341 Zenbakia 2006-03-31 / 2006-04-07
Palabras clave: música popular, ritmo de trabajo, ritmo musical, ritmo del juego, fiesta, txalaparta, toberas, kirikoketa.
Sin la menor duda, todos convendremos en que trabajar resulta mucho más arduo y fatigoso que jugar y festejar; por tal motivo, el ser humano siempre ha intentado suavizar y animar el ambiente de trabajo. La fórmula consistente en combinar trabajo, juego y diversión es muy antigua. Veamos algunos ejemplos.
Los deportes populares (segalaris, palankaris, harrijasotzailes, pruebas de bueyes, aizkolaris, arraunlaris, txingas, levantamiento de cargas de hierba, recogida de patatas, y otros varios deportes rurales vascos) están basados en el trabajo real.
La finalización de los trabajos vecinales (hacer sidra, cortar y apilar la hierba, desgranar las mazorcas, construir el tejado de una casa, etc.) se suele celebrar con una fiesta en la que participan todos los integrantes del grupo de trabajo. Después del trabajo llega la diversión, y, de tal modo, el día laboral se convierte en víspera de festividad: trabajar con la ilusión de que al término de la jornada laboral llegará la diversión mitiga la dureza del trabajo.
La actividad consistente en deshojar el maíz o “artazuriketa”, es una de las costumbres más conocidas y extendidas en la cultura vasca. Durante los largos atardeceres del invierno, los jóvenes de un determinado entorno se reunían con el propósito de deshojar el maíz de uno de los caseríos, y, tras finalizar la tarea, volvían a hacer lo propio en el caserío de otro miembro de la cuadrilla. Los jóvenes convertían tales sesiones de trabajo en auténticas fiestas. Por supuesto que trabajaban, pero aprovechaban el tiempo para charlar, cantar, jugar y divertirse. R. M. Azkue y Aita Donostia, tras años de labores de recopilación de pueblo en pueblo, reunieron los cantos, bailes y juegos que los jóvenes celebraban en tales trabajos de “artazuriketa”.
Otra de las tareas que los baserritarras realizaban en grupo consistía en desgranar las mazorcas. También en este caso las sesiones de trabajo se convertían en reuniones festivas, uno de cuyos ejemplos lo podemos encontrar en el cancionero de Azkue y de Aita Donostia, concretamente en las “Almute-dantza” que se celebraban por toda Euskal Herria. El almud de madera que se empleaba para medir los granos pasaba en estos casos de ser una herramienta laboral a un instrumento para el juego y el baile.
Otra de las tendencias ha consistido en convertir el trabajo en sí en una actividad recreativa. El sonido del palo perpendicular y de las ruedas del carro en movimiento terminan por convertirse en música. Las horas pasan con más agilidad si en lugar de tener que soportar tales ruidos, los empleamos como acompañamiento de nuestras canciones y jugamos con ellos.
En ocasiones, por ejemplo, al picar la argoma (“ote jotzea”) y recoger las manzanas (“sagarra jo”) al son del ritmo de trabajo, el trabajo, el juego y la música terminan por fusionarse. Los aperos de trabajo se convierten así en instrumentos musicales; es el caso de “kirikoketa”, “toberas” y “ttinbilin ttanbalan”. La única finalidad de la “txalaparta” es producir música, pero siempre tiene lugar en circunstancias de trabajo.
Muchas veces nos preguntamos cuándo comenzó la sociedad a producir música, y cómo habrá evolucionado este medio de expresión. Con frecuencia escuchamos, asimismo, que el ritmo que llevamos al caminar, los latidos del corazón, los gritos, las relajantes melodías que se susurran a los niños para adormecerlos, y los ritmos con los que movemos los miembros del cuerpo, son un punto de partida de la creación musical. Varios de los ritmos que se producen en el trabajo aparecen reflejados en fórmulas musicales, y eso es precisamente lo que queremos analizar en este caso, partiendo de la txalaparta y de otras afines costumbres vascas.
Al igual que sucede con la música, también escuchamos preguntas sobre el origen y procedencia de la txalaparta. ¿Cómo surgió este peculiar instrumento musical? ¿Habrá sido un medio por el que enviar mensajes, o un mero instrumento musical? ¿O quizás haya desempeñado ambas funciones y algunas otras más? Son aspectos que nos gustaría aclarar.
Tal como recoge el título del presente trabajo, hemos tratado de estudiar la música y la txalaparta, o la txalaparta y la música.
