Después de las elecciones del 13 M Después de las elecciones del 13 M Ramón Zallo Los resultados de las elecciones del 13 de mayo en la Comunidad Autónoma del País Vasco (CAPV) han dejado despejado, para una temporada, un panorama que había estado bloqueado durante dos años en todos los planos: gobierno, proyectos, confianza, valores, entendimientos... Había una fractura política seria que amenazaba con abrir marcos de fractura social que, felizmente, no se han producido, y que los resultados electorales parecen alejar por un tiempo, para desconcierto de quienes habían apostado por la polarización. En un cierto sentido, los resultados, además de relativamente inesperados en su holgura, han sido los mejores posibles para abrir una fase constructiva y de mano tendida, al dejar en evidencia a los polos que pugnaban por la confrontación y porque, a estas alturas, Ibarretxe ha logrado crédito no solo dentro del mundo nacionalista sino también fuera, además de un cierto margen de maniobra. Es verdad que los electores ni tienen la verdad ni demuestran quién tiene razón, pero sí dicen quien tiene la representatividad y el mandato central, y con qué proyecto hay que abordar el futuro. No hay muchas conjeturas que hacer sobre lo que se ha votado porque los programas eran muy explícitos. El electorado dice cuales son los intereses generales a desarrollar y, en el caso que nos ocupa, los ha dicho con mucha más fuerza, ya que se ha expresado inequívocamente en unas condiciones mediáticas, de presión política y de desigualdad de oportunidades tan adversas, tan brutales, que ha dejado estupefactos a los analistas. Todavía se preguntan cómo es posible que en la hipermodernidad, con la inmensa mayoría de los medios de comunicación operando en claves de campaña de propaganda y no de información, al servicio de un acuerdo central entre los dos principales partidos que aspiran al bipartidismo es decir secando todo el espacio político , en un contexto de continuidad de atentados que eranvotos para el PP y PSOE y desde una población que sufre como nadie los efectos de la violencia.... cómo es posible que le digan NO a los salvadores de un signo y del otro. Ya lo siento por el Sr. Aznar pero es un caso de madurez comunitaria, y el suyo, en cambio, un caso de ignorancia sobre cómo se fraguan los resortes de la opinión pública en una comunidad diferenciada. El voto Una lectura cuantitativa general recordaría que la coalición PNV EA sube hasta 33 escaños en la CAPV rompiendo su techo electoral y atrayendo 140.000 votantes más, hasta llegar a 600.000; se estanca el ascenso del PP aunque confirma su peso; desciende ligeramente el peso del PSE y pierde un escaño; cae en picado EH hasta tener solo 140.000 votos (el 64% de lo que obtuvo en el 98, en el año de la tregua) y mejora Izquierda Unida/Ezker Batua premiada por su transversalidad al obtener 78.000 votos. En cambio, una lectura más cualitativa sobre las previsiones y estrategias nos diría que, al contrario de lo que se esperaba, se han quebrado, sobre todo, las expectativas del PP y PSE que, junto a EH, son los grandes fracasados. El PP y el PSE con un "ahora o nunca" eran muy explícitos en pretender la alternancia y el desplazamiento de la centralidad del nacionalismo que, se suponía, que había llegado a su ocaso. Eran los ejes de sus campañas y que justificaban su alianza misma. Y, sin embargo, como reacción al llamamiento que el PP y PSE hicieron al voto antinacionalista, se movilizó aún más el voto nacionalista o pronacionalista, a niveles parecidos a 1984 y 1986, con 41% sobre censo y 51% sobre voto emitido. La suma del voto PP y PSE se ha quedado en los niveles de antaño, cuando el PSE era líder del voto no nacionalista. Da toda la impresión que han tocado de nuevo el techo del 31 32 % sobre censo que, sumados, nunca han sobrepasado. Al contrario, el nacionalismo ha avanzado en algunos terrenos en los que había retrocedido: el voto joven, el voto urbano, en Alava y Margen Izquierda, aunque persistenincógnitas de futuro. En efecto, el nacionalismo estricto (PNV, EA y EH) ha ido descendiendo en su peso electoral desde los años 80, cuando existía EE y llegaba al 66% de votantes, mientras que los partidos no abertzales (incluyendo ahí IU EB) han pasado del 34 al 46% del voto y del 23 al 36% del