358 Zenbakia 2006-07-28 / 2006-09-01
El manido dicho “no están todos los que son, pero sí son todos los que están” se ajusta perfectamente al caso que nos ocupa. Pues aunque traemos a este foro 3 lugares emblemáticos de Navarra, hay que admitir que existen otros muchos que han tenido asimismo gran importancia en su cultura. Pero había que optar y optamos por recomendar la visita a tres de los lugares que para los navarros resultan más queridos: Aralar, Uxue y Roncesvalles. SAN MIGUEL DE ARALAR
Dice la leyenda, que algunos la datan en el siglo VIII, que un tal Teodosio, de la población navarra de Goñi, en las faldas de la sierra de Andia, fue una vez interceptado por el diablo disfrazado de ermitaño, quien le indicó que su mujer le estaba siendo infiel. Loco de ira corrió a su casa y entrando en la habitación conyugal encontró en su cama a dos seres y suponiendo era su mujer y el amante los mató, cuando prendió la luz vio que había matado a sus propios padres. Ocurrió que estos, que eran ancianos, tenían frío y la mujer de Teodosio les cedió su cama pues era la zona más caliente de la casa. Ante tal crimen acudió Teodosio al obispo de Pamplona quien le indicó que a dicho pecado solamente podía dar la absolución el Papa, por lo que Teodosio marchó a Roma. El Santo Padre le impuso como penitencia que hiciera vida de ermitaño con una cadena a sus pies hasta que estas cadenas se rompieran. Teodosio con las cadenas atadas a la cintura estuvo durante 7 años viviendo como ermitaño en los montes cercanos a su pueblo, hasta que un día estando en el monte Aralar salió de una cueva un enorme dragón. Invocó Teodosio a San Miguel, quien se le apareció y venció al dragón, que herido de muerte se precipitó por una sima. En ese momento se le rompieron las cadenas a Teodosio, quien como agradecimiento erigió en dicho lugar en el 707 un santuario en su honor a San Miguel, donde se guardan aún las cadenas. Hasta aquí la leyenda. El dato real es que el primer documento de la existencia de este templo es del 1027. En Navarra consta la existencia del Monasterio de Leire el año 842, que documentalmente antecede a la iglesia de San Miguel del Aralar.
A media hora andando sobre el pueblo de Goñi está la Ermita de San Miguel (advocación proveniente, según el Diccionario de la Real Academia de Historia de 1802, “por creerse que el santo arcángel se dejó ver en aquel sitio al celebre asceta y penitente D. Teodosio de Goñi, natural de este pueblo”) y cerca había una estela discoidal que precisaba el lugar exacto donde se le apareció el demonio.
El templo de San Miguel del Aralar, situado en estratégico lugar con imponentes vistas, es el resultado de distintas reedificaciones. Es de planta basilical de tres naves. Destaca entre todos sus valores el espléndido frontal de esmaltes del altar, que antaño estaba en la catedral de Pamplona, una de las más importantes piezas de este tipo del románico de todo Europa, obra del siglo XII. SANTA MARIA DE UXUE
La leyenda de Ujué, como casi todas las leyendas, se dibuja al contraluz de un tiempo vago e indefinido. Cuenta que un pastor cuidaba de su rebaño en la cumbre de la sierra de Orba, entre los altos riscos de esta mole de piedra y vegetación, cuando reparó que una hermosísima paloma visitaba constantemente una oquedad abierta como una herida entre las rocas de la montaña. Movido por la curiosidad se aproximó el pastor a mirar qué había allí para motivar el alegre aleteo del ave. Su sorpresa fue mayúscula cuando descubrió una imagen de una belleza cegadora de la Virgen con el Niño entre sus brazos. Así surgió, según este relato, la imagen de Santa María la Real. En dicho lugar se levantó un santuario, a cuyo derredor se instalaron una serie de familias, creándose de esa forma el pueblo de Uxue o Ujué.
Dos aspectos temáticos del mito aparecen como una realidad palpable en Ujué: que su escarpada y arrebatadora localización es lugar de altos vuelos, pues “Uxue” es sustantivo euskérico que significa paloma, y que el pastoreo ha sido la actividad fundadora de esta comunidad.
Ujué se encuentra sobre una colina a 815 metros sobre el nivel del mar, en un lugar estratégico como defensa entre la Ribera y la Montaña, y los ríos Aragón y Cidacos. Su templo es una imponente iglesia fortaleza, que aparece citada en el siglo X. Tiene restos de obra del siglo XII, si bien la mayor parte de su ornamentación es gótica de la segunda mitad del siglo XIV. La imagen de la Virgen con el niño es de hacia el 1190, siendo muy semejante a las de Pamplona e Iratxe. Es de las conocidas como “sedes sapientiae”. Nª. Sª. DE RONCESVALLES
Ocurrió en el 778, cuando Carlomagno, rey de los francos acudió a Zaragoza, en ayuda del gobernador de dicha plaza Sulaymán al-Arabi, el cual en el 777 se había rebelado de Abderramán I. En esta incursión Carlomagno destruyó Pamplona. A la llegada a Zaragoza Sulaymán se negó a entregarle la plaza, por lo que las tropas inician la retirada. Fue un 15 de agosto del 778 cuando habiendo pasado ya el grueso de la tropa el Pirineo y estaban ya en Valcarlos, la retaguardia compuesta por unos 20.000 hombres, al frente de Roldán, sobrino de Carlomagno, junto con los Doce Pares de Francia, es atacada posiblemente por tribus vasconas, siendo derrotado el poderoso ejército franco.
Este episodio dio pie a la obra literaria “El cantar de Roldán”. Según esta obra, cuando Roldán estaba en el alto de Ibañeta viendo el peligro que corría para pedir ayuda hizo sonar inútilmente su olifante de marfil. Antes de morir arrojó su gloriosa espada “Durandarte” al agua para que no cayera en manos de sus enemigos. Hasta aquí la leyenda.
El hospital y la hospedería fueron fundados en Ibañeta por el obispo de Pamplona Sancho de Larrosa en el 1127 para que sirviera de lugar de refugio para los peregrinos que acudían a Santiago. Hacia el 1132 se trasladan desde Ibañeta a la actual ubicación en Roncesvalles.
La Real Colegiata de Santa Maria es obra del siglo XIII. El profesor Leopoldo Gil Cornet la definió como “la obra más perfecta del gótico francés en España”. La preciosa imagen de Nª. Sª. de Roncesvalles es obra del siglo XX realizada a semejanza de una anterior gótica.
En la Colegiata de Roncesvalles reposan los restos de Sancho el Fuerte bajo una imponente estatua yaciente de 2,25 metros de larga, y sobre la pared de la capilla mayor están los eslabones de las cadenas que ganara Sancho al rey moro Miramamolín en las Navas de Tolosa el año 1212, y sirven de motivo al escudo del reino y hoy Comunidad Foral de Navarra. La hermosa imagen de Santa María de Roncesvalles bajo solemne baldaquín de plata, la capilla del Sancti Spiritus, obra del siglo XIII, el recoleto claustro o el museo de arte sacro, con verdaderas reliquias del arte navarro, son alicientes añadidos para detenerse a visitar la Colegiata de Roncesvalles. Ascendiendo un par de kilómetros llegaremos al puerto de Ibañeta (a más de mil metros sobre el nivel del mar), donde descollan el monumento a Roldán y la ermita de San Salvador. Sin duda, es ésta la más bella atalaya para contemplar el valle pirenaico.