250 Zenbakia 2004-04-16 / 2004-04-23

KOSMOpolita

Los Zapiola, una familia vasco-argentina que convive con la memoria de Luis XVII y la herencia de la corona francesa

AUZA, Gonzalo

Los Zapiola, una familia vasco-argentina que convive con la memoria de Luis XVII y la herencia de la corona francesa Gonzalo Javier Auza

Antes de afincarse en América, los Zapiola aparecen en Zuberoa y Gipuzkoa. Uno de los primeros de los que se tiene noticia es Jean de Sapiolle, establecido en Moncayolle y casado con Jeanne de Armain. El hijo de este matrimonio, Pierre de Sapiolle y Armain, nacido en 1700, se mudó a Orio, donde se casó con Josefa de Oiamburu y Zabala. En el nuevo domicilio castellanizó su nombre para convertirse en Pedro de Zapiola y Armana y dejó dos hijos con el nuevo apellido: Manuel Joaquín y Antonio José.

Manuel Joaquín se hizo marino y en 1759 llegó a Buenos Aires al mando de la goleta San Ignacio. Luego de varias misiones en el Cono Sur quedó establecido definitivamente en esa ciudad, donde participó del gobierno civil y realizó operaciones comerciales. En 1771 se casó con María Encarnación de Lezica y Alquiza, hija de Juan de Lezica y Torrezuri, fundador de la villa de Luján y mecenas del Convento de Santo Domingo de Buenos Aires. De este matrimonio nació el General José Matías Zapiola, compañero de San Martín en sus campañas y uno de los principales conductores militares del movimiento independentista de América.

Un bisnieto del marino Manuel Joaquín fue José Matías de Zapiola (nieto del otro José Matías, el militar). Este personaje nacido en 1852 introdujo, mediante su casamiento con Dolores Cándida Benoit, al Delfín de Francia en la historia de la familia Zapiola. Vajilla perteneciente a Pierre Benoit, actualmente en poder de la familia Zapiola. Un francés sin pasado

El 1° de julio de 1818 llegó a Buenos Aires la goleta francesa La Chiffone, procedente del Puerto del Havre de Grace. En ese navío viajaba un grupo de franceses que venía a instalarse en el Río de la Plata. Entre ellos, Pierre Benoit. Ese hombre de ojos azules, cabello rubio ensortijado, cejas arqueadas y un hoyuelo en el mentón vivió 34 años en la Argentina y desarrolló una intensa vida profesional; pero durante todo esos años mantuvo un fuerte hermetismo sobre su vida anterior en Europa.

Casó con María de las Mercedes Leyes Espinosa, luego de vencer grandes resistencias de los padres que no aceptaban la unión con un francés anónimo al que no se le conocía la familia; y tuvo dos hijos: Petrona, que no dejó descendencia, y Pedro. La hija primogénita de este último fue Dolores Cándida, esposa de José Matías de Zapiola.

Los Zapiola Benoit fueron, así, herederos de un legado histórico que se guardó en el secreto familiar -siempre contado a hurtadillas en mensajes telegráficos- durante muchos años y que recién a partir de 1941 -con un libro de Federico Zapiola- comenzó a ver la luz: El abuelo Pierre Benoit era en realidad Luis Carlos de Francia, Luis XVII. Firma de Pierre Benoit, que concluye con un signo similar al que figura en el comienzo del Testamento de Luis XVI. "Soy Luis XVII. Debo llamarme Pierre Benoit"

Según la familia, Pierre Benoit no fue uno más de los usurpadores, ansiosos por ocupar un trono; sino que, por el contrario, se trató de un hombre que intentó llevar una vida en el anonimato, con un silencio estricto respecto de su pasado, quizá como modo de escapar a la muerte o la cárcel. Contó su secreto en cuentagotas a su esposa y a su hija; y dejó aquí y allá señales ambiguas y misteriosas. El signo con el que comienza el testamento de Luis XVI es similar a al que Pierre Benoit ponía al final de su firma.