censo. Además en Navarra, la situación es la inversa. Por otro lado, no es previsible a corto que se den condiciones tan favorables como las que ha tenido el PP en esta ocasión: fracaso del proyecto de Lizarra endosándoselo al PNV; adelanto electoral para cambiar las cosas; gobierno acosado; solidaridad colectiva con los concejales del PP y socialistas que se podía expresar también en un voto de desagravio; una ETA operativa que enfadaba a todo el país y provocaba la tentación de enfrentarla a costa de las libertades.....Es por esto que Aznar hace mal si piensa que este ha sido solo un primer round fallido como en las generales del 93, a la espera del definitivo. A lo peor es el comienzo del fin de la era Aznar. El castillo de naipes que parecía estar marcado por un "ahora el País Vasco y, luego, a por Catalunya" parece que se ha desmoronado. Al menos, Un efecto añadido de este fracaso puede ser que el PSOE puede empezar a dejar de estar bajo la tutela del PP, tanto porque había dado un paso en falso como porque esa alianza no le prepara como alternativa. El futuro lo dirá. Al decir de algunos sociólogos, el voto de la CAPV apenas se mueve fuera de unos parámetros desde hace 20 años. Lo que cambiarían serían las dinámicas y alianzas, el lugar de ubicación de unos partidos respecto al movimiento de los otros. Algunos creemos, sin embargo, que hay un sector moderador que contrabalancea situaciones, no muy grande pero suficiente, que se desplaza en un sentido o en otro y que, en esta ocasión, ha dicho que no vincula la paz a la derrota del nacionalismo, ni al centralismo. De todos modos, a la hora de los cómputos, en esta ocasión lo que hay que comparar, en primer lugar, son lasapuestas estratégicas y luego otras variables. Es por eso que el cálculo más relevante es la suma de PNV, EA, IU y EH, es decir de lo que fue Lizarra, respecto al PP/PSOE, sin que sea sensato comparar sólo la coalición PNV EA respecto a PP y PSOE, para decir que hay un 33/32 escaños, o sea un empate. EH e IU también existen. En efecto 821.000 sobre 1.395.000 votantes significa un 59% para los partidos de ex Lizarra, un punto por debajo de lo que consiguieron en el año "ilusionante" del 98 en la CAPV. Finalmente, a explicación del naufragio de EH es atribuible a la ruptura de la tregua de ETA, a la responsabilidad que se le endosa a la izquierda abertzale en la quiebra de la gran esperanza que fue Lizarra y a la hipernacionalista e irrealista estrategia Bateginez, que pretende construir ya una Euskal Herria unida e independiente, sin bases ciudadanas suficientes, y sin mas argumentos que la peregrina idea de que si todos pensaran como la izquierda abertzale eso sería posible. De todos modos la reflexión sobre su fracaso electoral la están orientando, más en lo táctico y operativo que en lo estratégico y, por lo tanto, los cambios en lo inmediato serán solo en ese nivel. Por ejemplo acudirán al Parlamento vasco. Por su parte , el balance que ha hecho ETA (entrevista publicada el 7 de junio en Gara y Egunkaria) se niega a reconocer que el debilitamiento de la izquierda abertzale no se debe a la acción del Estado en principio bien torpe pues el país le ha dado la espalda sino a ETA misma, empeñada en fagocitar a la corriente que dice pertenecer, como el Saturno mítico hiciera con sus hijos. El significado Algunos de los ejes de la campaña tan simple como sincera de Mayor Oreja, fueron los siguientes: había que revisar el lugar del euskera y un mes antes ya lo hicieron en el Ayuntamiento de Gasteiz suspendiendo, para estupor general, las subvenciones a euskaltegis locales ; redefinir las líneas idiomáticas del sistema educativo que, por cierto, fue pactado y gestionadopor los socialistas quienes, sin embargo, callaban; había que rediseñar el Concierto Económico para aportar más a otras Comunidades del Estado; el tema ETA había que resolverlo sólo con todo el peso del Estado, cosa que ya sabemos lo que significa; las señas de identidad había que revisarlas en esta "querida tierra de España"; cabía suspender competencias ya transferidas.... En la CAPV no se les ha ocurrido nunca hacer profesión de vasquismo, mientras que en Catalunya ya se reclaman del catalanismo aunque pocos les crean. Quizás sea porque Aznar tampoco habla euskera en privado. Para el PP