256 Zenbakia 2004-05-28 / 2004-06-04

KOSMOpolita

Vascos en el descubrimiento, exploración y conquista de La Florida

ROSAIN UNDA, Gorka

Vascos en el descubrimiento, exploración y conquista de La Florida Gorka Rosain Unda

Fotograf?as: http://www.vaca.com,

http://www.ojinaga.com/cabeza

La hoy glamorosa Florida, de tanta historia relacionada con Hispanoamérica y actualmente tierra prometida de los cubanos que no están de acuerdo con Fidel Castro, fue también descubierta por un vasco: Juan Ortiz de Matienzo, de quien el historiador Labayen dice que luego de avistar sus costas sólo recorrió una parte de ellas, sin internarse por no contar con suficientes elementos para lograrlo con posibilidades de éxito, pues se componían de impenetrables pantanos y sus habitantes, los indios seminolas, se mostraban muy belicosos.

Posteriormente sus informes sobre lo que pudo observar y evaluar sirvieron de base a Ponce de León para tratar de introducirse en el territorio y explorarlo más a fondo, luego de que otro vasco, Ovando, le encargó la fácil conquista de Puerto Rico. La flota con que partió a La Florida en ese primer intento de conquistarla estaba al mando del piloto vasco Juan Pérez de Urtubia pero al no poder lograr su objetivo volvió más tarde, en 1520, con otra flota, que mandaba el piloto, también vasco, Juan M. Eguiluz Este intento también falló por la agresividad de los nativos, quienes hirieron gravemente a Ponce de León, lo que lo obligó a retirarse a Cuba en donde murió a consecuencia de sus lesiones. Hernando de Soto.

Más tarde, en 1538, el castellano Hernando de Soto intentó llevar a cabo la fallida empresa de sus antecesores con los mismos negativos resultados, lo que le hizo huir por la costa hasta dar con las bocas del río Misisipí, que 20 años antes había descubierto otro vasco: Francisco de Garay, y en donde De Soto murió por las mismas causas que su antecesor. Al fin, el gobierno de Castilla consiguió que Florida entrara a formar parte de España al enviar al asturiano Pedro Menéndez de Avilés, conocido como “El adelantado”.

Habiéndose consolidado en sus posiciones, este militar combatió y ahuyentó a los franceses, que llevaban las mismas intenciones de apoderarse de esa península y en 1565 pudo dedicarse con más seguridad a realizar, por fin, la conquista del territorio, Fundó la ciudad de San Agustín y dividió a sus tropas en 10 capitanías, cinco de las cuales estuvieron a cargo de los capitanes vascos Francisco Recalde, Martín Ochoa, Pedro Larrandia, Diego de Amaya y Francisco Múgica.

Por cierto, en una carta que Menéndez de Avilés dirigió al rey castellano en cierta ocasión, dijo a éste: “Tengo a mi lado al que he dado una compañía de infantería, Diego de Amaya, por ser hombre dispuesto, diestro en todo y buen marino” y luego dice que lo trajo como piloto mayor y encomia sus buenos servicios.

Y un detalle interesante es el hecho, mencionado por Menéndez de Avilés en sus cartas, de que seguramente por obra de Matienzo había en La Florida una laguna llamada Uribarrena y una provincia llamada Gosechiqui. Mapa de las conquistas de los espa?oles en: las Floridas, Texas, Nuevo México y las Californias.

Por fin España cedió La Florida a Inglaterra en 1763 a cambio de La Habana, que los ingleses habían capturado un año antes “y en la Península de La Florida, entre los misioneros que fueron a predicar el Evangelio hubo varios vascos, y uno de ellos regó su sangre, sufriendo el martirio, dejando un recuerdo imperecedero por su valer y su eficaz labor evangelizadora”, dice Xamurre en su obra “Colonizadores de la Epopeya Americana”.

Este mártir vasco fue el padre franciscano Fray Francisco de Berascola, natural de Gordejuela, Vizcaya, y a quien se refiere elogiosamente el padre Escobedo en su poema “La Florida”, que es un relato épico de aquella gesta, y de quien dice que era muy forzudo y de estatura imponente: “Pues sólo con su fuerza era bastante para rendir la del más feroz gigante…”

Cuando llegó el padre Berascola a Florida salió a recibirlo el padre Escobedo, los indios recién convertidos, los españoles y el gobernador, que era el también vasco Domingo Martínez de Abendaño, muy estimado tanto entre nativos como entre los españoles Mientras vivió este gobernador todo marchaba bien pero cuando murió tomó su lugar un tal Gonzalo Méndez de Cauzo, castellano, individuo inexperto, violento y cerrado, que causó grandes problemas a todos y provocó la sublevación de los indios, que dieron muerte a varios religiosos, incluido el propio padre Berascola, quien fue sometido a la fuerza por diez nativos que lo agredieron sorpresivamente, lo amarraron a un árbol y asesinaron a palos, pedradas, flechazos y cuchilladas, a pesar de que opuso resistencia.

Esta rebelión ocasionada por Méndez de Cauzo significó también la vida de muchos soldados españoles, hasta que pudo ser sofocada por su sucesor, otro vasco llamado Pedro de Ibarra, quien trató con benignidad e inteligencia a los naturales y logró consolidar la paz y el progreso.

Al padre Berascola se le conoce como “El protomártir de Georgia” pues su parroquia estaba en ese lugar, hoy estado de la Unión Americana.

