133 Zenbakia 2001-07-27 / 2001-09-07

Gaiak

Transformaciones en el sistema político de Iparralde

AHEDO GURRUTXAGA, Igor

Transformaciones en el sistema político de Iparralde Transformaciones en el sistema político de Iparralde Igor Ahedo Gurrutxaga Cualquier análisis de los territorios vascos de Francia va a evidenciar las transformaciones que se han operado desde el punto de vista social, económico y cultural a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, y a pesar del los escasos cambios en el panorama electoral, quizá sea en el escenario político donde pueden encontrase mayores diferencias actualmente en relación con el panorama de la acción colectiva de los años setenta y ochenta. En este sentido, podríamos destacar una serie de modificaciones que afectan a varios elementos fundamentales de todo sistema político: el establecimiento de redes de acción colectiva encargadas del diseño e implementación de políticas públicas; la existencia de una ricas relaciones intergubernamentales propiciadas por los protagonistas de estas policy networks y las autoridades de los diferentes niveles de la administración departamental, regional y estatal; el surgimiento de un auténtico movimiento social a favor de la institucionalización de estos territorios (que opera bien de forma complementaria a estas redes, bien en contradicción con las mismas); y la (re)activación de un conflicto centro periferia cuya expresión más evidente es la consolidación de las fuerzas nacionalistas vascas como actores clave, no solo en el escenario electoral, sino también en los tres procesos que acabamos de presentar; conflicto centro periferia, finalmente, sobre el que se sustenta una redefinición de la identidad vasquista que ha pasado de ser considerada en clave negativa, para definirse en la actualidad como fuente de modernidad. 1 . Los cargos electos locales van a jugar en el sistema político francés un papel clave en la medida en que van a configurarse como mediadores entre el centro y la periferia. De esta forma, van a constituirse, en determinados contextos como el que nos ocupa, unas relaciones clientelares entrela ciudadanía de un determinado territorio y su representante político que asume los rasgos propios de un notable. Sin embargo, este electo local ve condicionada su actividad por el límite temporal que marca su re elección, con lo que, por una parte, debe mantener el contacto directo con su electorado obteniendo resultados en el corto plazo; y por otra, está obligado a asumir la cultura política de su electorado si quiere mantener la confianza social que le permite obtener el puesto de diputado, consejero regional o general. Es esta relación del electo con su medio y con el Estado la que le obliga a mantener un doble discurso: realista en los círculos de toma de decisiones, y empático con la ciudadanía. Pero, además de por el límite temporal, el notable va a estar condicionado por límites territoriales, de manera que su horizonte espacial se limita a su "reducido coto de caza". Esta caracterización del electo determina su histórica incapacidad para poner en marcha políticas de cooperación inter comunal que posibiliten la implementación de políticas de ordenación y desarrollo conjunto para un territorio mínimamente extenso. Sin embargo, en la década de los noventa confluyen una serie de factores que posibilitan, por primera vez en la historia de estos territorios, la puesta en marcha de redes de acción colectiva que permiten consensuar una serie de políticas públicas que afectan al conjunto del país vasco de Francia. Redes que surgen de la concertación, no solo entre los actores políticos, sino también entre estos y el resto de actores sociales, culturales, y económicos. Así, la consolidación del proceso de construcción europeo, que abre las puertas a nuevas formas de relación trasfronteriza entre Iparralde y la Comunidad Autónoma Vasca y Foral de Navarra; la asunción por parte de la ciudadanía del papel de los departamentos y de los órganos de cooperación intercomunal como instrumentos clave en el desarrollo local y la ordenación territorial; la consolidación del procesode descentralización puesto en marcha por los socialistas en la década de los ochenta (que dota de mayores competencias a las colectividades territoriales); la paulatina entrada en el escenario político de un cuerpo electivo modernizante que trata de romper con las anteriores relaciones clientelares; y la asunción por parte de las autoridades de la crítica situación de los territorios vascos de Aquitania, van a posibilitar que, en 1992, y bajo el auspicio de las autoridades se inicie un estudio de la situación de Lapurdi, Zuberoa y Behe Nafarroa que concluye con la creación de dos órganos para institucionales encargados del diseño y supervisión de la puesta en marcha de políticas públicas de desarrollo local y ordenación territorial: El Consejo de Desarrollo (1994) y el Consejo de Electos (1995). Estas dos instituciones la primera aglutina a la práctica totalidad de los actores sociales, culturales, económicos y políticos de Iparralde, y la segunda a los cargos electos municipales, departamentales, regionales y estatales se convierten en auténticas redes de acción política cuya primera función es la elaboración de un diagnóstico de la situación de los territorios. Como resultado de este trabajo se concreta el Esquema de Ordenación Territorial del País Vasco (1997), en el que se presentan un conjunto de medidas que garantizarían el desarrollo coherente del "Pays" vasco . Toda esta dinámica supone un auténtico ejercicio de ingeniería política, ya que goza del consenso de la práctica totalidad de los actores, recogiendo incluso postulados de los sectores euskaltzales. Paralelamente, el carácter bicéfalo de los dos consejos acaba con las suspicacias de los representantes electos, que durante dos décadas se habían opuesto a instituciones de este tipo por considerar que solo a ellos por su legitimidad electoral , les correspondía abordar el desarrollo y ordenación territorial. 