era una auténtica operación de reconquista, a base de sal gruesa, con mensajes rotundos que dejaban en un lugar diluido, a esa fotocopia que en los tres últimos años ha sido el PSE. El PP quiere volver a 1978 y reinterpretar hacia atrás la Transición, justo cuando nuestro país está solicitando la revisión en claves soberanistas de la asignatura central pendiente de aquella Transición, una "segunda transición" hacia adelante. Pues bien, ahí han pinchado en tres huesos. En primer lugar, en la memoria histórica, en la identidad colectiva, en el sentido de pertenencia, en la diferencialidad, en el ser o no ser, en el orgullo colectivo. Hay una memoria general de haber sufrido el franquismo y, sobre todo, el tardofranquismo, con más víctimas que nadie, sin que los que son o parecen ser herederos de la ideología de las altas burguesías que estuvieron instaladas en el franquismo nos traigan buenas vibraciones. Desde la conciencia de que había que pararles, ha sido un voto de reafirmación nacional y defensiva frente al Estado, pero también ante los vascos que piensan de otro modo. El segundo hueso era la incertidumbre. También ha habido un voto de conservación. Los vascos estamos, en general, más o menos satisfechos con los servicios sociales, con el sistema sanitario o educativo. Los niveles de autogobierno actuales nos parecen un punto de partida mínimo. Asimismo, las relaciones socialesy políticas son previsibles en el cuadro vigente que el PNV ha gestionado durante tantos años y, a pesar de todo, las cosas de la vida cotidiana no van tan mal. Se vive bastante bien, lo que nos permite soportar mejor nuestros traumas. Hay muchos espacios de solidaridad y de vida comunitaria y estamos acostumbrados a la pluralidad y el respeto, aunque algo menos al pluralismo, y es que tenemos nuestras tribus, nuestras sociedades comunitarizadas, como diría Xabier Aierdi. Pero la convivencia funciona y no hay fractura social. Todas esas certidumbres corrían el riesgo de ser tocadas con efectos imprevisibles, y con el riesgo añadido de que la uniformidad española pretendida por el PP, podía generar posiblemente reacciones y choques sociales y políticos muy graves. O sea como un elefante en una cristalería. El tercer hueso es la experiencia política colectiva. La Opinión Pública vasca, es autoreferencial, no española en ese sentido, ni en consumos mediáticos ni en percepciones políticas, ya se sea nacionalista o no. La opinión pública no se teje solo desde el espacio público de agenda y opinión que generan los medios, sino también desde otros mimbres, tales como los grupos de pertenencia, las identidades, la educación, las ideologías o los partidos. De hecho, el sistema de medios, tiene efectos limitados comparativamente a otras partes, aunque marque en parte la agenda más que los contenidos . En términos de influencia real, nos dice más sobre lo que tenemos que pensar que lo que hay que pensar, y tiene más influencia a largo que a corto plazo. Aunque no sea el único factor, los media no autóctonos sobre todo, han generado, por exceso y sobresaturación, el efecto contrario al que pretendían sobre la opinión pública vasca. Han, finalmente, animado a la autonomía de la sociedad y han hecho que el grupo EITB ya sea líder en radio convencional y televisión. Un dato. Es curioso que un 70 % en la CAPV se muestre a favor reiteradamente en temas como salidas de paz medianteel diálogo y la negociación y los cambios institucionales aunque, luego, vote por ideología, mentalidad o cuadro holístico, a partidos que lo contradigan; o que el 65 al 70% esté a favor de la autodeterminación, a pesar de que el nacionalismo solo alcanza al 45% en unas elecciones generales. Como se ve, un país complejo que difícilmente se puede gestionar con la simplicidad de las radicalidades de la prensa mayoritaria. Incluso en ese tipo de temas, los partidos son desbordados por un pensamiento social mayoritario compartido y forjado desde la experiencia colectiva. Entender esa complejidad de razones lleva a la siguiente secuencia. Los vascos defienden que hay que poner los Derechos Humanos en el puesto de mando, pero el hecho real es que algunas corrientes no lo hacen. En ello llevamos 40 años. El sector del que se nutre la influencia de ETA es autorreproducible porque tiene una masa