, goza de una evidente oportunidad para el desarrollo de este segmento de actividad. Y ello sucede mientras el nuevo contexto logístico derivado de la globalización impone a los agentes económicos y sociales una nueva situación organizativa, en la que el uso de la intermodalidad se hace necesario. Cierto, por lo tanto, que Euskadi y Aquitania ocupan en sus territorios la ruta transeuropea de mayor valor estratégico del continente europeo, pero no es menos cierto que este valor positivo queda cuestionado, en parte al menos, por lo negativo de la situación de la carretera.
Así, no es casual que en 1989 Aquitania y Euskadi firmasen un Protocolo de Colaboración para abordar conjuntamente problemas tranfronterizos de transporte y movilidad, que en 1992 se firmase otro Convenio de Cooperación en materia de infraestructuras ferroviarias comunes para definir cómo articular el enlace ferroviario Dax-Vitoria y elaborar un estudio sobre éste, ni que en 1999 el Presidente de Aquitania Alain Rousset y el Lehendakari del Gobierno Vasco Juan José Ibarretxe acordasen el proyecto de constitución de la Plataforma Logística Aquitania-Euskadi GEIE con el fin de encarar conjuntamente la problemática del transporte y de la movilidad y fijar el papel logístico a asumir por ambas administraciones en cuanto a la promoción del tejido de las infraestructuras existentes en Euskadi y Aquitania, la intermodalidad y una apuesta decidida por una nueva línea ferroviaria mixta transfronteriza y de altas prestaciones.
Teniendo en cuenta las oportunidades estratégicas que ofrece la situación de Euskadi-Aquitania como eje vertebrador de flujos de mercancías en el Sudoeste europeo, reviste especial importancia la adecuación de las vías y la optimización de sus infraestructuras de transporte para gestionar un tráfico de mercancías ya de por sí elevado. La reflexión es compartida por ambas administraciones, la comunicación de Vitoria con Burdeos, es decir la conexión transfronteriza, es de vital importancia para los intereses de Euskadi y de Aquitania, ya que esta zona central supone el eje sobre el que se articula el Arco Atlántico. Mientras el actual trazado Vitoria-Dax es lento debido al tendido antiguo y a las muchas paradas que hace, la evolución del mercado único, y la puesta en circulación del euro hacen traspasar las fronteras nacionales hacia un escenario de desarrollo regional donde no sólo caben las relaciones entre regiones vecinas, sino con otras más alejadas y pertenecientes a distintos países. Así tiene sentido defender la constitución de un corredor ferroviario atlántico como eje vertebrador de las economías de la Europa Suroccidental como un elemento clave en el desarrollo de la accesibilidad de una zona que tradicionalmente se ha visto alejada de los grandes polos europeos de desarrollo. De ahí la importancia de proyectos de líneas férreas de altas prestaciones, transfronterizas y mixtas.
Entre estos proyectos prioritarios está el dedicado a instaurar la alta velocidad en la línea Madrid-Vitoria-Dax, donde se inserta la realización de la ”Y” vasca, que unirá las capitales vascas y que conectará con Aquitania. Desde el lado aquitano se ha previsto aprovechar el potencial que supondría la conexión Madrid-Dax a alta velocidad para ampliar el trazado del TGV francés y abordar el enlace entre Tours, Burdeos y Dax. Aquitania apuesta por la línea Burdeos-Hendaya y su conexión con la “Y”, argumenta que su conexión con la frontera forma parte, como lo forma también la “Y”, del proyecto n.º 3 de la Red Transeuropea de Transportes Madrid-Vitoria-Dax, uno de los 14 proyectos de infraestructuras definidos como prioritarios por la UE en la Cumbre de Essen de Alemania en diciembre de 1994. Por lo tanto, la “Y” es el eslabón necesario para responder a la necesidad de movilidad y modos de transporte alternativos para viajeros y mercancías y su conexión con la red francesa supondrá consolidar sinergias generadoras de equilibrio entre el centro de Europa y el Arco Atlántico.