2 . A partir de ese momento, en consecuencia, se inician una serie de relaciones intergubernamentalesentre los representantes políticos de Iparralde y los diferentes niveles de la administración que concluyen en la aceptación de este Esquema por parte de las autoridades departamentales, regionales y estatales. Si bien recientemente se han concretado las partidas necesarias para la puesta en marcha de la práctica totalidad de las medidas contempladas, lo cierto es que desde la aprobación del Esquema en 1997 hasta la aceptación del Contrato Específico a finales de 2000, la capacidad de implementación de estas dos redes ha sido muy limitada debido a la prácticamente inexistente financiación estatal; con lo que durante este periodo de tiempo se retroalimentan las posiciones de aquellos que consideran imprescindible la división del actual Departamento de los Pirineos Atlánticos y la creación de un Departamento vasco. 3 . La reivindicación departamental nace en el mimo momento en que las provincias históricas de Lapurdi, Zuberoa y Behe Nafarroa son subsumidas en el Departamento de Bajos Pirineos (actualmente Pirineos Atlánticos). A lo largo de 200 años, por tanto, está presente la demanda de creación de un departamento vasco, que se sustenta sobre la base de diferentes concepciones del territorio: en clave étnica por los sectores nacionalistas a partir de 1963; planteada desde un punto de vista economicista por parte de la Cámara de Comercio e Industria de Baiona y la burguesía modernizante a partir de 1836; y en la década de los ochenta concebida por el Partido Socialista desde una visión instrumental, al ver en el apoyo a esta demanda un medio para afianzarse en un terreno dominado por la derecha. Sin embargo, entre estas tres argumentaciones a penas va a existir vinculación hasta los años noventa Así, los actores económicos se cuidan de apoyar con sus argumentos interpretaciones etnicistas; al igual que los nacionalistas se distancian en muchas ocasiones de la argumentación económica para centrase en cuestiones políticas o identitarias. Por su parte, la apuesta de lossocialistas va a ser abandonada en el momento en que alcanzan la presidencia del Estado, plegándose de esta forma a las presiones de su partido homónimo en el estado español. Sin embargo, en los años noventa nos encontramos con la apertura de la Estructura de Oportunidad Política para el movimiento departamentalista. Por una parte, la dinámica desarrollada por las redes de acción colectiva antes apuntadas fortalece a los actores que apuestan por la división del Departamento de los Pirineos Atlánticos, ya que la imposibilidad de poner en marcha o gestionar la mayor parte de las propuestas ante la falta de financiación muestra los límites del marco administrativo. Paralelamente, la creación del Consejo de Desarrollo y el Consejo de Electos va a generar nuevas oportunidades de acceso para determinados sectores que, como es el caso del nacionalismo, pasa de una situación marginal en la arena política a ser un actor a tener en cuenta en la dinamización y el desarrollo de estos territorios. A su vez el movimiento por el departamento cuenta en su seno con influyentes aliados: la sección del País Vasco del Partido Socialista entre ellos, su secretario F. Maitia y la diputada N. Péry ; importantes electos del RPR como el diputado M. Inchauspé y gran cantidad de consejeros municipales de la UDF.; el mundo sindical (el sindicato abertzale agrícola ELB que cuenta con el 52% de los votos de Iparralde, el sindicato de artesanos "Ofizialeak" y la sección "Pays Basque" del CFDT); sectores del ámbito empresarial (Cámara de Comercio e Industria de Baiona); y sobre todo, grupos culturales (Euskal Konfederazioa, AEK, EHE, Seaska,...). Finalmente, la división de las élites del territorio entre aquellos que apoyan el departamento y quienes lo rechazan genera una situación que favorece la dinámica del movimiento social. Sin embargo, el elemento que determina el poder del movimiento social a favor del departamento es el cambio de posición de los abertzales en torno a esta demanda.Estos, tras la posición inicial del nacionalismo de Enbata favorable al Departamento Vasco, pasan en los años ochenta a plantear como objetivo táctico la consecución de un Estatuto de Autonomía, lo que suponía la ruptura del marco jurídico político francés. A pesar de todo, y tras su recomposición política en una única formación (Abertzaleen Batasuna), van a plantear nuevamente la reivindicación departamentalista como el centro de su estrategia, con lo que por su capacidad de movilización , se convierten en el núcleo central de un amplio movimiento social que aglutina a los actores que hemos mencionado y que hasta ese momento actuaban aisladamente. De esta forma el "Llamamiento de los 100" comienza una dinámica de movilización cuyo punto álgido supone la celebración de la manifestación más numerosa celebrada en las calles de Baiona desde el final de la ocupación nazi: 13.000 personas exigen un departamento vasco el 9 de Octubre de 1999. Esta dinámica, en definitiva, supone la constatación pública del apoyo a una reivindicación que hasta ese momento ya se había reflejado en diferentes sodeos (que señalan que la creación del departamento vasco es apoyada por un 66% de la población), a nivel municipal (la mayoría de los Consejos Municipales se han posicionado apoyando la reivindicación), y en las diferentes instituciones de Iparalde (Biltzar de Alcaldes, Consejo de Desarrollo). 