Mari Jose Olaziregi Alustiza (Donostia, 1963)
Es directora para la promoción y difusión del euskera de Etxepare Euskal Institutua. Ocupa el cargo desde noviembre de 2010. Es doctora en Filología Vasca y Profesora Titular de la Universidad del País Vasco (Facultad de Letras, Vitoria-Gasteiz). Además, ha sido Assistant Professor en la University of Nevada, Reno (EE.UU, 2007-2010), y Profesora Invitada de la Universität Konstanz, (Alemania, 2010). También ha realizado másteres en la Universidad Ramon Llull (Barcelona, 1998) y en la University of East Anglia (Reino Unido, 2007). Además, es miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia, coordinadora del Committee to Promote Basque Literature del organismo europeo L.A.F. (Literature Across Frontiers), directora y creadora del Portal Multilingüe de Literatura Vasca, www.basqueliterature.com, y, desde el año 2004, directora de la colección de literatura vasca traducida: ‘Basque Literature Series’, del Center for Basque Studies (University of Nevada, Reno).
Entre sus numerosas publicaciones, destacaremos: ‘Euskal eleberriaren historia’ (Historia de la Novela en Lengua Vasca, Bilbao, Labayru, 2002) y ‘Waking the Hedgehog: The Literary Universe of Bernardo Atxaga’. (Center for Basque Studies-University of Nevada, 2004), y sus antologías: ‘An Anthology of Basque Short Stories’ (Center for Basque Studies, 2004), traducida al castellano, italiano y ruso; ‘Six Basque Poets’ (Arc Publications, UK, 2007) o ‘History of Basque Literature’ (Reno, Center for Basque Studies, 2011).
Fuente: Etxepare Euskal Institutua
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Maider SILLERO ALFARO
El próximo día 13 de julio se celebra el Seminario Internacional sobre Guerra Civil y Memoria Histórica en las literaturas de la Península Ibérica. Para tal encuentro varios profesores e investigadores se van a dar cita en la Casa de la Paz y los Derechos Humanos de San Sebastián. Mari Jose Olaziregi además de ser la directora para la promoción y difusión del euskera de Etxepare Euskal Institutua, es también la directora de dicho seminario. Olaziregi nos ha permitido hablar pausadamente sobre literatura, sobre la situación del euskera, sobre Etxepare Euskal Instituto y más.
Es la directora del seminario que se celebrará el próximo 13 de julio: Guerra Civil y memoria histórica en la literatura de la Península Ibérica.
Desde la década de los 90 se habla mucho de memoria histórica, especialmente de la memoria histórica de la postguerra civil. Esta reflexión se realiza en todos los ámbitos y en Historia se habla de conceptos recurrentes como lugares conmemorativos, memoria colectiva, memoria comunicativa, cultural, etc. En el ámbito literario y en el contexto del presente seminario, el objetivo sería analizar qué memoria compartimos en las distintas literaturas de la Península Ibérica. ¿Existe una memoria común en los textos que tratan la Guerra Civil? ¿De qué tipo? ¿Qué temas trata? ¿Cuáles son sus ejes formales? ¿Cuál es su objetivo?
Resulta obvio que existe una bibliografía ingente relativa a la memoria histórica. No solamente en España, sino también en ese ámbito llamado Hispanismo. En los últimos 15 años se han publicado numerosas investigaciones académicas que incluyen el término “memoria” en su título. Joan Ramón Resina, director de Iberian Studies en la Universidad de Standford ha publicado junto al profesor alemán Ulrich Winter el título Casa encantada. Lugares de memoria en la España Constitucional y el propio Resina tiene un libro titulado Disremembering the Dictatorship. The Politics of Spanish Transition to Democracy. Pensamos que Resina y Winter son expertos importantes para conducir las reflexiones que queremos llevar a cabo en el congreso. El objetivo es estudiar cómo ha representado la literatura esa memoria histórica y analizar los objetivos y las conexiones de dicha representación.