En su poema citado, el padre Escobedo se refiera al martirio del padre Berascola de la siguiente manera:

“Ganó, porque perdió la humana vida

De todos los contrarios la victoria

Cuya alma con Dios vivo, queda unida

Participando de su eterna gloria.

“Y el indio de Occidente, su homicida

La pena eterna, digna de memoria

Y Dios un santo mártir vascongado

Y Vizcaya le llama su abogado.

“El pastor del rebaño franciscano

Ganó tan soberano religioso

Como fue este Padre cantabriano

Salido del tirano victorioso.

“Nación es por su fe, de gran nobleza

Y ninguna que hay de polo a polo

Aunque llegue a la cumbre del Alteza

Podrá jurar que en ella ha visto dolo

Y es de tanto valer su fortaleza

Que puede un vizcaíno, esté solo

Defenderse de dos en campo armados

Aunque sean fortísimos soldados

El lauro gana a todas las naciones

La nación vizcaína por su memoria

Porque al mundo le da cien mil razones

Que ganan de contrarios la victoria. Fray Jerónimo Mendieta

Un vasco de quien no se habla mucho y también es digno de ser más conocido es el padre Fray Jerónimo Mendieta, natural de Vitoria (Gazteiz) y que en 1544 tomó el hábito franciscano en Bilbao, de donde marchó inmediatamente a la Nueva España.

Este sacerdote, cuya dificultad para hablar era notoria pero que en cambio dominaba la pluma con gran maestría, tanto en latín como en castellano y que por ello era conocido como “El Cicerón”, recibió la encomienda de escribir la “Historia del Evangelio en México”.

Esta obra, aunque es una obra literaria a la altura de las mejores de su época, el pleno Siglo de Oro español, no está considerada entre las obras clásicas castellanas ni por lo menos en alguna historia de la literatura. La razón de esto es que deja muy mal parada la administración de los españoles en estas tierras de la Nueva España, por lo que no sólo no se publicó la obra en su época sino que tampoco se publicó más adelante y no fue sino hasta 1870 que el historiador mexicano con ascendencia vasca Joaquín García Icazbalceta la publicó bajo el título de “Historia Eclesiástica Indiana”, luego de haberla adquirido en Madrid, después de 274 años de haber sido escrita por el padre Mendieta.

El padre Fray Juan de Torquemada, cronista de la Orden Franciscana y sin ninguna relación con el inquisidor dominico Fray Tomás de Torquemada, se refiere a la vida del padre Mendieta y dice de él que fue “Un religioso ejemplar durante toda su larga vida y escribió gran número de cartas”. De estas cartas sólo aparecieron dos pues las otras fueron destruidas posiblemente por los mismos que inventaron y echaron a volar la falsa versión de que el obispo Fray Juan de Zumarraga había quemado muchos documentos históricos de México de gran valor, cuando se demostró que fueron los enviados de la corte quienes cometieron esta fechoría.

En la obra del padre Torquemada llamada “Monarquía indiana” aparece una de estas dos cartas y la otra en la obra de Icazbalceta “Documentos para la historia de México”, en la que hace una apología de los frailes y una fuerte crítica a la labor de la Primera Audiencia, y es que, como Fray Juan de Zumárraga, el padre Mendieta también tuvo que luchar mucho contra esta institución y a favor de los indígenas. Fray Juan de Torquemada

Este franciscano, muy relacionado con el obispo Zumarraga y el padre Mendieta, no era vasco pero es una personalidad muy interesante de la que vale ocuparse por su completa coincidencia de miras, propósitos e ideales con los dos primeros, hasta el punto de ser saboteado y discriminado en su sustanciosa y valiosa producción literaria, de la que poco se sabe actualmente y que en su mayor parte fue desaparecida.

El padre Torquemada nació en España, al parecer en el año de 1527, aunque se desconoce en qué lugar, e ingresó a la Orden Franciscana a fines del Siglo XVI. Fue discípulo de Fray Juan Bautista y se cree que de Fray Bernardino de Sahagún.

Se dedicó apasionadamente a estudiar la historia antigua, de la que hizo importantes extractos y escribió una obra considerada monumental intitulada “Veintiún libros rituales de la monarquía indiana”, que publicó en Sevilla en 1615, se reimprimió en Madrid en 1723 y existe una edición facsimilar editada en México en el año de 1943.

Torquemada tiene también méritos como arquitecto, sin haber hecho estudios específicos de arquitectura, y construyó varias iglesias como la Santiago Tlaltelolco, en la hoy llamada Plaza de las Tres Culturas, en la ciudad de México.

También destacó en el campo del urbanismo al haber construido en la misma capital del país las calzadas de Guadalupe, de Los Misterios y de Chapultepec, que hasta la fecha existen y de él ha dicho el escritor Miguel León Portilla que “es una de las personas más dignas de recuerdo y gratitud de México”. Bibliografía

Colonizadores de la Epopeya Americana – Xamurre – Biblioteca de Cultura Vasca, Ed. Ekin, Buenos Aires, 1966. Juan de Torquemada, Monarquía Indiana. Selección. Introducción y notas de Miguel León Portilla, Biblioteca Estudiantil Universitaria UNAM , 1964. Menua KOSMOPOLITA Aurreko Aleetan Inicio > EM 256 > Kosmopolita -->

2004/05-28/06-04