566 Zenbakia 2011-02-11 / 2011-02-18
Hace no mucho hablábamos de la “Internet de las cosas”, un nuevo concepto que designa una red de objetos equipados con dispositivos de identificación que permite saber dónde están y quien los posee. Un concepto para una nueva tecnología en este mundo de la información y del conocimiento. Un mundo en el que, según auguran los expertos, la privacidad, tal y como ahora la conocemos, habrá desaparecido en diez años ¡si antes no hacemos algo!.
Y es que, en paralelo al cambio tecnológico, también se está transformando nuestra forma de comunicarnos, de relacionarnos, de estar en el mundo. De manera sutil han desaparecido de nuestro entorno —o han pasado a formar parte de nuestras reliquias documentales— cartas manuscritas, cintas de video, carretes de fotos o la televisión analógica, por poner sólo algún ejemplo. Su lugar ha sido reemplazado por e-mails, móviles, ipads, iphones, redes sociales o la TDT.
Esta revolución tecnológica viene pareja a un cambio del lenguaje y nuevos conceptos. Palabras como mensaje de texto, e-mail, bloguear, googlear, o web, se han instalado entre nosotros. Otras han adquirido, para los nativos digitales, un sentido diferente. Pensemos que agregar, etiquetar o bloquear en red, e incluso la misma palabra red, tienen un alcance muy diferente en la vida real.
También se ha modificado la percepción de determinados valores. Lo íntimo, lo confidencial o la amistad han tomado otra magnitud. La cautela, la prudencia, la desconfianza ante lo desconocido, el no hablar con extraños, no son una pauta de conducta en las Redes Sociales. Muy al contrario, lo habitual es hablar con desconocidos, con personas a las que quizás no conocerás nunca en persona, pero a las que virtualmente les has abierto, no ya las ventanas y puerta de casa, a las que muestras tu agenda, tus gustos, tus inquietudes, tus entradas y salidas. Les haces partícipes de tus viajes, de tus imágenes, de tus estados de ánimo y aficiones.
Foto: CC-BY. striatic.
Este afán por hacer partícipes a los otros de nuestras vidas y por participar en las vidas de otros, esta mezcla de curiosidad y de exhibicionismo desmedido, ha hecho, por ejemplo, que catorce mil usuarios den su correo electrónico a una web sin saber para qué funciona, qué persigue ni qué ofrece. Un simple anuncio en Hacker News ha obrado el milagro.
Pensemos además que cada vez que creamos una cuenta en Internet y aceptamos las condiciones del contrato y el uso de sus gestores nos estamos sometiendo a la jurisdicción que se aplique sobre tratamiento de información en los servidores del estado en el que se ubique la empresa —EEUU, La India o Corea— y consentimos que nuestros datos se transfieran y se procesen por ellos. Claro está que si queremos pleitear lo tendremos que hacer allí, con las dificultades que ello entraña. Pero así lo hemos consentido al aceptar las condiciones.
Son cada vez más las voces que señalan como el gran problema de la seguridad en Internet al propio usuario. Pero para ejercer nuestros derechos hemos de conocerlos con un uso responsable, ¡aquí no vale la improvisación y el libre albedrío!.
Una solución vendrá con la revisión del marco jurídico. La Comisión Europea está adaptando la Directiva de Protección de Datos Personales, que verá la luz este mismo año. Pero, en el futuro, las complejas tecnologías de la información, en constante cambio y desarrollo, hacen pensar que la legislación no será suficiente para salvaguardar la privacidad, que es preciso que la privacidad forme parte de las mismas tecnologías desde su primer desarrollo. Surge así un nuevo concepto, Privacy by Design, la privacidad por diseño, un método preventivo y proactivo que garantice, desde el origen, la privacidad de las personas. Sin duda un concepto sobre el que tendremos que abundar.
Entre todo caso, somos los propios usuarios los que podemos aportar soluciones de seguridad. Para ello, con motivo del Día Europeo de la Protección de Datos, desde la Agencia Vasca de Protección de Datos, presentamos unas Tutorías sobre Privacidad en Redes Sociales, en las que se orienta sobre cómo registrarnos en las Redes Sociales más conocidas de nuestro entorno (tuenty, facebook y twitter), cómo configurar las opciones de privacidad, o cómo bloquear imágenes, invitaciones y a personas que nos molestan. Unas tutorías que se pueden consultar en nuestra página web —avpd.es— y que nos ayudarán a mejorar nuestra privacidad formando a las generaciones futuras.