social significativa. Sin dejar de sostener el funcionamiento de un Estado de Derecho que defienda la vida de los amenazados, y además de realizar la denuncia política y la ocupación del espacio público contra la violencia, la mayoría de la sociedad vasca, también, propugna otras dos cosas: la defensa de las libertades y del derecho democrático a ser país y la creación de las condiciones políticas para integrar a la masa social educada en la épica de ETA, facilitando que se produzca, sin el estigma disuasorio de una derrota, el aterrizaje de todos, incluso de quienes practican la violencia Pues bien esto lo entiende todo Euskadi, pero no Savater, Pradera y otros que encima nos atribuyen una supuesta "idiocia" con quiebra colectiva del sistema de valores. De todos modos algo hemos ganado. Ya no tendremos que oir que el nacionalismo vasco es igual a nazismo, comparando al PNV con el Zentrum que dio paso a Hitler en la Alemania del 33, aunque todavía haya que oirles decir a algunos "demócratas", que ha muerto una esperanza y, a otros, que nos hemos equivocado por no hacerles caso en susimplista visión de la política. Los vascos pretenden poder defender sus idearios a pesar de ETA y sin subordinar toda la política a ETA. De hecho, se ha utilizado la lucha contra ETA para deslegitimar al adversario político el nacionalismo y a Izquierda Unida y para seguir apostando por la pura represión sin explorar otras vías añadidas, e impidiendo cualquier forma de salida política basada en un diálogo reclamado por el conjunto social de forma reiterada. El problema no es solo de denuncia de ETA sino también de profundización en la democracia. Y, en este plano, el sistema aunque democrático, ha sido poco modélico dejando bastante que desear. El mejor caldo de cultivo para que ETA pueda reproducirse entre jóvenes radicales han sido los episodios de terrorismo de Estado, o las decisiones judiciales injustas, o la ocultación de la tortura, o el tratamiento represivo de problemas políticos, o el contraste entre principios proclamados y hechos comprobados, o la crueldad con los presos vascos mientras se indulta a ex ministros condenados por terrorismo de Estado.... En relación a los medios de comunicación, la misma alianza estratégica antiterrorista y antinacionalista entre los dos partidos centrales, PP y PSOE, operativa bastante antes de que se suscribiera formalmente a principios del 2001 fue entendida por los media en claves de patente de corso para escribir un guión muy coincidente en temas y mensajes. Es por ello que el papel y contenidos de los media en los dos últimos años, ha sobrepasado todos los umbrales de unilateralidad, censura y tópicos que se recuerdan (ikastolas, euskera, ertzainak, Ibarretxe, Arzalluz, intelectuales, denuncias ocultadas, tertulias difamatorias, xenofobia, titulares falsos.....). Pasará a ser estudiada en las Facultades de Periodismo como una de las fases más negras de la historia del periodismo en el Estado español, a añadir a la poco ejemplar historia de los media en los últimos 20 años. Y además hay que decirlo a pesar de quelos periodistas estén sujetos a amenazas. Una mal entendida solidaridad, no debe hacer callar la reflexión sobre los problemas del propio sistema comunicativo. En caso contrario viviríamos en una doble mordaza: la de ETA sobre los periodistas y la del silencio cómplice con unos media que no cumplen con lo que se espera de ellos, al ejercer la desinformación, la propaganda, la censura o el disciplinamiento de los periodistas, por la doble vía de las consignas y de la precariedad laboral. ¿Cual es el lugar y el papel de los media?. Ese debate hay que hacerlo a pesar de los ataques de ETA a periodistas. Y no es que los vascos no estén en contacto con los media. Al contrario. El usuario vasco es el más lector y oyente de todo el Estado, que además lee, curiosa y mayoritariamente, periódicos cuya línea editorial no comparte, tales como El Correo o Diario Vasco. En el plano de la información, su actitud opera desde mecanismos de cotejo y de compensación entre varios media está hiperinformado sobre todos los puntos de vista y de contraste con la experiencia personal vivida, lo que, por cierto, choca frontalmente con lo que le rebotan los media, sobre todo, españoles. Con ellos tiene la impresión