748 Zenbakia 2020-03-18 / 2020-04-22

Gaiak

Harri-jasotze. Levantamiento de piedras en Euskadi

DONCEL RECAS, Lucio

Levantar una piedra es una forma sencilla de comparar la fuerza de dos o más personas. Quizá sea la más primitiva y, sin duda, la que más tiempo lleva siendo practicada por el ser humano. Todavía hoy se practica a modo de tradición en diferentes regiones y países. En alguno de estos lugares, por ejemplo Paquistán, el levantamiento de piedras ha adquirido carácter deportivo, llevándose a cabo competiciones regularmente y estableciéndose récords de acuerdo a unas normas establecidas por los organismos pertinentes. En cualquier caso, tanto desde el punto de vista tradicional como del deportivo, en ningún sitio recibe  el harri-jasotze mejor tratamiento que en Euskadi.

En “Harri-jasotze. Levantamiento de piedras en Euskadi”, se ha intentado cubrir todos los aspectos que conforman esta tradición-deporte (orígenes, desarrollo, piedras, récords, etc.), sin olvidar a las personas, que son quienes han hecho posible que llegue hasta nuestros días.

Agustin Ostolaza.

La obra se abre intentando responder una pregunta fundamental para los interesados en esta práctica: “¿Qué mueve al hombre a levantar una piedra?”. Siguiendo este hilo se incluye una breve semblanza histórica sobre los levantamientos de piedras en el mundo a lo largo del tiempo.

Contrariamente a lo que ocurre con otras actividades tradicionales, de las que existe una abundante documentación escrita sobre sus antecedentes y trayectoria, es muy poco lo que tenemos sobre harri-jasotze. En la obra “Felipe II y El Escorial”, de Lorenzo Niño, se “describía como dies propias de los canteros vascos, al  par que las pruebas de hachas y el juego de bolos, el levantamiento de bloques de piedra” pero no encontramos prácticamente nada más hasta el siglo XIX. En cualquier caso, el origen del levantamiento de piedras en Euskadi se asocia al de otros deportes rurales, en una teoría que presenta grandes dosis de lógica; su "origen laboral", el trabajo llevado al tiempo de ocio. No parece que haya dudas sobre esta opción.

La primera prueba documentada de levantamiento de carga (con piedras y no sacos de trigo que era lo habitual en la época) de la que hay referencias, es una disputada en Ermua entre un vecino de Itziar y otro de Elgeta el 15 de marzo de 1885. Ignoramos sus nombres, pero según la nota de prensa ambos eran muy populares y acudió un gran gentío a presenciar, y a apostar, su desafío.

A finales del siglo XIX y principios del XX surgen los nombres de Jose Maria Zuriarrain, Martin Jose Otermin “Usalde Zaharra” y Francisco Arizmendi “Arratola”, pero el origen del harri-jasotze moderno lo encontramos en los duelos entre Victor Zabala “Arteondo” y Pedro Maria Churruca “Aritza”. El primero de ellos fue quien más insistió en establecer una forma y peso concreto para las piedras. De ese modo el público tenía más fácil comprender el espectáculo que se le ofrecía y podía involucrarse más en el mismo. Hemos encontrado hasta cuatro duelos (con piedras y bloques de plomo) entre “Arteondo” y “Aritza”, aunque hay autores que incluso hablan de un quinto. Curiosamente, su primer desafío tuvo lugar el 15 de marzo de 1925, cuarenta años exactos desde aquel primero celebrado en Ermua.

Juan Jose Unanue “Goenatxo II”.

De estos prácticamente cien años de historia, desde el primer “Arteondo”-“Aritza”, se hace un detallado análisis de los diferentes periodos que hemos estructurado en torno a las figuras señeras de cada época. Se incluyen cuadros biográficos de campeones como Manuel Araquistain “Ziaran Zar”, Santos Iriarte “Errekartetxo”, Luis Lopetegi “Agerre I”, Juan Ibarguren “Manterola”, Angel Albizu “Soarte”, Jose Manuel Agirre “Endañeta”, Agustin Ostolaza, Jose Antonio Gisasola “Zelai”, Juan Jose Unanue “Goenatxo II”, Iñaki Perurena, Iñaki Otaegi “Gibitegi”, Migeltxo Saralegi, Jose Ramon Iruretagoiena “Izeta II”, Joseba Ostolaza, Idoia Etxeberria, Inaxio Perurena, Jokin Eizmendi, Inhar Urruzuno y Aimar Irigoien, pero ello no significa que no se hable también de otros muchos levantadores que han contribuido a llevar el harri-jasotze a su estado actual. Cada uno de estos apartados se acompaña con cuadros en los que se relacionan todas las pruebas (apuestas, campeonatos, intentos de récord) celebradas y sus resultados.