En el caso de la txalaparta y de otras costumbres más sencillas pero similares que producen un sonido, los nexos existentes entre ellos son totalmente evidentes; incluso es posible que se trate de distintos niveles de desarrollo de un mismo fenómeno. Lo cual no significa que la evolución se haya producido tal y como aquí se expone, ni que hayan estado directamente relacionados, pero sí que, tal y como el propio título indica, los trabajos han pasado a convertirse en juegos y fiestas, y los ritmos de trabajo en ritmos recreativos: 1.- EL TRABAJO
En los trabajos individuales, el músico crea el ritmo que mejor se adapta a su trabajo y a sus fuerzas. En los trabajos colectivos, todos actúan al unísono, siguiendo el ritmo del grupo, como también sucede en las traineras, aunque en estos casos no participa el elemento del juego. 2.- EL TRABAJO Y EL JUEGO RÍTMICO
Hay algunos menesteres en los que, para poder trabajar en grupo, se requiere la coordinación de dos o tres personas y la inclusión de un juego rítmico, sin ningún propósito musical en particular. Es el caso de los trabajos que se realizan con el mayal (golpeando los granos de trigo o alubias), los trabajos en madera que se realizan con la maza, los trabajos en hierro que se realizan en el yunque, etc. 3.- TRABAJO-JUEGO-MÚSICA: ‘OTE-JOTZEA’, ‘SAGARRA-JOTZEA’
El objetivo principal es trabajar. Y, al tiempo que se trabaja, se produce un juego. Un juego rítmico intencionado, que presenta los elementos musicales básicos. Trabajo, juego y música en un mismo acto. Los aperos de trabajo son al mismo tiempo instrumentos musicales, y los trabajadores músicos. Es aquí donde se localizan los trabajos de “ote-jotze” y “sagarra-jotze”, así como otra serie de juegos que se desarrollaban por turnos. Hiruko “ote-jotzea” (Fot. JM Beltran). 4.- LOS APEROS DE TRABAJO – MÚSICA: KIRIKOKETA, TOBERAS, TTINBILIN TTANBALAN
Al término de varios trabajos vecinales, se solían celebrar pequeñas fiestas en las que se tocaba una música propia y peculiar, donde no faltaban las referencias al trabajo. Por ejemplo, al realizar la estructura de una nueva vivienda, los canteros empleaban en sus actuaciones de “ttinbilin ttanbalan” sus propias herramientas de trabajo. Otro tanto sucedía al tocar la “kirikoketa”, ya que se utilizaban como instrumento la tabla del lagar y las mazas o pisones para machacar la manzana, o, dicho de otro modo, los propios aperos. Al tocar las “toberas”, se empleaban las palancas y varas de hierro del trabajo. Kirikoketa (Arizkun). 5.- MÚSICA EN TORNO AL TRABAJO: TXALAPARTA, TOBERAS
Al igual que sucede en los casos de “kirikoketa” y “ttinbilin ttanbalan”, la “txalaparta” aparece ligada a los trabajos vecinales o de grupo. Los músicos que tocaban la txalaparta solían ser con frecuencia los mismos trabajadores que previamente habían colaborado en las tareas de recolección de manzanas. Generalmente colocaban la txalaparta en las inmediaciones del lagar, y en ocasiones aprovechaban para formar el instrumento musical tablas extraídas del mismo, aunque para tocar la txalaparta no utilizaban aperos, sino palos fabricados expresamente para tocar la misma. Al tocar el instrumento, los dos músicos se atienen a esquemas rítmicos y a improvisaciones, de tal modo que su única finalidad es producir “música viva”. Parece ser que procedían del mismo modo al producir la cal, ya que tocaban las "toberas" en las proximidades de las caleras.
En estas tendencias por las que se produce música, nos encontramos con la politonalidad y la policromía a la hora de realizar juegos y variables, ya que en la antigua documentación sobre la txalaparta observamos que se empleaban más de una tabla, tres palancas en Lesaka y dos para tocar el “ttinbilin ttanbalan”. Las familias Zuaznabar y Goikoetxea utilizaban una sola tabla, y producían los efectos armónicos golpeando en distintos lados de una misma tabla. Ramon y Asentsio Goikoetxea (Fot. JM Beltran).
Por tanto, podemos afirmar que el origen e inductor de la música ha sido el propio ritmo de trabajo. Lo que al principio era una mera actividad laboral, se fue convirtiendo, gracias a su voz rítmica, en un trabajo al son del ritmo, y, finalmente, este juego ha pasado a convertirse en música. Este es el nexo que vemos entre las actividades y costumbres aquí citadas, y que han tenido un notable desarrollo. Tanto en el caso de la txalaparta como en otras tendencias afines, resulta extremadamente difícil, prácticamente imposible, marcar una línea divisoria entre el ritmo de trabajo y la música. * Desde el año 1987, Hernani celebra anualmente las jornadas “Txalaparta Festa”, de la mano del grupo de txalaparta Ttakun ttan ttakun, de la Escuela Pública de Música “HERNANI”. De este modo, los días 13, 14, 15 y 16 de mayo de 1999 se celebró la “XIII. TXALAPARTA FESTA”. El presente trabajo fue redactado con motivo de la ponencia del primer día de dichas jornadas (13 de mayo). Dicho trabajo fue publicado en el nº 7 de la revista “Jentilbaratz” de la Sección de Folklore de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, en el año 2001. Más adelante, en el año 2003, en la convocatoria del año 2001 del Fondo de Cooperación Euskadi-Aquitania, las asociaciones “Herri Musikaren Txokoa”, del País Vasco peninsular, y “F3C”, del País Vasco continental, presentaron para el proyecto denominado “Txalaparta” lo previamente expuesto, acompañado de más datos e información, y completado con 100 ejercicios rítmicos para los principiantes, preparados para los centros de enseñanza de txalaparta del País Vasco continental y peninsular, material éste que ha sido recogido en el tercer número de la Colección Herri Musika del año 2003, de la mano de Herri Musikaren Txokoa. Lo aquí expuesto no es más que una presentación y resumen de lo que el libro recoge. Por tanto, quien desee más información, la encontrará en el mismo. Artículos relacionados publicados en Euskonews: Txalaparta (Imanol Olaizola Etxeberria) Un posible origen de la txalaparta (Antxon Aguirre Sorondo) La txalaparta (Juan Mari Beltrán Argiñena)