Donostia. Enero de 1893. Rogelio Gordón fotografía la ciudad nevada

Elisa QUEREJETA

Lagundu

Homenaje a Rafael Munoa, fallecido en mayo de 2012

Rogelio Gordón (1860 - 1937) fue un artista donostiarra nacido en Oviedo cuyo trabajo principal fue el de profesor de dibujo y director en la Escuela de Artes y Oficios de San Sebastián.

Siguiendo la estela de su padre, profesor de dibujo en Tolosa, y heredero también de la tradición litográfica familiar de “Hermanos Gordón” de la calle Embeltrán donostiarra, era un artista al que le interesó mucho la fotografía, el coleccionismo, la arqueología y la historia. Algunas de las imágenes que sacó a los largo de su vida las envió a instituciones como la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Guipúzcoa, RR.AA de la Historia o al Museo Municipal de San Sebastián. Se sabe que “era muy andarín” y muy curioso, y en sus obras se refleja un gran cariño por la naturaleza y por los rincones de lo que entonces era el extrarradio de San Sebastián y que poco a poco va a ir desapareciendo con los sucesivos ensanches: la zona de las marismas de Amara, Morlans, Ategorrieta o el llamado camino a Pasajes, Ulía, Urgull, Igeldo y Gros. De todos estos lugares posee tanto dibujos como apuntes fotográficos, hechos con una gran sensibilidad y delicadeza, en un estilo impresionista tardío.

Fuente del Aero Club, Donostia

Fuente del Aero Club, Donostia.
Foto: Rogelio Gordón

Estas dos fotografías que mostramos aquí pertenecen a la colección del Fondo Fotográfico Rafael Munoa de KUTXATEKA, Kutxa Fundazioa, y forman parte de una serie de albúminas de época de tamaño 8 x 11 con las que podemos hacer el seguimiento de un día nevado en San Sebastián en enero de 1893, tal y como queda muy precisamente documentado en la prensa de la época. Así, en el diario monárquico Unión Vascongada del 16 de enero de 1893 leemos: “Durante toda la mañana y la tarde de ayer ha reinado con igual furia el viento y la lluvia, así como la nieve y el granizo han caído en bastante abundancia, viéndose las calles cubiertas con tan blanca alfombra que se congelaba más al poco tiempo por el notable descenso de las temperaturas”.

Ambas imágenes están en un álbum y deducimos por el orden en que aparecen, y porque la serie sigue la lógica de un recorrido urbano, que esa mañana el artista sale a hacer fotografías por la ciudad recién cubierta por la nieve, apuntando artísticamente todo aquello que le parece reseñable, para luego usar los motivos en sus cuadros, o dibujos hechos a tinta sobre papel.

Se trata de paisajes, y son instantáneas (un equivalente a la pintura “plein air” que a él le gustaba hacer) que nos enseñan composiciones pensadas previamente. Sin embargo, y esto es lo que nos parece más atractivo en ellas, son imágenes que en algunas ocasiones aparecen brumosas, algo desdibujadas, y reflejan muy bien el tiempo atmosférico de un día de nieve en una ciudad de costa como la donostiarra que no ve este fenómeno tan a menudo.

Podemos decir que se trata de un motivo romántico, sentimental, suave, al estilo de los pintores de la Escuela de Barbizon francesa, aunque Gordón en sus composiciones es algo más rígido. La inmediatez, la instantaneidad y la ciudad son características que van ligadas tanto a la nueva técnica fotográfica como al impresionismo.

La primera imagen es la Fuente del Aero-Club, en el boulevard de Donostia.

Rocas en el monte Urgull. Donostia

Rocas en el monte Urgull. Donostia.
Foto: Rogelio Gordón

Se trata de la fuente que estaba en el Boulevard enfrente del local de las instalaciones que tenía el Aero-Club en el Boulevard nº9 de la capital donostiarra. Los carámbanos nos dicen que es temprano por la mañana y aún no se ha producido el deshielo. Al fondo podemos ver la calle Legazpi.

La composición se equilibra a partir de la gravedad de las verticales de los carámbanos y la copa de los árboles que van en sentido contrario. Destaca el gran contraste que hay entre blancos y negros en toda la superficie de la fotografía, lo que le da muchos matices. Además de la nieve, destaca el hielo, algo muy poco habitual en una ciudad de costa como San Sebastián, y se fotografía el hielo antes de que se derrita pues este fenómeno no puede durar mucho tiempo. La misma fuente está helada en los bordes, no así en el centro donde se aprecian las ondas que hacen las gotas al caer, un movimiento que las cámaras ya en ese momento pueden atrapar, aunque no tengan grandes velocidades de obturación. Hay poca profundidad de campo, y la imagen resulta bastante plana. Es un día gris, cerrado, y fantástico, que el artista ha querido atrapar concretándolo en una fuente.

Por otro lado, hemos escogido un detalle de unas rocas en Urgull el mismo día de nieve. Se trata otra vez de una imagen plana en la que la riqueza vuelve a estar en el contraste de tonos y en lo atmosférico, que suaviza la rigidez de la composición. A destacar la manera en que enmarcan el encuadre las ramas desnudas de la parte superior.

Por último decir que estas dos imágenes y en general gran parte del contenido del Fondo Fotográfico Munoa muestra la afinidad existente entre Rafael Munoa (1930 -2012) y Rogelio Gordón, dos personalidades artísticas muy importantes en la ciudad, ambos artistas, dibujantes, pintores, vecinos del nuevo ensanche, coleccionistas, curiosos y amantes de la historia de Donostia-San Sebastián.

Lagundu

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