“Desde la década de los 90 se habla mucho de memoria histórica, especialmente de la memoria histórica de la postguerra civil”.
Va a presentar, junto a Lourdes Otaegi, la ponencia Guerra Civil y literatura vasca. Una memoria tardía. ¿Por qué “memoria tardía”?
Resulta importante determinar cuándo surge el tema de la Guerra Civil en la literatura vasca, especialmente en la narrativa. En 1950 tenemos la novela Bizia garratza da Irazusta en la que se toca el tema de la guerra de refilón. Posteriormente apareció el título Ekaitzpean, de Eizagirre, y en la década de los 60 vio la luz Neronek tirako nizkin, de Salaberria. En esas décadas la Guerra Civil se menciona poco y resulta curioso observar cómo en los textos escritos por los exiliados de la época, por ejemplo Irazusta, se trata tan tangencialmente el drama que supusieron tanto la Guerra Civil como el exilio. Probablemente se deba a su cercanía temporal. Hace poco hemos sabido que entre los que anduvieron en 1936 se han escrito 9 autobiografías por lo menos, y que precisamente analizándolas están los profesores de la UPV-EHU Pio Perez e Ignazio Aiestaran (http://www.ehu.es/p200-content/eu/contenidos/noticia/20110608_guerra_civil/eu_info/info.html). En cualquier caso, el verdadero boom en cuanto a este tema se ha producido en la última década. Por ello, deseamos analizar la razón de esta tardía aparición, por qué se repiten de forma recurrente algunos temas y algunos lugares, como Gernika o el monte Intxorta, y cuál es el objetivo de estas novelas.
Por mencionar algunos casos emblemáticos, citaremos la primera narración del título de Saizabitoria Gorde nazazu lurpean o Gudari zaharraren gerra galdua, sobre un viejo soldado que pierde un pie en el monte Intxorta. En éste último aparecen muchos elementos que actualmente se subrayan a nivel teórico y crítico como por ejemplo que la memoria surge, se crea, que la generamos desde el presente y que siempre supone un salto hacia atrás o que resulta imposible recuperar el pasado porque constituye una creación. ¿Pero, entonces, para qué recordar? Ésa es la cuestión. Probablemente sea para que no vuelva a repetirse una masacre de semejantes dimensiones.
Últimamente se habla mucho de memoria histórica. ¿Por qué remover el pasado? Ésa es la pregunta que muchos se plantean.
Resulta obvio. Algunos hablan del pacto de silencio que hubo en el Estado Español durante la transición. De cómo pasamos la transición sin pasar por el duelo que supone la masacre. La literatura ha hecho suyo ese duelo. Actualmente, además, se cree que la ficción tiene la capacidad de estar más cerca de la verdad, capacidad para contar esa historia no oficial. No hay duda de que la Guerra Civil ha sido uno de los hechos bélicos más importantes para los del sur. A la hora de analizar el suceso constituyen referentes los países que remueven y analizan a fondo la violencia, la guerra y la memoria (Alemania, por ejemplo). Varios expertos invitados al seminario defienden algunas de las contribuciones teóricas realizadas por dichos países. Como dijo Nietzsche, debemos dejar a un lado la historia monumental para contar la historia de las víctimas. Hemos pasado de una historia escrita con mayúsculas a una historia que se escribe con minúsculas, una microhistoria que, además, tiene una función ética. ¿Y de qué sirve recordar? Como afirma Aleida Assmann, recordar es bueno para que no se repitan las barbaridades del pasado.
