258 Zenbakia 2004-06-12 / 2004-06-18

Elkarrizketa

Juan Carlos Zuloaga: "Es fundamental la incorporación de jóvenes al medio rural"

DIAZ DE MENDIBIL, Ismael

Juan Carlos Zuloaga

Director de Desarrollo Rural del Departamento de Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco "Es fundamental la incorporación de jóvenes al medio rural" Ismael Diaz de Mendibil

Jatorrizko bertsioa euskaraz A pesar de las aportaciones que realiza el medio rural al resto de la sociedad, entre otras, producción de materias primas de calidad, gestión de los recursos naturales o cuidado del patrimonio histórico y cultural, mucho es lo que queda por hacer en el campo del desarrollo rural. La Comunidad Autónoma Vasca cuenta desde 1998 con una ley pionera en el Estado, que pretende poner en valor dichas aportaciones. Durante estos años se han dado pasos importantes, pasos que deben seguir dándose con la implicación de todos los agentes que participan en el medio rural. ¿Qué es el desarrollo rural? Es todo aquello que conlleva el mantenimiento de la vida en el medio rural. En un principio, el medio rural es el medio en el que la agricultura y la ganadería han sido los sustentos básicos de su población, y los que le han dado un carácter de comunidad. Aunque está claro que en estos momentos la agricultura y la ganadería pasan por una crisis importante. ¿Cómo está legislado el desarrollo rural en la Comunidad Autónoma Vasca? En nuestra comunidad está en vigor una ley de desarrollo rural que se aprobó en el Parlamento Vasco con el voto de todos los grupos políticos en 1998. Es una ley pionera y única en el Estado. Abarca específicamente lo que es el desarrollo rural, sus objetivos, y las herramientas que se pueden, y deben emplear. ¿Cuáles son esas herramientas? El objetivo final es mantener el medio rural vivo. Se remarca el carácter multifuncional de la agricultura, esto es, el medio rural no sólo aporta productos de calidad, también protege el medio ambiente, aporta un estilo de vida, una cultura, unas tradiciones... Es algo más que un tanto por ciento al producto interior bruto del país. La ley apuesta por un medio rural multifuncional, diversificado económicamente, en contraposición al medio rural meramente productivista que se dedica únicamente a producir en grandes extensiones, como ocurre en los Estados Unidos. Nosotros no apostamos por la cantidad, sino por la calidad, por un sector agrario competitivo, con un medio ambiente cuidado, un paisaje bien gestionado, su cultura, sus tradiciones, su lengua... Se intenta concienciar a la sociedad de que el medio rural nos aporta esos valores. Junto a esto, se incide en que en el medio rural, aparte de las necesidades propias de la agricultura y la ganadería, también se demandan servicios, educación, sanidad, cultura, bienestar social, infraestructuras... Vamos, que el desarrollo rural no sólo compete al Departamento de Agricultura y Pesca. Para cumplir estos objetivos, la ley comarcaliza las políticas de desarrollo rural, y plantea que se hagan programas de desarrollo rural en cada comarca. Hay 18 comarcas, quedándose excluídas Bilbao y Vitoria-Gasteiz. En Álava, Cantábrica Alavesa, Estribaciones del Gorbea, LLanada, Montaña, Valles y Rioja Alavesa. En Bizkaia, Encartaciones, Lea-Artibai, Arratia-Nervión, Urkiola, Uribe Kosta y Gernikaldea. Y en Gipuzkoa Alto Deba, Bajo Deba, Urola Kosta, Tolosaldea, Goiherri y Behemendi. Como se ve, hay comarcas más rurales que otras, por lo que a la hora de poner en marcha la ley, se priorizaron necesidades. Por aquel entonces estaba vigente el programa 5B, con el que la Unión Europea marcó qué comarcas estaban en declive. Nosotros empezamos a trabajar en esas zonas, elaborando sus programas de desarrollo rural. Eran zonas desfavorecidas las seis comarcas alavesas, dos en Bizkaia, Arratia-Nervión y Encartaciones, y otras dos en Gipuzkoa, Urola Kosta y Tolosaldea. Desde hace un par de años se están tramitando los programas de desarrollo rural del resto, de las otras ocho comarcas. Además, cada