de que están hablando sobre otro País Vasco, distinto al vivido, lo que termina por reducir a cero su credibilidad y convertirse en inoperantes para la creación de Opinión Pública. Una encuesta detecta que solo el 13 al 16% de la ciudadanía vasca tiene una visión positiva de los media en su contribución a la solución del conflicto . De eso poco se ha hablado, pero ese es el otro gran fracaso de las pasadas elecciones, el de los media dominantes. Son patéticos intentando recomponer un discurso que ha pasado del acoso excluyente sobre el nacionalismo, a un discurso envolvente y exigente. Curiosamente quienes no han ganado les dicen desde la desmemoria a los que sí lo han hecho lo que tienen que hacer, lo que está resultando harto divertido. Aunque vaya a durar poco, desde el 13de mayo tenemos una gran sensación colectiva de alivio y una amplia, abierta y socarrona sonrisa. El mandato El electorado le ha reafirmado al nacionalismo moderado una centralidad que estaba cuestionada desde el PP y PSOE. Recordemos que una argumentación central en la campaña era que el PNV ya no era necesario para gobernar, que era el momento del sorpasso, y de pacificar el Pais Vasco desde una lógica de Estado. El electorado le ha quitado la llave de la iniciativa, del proyecto a medio plazo y de la gobernabilidad, tanto al PP como a EH, y le da a Ibarretxe un mandato que, partiendo de las instituciones actuales y refirmándolas en su papel de gozne, va más allá del marco estatutario pues es la primera ocasión en que el PNV se ha presentado con un proyecto con profesión soberanista. "Respeto al ámbito vasco de decisión", dice el tercer compromiso de Ibarretxe, y obviamente, también respeto al ámbito específico navarro. Incluso cabe pensar que el electorado no le ha castigado al PNV por su apuesta del acuerdo de Lizarra, sino que lo ha asumido socialmente como una apuesta que había que hacer, aunque saliera mal y se gestionó fatal, agradeciéndole al PNV y a EA la valentía de intentarlo. Del PP y PSOE, en cambio, parece pensar que solo intentan extraerle réditos políticos a la presencia y previsible continuidad de ETA, instalándose en su existencia, mientras se promete eternamente su erradicación policial. Es obvio que ETA es, también, excusa para no querer mirar también al fondo del problema, porque se tiene, sobre todo, horror a ese fondo que cuestionaría el sujeto de soberanía y el modelo organizacional de Estado. Ese mandato, sin embargo, no es en condiciones de mayoría absoluta ni aplastante, sino que se dibuja desde un mapa plural, de una sociedad que exige y está acostumbrada a entendimientos, y rescatando un Parlamento inutilizado donde se escenificaba el bloqueo político. Ahora se le pide lo contrario, que ahonde en una política de soluciones, de salidas,mediante encuentros y desde el programa Ibarretxe que aún está por precisar. Los resultados le han dado un importante margen de maniobra a Ibarretxe para acometer los cuatro compromisos que adquirió y que marcan las tareas simultáneas, la metodología y principios, más que las decisiones de este período: El primer pilar es el avance en materia de pacificación mediante una apuesta de No a ETA, una mejora en la seguridad de los amenazados, una definición de un cuadro de convivencia con casi todos, basado en la no violencia, en los derechos humanos y en las libertades, una apuesta por el diálogo sin exclusiones e ir ganando terreno entre los sectores de la izquierda abertzale más desencantados con el indefendible camino que, ETA y la kale borroka, les hacen recorrer. El segundo pilar, es el impulso de la normalización política mediante el diálogo con todos, buscando acuerdos sobre procedimientos y calendarios para que el cuadro político de futuro resulte satisfactorio para todos y entendiendo que, desde los mecanismos de las instituciones actuales, cabe abrir un nuevo marco político que pueda ser entendido como una oportunidad incluso para el mundo de la izquierda abertzale. En algún momento, y posiblemente no con todos en un comienzo, se llegará a una alternativa a caballo entre el Documento Ardanza, la propuesta Benegas y la declaración de Lizarra. El documento Ardanza incentivaba políticamente a la izquierda abertzale para que, paralizándose ETA, se incorpore al fair play político con el