260 Zenbakia 2004-06-25 / 2004-07-02

KOSMOpolita

Conquista y colonización, dos factores distintos de la gesta americana

ROSAIN UNDA, Gorka

Conquista y colonización, dos factores distintos de la gesta americana Gorka Rosain

La conquista la hizo Castilla y la colonización los vascos. Los castellanos introdujeron sus leyes, su cultura, su organización y evangelizaron el Continente y los vascos descubrieron, exploraron, fundaron y además colonizaron extensas regiones que engrandecieron al mundo hispánico.

Castilla trajo sus armas, sus leyes y la Cruz y los vascos trajeron también la Cruz pero además semillas, aperos de labranza, pies de cría de animales, su incansable resistencia para el trabajo, sus iniciativas y sus virtudes proverbiales, junto con su capacidad para progresar y así extendieron los dominios de la Corona haciendo sus aliados a los aborígenes, por convicción, en vez de combatirlos, aunque algunas veces no hayan tenido otra opción.

En su obra Origen de las Familias Chilenas, el escritor Benjamín Bikuña Makenna dice que “Puede asegurarse que los conquistadores de esta parte de América fueron extremeños en su mayoría pero que sus primeros colonos , sus ocupantes sedentarios y usufructuarios de la tierra fueron los vascos, es decir, la raza más laboriosa, más fuerte, más mercantil, industrial y marinera de la península Ibérica”., y más adelante se refiere al “orgullo de ser la única raza que no conoció jerarquías , ni siquiera dentro de la misma nobleza y de ser la única raza que no atropelló al prójimo para apoderarse de sus riquezas o de su tierra. Agustín Iturbide Aramburu.

El escritor de la Orden Benedictina Fray Adrián de Gachitegui, autor de Les Basques dans l’Ouest americain –Los vascos en el Oeste americano- dice que “la historia de la emigración vasca a las Américas está todavía por hacerse” y habla de Juan de Oñate, explorador y conquistador de Nuevo México y Arizona fundador de la ciudad de Santa Fe y de otras cien más, y evoca la figura del primer emperador de México, Agustín de Iturbide.

A su vez, Xamurre, en su obra Colonizadores de la epopeya americana elogia la gesta de 18 vascos que cuando el auge del oro en California, en 1848, abandonaron su domicilio en Buenos Aires para irse a caballo a esta región desde la Pampa, en un recorrido de miles de kilómetros, atravesando por Chile, Argentina, Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica, Panamá, Guatemala y México y llegaron sanos y salvos al igual que sus cabalgaduras hasta su destino, Quien dirigió esta expedición, otro vasco apellidado Echarte, regresó posteriormente a Argentina, sin dar ninguna importancia a la hazaña.

El mismo autor hace referencia a un hijo de Juan de Oñate, de nombre Pedro de Altube, más conocido por el mote de Palo Alto por su exagerada estatura, que pasaba de los dos metros, y quien a los 19 años atravesó todo el territorio que hoy corresponde a Estados Unidos en condiciones extremadamente difíciles, cruzando territorios de indios belicosos y convirtiéndose de hecho en el precursor de los pastores vascos de Nevada, Idaho, Wyoming y otros lugares de la Unión Americana, sin que, al igual que los vascos que salieron de Argentina, diera significación a su extraordinaria aventura.

Esta condición tan característica de no dar importancia a sus hazañas puede ser que responda a la innata hidalguía del vasco, a la que se refiere Juan Carlos Guerra en su obra Heráldica Vasca en la forma siguiente:

“La hidalguía de los vascos es originaria y así como el nivel de la esclavitud iguala a todos los esclavos, el nivel de hidalguía igualaba a todos los hidalgos vascos. No se conocían categorías de nobleza, aunque tuvieran categoría de riqueza, que la una no rebaja a la otra. Las Juntas cuidaron siempre de sostener esa igualdad, no permitiendo el señorío de unos sobre otros, prohibiendo además el uso de títulos nobiliarios que podrían denotar desigualdad.

“Los vascos no blasonamos de haber tenido muchos esclavos, sino que blasonamos de no haberlos tenido nunca y de no haber estado sujetos a servidumbre. Tampoco tenemos el orgullo de poder contar que nuestros abuelos no habían trabajado para comer, como si el trabajo fuera una bajeza, pues nuestros abuelos vivieron en una honrada labor, sin desdoro de su hidalguía y sin perjuicio de empuñar las armas, acudiendo al llamado foral en defensa de la Patria.”

Por su parte, Don Luis E, Azarola Gil dice en su obra titulada Crónica del linaje Azarola:

“El apellido y el blasón contienen el secreto de las vidas que actuaron en tiempos pasados. Describen hazañas, detallan entronques de prosapias y participaciones en la historia". Juan Carlos de Guerra.

“El solar descubre una topografía, manifiesta una posición, determina unas costumbres, huellas imborrables que nos hacen saber que la tribu pequeña convivió en la Raza Madre, que fue un grupo étnico inconfundible, a pesar de las transformaciones históricas y que su poderosa vitalidad la convirtió en Raza Isla, hasta durante la marca de las inmigraciones y de las invasiones armadas".

