207 Zenbakia 2003-04-11 / 2003-04-25

KOSMOpolita

Linaje e Hidalguía vasca: algunos expedientes presentados al Cabildo de Buenos Aires hasta 1810. Sus escudos como credenciales de identidad.

SIEGRIST, Nora

Linaje e Hidalguía vasca: algunos expedientes presentados al Cabildo de Buenos Aires hasta 1810. Sus escudos como credenciales de identidad. Linaje e Hidalguía vasca: algunos expedientes presentados al Cabildo de Buenos Aires hasta 1810. Sus escudos como credenciales de identidad. Nora Siegrist de Gentile En diversas oportunidades se ha tocado el tema de los linajes vascos en Buenos Aires, haciéndose alusión, por lo general, a la genealogía de un apellido en particular. También se ha investigado la cuestión de los certificados de limpieza de sangre e hidalguía que presentaron algunos de los establecidos en igual territorio rioplatense en el siglo XVIII. El propósito del presente trabajo pone de manifiesto un resumen de dichas presentaciones, todo ello, con miras a quedar perfectamente aceptados en los puestos de la administración, en momentos en que la sociedad mantenía una acentuada verticalidad y cuando esta demostración fue motivo de distingo entre los habitantes de la sociedad tardo colonial. En estas alternativas la probanza de los linajes llevó como se dijo al acceso a los mayores cargos públicos y del poder. Como se sabe, todos aquellos que se ocupaban de oficios serviles o de menor calidad, no podían pedir puestos del Cabildo ni ningún otro donde hubiera que dejar establecido rango, ya que este escalón estaba reservado para los que podían demostrar su nobleza de origen. Inclusive el cargo de escribano debía ser refrendado como en relación con el Rey, para no ser equiparado ese oficio con los de menor cuantía. Tal fue así, que en el testamento de 1786, de José García de Echaburu (que provenía de Sevilla, pero de la casa Echaburu vizcaína), que ocupó ese puesto, se llegó a atestiguar, para que no hubiera atisbo de confusión, que: "...Obtuvo Real Provisión de la Real Audiencia de la Plata para que nadie pusiese obstáculo en el uso del oficio". A esto se sumó que aquél pidió ser reconocido como Escribano del Rey y no como profesional independiente; situaciónque volvió a repetirse cuando uno de sus descendientes, gestionó ante la Corte en Madrid a través de su poderdante, igual pedido. Tanto en los Tribunales de Corte y Consejo como en la indicada Real Chancillería de Valladolid, puede comprobarse que varios fueron los que solicitaron a través de poderes, les fuera aceptada su hidalguía. En general, la misma era explícitamente pedida, no solamente porque de ella se comprobaba la calidad del solicitante, sino porque todo aquél que tuviera un título podía disfrutar de los empleos de paz y de guerra "debidos a los hijosdalgos…", a la par que definía la distinción social del sujeto y su familia. Veamos entonces cómo se desarrollaron estas cuestiones por parte de los fundadores de linajes en la Argentina. Algunos, arribaron después de una larga trayectoria que había tenido principio en diferentes provincias de la Metrópoli, ya que habían permanecido un par de años en diferentes regiones del sur de España, después de su primera partida desde las Provincias Vascas. Llegaron portando los expedientes de limpieza de sangre que exhibieron ante sus contemporáneos, porque es conocido que este requisito controló la mayor parte de los patronazgos. Así, en las Actas éditas del Cabildo porteño pueden verse parte de los hechos aludidos. Se ha podido comprobar que fueron poseedores de este título Francisco de Alzaybar, Alguacil Mayor de la Inquisición, natural del Señorío de Vizcaya, anteiglesia de Lemona en el Barrio de Arriano, fallecido en Buenos Aires, avecindado en Uruguay, nombrado por el Rey de la ciudad Marqués de San Felipe y Santiago de Montevideo y su fundador. En vida fue Capitán de Navío de la Real Armada de S. M.; y consta que quiso llegar a fundar un mayorazgo en Montevideo. Igualmente, cabe nombrar a Marcos José de Larrazábal, descendiente del vasco Antonio de Larrazábal, Coronel, Caballero de Santiago; Gobernador del Paraguay. Fue nombrado Teniente del Rey futurario en Buenos Aires el año 1759. En la legión de Caballerosdel Hábito de Santiago consta el nombre de otro cruzado: Juan Bautista Lasala, (Lasalle), natural de Monein, Bearne, Bajos Pirineos. En igual sentido aparece el nombre del terciario Juan de Zamudio, Capitán, Gobernador del Tucumán, regidor, Caballero de