Las piedras son el elemento diferenciador entre el harri-jasotze y el deporte o tradición que se lleva a cabo en otros lugares. Mucho han cambiado desde aquel primer duelo entre “Arteondo” y “Aritza” y en ello tienen mucho que ver los canteros que trabajan con ellas. Sin duda Pedro Salegi “Langa” es el que más ha influido en el desarrollo y transformación de las piedras, creando diseños que favorezcan tanto el levantamiento de piedras más pesadas, como la consecución de un mayor número de alzadas.

Si en el desarrollo inicial del harri-jasotze fue fundamental la apuesta (confrontaciones entre dos levantadores atravesando cierto dinero cada uno y haciendo lo propio los aficionados en favor de uno u otro contendiente), a mediados de la década de los cincuenta se empezaron a organizar competiciones. El primer campeonato de Euskadi del que tenemos referencias se disputó el 9 de julio de 1957. Actualmente se celebran campeonatos de Euskadi de piedras grandes, piedras pequeñas, femenino y kintopekos, también hay campeonatos provinciales y otros muchos patrocinados por municipios vascos así como por particulares. En el libro se incorporan cuadros de los campeones de las competiciones más importantes, así como también de los récords conseguidos a mayor número de alzadas o con las piedras más pesadas.

También se celebran competiciones con piedras naturales e irregulares. Es una tendencia internacional que cada vez tiene más adeptos en Euskadi. Algunas de estas  piedras se han elegido exclusivamente para la competición de turno, pero hay otras tantas con una historia detrás de ellas. Como ejemplo podemos poner la “Albizuri-Haundi”, de Amezketa, las “Proba-Harriak”, de la sierra de Aralar, la “Pipa Harri”, popularizada por “Bedayo” y “Errekartetxo”, la “Xiete Harria”, de Aizarnazabal, o la “Etxauriko Harria”, de Etxauri. Hay otras que van construyendo esa historia con los años ininterrumpidos de competición que se van celebrando. Podemos citar en este caso a la “Igeldoko Harria”, de Donosti, la “Errota Harria”, de Iraeta, o las dos piedras de Zarautz, “Mollarri” y “Jai Txiki”, con las que desde 2016 se celebra la “Zarautzko Bi Harri Txapelketa”.

Consideramos que conviene recordar esas pruebas que despertaron expectación entre los aficionados, esas pruebas que han contribuido a popularizar el harri-jasotze, ya sean apuestas, competiciones o intentos de récord. Hemos intentado buscar una crónica periodística de cada una de ellas (siempre que ha sido posible) para que el lector pueda percibir como ha ido variando la cobertura y la atención que ha recibido nuestro objeto de estudio a través del tiempo.

Inhar Urruzuno.

Levantar una piedra no es, evidentemente, solo cuestión de fuerza. Es necesario conocer la técnica del levantamiento, así que también hemos consultado con los mejores especialistas para que nos expliquen cómo hay que hacerlo. También hemos hecho lo propio con el entrenamiento, fundamental para que los resultados sean cada vez mejores.

A pesar de que este trabajo se centra en el levantamiento de piedras en Euskadi, una obra de estas características no puede prescindir de un apartado que haga referencia al levantamiento de piedras en el mundo, que aporte al menos un conocimiento básico de cómo se afronta esta actividad según el lugar donde se lleva a cabo.

Hay múltiples referencias a lo largo de toda la obra y se incluye una amplia bibliografía para todo aquel que quiera profundizar en el levantamiento de piedras en general y en el “harri-jasotze” en particular.

El trabajo incluye unas palabras de  “presentación” a cargo de Julen Lopetegi, y confiamos contar también con el prólogo de un autor muy respetado en el mundo de la literatura.

Resumen del libro “Harri-jasotze. Levantamiento de piedras en Euskadi”, de Lucio Doncel. Aún sin publicar.

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