“El proceso de una sociedad se realiza paralelamente a la evolución de sus familias. Cada linaje deja su huella en el tiempo y va acentuando su personalidad a medida de sus generaciones".

“Se reproduce en los hijos la figura y personalidad de los padres y se madura en los nietos la vocación de su abolengo".

“No hay motivo para que una familia no establezca la línea familiar de sus antepasados".

“Si algunos se preocupan por establecer la ascendencia de un caballo de un carreras o de una perro de caza sobresaliente, debiera haber razones más fuertes para establecer la ascendencia familiar".

“Si cada linaje tuviera un pequeño libro en el que vinieran registrados los sucesos ocurridos en la familia, sus generaciones vivas tendrían más amor al recordarlos y los valores morales se conservarían mejor en el seno de la familia, en el hogar”.

Naturalmente, al colonizar y no únicamente explorar y conquistar los territorios recién descubiertos en lo que hoy es América, nuestros ancestros vascos sembraron su propia semilla familiar y extendieron las ramas de sus propios linajes por todo el Continente Americano y también por aquellas otras partes del mundo en donde se establecieron. La universalidad de lo vasco

Una característica importante de la colonización por parte de los vascos en los territorios recién conquistados lo fue el hecho de que además de llevar animales, aperos de labranza y semillas para fundar asentamientos, enseñaban a cultivar las tierras y a criar y mejorar el ganado, plantaban árboles, explotaban las minas, fomentaban las artesanías, la industria y la educación y algo muy importante: llevaban también a sus familias y así la sangre siguió conservándose y por consiguiente los linajes, aunque se hayan esparcido por muchas partes.

Actualmente es curioso encontrarse con personas que llevan los mismos apellidos vascos pero que una nació en Estados Unidos y la otra en Argentina o en México y suelen hasta resultar parientes y tener sus raíces en el mismo pueblo de Euskadi, sus padres haber sido primos hermanos y sus abuelos hermanos entre sí pero uno es “gringo”, el otro “argentino”, “mexicano”, “australiano” o “japonés”, siendo que todos son Arechiga, Lejarza, Gamboa o Arregui, por ejemplo, y obviamente tienen un origen común.

Bien podría decirse que desde que se inició la colonización se generó nuestra actual diáspora al ir creciendo el número de criollos y aun mestizos por cuya sangre corría la sangre de los ancestros con todos sus cromosomas, genes y demás componentes, nutrida además por los inmigrantes que a lo largo del tiempo siguieron llegando de Euskadi a acrecentar esa diáspora, que esperamos que algún día unificará a todos sus integrantes regados por el mundo para que la colonización iniciada hace varios siglos se complete, que cada vasco de origen siga siéndolo sin dejar de ser al mismo tiempo argentino, estadounidense, mexicano, australiano o del lugar en donde haya nacido, confirmando la universalidad de lo vasco. La importancia del Euskara

Para que la colonización no pierda su trascendencia será preciso, como ya se ha reconocido, unificar a todos los vascos dispersos en la diáspora e impulsar el estudio y práctica del euskara como principal lazo de unión, mediante su enseñanza en ikastolas o en centros culturales que acepten colaborar con nosotros en esa forma, como se está haciendo con el catalán, que cada día se habla más en Cataluña y hasta en programas televisados se oye a los parlamentarios catalanes expresarse en su lengua nativa mientras aparecen en las pantallas subtítulos en castellano.

Otro factor importante para lograr nuestra unificación en todo el mundo, aunque parezca extraño y contradictorio en los tiempos que corren, es reconocernos a través de nuestros orígenes, fomentar el conocimiento de nuestra genealogía familiar, heráldica incluida, como una herramienta efectiva con la que por cierto no cuentan otros pueblos, como defensa necesaria en contra de la globalización total que trata de imponer el Nuevo orden mundial, una de cuyas finalidades es borrar diferencias etnológicas y fronteras entre todos los pueblos y que de no tomar nuestras propias providencias terminará borrándonos de la historia a nosotros en primer lugar; claro que esto será navegar contra la corriente pero de no hacerlo así esta misma corriente nos arrastraría irremisiblemente y lo que ahora es diáspora se convertiría en disolución total y de nosotros no quedaría ni siquiera el recuerdo. Bibliografía: Colonizadores de la Epopeya Americana. Xamurre. Ed. Ekin, Bs- As. 1966 Linajes vascos y montañeses en Chile. Xavier Fernández Pradel. Ed. Ekin, Bs. As. Origen de las Familias Chilenas. Benjamín Bikuña Makenna. Ed. Ekin. Bs. As. Crónica del Linaje Azarola. Luis E. Azarola Gil. Ed. Ekin, Bs. As. Heráldica Vasca. Juan Carlos Guerra. Ed. Espasa Calpe, Barcelona, 1940 Fray Adrián de Gachitegui. Les Basques dans l’Ouest Americain Ed. Ch Bouret, París, 1870 Menua KOSMOPOLITA Aurreko Aleetan Inicio > EM 260 > Kosmopolita -->

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