compromiso de crear un espacio político vasco. La propuesta Benegas propugna la apertura de diálogo resolutivo si acaba la violencia de manera definitiva con medidas de distensión dos meses después del alto el fuego definitivo. La declaración de Lizarra veía una salida democrática tejida entre todos los partidos vascos y aceptada por las instituciones españolas. El tercer pilar, que parece ser clave de bóveda para la pacificación y la normalización, es la generación de alternativas desdeel respeto a la voluntad colectiva: el llamado ámbito vasco de decisión. Esto hoy se concreta en lograr la facultad a la quebequesa de convocatoria de referéndums y a ejercer sólo en condiciones de superación de la violencia. Sobre estas tres cuestiones pacificación, normalización y decisionismo (que no otra cosa es el soberanismo democrático) reza el proyecto de Conferencia de Paz, propuesta por Elkarri, en el próximo otoño, y que va a constituir un auténtico banco de pruebas. Pero, además, hay una cuarta cuestión, no menor tras la parálisis de gobierno y casi de desarrollo de la CAPV de estos dos últimos años. Me refiero a que, de nuevo, se vuelva gobernar y gestionar. Esperemos que en beneficio de las mayorías y con especial atención a los más desfavorecidos: apectos que de proyectarse, por ejemplo, con la mejora de la Carta Social, o con una eventual política social avanzada, o la aprobación de algunas pautas de desarrollo sostenible o la moratoria de algunos proyectos medioambientalmente arriesgados, facilitaría hipotéticamente la incorporación de IU Ezker Batua al Gobierno Vasco. En ese caso IU EB disputaría ventajosamente el espacio de izquierda tanto a una EH atenazada por la estrategia militar de ETA y que le imposibilita hacer política, como a un PSE que con su alianza con PP en temas centrales el concepto de democracia, Estado y alternativas y sin programa de izquierda, está ahora en pésima situación en su nicho natural. Es así una legislatura decisiva, no tanto por los temas que están encima de la mesa los de siempre como por la oportunidad de acometer, al menos, la preparación de los caminos de solución. Lo que ha cambiado es que se dispone de la relación de fuerzas suficiente en el campo de la pacificación y normalización como para favorecer situaciones de cambio de carril en los otros agentes, más probablemente en el PSE que en el PP o EH que, hoy por hoy, parecen decididos a seguir en claves de confrontación. Otros temas de perspectiva De todosmodos hay otros temas de perspectiva a largo plazo en los que deberemos cambiar mentalidades y procesos, empezando desde ahora: transformar los nacionalismos actuales que todavía contienen registros centrales étnicos, por nacionalismos cívico identitarios; lograr que entre los nacionalismos vasco y español no se sitúe solo un no nacionalismo de identidad confusa, sino un soberanismo democrático en lo político y un vasquismo en lo cultural identitario que, a diferencia de Catalunya, hoy apenas si existe fuera del marco nacionalista y que, en cambio, es fundamental generalizarlo para desbloquear la construcción política vasca; erradicar la cultura de la violencia, entendiendo que la no violencia es el estado natural de la lucha reivindicativa en los países democráticos, mientras se generaliza una pedagogía que haga pasar a cualquier manifestación de respuesta violenta por el cuádruple cuadro sucesivo de la legitimidad de la misma, de la utilidad real, de la proporcionalidad y del análisis concreto de los derechos afectados; abordar ya los problemas de la territorialidad vasca, sin prisa, voluntaria y democráticamente, generando confianza y lazos mediante persuasión, aprovechando criterios prácticos de intereses comunes inmediatos y no solo históricos; avanzar en la construcción cultural logrando que la cultura identidad se haga posible desde los mimbres de la sociedad real; lograr la ocupación del espacio intelectual desde un enfoque más abierto y con libre circulación de ideas, que además de ser más representativo de la realidad intelectual y universitaria vasca, desplace las posiciones más intolerantes; el logro del respeto de los media a una realidad política diferencial mientras desde la opinión pública autorreferencial vamos logrando un sistema mediático más autocentrado. Con todo, esta