Santiago, natural de Baracaldo, Vizcaya, casado con doña Inés de Salazar, hija del Cap. Pedro de Salazar y de doña Luisa de Azócar, la que en primeras nupcias había sido esposa, del alavés José Martínez de Aberasturi. Durante la época colonial y virreinal en Hispanoamérica nadie puso en duda que había personas con rango hidalgo, en especial los que provenían de las provincias vizcaínas, en virtud se ha dicho de la Ley del fuero de Vizcaya que estipulaba que los nativos de ese lugar, eran "hombres hijosdalgo y de noble linaje". Las averiguaciones sobre la hidalguía eran estrictas. Por ejemplo, se solicitó a diferentes testigos antecedentes de familia del vasco Vicente y su hijo, Miguel Azcuénaga, para que se ampliara el conocimiento del origen y los títulos que aquellos esgrimían. Uno de los testimonios fue el de Martín de Sarratea, vecino y regidor de Buenos Aires, muy conocido en este medio social, que dijo que los mismos eran conceptuados como los más condecorados de "esta capital" y de la "primera jerarquía", lo que había llevado a ser al primero varias veces "Alcalde ordinario y otras muchas Regidor...". Igualmente, el navarro Javier Saturnino Saraza, regidor y alcalde ordinario de Buenos Aires, expresó sobre Azcuénaga que suponía su hidalguía, por estar tenido como tal "sin que en tantos años se haya oído cosa alguna en contrario…". De hecho Vicente Azcuénaga había ya realizado en Cádiz información de limpieza de sangre, hidalguía y soltería el 13 9 1743, ante calificados testigos. Las armas de esta familia fueron colocadas al frente de su casa. Fue justamente Vicente de Azcuénaga, nacido en Dima, Vizcaya, quien dejó para su hijo Miguel el tercio de mejora, para que con su caudal formara un mayorazgo. Esto sucediópor 1784, cuando desde tres años antes pretendió la concesión. Entre las mujeres de este apellido, consta que Ana Azcuénaga presentó en Buenos Aires en 1787 información de nobleza. Tanto Vicente de Azcuénaga como el que luego se cita, Manuel de Basavilbaso que eran parientes llevaron a cabo las gestiones en Madrid, a través del conde de Paniagua en 1781. La familia de los Basavilbaso, provenían de una familia cuyos antepasados eran señores de la casa solar infanzona de Lapresa, situada en el valle de Orozco. Se sabe que su escudo ostentaba: "En campo de oro, un castaño sinople con fruto y dos lobos sable empinados al tronco, y en el jefe una estrella de gules". Muchos de los pobladores avecindados en el casco bonaerense también presentaron al Cabildo las limpiezas de sangre y nobleza de sus esposas. En vinculación con la pesquisa de la estrategia desarrollada, consta que el tudelano Miguel de Riglos, llegó a solicitar al Rey la concesión de una Orden militar. Escribió que su cónyuge era "...mujer de honorabilidad, calidad y nobleza", atestiguando y refrendando de esta forma su pedido. Sala Capitular del Cabildo de Buenos Aires Otro ejemplo más, fue la documentación probatoria de hidalguía presentada por el vasco de Galdames Manuel Alfonso de San Ginés, al ingresar en la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Buenos Aires como hermano terciario, quien se postuló igualmente para diversos puestos en el Río de la Plata. Por otro lado, es de destacar al bilbaíno Domingo de Urién, yerno de Vicente de Azcuénaga sobre el que se ha expresado que era "...vizcaíno de noble abolengo e ilustrado". Iglesia de San Francisco en Buenos Aires. C: siglo XVIII En una similar actitud, los hermanos guipuzcoanos Juan Francisco, José y Pedro Antonio Gurruchaga, quienes pidieron les fuera reconocida su limpieza de sangre, en la medida que apuntaban a lograr su reconocimiento en la jerarquía social. Interesa en especial la situación del segundo de ellos, José Gurruchaga, nacido en aquellaprovincia vasca en 1734. Gozó de la ejecutoria del expediente de limpieza de sangre que los tres hermanos bautizados en Anzúola, gestionaron en 1785, si bien sus antepasados ya habían ganado pleito de hidalguía en 1610. Es de destacar, que ese mismo José Gurruchaga, después de haber participado en la carrera de Indias en Cádiz, bajo la matrícula del año 1767, se radicó en Buenos Aires casando con María Josefa Solá, hija de Miguel de Solá, y doña Juana de Inda. Otro matriculado a Indias en 1754, Javier Saturnino Saraza, navarro, sobre el que ya se expresó algunos conceptos, presentó ante el Cabildo bonaerense el 2 5 1792 Real Cédula del 19 10 1791 de ejecutoria de nobleza y pidió, en consecuencia, se le