La historia llegó a oídos de Dolores Cándida de boca de su tía Petrona, hija de Pierre; y a la familia le costó muchos años lograr que dijera todo lo que había oído. De hecho, en una carta señaló: "¿Qué haríamos con saber la verdad tan tarde y tan sin objeto? [...] No son las coronas ni los escudos los que hacen valer al hombre, sino su limpieza de alma, su actuación honrada, sin pedir ayuda a los que se fueron. Mi abuelo fue bien nacido, más en una época funesta; contentémonos con saber que somos de buena cuna". Con el paso del tiempo, se obtuvo de Dolores el secreto; pero cuando rompió el mutismo también indicó: "Me confesó [mi tía] algo, no todo, y me dijo que su padre le recomendó silencio, porque si hablaba dirían que habría perdido el juicio". De modo que la tradición oral tuvo un quiebre por el cual se perdió información.

En sus memorias, Dolores Cándida recuerda que Benoit le indicó a su hija Petrona: "A fines de 1793, en la época del Terror, una mujer de cierta edad y un hombre me llevaron escondido debajo de una amplia capa, en una calesa, una noche oscura y me entregaron al matrimonio Benoit, en el Puerto de Calais. No me pidas Petrona hablar de antes de esa noche. Recibí educación esmerada y privada, estaba como escondido, pero muy bien tratado; con gran cariño".

Lucrecia Zapiola, nieta de Dolores e investigadora del tema Pierre Benoit, en su libro Soy Luis XVII. Debo llamarme Pierre Benoit explica con lujo de detalles cómo se habría producido el intercambio del Delfín por un reemplazante que habría muerto en la prisión del Temple; y describe los documentos escritos, los testimonios orales y las pistas que afirman la teoría según la cual su tatarabuelo sería Luis XVII. El pasado se trasluce

A pesar de su silencio sobre el pasado, Pierre Benoit no podía ocultar su amplísima cultura, fruto de una educación privilegiada: dominaba cinco idiomas, entre ellos latín y griego; era arquitecto civil y naval; dibujante y pintor; y tenía conocimientos de astronomía, botánica y geodesia. Columnas del frente de la Catedral de Buenos Aires, que diseñó Pierre Benoit. En el detalle se puede observar un supuesto delfin coronado. Foto: Gonzalo J. Auza

Su sólida formación lo llevó a asistir al naturalista francés Amadee Bompland, de viaje en Paraguay, creando dibujos de flora y fauna para sus estudios. Además, durante años trabajó diseñando residencias particulares y numerosas construcciones para el gobierno argentino; entre ellas, el cementerio de la Recoleta y el frente de la Catedral de la ciudad. Esta última actividad fue su principal ocupación, de la que vivió hasta el día de su muerte.

Si tenía que referirse a sus orígenes se contradecía a sí mismo: a veces indicaba que había nacido "en cuna de oro" sin dar más explicaciones; y en otras oportunidades decía que era "hijo de una lavandera" o de "un pescador del Puerto de Calais". Dibujos atribuidos a Pierre Benoit. Realizados en una exploración de Amadee Bompland.

Se encontraba con problemas similares cuando debía dar cuenta de su fecha de nacimiento o de bautismo. Dejó en diferentes ocasiones un desparramo de fechas diversas que impiden saber con certeza su edad. Con ocasión de su casamiento debió indicar el nombre de sus padres y los señaló como Pedro Benoit y María Juana Daulo. Así, los descendientes descubren escondido en el nombre de su supuesta madre el de María Antonieta: "Marie [Antoinette Josephe] Jeanne[, archiduchese] D[']Au[triche et de] Lo[rraine]. Las partidas de nacimiento y bautismo aparecen en Calais, pero algunos piensan que pudieron ser fraguadas para sostener el cambio de identidad.