Además, en Euskal Herria este tema cuenta con un otro elemento importante. A menudo, la Guerra Civil, y en concreto el bombardeo de Gernika y los años de dictadura franquista se sirven para reflexionar el conflicto político y el origen y desarrollo de la violencia terrorista. En ese sentido, resulta obvio que la novela de los últimos años Soinujolearen semea (Bernardo Atxaga), por ejemplo, tiene un objetivo: el análisis del surgimiento de dicho conflicto, es decir, la influencia de la represión impuesta en la época de Franco sobre el surgimiento de la violencia en la sociedad vasca. Algunas novelas, como Antzararen bidea de Muñoz, van incluso más allá porque mencionan la perpetuación de la violencia y llegan a desmitificar al terrorista comparando el tiro en la nuca de la Guerra Civil con los atentados de ETA. Como vemos, la literatura vasca y, especialmente la ficción, han asumido un reto muy grande bien sea de analizar el origen de la violencia terrorista, bien sea de evitar la mitificación del propio terrorista. Podríamos decir que se analizan también las raíces del dolor y el sufrimiento colectivo.
“Algunos hablan del pacto de silencio que hubo en el Estado Español durante la transición. De cómo pasamos la transición sin pasar por el duelo que supone la masacre. La literatura ha hecho suyo ese duelo”.
Nos hemos centrado en el caso de Euskal Herria, pero al seminario han invitado a numerosos expertos de toda la Península Ibérica.
Sí, así es, sólo hay que mirar la lista de invitados. Dolores Vilavedra, por ejemplo, es profesora de Filología Gallega en la Universidad de Santiago de Compostela y ha analizado en profundidad la Guerra Civil en la literatura y la narrativa gallegas. Xavier Pla, de la Universidad de Girona, ha hecho lo propio con la literatura catalana y Joan Oleza, de la Universidad de Valencia, ha publicado numerosos trabajos sobre la guerra Civil y ha puesto en marcha numerosas tesis y doctorandos. Lourdes Otaegi, miembro de Eusko Ikaskuntza y compañera mía en la Facultad de Letras de Vitoria, conoce muy bien la literatura de la época del Renacimiento vasco, por lo que puede aportar una perspectiva más amplia que permita determinar las diferencias existentes entre entonces y ahora. A todos los profesores mencionados les tenemos que añadir los antes citados Resina y Winter, críticos y profesores reconocidos todos. Será un seminario de muy alto nivel e intensidad, ya que se desarrollará en una única jornada. Además, por la tarde se celebrará una sesión a puerta cerrada entre los investigadores más jóvenes para que puedan intercambiar información entre sí. Hasta ahora se han apuntado 7 y vienen desde Valencia, Alemania, un euskaldun, un gallego y un catalán. No tiene mala pinta.
Este año se celebra el 75º aniversario de la muerte de Aitzol. Tomando dicho aniversario como punto de partida se está hablando del renacimiento vasco en numerosos foros. Parece que la literatura vasca esté en boca de todos.
Está claro que en la época del renacimiento, en la década de 1930, había un proyecto nacional. Quienes participaron en el renacimiento de la literatura vasca, Lizardi, Lauaxeta, el propio Aitzol... tenían el compromiso de construir una idea de nación a través de la literatura y de la creación. La literatura tenía, por lo tanto, una función, un proyecto, y se deseaba que esa literatura tuviera una influencia social y defendiera la lengua vasca en honor de dicha nación. Es conocido que los autores mencionados eran miembros muy activos del PNV. Yo creo que es el momento ideal para incluir esta celebración en el seminario, de ahí la importancia que puede tener la aportación de Lourdes Otaegi. Tampoco olvidemos que el seminario se celebrará en la Casa de la Paz y los Derechos Humanos, lo cual tiene también su importancia simbólica puesto que allí es donde Franco pasaba el verano y se reunía con sus ministros. Hoy, se ha recuperado como Casa de la Paz y allí es donde comenzaremos a reflexionar sobre el tema.
¿Cómo ve desde su nuevo cargo en Etxepare Euskal Institutua el euskara y la situación de la cultura vasca? Como investigadora y profesora siempre ha estado muy cerca, pero ahora tiene una nueva perspectiva.
