391 Zenbakia 2007-04-20 / 2007-04-27
mi voz se empeña por el pueblo vasco.
Por ese pueblo generoso y grande,
que bajo el roble de Gernika eterna
al mundo diera su saber más sabio:
ese saber que hasta los hombres baja
cuando los hombres miran a lo alto.
Saber de amor, que libertad se llama
y arde en sus pechos como fuego sacro.”
María Alex Urrutia
El 26 de abril de 1937, aviones de guerra de la Legión Cóndor alemana descargaron 50 mil kilos de explosivos en el indefenso pueblo de Gernika, símbolo de las libertades del pueblo vasco. La ciudad fue completamente arrasada, con un número de muertos que oscilarían entre el 5% y 10% de los habitantes de la villa. Picasso inmortalizó el suceso en la obra pictórica pacifista más importante de la historia, y que hoy debiera estar exhibida en el pueblo que dio su sangre para la inspiración artística.
La Guerra Civil española: preludio de la IIº Guerra Mundial
En 1931 se proclamó la República Española, en la cual gobernaría el Partido Socialista junto a otros partidos de izquierda. Un lustro más tarde, el 17 de julio de 1936 se produjo el levantamiento fascista contra el orden legalmente constituido, comandado por los generales José Sanjurjo, Emilio Mola, y Francisco Franco, dando lugar a una guerra civil que culminó en 1939, con cerca de un millón de muertos, e iniciando la peor dictadura en la historia de ese Estado. La revolución fascista triunfó primeramente en Marruecos, Islas Canarias, Islas Baleares y la parte de la España peninsular situada al norte de la sierra de Guadarrama y del río Ebro, excepto Asturias, Cantabria y País Vasco en la costa norte. También fracasó en Madrid y Cataluña. Los rebeldes fueron inmediatamente apoyados por Italia, Alemania, Portugal e Irlanda, con el envío de aviones, soldados y material militar; colaboración que fue fundamental para el logro de la victoria revolucionaria. El Gobierno Vasco, fiel al orden establecido por la voluntad popular en las urnas, reclutó voluntarios que formaron los batallones “Eusko Gudarostea”. Realizaron sin éxito una ofensiva en noviembre de 1936 para recuperar Vitoria-Gasteiz, por lo que la situación se mantuvo estable por un tiempo, permitiendo a los vascos construir una línea defensiva en torno a Bilbao, conocida como “Cinturón de Hierro”. El frente en País Vasco no tuvo la colaboración esperada de las otras zonas fieles a la República, por cuanto la región se encontraba parcialmente aislada. Se contaba con una cantidad aproximada de 20 aviones que deberían combatir contra los 150 del bando rebelde, provistos por Alemania e Italia. Bilbao no pudo resistir el ataque fascista, y cayó finalmente el 19 de junio de 1937. El lehendakari vasco, José Antonio de Agirre ordenó la evacuación de la ciudad y la práctica de la táctica de ‘tierra quemada’: se destruyeron algunas industrias, puentes y puertos vascos. Las tropas se replegaron a zonas no tomadas para continuar el combate. ¿Por qué Gernika?
Gernika ha sido durante siglos el lugar de reunión de los pueblos de Bizkaia.
Antiguamente, cada anteiglesia enviaba a su representante a debatir los problemas comunes del Señorío, en unas asambleas que se celebraban junto al Árbol de Gernika y se llamaban Juntas Generales de Bizkaia. Perduraron hasta 1876, cuando fueron abolidos los Fueros, que serían recuperados recién casi un siglo más tarde, en 1979. El pueblo de Gernika -situado lejos del frente de batalla-, contaba entonces con una población cercana a los 7.000 habitantes, a los que se sumaban unos 3.000 refugiados. Sin dudas, no representaba un objetivo militar. Representaba sí, un objetivo político: Gernika es como el alma de un pueblo; la del pueblo vasco. Es el símbolo de la libertad, de los derechos, de las luchas, del respeto, de la convivencia, de la tolerancia. Un símbolo que el fascismo en rebeldía no podía dejar pasar, con la certeza de que al destruirlo, haría sucumbir inmediatamente la voluntad de lucha de un pueblo.
