Periodismo científico en el ciberespacio La información académica al encuentro de la tecnología digital: Periodismo científico en el ciberespacio Koldobika Meso Ayerdi y Javier Díaz Noci Las revistas científicas, al igual que la prensa escrita, el libro, la radio o la televisión, también se han beneficiado notablemente con la posibilidad de transmisión electrónica. Su interés por las nuevas formas de servir la información se remontan a los años ochenta, cuando aparecen los primeros servicios de teletexto y videotexto. En 1985, Juan Olaechea Labayen resumía de manera acertada cuál era el panorama de las publicaciones científicas frente a las nuevas tecnologías. La moderna literatura científica, venía a decir Olaechea, con sus crecientes necesidades de concisión y sobriedad, además de la urgencia de dar a conocer el trabajo que impone la moderna investigación, motivaron el paso del libro a la revista, como forma más ágil de edición. Por otra parte, junto con el aumento de la producción literaria científica, asistimos a una caducidad más acusada de algunas publicaciones. La vigencia de algunos textos es ahora más limitada que hace unas décadas, como consecuencia del avance más rápido de la ciencia. Si el libro tardaba en salir entre tres y cinco años a imprenta, la revista reducía este tiempo a uno o dos años, si bien la mayor parte de los pasos que había que seguir en la edición no desaparecían: había que preparar los textos, maquetarlos, hacer los fotolitos con los que luego se había de imprimir los volúmenes. Un proceso que, aunque abaratado por la tecnología informática, aún resultaba costoso, sobre todo para imprimir un número limitado de ejemplares. Ello explicaría que, en los primeros años 80 se pusieran en marcha proyectos como los de la Comisión de las Comunidades Europeas y el Comité para la Información Científica y Técnica de Francia (CIDST), que en 1983 crearon el programa trianual DOCDEL (DOCument DELibery), en el que también tomó parte España mediante elsector TRASDOC. También en América se pusieron en marcha experiencias similares (CORE, RedSage, TULIP, etc.). Las revistas científicas comenzaron a no tener que preocuparse por el coste de impresión y distribución: un único ejemplar se depositaba en un servidor, al que accedían todos los usuarios que lo desearan o tuvieran permiso. Por otro lado, las revistas electrónicas podían ofrecer acceso a grandes bases de datos, propias o externas, que en ningún caso cabrían en la edición en papel. Se cumplen así las previsiones formuladas por Olaechea (1985): "Cualquier usuario quedará capacitado para obtener, después de un examen, el texto completo de aquellos documentos que le resulten útiles para su trabajo, los cuales son susceptibles de ser reproducidos en la pantalla a velocidad regulada e impresos a voluntad sobre el papel (...) La difusión electrónica ofrece la gran ventaja de la rapidez y de su universalidad. Desde el instante en que el documento ha sido aceptado e introducido en el sistema ya queda al alcance de los usuarios". No obstante, aún falta trecho para que la edición electrónica y la transmisión en línea sustituyan de forma completa al papel. En 1994, Karen Hunter calculaba que sólo un 1% de la literatura científica se producía única o principalmente en formato electrónico, si bien la edición electrónica crecía notablemente. Eran muchas más, sin embargo, las empresas que se habían decidido por un servicio electrónico complementario. Frente a las publicaciones en línea, las digitales en CD ROM tienen la gran ventaja de ofrecer mayor capacidad y un mejor acceso, puesto que no depende de las líneas de conexión telemáticas, sino de la velocidad de lectura del reproductor de CD ROM. Ello permite confeccionar verdaderos productos multimedia, con inclusión de imágenes fijas de alta definición, vídeos con imágenes en movimiento, sonidos y música. Puede decirse que este tipo de revistas es el que más se acerca a la concepción del producto multimedia como tal. Su principaldesventaja frente a las publicaciones en línea es, sin embargo, que se trata de sistemas cerrados, que no permiten el acceso, mediante enlaces, a otros servicios. Ello ha motivado que este tipo de publicaciones haya tenido un éxito limitado a pesar de su calidad. Hay quien, como Negroponte, aventuran que los soportes físicos desaparecerán de nuestras vidas en cuanto el acceso a la información en línea despliegue todas sus capacidades. ¿A quién le interesa disponer de un archivo de películas, o textos, o de música, cuando en cualquier momento puede acceder a esas informaciones, situadas en cualquier servidor del mundo, de forma casi instantánea? Hay quien vaticina, como Bill Gates, que el papel acabará muriendo. Eso no ha sucedido de momento. Los soportes físicos de la información se mantienen saludables. Aunque las variaciones del mercado y los avances tecnológicos pueden acabar con ese panorama, por el momento los discos compactos parecen un soporte de información apto. Eso es irrefutable para las grabaciones musicales, mientras que otro tipo de informaciones (la edición de libros o las enciclopedias) tiene en el CD una alternativa a los soportes tradicionales. Toda aquella edición que precise de un gran volumen de almacenamiento tiene su mejor aliado en el CD ROM, y ello a pesar de que las publicaciones periódicas en línea han obtenido más éxito que las publicadas en soporte físico digital, en forma magnética (disquetes) o magneto ópticas (CD ROM). El motivo: la necesidad de la distribución física, algo con lo que también se dan de bruces las publicaciones en papel. Y, desde luego, porque, diferencia de lo que ocurre con los periódicos impresos, hacen falta dos máquinas para leerlos: un ordenador y un lector de CD ROM. Las revistas en CD ROM se enfrentan también a otro problema: los diversos sistemas operativos, que continúan sin llegar a una convergencia real, a pesar de que hace poco tiempo parecían tender a la unificación. Eso hace que, si se quiere que todo elmundo pueda leer una revista electrónica en CD ROM, haya que fabricar diversas versiones para los diferentes sistemas operativos (DOS, Windows, OS/2, Unix, etc.). Por otra parte, el auge de los servicios en línea y la creciente facilidad y rapidez con que se accede a los periódicos en línea, han supuesto un estancamiento de la edición de periódicos en soporte físico, que, por otra parte, presentan el mismo problema que los impresos: necesidad de su distribución física. Asimismo, parece que el CD ROM está ligado más bien a colecciones hemerográficas muy extensas o a otros productos que precisan de capacidades masivas. Y ello a pesar que la edición en CD ROM es más barata y limpia que la impresa. Mientras los archivos en línea no estén plenamente disponibles y ése es un futuro que cada vez está más cercano este tipo de productos informativos tiene garantizada una cierta presencia en el mercado, además de ser un campo abonado para una experimentación con materiales multimedia y grandes volúmenes de información que aún no pueden ser transmitidos con la debida rapidez y fiabilidad por las redes telemáticas. Actualmente, miles de revistas electrónicas se pueden consultar en formato electrónico. Ni siquiera hubo que esperar al auge de la WWW; desde principios de los años 90 se halla en Internet, en Gopher, un buen número de revistas científicas sólo el texto, claro está. Incluso las hay que se transmiten, o al menos se valen, por los grupos de discusión (newsgroups) o por el correo electrónico. Características de las publicaciones científicas en Internet Las características más comunes de las páginas webs de publicaciones científicas electrónicas o versiones en Internet de revistas científicas se pueden sintetizar de la siguiente manera: 1. La mayoría constituyen proyectos puestos en marcha con la finalidad de fomentar y difundir el trabajo científico que se lleva a cabo en Universidades, colectivos, etc., tanto a nivel nacional como internacional. 2. Por norma general,cada número acoge un tema monográfico que está dedicado a una temática preferente. La idea es que esta temática se aborde desde diferentes perspectivas, que impliquen tanto estudios de campo como reflexiones sistematizadas vinculadas a la docencia. 3. Las aportaciones se encuadran en diferentes apartados: editorial, firma invitada, investigación, campo abierto, recensiones, línea directa, forums, etc. 4. Los artículos suelen estar escritos por miembros de las diferentes asociaciones que impulsan este tipo de publicaciones, si bien, a través de la mayoría de las páginas web se formula una invitación para que se contribuya a dotar de contenidos a estas revistas, al mismo tiempo que se solicita que se dé a conocer su existencia dentro de una comunidad científica específica. 5. Algunas de estas publicaciones son elaboradas y presentadas en un doble soporte, ya que además de la versión electrónica, en ocasiones, existe una versión en papel. 6. Algunas de estas revistas en Internet, sobre todo las que cuentan con versión impresa de las mismas, incluyen en las versión en línea sólo los sumarios y los resúmenes de los artículos publicados. Si se desea más información se hace imprescindible consultar la versión impresa o remitir comentarios a través del correo electrónico. 7. En la mayoría de las ocasiones, la aparición de la edición en Internet de una revista que lleva ya un determinado tiempo publicándose en formato papel es una apuesta singular y coherente. 8. La mayoría de las webs facilitan el acceso libre a todas sus secciones o apartados. Sin embargo, hay algunas que sólo posibilitan el paso a las páginas de presentación y de información corporativas, disponiendo de páginas a las que sólo se puede acceder mediante suscripción. 9. Todas ellas nacen con el objetivo de cubrir las necesidades de información y comunicación al servicio de la ciencia. 10. La práctica totalidad pretende desarrollar una serie de medios donde la comunidad científica tenga la posibilidad de publicarartículos, fomentar contactos entre grupos de personas movidas por esta misma inquietud y, en definitiva, promocionar todas estas cuestiones a través de la Red. 11. El objetivo: dar información técnica, científica, detallada y veraz sobre los últimos avances, las últimas cuestiones, con el fin de darles la mayor difusión posible entre los agentes sociales, económicos y políticos implicados. Bibliografía: Hunter, Karen. "Issues and experiments in Electronic publishing and dissemination". En Information Technology and Libraries, junio 1994. Olaechea Labayen, Juan. "Las publicaciones periódicas científicas y la difusión electrónica". En Boletín de la Anabad, vol. XXXV, nº 4, 1985 Koldobika Meso Ayerdi y Javier Díaz Noci Euskonews & Media 194. zbk (2003 / 01 / 10 17) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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