comarca tiene su asociación de desarrollo rural, que al fin y al cabo, es la que decide qué quiere para sus pueblos, plasmándolo en su propio programa de desarrollo rural. Conocida la teoría, pasemos a la práctica. ¿Se ha pasado de los dichos a los hechos? Los programas de desarrollo rural son de planificación estratégica. Con estos documentos cada comarca debe definir qué es lo que quiere para su zona, con qué escenario le gustaría contar, por dónde quiere ir y qué potencialidades quiere impulsar. Los proyectos son consecuencia de esas decisiones estratégicas, y giran alrededor de tres ejes: El primero, fortalecer el tejido económico del medio rural, el segundo, mejorar la calidad de vida de los pueblos, y equipararla con servicios e infraestructuras a la del medio urbano, y el tercero, que es muy importante, la vivienda, con una política de vivienda adecuada, porque sino no se quedan los jóvenes. También digo adecuada, porque hay apuestas urbanísticas que no son del gusto de los habitantes de algunas zonas. Y es que a nadie se le escapa que hay municipios que han planteado crecimientos desorbitados. Por cierto, antes de que se me olvide, un dato a tener en cuenta. En ninguna de las comarcas antes mencionadas el porcentaje de población empleado en el sector primario supera el 50%. La mayor proporción de agricultores y ganaderos la encontramos en algunas comarcas alavesas o en Karranza, pero en el caso de Gipuzkoa ese porcentaje se reduce al 30%, y en Bizkaia es inferior, aun si cabe. Insisto con pedirle ejemplos, porque seguro que nos ayudan a comprender mejor lo dicho. Los programas de desarrollo rural plantean promociones de vivienda para dar respuesta a las necesidades de los jóvenes de cada comarca, o en su defecto, para captar nuevos habitantes, porque así lo requiere la zona, y nunca pensando en propietarios de una segunda vivienda ¿Ejemplos? Se han hecho promociones en Oion, Maestu, Bernedo, Zaldibia, Aia, Asteasu... Por otra parte, hemos llevado a cabo la gasificación de diversos núcleos mediante gas propano canalizado, entre otros, Zambrana en Álava o Elgeta en Gipuzkoa. El departamento de Educación se ha implicado con la apertura de guarderías ¿Más ejemplos? Se han abierto equipamientos socioculturales, por ejemplo, en Zigoitia, o áreas recreativas, txokos para juntas administrativas y barrios, ayudas para que pervivan tiendas o se abra un bar en un pequeño pueblo que no lo tiene, en Zestoa, sin ir más lejos. En este campo hay una experiencia muy interesante, la de un obrador de repostería ecológica. Los promotores han hecho todo el proceso, desde formarse en agricultura ecológica hasta montar el obrador en un caserío de Aia, y vender el producto en el mercado. Pequeñas industrias, casas rurales, hoteles rurales... En total, el pasado año se ayudó económicamente a 150 proyectos. ¿En qué porcentaje participan los fondos europeos en dichas ayudas? En el caso de las iniciativas privadas puede llegar a financiar el 30% de la inversión. En el conjunto de proyectos de desarrollo rural, sin embargo, llegan al 40-50% del gasto. Pero esto en cuanto a desarrollo rural, ya que un proyecto puede recibir ayudas europeas por otros conceptos (formación, asesoría, sector primario...). ¿Qué es Landaberri? Landaberri es un órgano de coordinación, donde se reúnen los diferentes departamentos del Gobierno Vasco, los tres departamentos de agricultura de las tres diputaciones, y los municipios, representados por Eudel. Este órgano tiene que valorar las repercusiones que pueden tener en el medio rural cualquier plan, decreto o ley del Gobierno Vasco. Por ejemplo, el Plan Territorial Parcial de Álava Central y todas las consecuencias que dicho plan tiene en las zonas rurales. Existe la obligación por ley, de que cualquier documento de estas características, o proyectos como el tren de alta velocidad pasen por Landaberri. Tras estudiar y valorar la información, elabora sus propios informes, que son vinculantes. ¿En dicho órgano también están representados los