Nada más lejos de la realidad. Una realidad que quedaría demostrada con el correr del tiempo, porque las semillas de roble eterno dieron sus frutos en todo el mundo. Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela, Estados Unidos, México, Italia, Francia, España, Australia, son algunos de los países donde el retoño del Árbol Sagrado ha prendido con fuerza a través de los hijos que llevan con orgullo la sangre de Euskalerría, la sangre inocente que se derramó en Gernika.
El bombardeo
El 26 de abril de 1937 era día de mercado, por lo cual la mayoría de sus pobladores se encontraba en la plaza. A las 16,30 las campanas anunciaron la inminencia de un ataque aéreo, y se vio aparecer en el horizonte una cuadrilla de Heinkel 111 y Junker 52 de la Legión Cóndor Alemana, que dejaron caer bombas de 50 y 100 libras, y torpedos de 1000 libras. Los aviones pasaban rasantes ametrallando a la población.
Iglesia de Santa María en Gernika. Foto del autor. Los ataques se sucedieron en oleadas cada 20 minutos. Las bombas destruyeron la mayoría de los edificios, y otros se consumieron por el fuego desatado por las bombas incendiarias, que producían una temperatura de unos 3.000º Centígrados. A las 19,45 cesó el ataque, dejando la villa en ruinas. Descargaron un total de 50.000 kilos de explosivos.
No hay acuerdo en determinar la cifra de muertos, y según distintas versiones estaría entre 250 y el millar. La hija del comandante alemán -Von Richtofen- responsable del ataque diría: ‘Por supuesto que no estoy orgullosa que mi padre esté relacionado con el bombardeo, me gustaría haber tenido un padre que ganó el Premio Nóbel de la Paz.’ El jerarca nazi Goering afirmaría después que Gernika fue un campo de pruebas para la Luftwaffe.
El bombardeo no pudo destruir el valor histórico del pueblo vasco: el majestuoso roble, símbolo de las libertades vascas, se mantuvo firmemente en pie, en el patio de la Casa de Juntas.
El periodista británico, J.L. Stern, testigo de los hechos, diría: ‘Al salir de los montes apareció ante nuestros ojos Gernika. Un armazón de mecano... Pero detrás de la Casa de Juntas se erguía el roble de las libertades vascas. ¡Estaba intacto! El viejo tronco de color oscuro... resistía en pie. Impasible, en su muerte momificada, allí estaba entre columnas de color blanco’. El histórico Roble de Gernika, en el patio de la casa de juntas. Foto del autor. El ‘Guernica’ de Picasso
El gran artista Pablo Picasso inmortalizó el hecho con su obra más famosa: ‘Guernica’; que responde a un encargo realizado al autor por el Gobierno de la República para el Pabellón de España de la Exposición Internacional de París de 1937. Esta solicitud se llevó a cabo antes de producirse el bombardeo a la ciudad, por lo cual una vez ocurrido, y dado el impacto que el mismo provocó en el artista, su trabajo fue realizado en menos de un mes. Es un óleo sobre lienzo, que mide 349 x 777 centímetros. La obra es un alegato contra la injusticia y la crueldad de una guerra, y la barbarie que el fascismo produjo en el mundo, expresada en la fealdad y desmembración. Es considerada la obra pacifista más reconocida en el mundo, y tiene la particularidad de ser el único trabajo no firmado y fechado por Picasso, pensando tal vez en la trascendencia y atemporalidad del mismo. Hoy se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid, pero el pueblo vasco lo reclama para que sea expuesto definitivamente en la ciudad. El pueblo de Gernika, que puso la sangre para la inspiración de la obra, sin dudas se lo merece. Porque fue allí mismo donde explotaron las bombas, donde crepitaron las llamas. Porque sigue siendo Gernika un símbolo de libertad para el mundo entero. Un mural en tamaño real recuerda la obra de Picasso. El pueblo de Gernika reclama el original. Foto del autor.