legislatura va a estar plagada de complicaciones. Por un lado, nubarrones de violencia y muertes en busca de extrema tensión y monotematización. Por otro, una ofensiva centralista,sin precedentes desde la LOAPA, y que ya tiene como temas el disciplinamiento presupuestario de todas las Administraciones en términos de déficit cero; la reforma universitaria; la limitación de facto de la capacidad normativa fiscal; la desvalorización del Concierto Económico; la declaración de nulidad, a iniciativa del gobierno español, de diversos acuerdos negociados con los sindicatos sobre condiciones laborales en Administraciones forales y locales; el proyecto de modificación de los artículos 83 y 84 del Estatuto de los Trabajadores, por el que se pretende anular la negociación colectiva sectorial en el ámbito autonómico o quede sometida a los criterios y limitaciones establecidos en convenios de ámbito estatal... Como se ve se ha abierto un período complicado con varias partidas al mismo tiempo. Un enfoque sobre conflicto y violencia Para terminar, en lo político resulta una media verdad convertida en una gran mentira, considerar que el único problema en el País Vasco es la violencia política, obviando la percepción mayoritaria entre los vascos de que le preexiste un problema político de "nación sin Estado" con dificultoso encaje en el actual Estado Español y en sus limitaciones constitucionales. Naturalmente, la violencia no es una expresión natural de ese problema de fondo, sino una voluntaria opción estratégica de un sector de una corriente radical nacionalista, la izquierda abertzale, que al practicarla no aporta solución alguna sino un grave problema añadido, el más lacerante y traumático. Pero la violencia tampoco puede convertirse, como lo hace el Gobierno español, en una inmensa excusa para no querer reconocer la insatisfacción colectiva mayoritaria y la negativa a incluir el "problema vasco" (no el de la violencia sino el problema vasco) en la agenda de temas a resolver democráticamente y mediante el diálogo. Ante la tentación de paralizarlo todo concibiendo que nuestro único problema es el de la violencia, o que todas las energías y todas las alianzaspasan por ese eje hasta resolverlo, hay que decir dos cosas: no se ha esperado ni se puede esperar al final de la violencia para hacer país y no se puede acabar con la violencia sin construir el país. Hay que caminar a pesar de todo. Ante la interesada identificación del diálogo con una supuesta rendición ante las tesis de ETA, la línea de trabajo no es la de hacer el país que ETA exige para que deje las armas, sino el que entre todos queramos, le guste o no a ETA, y sabiendo que por hacerlo se irá desecando la piscina en la que nada, cada vez peor pero nutriéndose del descontento. Ante el espejismo de hacer como si la violencia no existiera, en la confianza de que el tiempo y la policía la erradicará, no nos cabe otra alternativa que abordarla porque de hecho nos traumatiza la vida social y política y porque tiene raíces sociales. Es un problema a resolver, también. Partiendo de lo que hay, del cuadro referencial de la mayoría ciudadana, tenemos que dar un salto en la maduración de un nuevo cuadro de juego en claves de la democracia cualitativamente mejorada que no fue o no pudo ser. Esa vía, al mismo tiempo, podrá integrar a la izquierda abertzale en el juego político sus alternativas tendrían la oportunidad de realizarse si, alguna vez, pueden ganar la mayoría y vaciaría la autojustificación que ETA se ha dado a lo largo de los últimas décadas. Esta posición, como se ve, se niega a jugar con las cartas marcadas del poder y de la violencia, en el escenario virtual y tramposo de los extremos, con sus "conmigo o contra mi" y con sus lógicas de hierro que nos destrozan. Esta posición no solo no es equidistante, sino que es alternativa (1) J.V. Idoiaga informe sobre "Conflicto vasco: opinión pública y medios de comunicación", para el partenariado de derechos humanos creado por la Consejería de Justicia del Gobierno Vasco, abril del 2001. Ramón Zallo, Catedrático de Comunicación de la Universidad del Pais Vasco Euskal Herriko Unibertsitea Euskonews & Media 127.zbk(2001 / 6 / 15 22) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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