sindicatos agrarios y ganaderos? No, las fuerzas sindicales del sector están representadas en la mesa consultiva agraria, pero los planes, decretos o leyes antes de pasar a ser estudiados por Landaberri, pasan por la mesa consultiva agraria. Sin embargo, los sindicatos agrarios y ganaderos argumentan que las instituciones lejos de fomentar el sector primario, lo arrinconan, arrebatándole su principal materia prima: la tierra. Uff... Es un tema muy delicado. No podemos ser maximalistas en nada. Que les arrebatan la tierra, pues es verdad, pero también sobra tierra en muchos sitios. ¡Claro que tenemos un gran problema!, porque por nuestra orografía los primeros suelos que ocupan las infraestructuras, los asentamientos industriales y residenciales son los de mayor capacidad agrícola. Vivimos en un país industrial, y es un conflicto que tenemos. Hay zonas muy densas, donde el suelo es un bien escaso, aunque, también hay zonas donde hay mucho suelo. Un caso paradigmático es Donostialdea. Allí la agricultura es rentable. Las huertas, la horticultura es rentable, porque los productos tienen salida en el mismo mercado de Donosti. Si produces con calidad, te los quitan de las manos. Las de Donosti son las explotaciones más viables de Gipuzkoa, que a su vez es la zona con mayor presión urbanística. El Gobierno Vasco con el Plan Territorial del Sector agroforestal, que está en marcha, quiere regular todo esto, con el objetivo de allí donde se produce un daño o una afección al sector primario, se le recompense, con banco de tierras u otras salidas. Algo que nos posibilite ofrecer tierra a aquel que quiere trabajarla. Lo de la presión sobre el suelo es verdad, pero, en mi opinión, el mayor handicap es que el sector agroganadero, desgraciadamente, no es atractivo para la juventud. La pregunta es: ¿Por qué? Sabemos que es un trabajo duro, pero debemos prestigiar la labor de los baserritarras y agricultores para que su trabajo sea reconocido. No obstante, no podemos olvidar que vivimos en un país donde la calidad de vida es muy alta, y que en las ciudades y en los pueblos grandes hay muchos servicios, se vive bien... ¿Cómo se pueden superar esos recelos de la juventud hacia lo rural? El objetivo es que con los programas de desarrollo rural los pueblos sean atractivos para vivir, y que el que viva en ellos lo haga con la misma calidad de vida que en la ciudad. ¿Y qué se le puede decir a un joven que quiere ser agricultor o ganadero? Que primero se tiene que formar. Además, recientemente se ha aprobado un Plan Joven, con el que se van a instalar oficinas de información específicas para jóvenes, en las que a parte de dar a conocer las posibilidades existentes en el medio rural, se recogerán sus opiniones y demandas. Lo más probable es que los puntos de información estén situados en las oficinas comárcales agrarias. Es fundamental la incorporación de jóvenes al medio rural. También le diría que contactara con Mendikoi, donde le asesoraran sobre los caminos a seguir en sus proyectos. No le quiero poner en un compromiso, pero los agricultores y ganaderos tienen fama de quejarse siempre. Sí, y los comerciantes, y los industriales... en este mundo todos nos quejamos, es ley de vida. No conozco a nadie que no se queje. Me suele hacer mucha gracia cuando se habla de la cantidad de subvenciones que reciben los agricultores. ¿Y la industria no recibe subvenciones? ¿Y la minería?. Si consideramos que un sector es estratégico para un país, hay que ayudarle. ¿Hay sectores de la agricultura y la ganadería inviables sin subvenciones? Esa es la gran pregunta y el gran reto del futuro. Hay sectores que están funcionando bien, como el del vino o el ejemplo del queso Idiazabal, otros, sin embargo, el lácteo, la carne, cereales, patata... lo tienen complicado. La clave está en llegar con los productos al mercado, diferenciar el producto, y apostar por la calidad. La lucha es controlar la distribución, al fin y al cabo, controlar todo el ciclo. Con los arrantzales pasa lo mismo, les pagan a tres