Lo cierto es que existen muchos elementos en la vida de Pierre Benoit que lo alejan del supuesto origen humilde que él mismo se adjudicaba. La sólida formación cultural y el haberse educado en su propio domicilio -como señaló en oportunidades- lo distanciaban del mundo de los pescadores. Como complemento, tenía relaciones que lo acercaban a otros círculos. En ocasiones recibía correspondencia proveniente de Francia que prudentemente hacía desaparecer. Era marino de carrera, había pertenecido al ejército imperial y había sido protegido por Napoleón durante el Imperio y durante "los Cien Días", según la documentación que posee la familia. Además, tenía un alto grado en la masonería: cuando llegó a América portaba una carta de recomendación dirigida a Simón Bolivar (que nunca utilizó) y, curiosamente, poseía el nombre simbólico "Bolivar II" en la sociedad secreta. Señales con un halo de misterio Autorretrato de Pierre Benoit, en el que se ven parcialmente las flores de lis que estaban ocultas bajo el marco original.

Los miembros de la familia Zapiola que investigaron la vida de su ancestro descubrieron numerosos signos extraños dejados por Benoit aquí y allá.

Al quitar el marco de un autorretrato, por ejemplo, descubrieron cuatro flores de lis escondidas, que hablarían de su origen. Del mismo modo, en numerosas pinturas Benoit dejó inscripciones como "del fin" o "del Z", que la familia interpreta como "Delfín"; o "del is" que se leería como "de lis". Además, en las firmas de sus planos parecen confundirse una "P" de Pierre con una "L" y una "C" entrelazadas (de Luis Carlos); y la "B" de Benoit también se transforma en una "R" de Rey. En otros trabajos aparecen escondidas las letras "L C R F" que se leerían como Luis Carlos Rey de Francia. Pintura de Pierre Benoit. La mujer retratada tendría rasgos similares a los de los miembros de la familia real francesa.

Uno de sus cuadros representa al soldado Cimbro entrando en la tienda de Mario para asesinarlo y esto, según algunos, remite a un discurso de Vergniaud ante la Asamblea que juzgaba a Luis XVI; puesto que la escena nada tenía que ver con la vida conocida de Benoit. Entre los testimonios más curiosos se cuentan tres retratos de mujeres en los que algunos descubren un parecido asombroso con María Antonieta, Madame Royale y Madame Elizabeth, hermana del Luis XVI. Una muerte tan extraña como su pasado

El 21 de agosto de 1852 llegó al puerto de Buenos Aires un barco procedente de Francia. Bajó un "doctor" que se dirigió al domicilio de Benoit y solicitó verlo. El dueño de casa estaba en cama por una dolencia en las piernas; entonces lo hicieron pasar al dormitorio. Cuando Mercedes, la esposa de Benoit, se dio cuenta de que el visitante y su marido efectivamente se conocían, los dejó a solas. Luego de un rato el médico se despidió de la esposa de Benoit y se retiro. Cuando ésta regresó al cuarto encontró un panorama desolador: su marido había sido envenenado. Quisieron encontrar al asesino, pero descubrieron que había partido inmediatamente para Europa.

Así, con el mismo misterio que rodea su vida en el viejo continente, y de la que sólo habló de modo sintético a sus familiares directos, murió Pierre Benoit, que no tenía ningún enemigo en Argentina. ¿Un final abierto?

Un siglo y medio después, en abril de 2000, dos exámenes de ADN realizados por las Universidades de Lovaina y de Munster en el que supuestamente es el corazón del Delfín -que había sido robado por el Dr. Pelletan cuando realizó la autopsia del niño muerto en el Temple el 8 de junio de 1795- certificaron que pertenecía a la familia de María Antonieta. Así, dieron crédito a la historia oficial, según la cual Luis XVII habría muerto en la prisión; y dejaron fuera de carrera a numerosos pretendientes a la corona de Francia, que a lo largo de los últimos siglos alimentaron una producción literaria de entre 500 y 800 obras.

Sin embargo, y a pesar de las noticias difundidas por la prensa en esa oportunidad, el profesor Jean-Jacques Cassimann de la Universidad de Lovaina se habría desdicho respecto de la identificación del corazón con Luis XVII, puesto que podría pertenecer a otro miembro de la misma familia, según explica Lucrecia Zapiola.

Además del examen de ADN existen otros elementos disponibles para conocer el verdadero destino de Luis XVII. El testamento de la Duquesa de Angulema -hermana del Delfín- que podría estar en el Archivo del Vaticano, es uno de los documentos más interesantes, frente a la presunción de que la duquesa tenía "un gran secreto" que la habría torturado durante toda su vida.