El objetivo del Etxepare Euskal Institutua es proyectar el euskara y la cultura vasca a nivel internacional. Koldo Mitxelena solía decir “Kultur alorrean zerbait sortzen duen herriak beretzat eta besterentzat sortzen du, eta, orobat, besterentzat sortzen ez duenak ez du beretzat ere sortzen”. Por otro lado, recordemos que al primer libro que se publica en euskara, “Linguae Vasconum Primitiae”, Etxepare le pone título en latín; utiliza lo que en el momento era la lingua franca para mostrar su importancia ante el mundo. ¿Para qué mostrar? Pues para medirse con los demás, para encontrar interlocutores, para profesionalizar numerosos ámbitos y para tener relaciones entre iguales. Actualmente, la cultura vasca nos ubica y nos define singularmente en este mundo tan globalizado en el que todo se parece. Está claro que contamos con gente de gran calidad. El quehacer de Etxepare Euskal Institutua es ejercer de intermediario, abrir camino para dar a conocer nuestra cultura fuera y generar curiosidad. Nuestro lema es “Jalgi hadi”, lo que supone un proyecto con un gran reto.
“El objetivo del Etxepare Euskal Institutua es proyectar el euskara y la cultura vasca a nivel internacional”.
La trayectoria como institución aún es corta.
Es una institución reciente, pero lleva un ritmo frenético. En estos pocos meses ya hemos creado 8 nuevos lectorados y dos cátedras en Estados Unidos. Tenemos muchísima ilusión, reflexionando las estrategias, marcando prioridades, analizamos las necesidades de la gente y valoramos lo que vamos consiguiendo. El instituto aún está en fase de puesta en marcha. En ocasiones las expectativas son muy altas y recibimos más peticiones de las que podemos atender. Pero la cuestión no es únicamente salir fuera, sino hacerlo con dignidad, con un objetivo claro y evaluando cada paso que se da.
La ambición de salir la tienes todas las culturas, porque todas tienen ganas de medirse entre iguales: el otro nos ayuda a confiar en nosotros, a definirnos; el compararnos con los demás nos beneficia a la hora de decidir qué queremos ser.
He leído que el Etxepare Euskal Institutua dará pocos pasos, pero que dichos pasos serán importantes. ¿Es eso cierto?
Bueno, es una forma de hablar. Daremos pasos acordes con de nuestros recursos, no puede ser de otra forma. Pero el ser un instituto tan joven y tan pequeño, el tener recursos limitados, sí nos pide pensar bien cada paso que vayamos a dar. Trabajamos siete personas, es un instituto pequeño, pero con muchas ganas. Desde el pasado otoño nos hemos reunido con numerosas asociaciones con intención de conocer sus necesidades, también hemos realizado un diagnóstico de los lectorados en las Universidades, hemos firmado acuerdos, analizado la red de entidades culturales, hemos afinado el plan estratégico, hemos promovido ayudas económicas... poco a poco hemos ido dando algunos pasos. Evaluaremos lo realizado hasta ahora y seguiremos con ilusión.
Existen lectorados en marcha en torno al euskera en 25 universidades de Europa y América. No es poco.
Llamamos “lectores” a aquellas personas que enseñan euskara y cultura vasca en las Universidades. Estos lectorados se pusieron en marcha en 2004 por parte de la Dirección de política lingüística del Gobierno Vasco y nosotros hemos retomado los 25 lectorados o puestos de profesor creados por aquel programa. Hemos analizado la situación y entre las necesidades existentes hemos observado que se solicitaban coordinación y formación. Por eso hemos organizado un curso de verano en la Universidad del País Vasco dirigido a la formación de estos profesores. Hasta ahora se han realizado 90 matrículas.