euros el kilo de anchoa, pero en la pescadería se venden a 12. Los agricultores, ganaderos y arrantzales hemos producido, y hemos dejado que otros vendan y revendan nuestros productos. Pero no es un problema solo nuestro, en Francia, Alemania o Italia también lo sufren. ¿Cómo se puede explicar que el sector de la patata, boyante y puntero hace 30 años, atraviese una crisis que parece no tener final? Los porqués son muchos y variados. Además, el caso de la Montaña Alavesa tiene muchas peculiaridades. Es la zona rural por antonomasia de Álava, junto a Valles. Su extensión, la dispersión que tiene, su orografía... la convierte en una zona más vulnerable en comparación con otras. Siento mucho decirselo, pero en mi humilde opinión, parte del problema viene de lejos. Cuando la patata daba dinero, la plusvalía generada no se invirtió ni en el sector, ni en la zona, sino en Vitoria, comprando casas, invirtiendo en ladrillos como se dice ahora. Por aquel entonces no se creía en el futuro de aquellos pueblos, y eso todavía hoy lo arrastran los habitantes de la zona. Dicha falta de confianza duró demasiado tiempo. En Karranza también existía esa sensación de desamparo, de derrotismo, pero se están dando pasos importantes, como la implantación de Iparlat, y la creación de 50 puestos de trabajo. ¡Claro!, ahora las gentes de Montaña Alavesa para remontar el vuelo lo tienen mucho más difícil, pero soy optimista, porque veo que los que viven hoy allí creen en su zona, y en su futuro. Y esa es la clave. ¿Los pueblos necesitan nuevos residentes? Eso depende de lo que decida cada pueblo. A mí no me parece negativo si son residentes, otro asunto muy diferente son las segundas residencias. Cada comarca tiene que valorar si quiere captar habitantes, si sólo quiere responder a la demanda endógena o apuesta por una solución mixta. En esta materia otro punto fundamental es la gestión de los desarrollos residenciales. Quién lo hace, cómo lo hace, y para quién lo hace. En mi opinión, no es conveniente dejar en manos privadas los crecimientos residenciales, compran el terreno, promueven, venden..., y los ayuntamientos, lo público, al fin y al cabo, son meros espectadores de dichas operaciones. Algún dato que nos invite a ser optimistas. En los últimos años no ha bajado la población en el medio rural, y lo que es más importante, ha subido ligeramente. Su calidad de vida ha mejorado muchísimo... Si no caemos en planteamientos derrotistas, estamos ante una oportunidad histórica. Debemos mantener vivos los pueblos. Concluyendo ... La sociedad debe reconocer la importancia del medio rural y de sus gentes, ya que de él, a parte de productos agrícolas y ganaderos, recibe otra serie de beneficios: el patrimonio natural, histórico, cultural... En un país donde el 80% del territorio está gestionado por "lo rural", hay que tener políticas que posibiliten que dicho medio siga vivo y emergente. Una curiosidad, ¿cuántos vascos viven en los pueblos? Ahora mismo no lo sé, y de hecho, estamos a la espera de los resultados de un estudio sobre esta cuestión. Aun así, se suele decir que en Europa el 20% de la población gestiona el 80% del territorio. Juan Carlos Zuloaga

Familiares ganaderos, padre carnicero e hijo veterinario. El refrán, de cosecha propia, le viene como anillo al dedo al director de Desarrollo Rural del Gobierno Vasco. Juan Carlos Zuloaga nació en Aia (Gipuzkoa), hecho que le llena de orgullo, ya que no ahorra calificativos para su pueblo. "Es una maravilla, se vive muy bien. Hace 20 años bajó en población, pero en la actualidad tenemos cola de gente esperando para vivir en el pueblo. Da gusto pasear por su casco histórico rehabilitado, entre montañas, y además cerca de Zarauz, y a media hora de Donosti. Tengo dos hijos, y estoy seguro que les enganchará Aia, como me ha enganchado a mí". Son palabras del que fue durante 12 años alcalde de la localidad, y desde hace un año es director de Desarrollo Rural en Lakua. Menua ELKARRIZKETA Inicio > EM 258 > Elkarrizketa -->

2004/06/11-18