guardaran las prerrogativas correspondientes a los de su clase. La certificación que se trata de limpieza de sangre, fue presentada por el navarro Martín Gregorio Yáñiz, elegido Ministro de la VOT 1808. Nacido en Uterga, en 1772; se sabe que este apellido brindó ejecutoria de nobleza desde 1780. Igual concepto atestiguó José Antonio Gainza nacido en las Encartaciones, que poseía como "notorio hijodalgo de Vizcaya" el blasón de su familia representado por un escudo partido. Primero tenía "...en sinople, un castillo de oro; 2º, en oro, un roble de sinople con un lobo pasante al pie del tronco". Estas armas fueron certificadas al nombrado en 1774. Pero si por la época la calidad de hidalguía fuera puesta en discusión como un símbolo de escaso poder, se presentó ante el Cabildo el vasco Francisco A. de Beláustegui, quien acompañó su probanza de sangre, que había efectuado en igual año de 1787 en la Villa de Guernica, Vizcaya. En el catálogo de hidalguías en Buenos Aires, escudo portaba también en Buenos Aires, D. Joaquín Arana, el que demostró que su emblema tenía estampado: "En campo de oro cinco panelas de sinople puestas en sotuer"; igualmente, se presentó Manuel de Borda, navarro, linaje que en su origen parece proceder de Francia, de donde pasó a Navarra, Aragón y Cataluña.Una rama pasó a Vizcaya y de ahí a Chile y al resto de América. El símbolo de su casa traía en campo de gules, un grifo de oro. No fueron ajenos a estas inquietudes de obtención de expedientes de hidalguía un pariente de José Blas Gainza Mendizábal, Miguel de Gainza y Mendizábal de Iturmendi, que solicitó ejecutoria de nobleza en 1729 tal como consta en la Real Chancillería de Valladolid y la que llevaron a cabo Josefa Juana y Bartolomé, hijos de Adrián Aramburu y Zavala, nacido en Escoriaza, Guipúzcoa, los que solicitaron la misma ejecutoria en 1788. Sumados a los anteriores, consta que el vecino en la ciudad porteña, José Prudencio de Guerrico, ostentó el escudo de sus antepasados de igual provincia guipuzcoana, representado por las siguientes armas: "En campo de oro, un árbol de sinople, y al pie del tronco, un jabalí andante de sable. Orla de gules con seis cruces de Jerusalén en oro. Esculpidas en el frontis de la casa solariega de los Guerrico, sita en Cerain". Se completa esta resumida narración con Juan Ignacio de Ezcurra, que había traído desde Pamplona su escudo: "En campo de azur, un águila explayada de plata, mirando a siniestra". Catedral de Buenos Aires A través de estas páginas se ha demostrado que para los comerciantes bonaerenses fue importante lograr un mayor distingo social, situación común que daba nivel personal. La sociedad de entonces, trataba de identificarse con la Metrópoli, en donde el rango social contaba decisivamente , en los puestos cercanos al Rey y al Estado y para conseguir permisos de comercio especiales. Asimismo valía para acceder inclusive a los diferentes cargos religiosos honoríficos. Como una gran mayoría de los más importantes comerciantes en Buenos Aires del siglo XVIII fueron vascos y navarros, arribados a Sudamérica después de estar una gran mayoría anotados en la Matrícula de comerciantes de Cádiz, traían las costumbres peninsulares que fueron las que más tarde se convirtieron en las indianas: a mayor distinción social,mayores posibilidades de incorporación y de beneficios económicos para los titulados con linaje, sus familia y sus descendientes. El presente análisis es apenas un somero detalle de los pobladores vascos y su actuación en la historia del Buenos Aires tardo colonial; ya que en esta oportunidad es imposible transcribir todos los ejemplos que se poseen, pero refleja una página vívida e interesante de la vida cotidiana del trasvase de pobladores vasco navarros al Nuevo Continente y más precisamente, en este caso, a Buenos Aires donde fundaron su casa. Parte de sus apellidos figuran hoy día en varias de las provincias de la actual Argentina, como continuadores de aquellos primeros ascendientes que dejaron atrás sus tierras de origen. Fuentes Originales: Archivo General de la Nación (Argentina) Archivo San Roque de Montpellier. Orden Tercera de San Francisco. Documentos del siglo XVIII. Buenos Aires. Argentina Real Chancillería de Valladolid. Hidalguías. España. Bibliografía general acotada Archivo General de la Nación, Argentina, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Buenos Aires, 1929, 14 tomos. 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