Además de esos 25 lectorados, hemos creado otros ocho. Elaboramos un mapa para detectar las lagunas existentes y vimos que se necesitaban más en Estados Unidos, por ejemplo. Allí se crearon tres nuevas plazas en prestigiosas universidades: Stanford, Chicago y Santa Barbaran (University of California). También se crearon dos cátedras en Estados Unidos: la cátedra de lengua y literatura vasca Bernardo Atxaga en Nueva York (Graduate Center, CUNY) y la Cátedra Koldo Mitxelena en la Universidad de Chicago. Hemos creado otros lectorados en la Sorbona III-París (Francia), Constanza (Alemania), Liverpool (Reino Unido) y Budapest (Hungría). En Postdam (Polonia) ya había un lectorado gestionado por la Diputación Foral de Bizkaia que también pasó a nuestras manos. En cuanto a España, a partir de otoño vamos a impartir clases de euskara en el Espacio de las Lenguas Ibéricas de la Universidad de Alcalá, en Madrid.
Estos lectores constituyen transmisores y representantes de la cultura vasca. Realizan una labor académica, aunque también valoramos mucho su dimensión de apoyo y promoción, y por ello se trata del programa más importante de Etxepare Euskal Institutua.
“Yo soy profesora e investigadora por vocación y disfruto de verdad con la literatura”.
En 2007-2008 tuvo la oportunidad de trabajar como investigadora y profesora en la Universidad de Nevada. ¿Cómo se ve desde allí el euskara y la cultura vasca?
Me gusta esa pregunta. Trabajé como Assistant Professor durante dos años en el Center for Basque Studies. Viajé allí con mi familia y para mí fue una experiencia decisiva, no sólo porque conocí una parte de la diáspora vasca, la de Nevada, sino porque también me impulsó a reflexionar sobre las maneras de ser euskaldun. Además, para un profesor es un reto tremendo enseñar literatura vasca a alumnos que tienen un background cultural distinto. El paisaje seco de Nevada, el cielo azul, la gente agradable de los ranchos... son paisajes y gentes que mi familia siempre tendrá en mente. Podríamos hablar de la identidad híbrida, de las raíces vascas y de miembros de la diáspora orgullosos de ser americanos. Es muy saludable salir fuera durante una temporada para relativizar lo que tenemos en casa y para verlo y valorarlo de otra manera.
Para formar parte del Etxepare Euskal Institutua ha dejado a un lado las aulas universitarias. ¿Las echa de menos?
Muchísimo. Yo soy profesora e investigadora por vocación y disfruto de verdad con la literatura. No he dejado del todo la universidad, puesto que aún sigo corrigiendo trabajos de máster y doctorado, pero Etxepare Euskal Institutua es muy absorbente. Me dedico a él en cuerpo y alma y no tengo tiempo para nada más. Tengo claro que se trata de un trabajo temporal al que he puesto límite en el tiempo, un límite muy definido y aunque la experiencia es terriblemente interesante echo de menos tiempo para una lectura tranquila y sosegada.
Quizá aún haya pasado poco tiempo para hacer balance, ¿no?
Para seguir adelante hay que valorar lo que has hecho. Ver a alumnos de la Universidad de Chicago aprendiendo euskara e investigando sobre la cultura vasca, dar clases en Manhattan, asistir a un festival organizado por los lectores de Postdam y ver el nivel que tienen o ir a un festival de literatura en Bruselas y observar la curiosidad que despierta la literatura... todo eso me hace feliz.
Para conseguir nuevos acuerdos he validado mis contactos y mi red universitaria, los colegas y temas interesantes conocidos en congresos y cursos durante los últimos años. La mayoría de los acuerdos los hemos buscado nosotros, hemos elegido los sitios. Ahora tenemos que responder a esa confianza que han depositado en nosotros.
¿Y dónde debe estar el euskara?