La familia vasco-argentina, por su parte, tiene interés en que se realice un examen de ADN sobre los restos de su ancestro; sin embargo no hay quien costee tal investigación. Está pendiente también una excavación del terreno ocupado antiguamente por la casa de Benoit en Buenos Aires, pues según la tradición de la familia Zapiola allí estarían enterradas unas botellas con documentación. La Universidad de Buenos Aires y el Instituto Histórico de la misma ciudad realizaron una excavación en el año 2000 sin éxito; pero Lucrecia Zapiola explica que los investigadores excavaron en una franja de terreno equivocada y no donde estuvo la casa. Trenza que conserva la familia Zapiola y que pertenecería a María Antonieta.

Pierre Benoit podría no haber sido Luis XVII; si ese fuera el caso... ¿quién era? ¿un miembro de la nobleza francesa huyendo de su pasado? ¿otro miembro de la familia real? Se podría analizar otro elemento que aportaría datos sobre su origen: una supuesta trenza de María Antonieta, guardada en un sobre de seda bordado con canutillos plateados, que legó a sus herederos. ¿Cuán cercano de la reina pudo estar para recibir ese regalo?

Francia está muy cómoda con su república; pero si algún día volviera a instaurar una monarquía, quizá habría que buscar al titular de la corona entre los herederos de Pierre Benoit; posiblemente en la familia vasco-argentina Zapiola. Una verdadera curiosidad política. Bibliografía

Anónimo, "Arqueología en la ciudad", La Nación, 16 de Enero de 2000, Buenos Aires.

Anónimo, "El enigma del Delfín", Noticias, 17 de Abril de 1994, Buenos Aires, pp.52-53.

Anónimo, "Identificaron el corazón de Luis XVII, el hijo de María Antonieta", Clarín [en línea], 20 de Abril de 2000, [consultado el 25-3-2003]. Disponible en http://old.clarin.com.ar/diario/2000/04/20/e-05201d.htm

Iglesias, Graciela. "Ponen fin a un enigma histórico: Luis XVII murió en Francia", La Nación 20 de Abril de 2000, Buenos Aires, p. 4.

AAVV, Los Vascos en la Argentina. Familias y Protagonismo, Buenos Aires, Fundación Vasco Argentina Juan de Garay, 2000.

Mujica Lainez, Manuel. "La escalinata de Marmol" en Misteriosa Buenos Aires, Buenos Aires, Sudamericana, 1996, pp. 282-287.

Pizarro, Emilse, "Salen a luz las costumbres porteñas", La Nación, 6 de Febrero de 2000, Buenos Aires, p. 20.

Saez Germain, Alejandro. "Sangre fértil", Noticias, 17 de Abril de 1994, Buenos Aires, pp.46-51.

Stuart, Mark, "El 'Rey' Luis Alfonso", El Mundo [en línea], N° 366, 20 de Octubre de 2002, [consultado el 25-3-2003]. Disponible en

http://www.el-mundo.es/cronica/2002/366/1035193632.html

Zapiola, Federico, Luis XVII: ¿Murió en Buenos Aires? Hechos y sugestiones extrañas, Buenos Aires, Edición del autor, 1941.

Zapiola, Federico, Luis XVII: ¿Murió en Buenos Aires? Hechos y sugestiones extrañas. Apéndice por Lucrecia y José Matías Zapiola, Buenos Aires, Enrique Bassi, 1991. Zapiola, Lucrecia. Soy Luis XVII. Debo llamarme Pierre Benoit, Buenos Aires, Edición de la autora, 1993. Fuentes documentales

Archivo de la Familia Zapiola

Catastro Beare (Buenos Aires), Archivo del Museo de la Ciudad. Fuentes gráficas

Archivo Bonpland, Instituto de Botánica y Farmacología de la Universidad de Buenos Aires Menu KOSMOPOLITA Aurreko Aleetan Inicio > EM 250 > Kosmopolita -->

2004/04/16-23