312 Zenbakia 2005-09-02 / 2005-09-09
“Divergentes” es una iniciativa que quiere subrayar el significado de una experiencia que ha puesto en relación la creatividad artística y la innovación tecnológica, para comprobar, de paso, si el mundo empresarial y el mundo del arte, aparentemente contrapuestos, pueden entenderse. El resultado parece indicar que sí, tal y como lo han demostrado las obras expuestas en el edificio Laia y el entorno del Museo Zuloaga.
La idea de convocar conjuntamente a los artistas para que residieran un tiempo en empresas guipuzcoanas y trabajaran allí nació de la entidad Artetik Berrikuntzara, formada por el Grupo Xabide, la galería Windsor y el Museo Zuloaga que lo propusieron a las dos partes, creadores y empresas, y con muy buena acogida. «Nos planteamos –comenta Roberto Gómez de la Iglesia, director del proyecto y Consejero Delegado del Grupo Xabide– hacer algo realmente diferente y transversal y, aunque parece una cosa sencilla, la realidad es que no hay apenas experiencias de vinculaciones entre artistas trabajando dentro de las empresas, en este caso artistas visuales trabajando con sus tecnologías, sus materiales o sus procedimientos con los conceptos empresariales que manejan. No solamente es una relación arte-tecnología sino una relación arte-innovación porque queríamos empresas que fuesen innovadoras en diferentes vertientes», añade. Hecha la propuesta, las empresas que abrieron sus puertas fueron CAF, EITB, IK4, Ikusi, Irizar, Tecnalia (Azti, ESi, Inasmet, Labein y Robotiker) y Ulma. Se realizó una convocatoria internacional a la que concurrieron 190 artistas de 29 países, entre los cuales hizo la selección un jurado formado Jose Lebrero, director del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo; Roger Malina, director del Centro de Astronomía Espacial de Marsella; Simón Marchán Fiz, crítico de arte y catedrático de la UNED, y Xabier Sáenz de Gorbea, crítico de arte de DEIA y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la UPV.
A partir de ahí los artistas se trasladaron a un ambiente inédito. Juan Carlos Robles, Antón Cabaleiro, Luis Bisbe, Ewen Chardonnet, Saioa Olmo, Hasan Elahi, Boris Nordmann, Bruce Saphiro, Miren Arenzana y Flavien Théry, hicieron de las industrias su taller temporal y el ambiente de cada lugar fue la base de esta serie de piezas ahora sometidas a la consideración del público en Zumaia. En el recorrido puede verse el “Foro”, hecho con mobiliario de vagón de tren de la CAF; la huerta singular del francés Théry, las botellas lanzadas al mar de Asan Elahi en colaboración con Azti, o los videos de Cabaleiro con EITB.
«Los artistas han trabajado con un cierto grado de tensión, porque el tiempo era corto –comenta Gómez de la Iglesia– y porque el mundo empresarial y el del arte son a veces concepciones que chocan... Ha habido amores, desamores, encuentros, momentos de ir muy bien y de repente bloquearse, pero era lo que esperábamos».
Cuando se presentaron las candidaturas, los artistas orientaron sobre el tipo de empresas más adecuadas. «Prácticamente a todos se les asignó la primera opción que proponían. Luego concretaban su proyecto y tenían que hablar con la empresa para ver si la idea era más o menos fiable», prosigue el director del proyecto. «Hay alguno que ha tenido muy serias dificultades técnicas para llevarlo a cabo, ha habido que redimensionarlos porque a veces los artistas quieren hacer cosas que no están al alcance técnico o incluso económico. Hay obras planteadas por ellos que podían costar más de diez millones de pesetas», comenta también. En ese sentido, el director de “Divergentes” reconoce que se ha dado un tira y afloja. «En términos generales los artistas están muy satisfechos porque ha habido relaciones que han ido como la seda. Quizá se ha producido un caso con menos entendimiento. En otros en que el choque de trenes inicial fue muy fuerte, se ha reconducido muy bien. Y eso se entiende porque es un encuentro entre artistas y biólogos, ingenieros, geólogos... de todo».
“Divergentes” es, de todos modos, una iniciativa pionera a nivel internacional, tal como constata Roberto. «Curiosamente, hemos visto cosas coincidentes en el tiempo –dice–, una de ellas en Estados Unidos, pero más ligada a la manufactura. Luego existen experiencias de un sólo artista, pero una iniciativa de diez artistas y de este volumen no», precisa.
La experiencia de este año se ha centrado en empresas de Gipuzkoa, pero visto el resultado, en el futuro quieren contar con otras de Bizkaia y de Araba, «para que sea un proyecto mucho más de país, que se convierta en un referente de la vinculación entre innovación y arte», dice Gómez de la Iglesia.
Los artistas y empresas protagonistas de la primera edición de “Divergentes” son: MIREN ARENZANA. Vive en Bilbao. Obra: “Sorgin Zubi”, realizada con el grupo ULMA. ANTON CABALEIRO, de Santiago de Compostela. Obra: “Ensayos divergentes”, con ETB. EWEN CHARDONNNET. Vive y trabaja en Tours. Obra: “Info-Structure”, con Ikusi. HASAN ELAHI. Vive en Nueva York. Obra: “A merced de las olas”, con Tecnalia. BORIS NORDMANN. Vive en Yerres (Francia). Obra: “Nube”, realizada con Tecnalia. SAIOA OLMO. Vive y trabaja en Bilbao. Obra: “¿Zer da Zumaia zuretzat?”, realizada con Irizar. JUAN CARLOS ROBLES, de Sevilla. Obra: “Foro”, con CAF. BRUCE SAPHIRO, de Minneapolis (EE.UU.). Obra: “Quercus”, con Tecnalia. FLAVIEN THÉRY. Vive en París. Obra: “Potencial nº 2. El espejo de Santa Lucía”, con VicomTech. www.artesdivergentes.com