En los lugares más importantes, en las mejores Universidades, en los festivales y congresos conocidos, en las ferias de renombre... en eso no tengo ninguna duda. Tenemos el nivel necesario de filología, de lengua, de literatura, de cine y de arte. Ahora necesitamos oportunidades. Contamos con poquísimos medios, optimizamos el gasto al máximo dados los tiempos que corren. Los resultados se verán en unos años y se evaluarán anualmente para ir adaptando la dirección de nuestro trabajo. Un pequeño instituto también tiene sus ventajas: somos flexibles. Además, hemos empezado de cero y eso te da más libertad a la hora de estructurar el instituto atendiendo a tus necesidades. El futuro dirá si esa organización es eficaz o no.
“El euskara debe estar en los lugares más importantes, en las mejores Universidades, en los festivales y congresos conocidos, en las ferias de renombre... en eso no tengo ninguna duda”.
No es la primera vez que la entrevistamos en Euskonews. Después de publicarse en el 2000 su investigación Intimismoaz harandi: emakumezkoek idatzitako euskal literatura nos decía que “hay literatura escrita por mujeres, pero no se investiga. La literatura que no se cita y se promociona es literatura que no existe”. Han pasado 11 años desde entonces. ¿Sigue sin investigarse?
Creo que se han dado avances importantes en los estudios vascos de género. Gema Lasarte acaba de defender su tesis, en la que ha estudiado el desarrollo de los personajes femeninos en la literatura escrita por mujeres. Por otro lado, Amaia Álvarez pronto defenderá su tesis sobre el teatro de Katalina Eleizegi. Estamos trabajando, no nos hemos cruzado de brazos. De alguna manera, las investigaciones de las mujeres se están institucionalizando, se está generando un discurso crítico. Vamos muy bien, al igual que van las escritoras.
En aquella entrevista también echaba de menos las publicaciones largas y profundas sobre el euskara, quizá con la participación de profesores universitarios. Con la excusa de la “crisis”, la situación actual de los medios de comunicación en euskara no es buena. ¿Sigue teniendo aquella sensación?
Bueno, las tesis consisten precisamente en eso, en la realización de trabajos de investigación serios y largos, reflexivos. Desde ese punto de vista, estamos colmando algunas lagunas. La presencia de la literatura en los medios de comunicación es mayor que antes, especialmente en la red, y existen blogs que suscitan interés. Lo que no sé es si se lee más, porque los editores se quejan de que cada vez venden menos libros. No sé si la literatura vasca se difunde más. Tengo mis dudas. Yo creo que se lee muy poco y a menudo tengo la sensación de que los amantes de la literatura seguimos ene l mismo mundo cerrado de siempre, continuamos siendo escasos. No sé si la situación ha mejorado. Últimamente la literatura y la lectura son más elitistas. Es más fácil consumir cultura en forma de música o de películas. Leer requiere tranquilidad. Parece que los libros electrónicos están atrayendo a un mayor número de lectores, especialmente entre los jóvenes. Bienvenidos sean. Si gracias a los libros electrónicos se lee más novela... ¡genial!
¿Ha leído alguna novela más de 3 veces?
Muchas. Ene Jesú de Ramón Saizarbitoria lo analicé durante un año después de terminar la carrera; no sé ni cuántas veces he leído Obabakoak... ¡me da vergüenza decirlo! Hay muchas obras de la literatura vasca que he leído y analizado. He leído muchas veces Azkenaz beste de Lertxundi, Tigre ehizan de Epaltza, Rock'n'Roll, las dos primeras novelas de Harkaitz Cano y Koaderno gorria de Urretabizkaia, ni qué decir con Zergatik panpox... la novela de Oñederra, muchos cuentos de Mariasun Landa... Además, muchas veces leo dos veces una obra en euskara y luego la vuelo a leer traducida.
Normalmente tengo dos copias de los libros que más me gustan. Una para trabajar y otra “limpia”. Roland Barthes propuso varias tipologías interesantes de lectores. Una de ellas era la del lector fetichista, otra la del lector que devora los libros... en mi caso yo hago míos los libros con anotaciones y subrayados.
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