4 . El cambio estratégico de AB, concretado en la apuesta por un departamento vasco, supone por una parte, la puesta en marcha desde una estrategia "posibilista" de un proceso que permite a esta formación conectar con la sociedad de Iparralde, con sus demandas, y sobre todo con los ritmos que es capaz de auto imponerse. Sin embargo, dota a esta reivindicación de un componente identitario que rompe con las anteriores interpretaciones instrumentales y economicistas, logrando que los postulados nacionalistas pasen a normalizarse paulatinamente en el discurso político. A lo largo de estos últimoscinco años, el movimiento abertzale de izquierdas ha mostrado su centralidad en un movimiento social que concita grandes simpatías en una territorio que paulatinamente va asumiendo con normalidad una presencia nacionalista vasca antes estigmatizada; ha manifestado, por ahora, gran capacidad de unidad y superación de las diferencias internas; y por último, ha expresado una capacidad de trabajo en común con todos los actores políticos incluso con formaciones y actores que no ocultan su identidad y nacionalismo francés en base a cuestiones tácticas, aunque sin ocultar ni rebajar sus planteamientos independentistas. Por otra parte, en paralelo a Abertzaleen Batasuna va consolidándose una corriente nacionalista de centro derecha que puede conectar con la tradición democristiana existente en estos territorios; sensibilidad de ciertos sectores de la población que, aunque hoy en día apoyan a partidos franceses sobre todo UDF , presentan un importante componente euskaldun. De ahí que si el PNB y EA son capaces de conectar con ciertas élites políticas, haciendo que su vasquismo se concrete en un compromiso político, podrán pasar a ocupar a medio plazo una destacada posición de fuerza en Lapurdi, Zuberoa y Behe Nafarroa. Por eso no debe sorprender el escenario que se abre tras las elecciones de marzo: por primera vez en los últimos treinta años, un nacionalista ha resultado elegido en el Consejo General de los Pirineos Atlánticos (otro miembro de AB ha logrado la alcaldía de una población de más de 3.500 habitantes); esta formación ha obtenido representantes en municipios de gran simbolismo, y hasta este momento vetados, como es el caso de Baiona; el nacionalismo ha mantenido la tendencia de incremento de votos iniciada en la pasada década, lo que se ha reflejado en el aumento de concejales (de 96 se ha pasado a unos 150 electos abertzales); se ha logrado que la mayoría de consejeros generales elegidos sean favorables al departamento vasco; y por último se ha consolidadoun nacionalismo de centro derecha, no tanto cuantitativa como cualitativamente, gracias a su participación en listas compartidas y lideradas por notables locales... 5 . Parecería, por tanto que la crisis de la identidad vasca de las anteriores décadas ha sido superada como consecuencia de la paulatina normalización de la dimensión vasquista en las expresiones culturales, sociales y políticas. De esta manera la identidad vasca ha dejado de ser considerada desde un punto de vista negativo y arcaico para definirse actualmente como un elemento fundamental, como un activo importantísimo en la vertebración de estos territorios. Algo que resulta evidente en el movimiento social a favor del departamento vasco; pero también en las conclusiones y los trabajos de las dos redes de acción colectiva existentes. En este sentido, la identidad y cultura vasca se convierten en la actualidad en uno de los más importantes elementos modernizadores en Iparralde. 1 A pesar de que Iparralde no existe como colectividad territorial (formando parte desde el siglo XVIII del Departamento de los Pirineos Atlánticos), su especificidad cultural, económica y administrativa ha obligado a la administración a reconocerla, a partir de 1997, en forma de "Pays": figura administrativa que carece de competencias pero posibilita establecer relaciones contractuales con el resto de instancias de la administración. 2 Al hablar genéricamente de "abertzalismo" me refiero a los sectores provenientes de Enbata y del nacionalismo de Izquierdas, ya que el nacionalismo moderado a penas ha sido significativo hasta fechas recientes. 3 En estas elecciones, además de la totalidad de Consejeros Municipales concejales se ha renovado la mitad de los cargos en el Consejo General de los Pirineos Atlánticos (y en concreto 11 de los 21 consejeros de Iparralde). Igor Ahedo Gurrutxaga, Departamento de Ciencia Política y de la Administración/Politika eta Administrazio Zientzien Saila UPV EHU Euskonews & Media 133.zbk (2001/ 7 27 / 9 7) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria