590 Zenbakia 2011-09-02 / 2011-09-09
Se trata de un director que hizo películas simples y toscas. Incorporó a sus películas cuadros musicales de manera sistemática. Varios de sus films no fueron estrenados. Se lo llama el rey de las quickies de complemento; películas de bajo presupuesto y pobre resultado. En la cinematografía estadounidense Tim Burton hizo una película sobre la vida del considerado peor director cinematográfico de ese país Ed Wood, muerto en 1978 a los 58 años de edad. Era tan criticado por su obra que llegó a ser admirado por lo malo. Julio Irigoyen sigue esa línea. César Maranghello ha escrito un extenso artículo sobre Irigoyen en el múmero 5 de la revista La mirada cautiva, publicación del museo del cine Ducrós Hicken de Buenos Aires. Nos basamos en él, en los diccionarios de cine y en parte de los recortes de prensa que conserva el museo del cine de Buenos Aires. Sus comienzos
La actriz cómica Olinda Bozan que filmó con Irigoyen.
Julio Luis Irigoyen Bernat nació en Buenos Aires en 1892, en una casona de la calle Brasil 1328. En ella vivió toda su vida y allí murió el 29 de agosto de 1967. Su vida siempre estuvo velada para determinar su origen, su familia y la fecha de nacimiento. La vida, que contó en las numerosas entrevistas y que se encuentran registradas en publicaciones periódicas y diarios, arranca cuando en 1913 creó la empresa Buenos Aires Film, que se dedicó a realizar noticieros cinematográficos durante siete años.
Jorge Miguel Couselo dice “Fundó la empresa Buenos Aires Film en 1913 y regularmente por tres años, luego con espacios, su actividad notoria fue un noticiero en modesta competición con el de Max Glücksmann y después con el de Federico Valle, dos grandes productores.”
Su inicio en la cinematografía de ficción se realizó más tarde cuando comprueba el éxito económico de la película Amalia estrenada en el Teatro Colón en 1914.
Según comentó Irigoyen a Mundo Argentino en 1951: “Mi primera película larga, Espectros en las sierras, la realicé en 1915, aleccionado, estimulado por el éxito tremendo que acababa de tener Amalia, producida por Max Glücksmann, con debutantes de la mejor sociedad porteña. Se estrenó el 12 de diciembre de 1914, en el teatro Colón, a 15 pesos la platea. ¡Quince pesos la platea cuando en los mejores cines del centro se pagaba 20 centavos por ver a Perla White, Carlitos Chaplin o Maciste! El gran éxito de Amalia me decidió a hacer cine argentino. Junté el capital necesario, moví influencias e hice Espectros en las sierras”.
Calculaba que la primera película le había salido 4.000 pesos que consideraba que era mucha plata: 900 para los actores, 620 para los carpinteros, electricistas, ayudantes, etc., 150 pesos para alquiler de locales, 350 pesos para decorados y 2000 para película virgen y gastos de laboratorio.
En 1916 hizo tres cortometrajes sobre un personaje Carlitos, Carlitos y Tripín del Uruguay a la Argentina; Carlitos en Mar del Plata y Carlitos y la huelga de barrenderos la interpretaba un muchacho de 18 años, Carlos Torres Ríos y su hermano Leopoldo, ambos luego, serían directores de cine. Cine mudo
Actriz y cantante Azucena Maizani.
En la década del veinte y comienzos de la del treinta, rodó 30 películas mudas, todo un record, con actores conocidos, libretistas también conocidos pero los argumentos eran cuando menos irreales y algunos grotescos. Algunos de sus títulos de esta etapa son De nuestras pampas, Sombras de Buenos Aires, El último gaucho, La cieguita de la avenida Alvear, Tu cuna fue un conventillo, etc.
En 1925 estrenó la película ¡Padre Nuestro!; que interpreta Jaime Devesa. La historia de esta película muestra la forma en que se manejaba el director. El actor argentino Jaime Devesa se trasladó a Italia y luego a España. Allí filmó en una película Militona, la tragedia de un torero en 1922 y tres años después vino a la Argentina e interesó a Irigoyen para que le acoplara una parte Argentina y le pusieran un nuevo título. A las escenas de España con Semana Santa de Sevilla, una corrida de toros, paisajes de Madrid y Barcelona se le acopló escenas filmadas en cabarets argentinos y el bosque de Palermo. Toda una mezcla guiada para obtener rédito económico con un bajo presupuesto, basado en la reutilización de una película hecha por otro director.
A pesar de esto, Irigoyen fue a menudo ponderado por sus películas del cine mudo. La fotografía del film siempre estaba a cargo de su hermano Roberto Irigoyen y fue halagada por la crítica.
En 1925 Buenos Aires Film se instaló en un nuevo local en la calle Lavalle 1050 de la ciudad de Buenos Aires. Se vinculó con otras agencias para distribuir los films en todo el país: en Rosario firmó con Nacional Film, en Bahía Blanca con la New York film, en Córdoba con A. Boque Mila y en Montevideo con Salvador Mamone. Cine sonoro
Cuando pasa al cine sonoro, hace películas usando su producción muda, y sigue mandando al mercado películas de bajo presupuesto y calidad, algunas ni se estrenan. Otra se estrena en el interior del país o en países hispanoamericanos. Alguno de sus films son: Sentimiento gaucho, Plegaria gaucha, La hija del viejito guardafaro. Fueron 35 obras desde 1934 hasta 1953.
Jorge Miguel Couselo nos relata en un artículo en la revista Desmemoria que conoció a Julio Irigoyen en el mostrador de su distribuidora de films en la calle Lavalle 2015 casi esquina con Ayacucho en 1953 por medio de uno de sus actores Álvaro Escobar. “Más envejecido entonces por la evolución del cine que por su edad, Don Julio vivía de recuerdos repitiendo —puede que también magnificando— un pícaro anecdotario fílmico que arrancaba de la segunda década del siglo”.[...]
“Personalmente no me olvido que cuando lo visité no faltaron amigos cineclubistas que me miraron de soslayo ¡Qué importaba Julio Irigoyen! Quiero agregar la porción de culpa del pionero: por años me fue postergando la oportunidad de un diálogo extenso y ordenado sobre su carrera. Tal vez lo temía”. Obituarios
El músico Enrique Lomuto que compuso música para las películas de Irigoyen.
La prensa del momento registró los siguientes obituarios al fallecer Julio Irigoyen. Diario La Nación del 30 de agosto de 1967: Julio Irigoyen. Su Fallecimiento. Julio Irigoyen, pionero del cine nacional y figura de hondo arraigo en nuestro medio cinematográfico, falleció ayer en nuestra ciudad a la edad de sesenta y cuatro años. El extinto que se hallaba alejado desde largos años atrás de la actividad cinematográfica había abierto rumbos en ella desde la última década del cine mudo.[...] Su último film producido hace 17 años se llamó La mujer del zapatero. Los restos de don Julio Irigoyen son velados en Carlos Calvo 1874. El sepelio tendrá efecto hoy a las 11 en la Chacarita.
Llama la atención los errores que comete el cronista del diario. Esto denuncia el desconocimiento del director que había caído en el olvido. Obviamente no pudo tener 64 años al morir porque se dice en el mismo obituario que en 1913 fundó Buenos Aires Film, es decir hubiera sido a los 11 o 12 años de edad, por ende debe entenderse que existió un error del linotipista que seguramente debió confundir la edad que era 74 por 64, otros dicen que tenía 75 años al morir. La última película fue el Fogón de los gauchos en 1953 es decir 14 años atrás de su muerte y no 17 como dice el cronista y La mujer del zapatero fue filmada en 1940, 27 años antes de su muerte y no en 1950.
El diario La Prensa, comete los mismos yerros sobre su última película y añade otro sobre el año de filmación de su primera película de argumento que la sitúa en 1918 en vez de 1916.
El diario Crónica del 29 de agosto de 1967 trae el obituario del cineasta en donde se lee: Julio irigoyen[...] falleció esta madrugada a la edad de 64 años en su casona de la calle Brasil 1328, rodeado de familiares y amigos. Anuncia que se velarán los restos desde las 18 horas en la casa mortuoria. Como se ve la edad de 64 años del cineasta al morir arranca desde el diario Crónica del 29 de agosto y se transfiere a los matutinos del día 30 de agosto que se basan en Crónica. Bibliografía
1. Jorge Miguel Couselo, Julio Irigoyen, el cine harto primitivo, en revista Desmemoria n° 10 páginas 147 152, Buenos Aires, febrero-mayo 1996.
2. César Maranghello, Julio Irigoyen, el torbellino de Buenos Aires, en revista La Mirada Cautiva, año 2, n° 5, páginas 59 a 86, Buenos Aires, octubre 2001.
3. Gregory Sherwood, Julio Irigoyen, decano de los directores del cine argentino, en revista Mundo Argentino, n° 2129, 9 Buenos Aires, 5 de diciembre de 1951.
4. Pedro Patti, Cuando las películas se hacían en la azotea, en revista Aquí está, páginas 20 a 21, ca. Marzo 1946.
5. Revista La Película n° 229, 365, 372, 374, 381, 389, 391, 398, 404, 419, 440, 454, 458, 462, 468, 470, 610, 611, 632, 690, 698, 716, 800, 809, 1096-7, 1105, 1164, 1186, 1196, 1198, 1215, 1227, 1242, 1274, 1292, 1316, 1331, 1332, 1341, 1355, 1359, 1371, Buenos Aires.
6. Revista Heraldo del Cinematografista n° 355, 404, 412, 419, 712, 10/4/44, 26/4/46, Buenos Aires.
7. Revista Imparcial Film, 21 de mayo de 1925. Buenos Aires.
8. Revista La Pantalla, n°19, Buenos Aires.
9. Revista Cine Argentino, n°94, 180, Buenos Aires.
10. Revista Sintonía, n° 379, 389, Buenos Aires.
11. María Esther Podestá, Desde ya y Sin Interrupciones, Memorias, Corregidor, Buenos Aires, 1985.
12. Claudio España (comp.), Cine Argentino Industria y Clasicismo 1933-1956, Fondo nacional de las Artes, Buenos Aires, 2000.
13. Domingo Di Nubila, La Época de Oro, historia del cine argentino, Ediciones del Jiguero, Buenos Aires.